La Iglesia Verdadera, PERSEGUIDA.
Es su signo más real y verificable de verdadera autenticidad: ¡SER PERSEGUIDA!
Lo ha sido siempre, empezando en Cristo, su Cabeza. De hecho, así se lo anunció a los suyos, a los miembros de su Iglesia naciente, entonces; pero vale igualmente para la Iglesia de hoy, como lo ha valido para la de siempre: Si a Mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán. Y, por supuesto, nos explica por qué: El siervo no es mayor que su Señor.
Es lo que ha tenido, y tiene, ser y estar en la Iglesia Verdadera: estar dispuestos a ser mártires. Y el que no lo esté, pues se convertirá en un “católico a lo biden": ejemplos es lo que, desgraciadamente nos sobran a día de hoy… y siempre: no nos engañemos.
Viene esto a propósito del vocerío que le han montado al sr. Obispo de Tenerife al pretender sostener, y sin enmendar, la proclamacion de la Palabra de Dios respecto a la sexualidad de “nuevo cuño", que es más viejo que el capitán Trueno.
Vocerío que le ha llevado, al parecer, a atemperar su palabras, a definirse como respetuoso testigo del personal LGTBI, a pedir perdón -él sabrá de qué y por qué: yo no, desde luego…-, y -¡cómo no!- se declara perfecto seguidor del papa Francisco: por si tenía que hacer alguna referencia al respecto que sirviera para apaciguar los ánimos.
Unos ánimos sobradamente impostados, falsos de principio a fin, que gritan una y otra vez sus desaforadas ínfulas, como nos tienen acostumbrados. Y si consiguen que alguno se achante, en especial si es obispo, pues mejor: que es en lo que están, y lo que pretenden. Para eso mandan. O eso dicen.