La "nueva iglesita" ya se está acomodando.
No hay más que oír a todo un señor arzobispo, el de Argel -cuyo nombre no quiero ni pronunciar-, que se larga lo siguiente…, y sin despeinarse, porque pelo parece que aún le queda:
“Estas palabras del papa Francisco -’tenemos que arriesgarnos a dar el paso de la fraternidad’-, expresan exactamente (que) somos ante todo hermanos humanos (…) más allá de las afiliaciones religiosas".
Vamos que en su opinón: las religiones están de más, empezando por la Católica, la peor de todas: ¡¿pues no ha pretendido que la Evangelización y el Proselitismo, con su Bautismo correspondiente era necesario de absoluta necesidad para Salvarse?!
Y sigue: "De este modo, muestra que la evangelización se realiza en la fraternidad y no en la filiación. ¡Esta es revolucionario! En cierto modo, afirma que el Bautismo no es la condición para la salvación".
Curiosamente -por calificarlo de alguna manera, nada hiriente-, también afirma, con la misma rotundidad: “El problema no es que seamos pocos, el problema es que nos volvamos insignificantes“. Más razón que un santo” como se decía hace ya sus años.
Ahora bien: ¿Cómo se casa todo esto?