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13.02.24

«El culto que me dan está vacío»

Y tan vacío. De hecho, está tan arrasado que solo queda una mera ‘apariencia’ del mismo. O ni siquiera ‘apariencia’, ya que, en tantos casos, ni lo hay. Porque las ‘apariencias’ ya NO es Culto. Hablo en general, y asumo todas las excepciones: que siguen siendo muchas, gracias a Dios y a su Madre Santísima.

Porque -¡cómo estará el patio!-, ha tenido que salir a la palestra pública el Tucho Fernández, cardenal nada sospechoso de ortodoxia y disciplina litúrgica y/o eclesial en ninguno de sus horizontes, para pedir que las fórmulas que se usen a la hora de administrar los Sacramentos sean las que deben ser: que, porfa, no se cambien: que paren la “creatividad", no vaya a ser que los estemos administrando inválidamente. Que vale ya de tanto intrusismo: quien dice cómo deben ser las cosas es Roma.

Sinceramente y como no podía ser de otra manera, se ha quedado tan cortito -era de esperar: otra cosa sería impensable-, que es como si no hubiese abierto la boca. Y me explico.

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4.02.24

"La doctrina que enseñan son preceptos humanos"

Esta es la acusación permanente que lanza Jesucristo contra los pastores devenidos en mercenarios. Algo que, estando presente en la Iglesia, de un modo u otro, desde siempre, quizás nunca como en estos tiempos de una apostasía galopante, y perfectamente orquestada desde hace ya bastantes años. 

La cita es más larga, y completa a la perfección la denuncia divina. Copio:

Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos". Dejáis a un lado el Mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.

Será una perogrullada sabiendo Quién está hablando; pero es que lo clava. Para entonces, en su época de vivir entre nosotros; no digamos para estos crueles tiempos que vive la Iglesia hoy y, con Ella, sus almas más fieles, que son las que más lo sufren, con Ella y con Él.

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27.01.24

¿Todos a mamporros?

Es otro de los mantras de los “buenistas a ultranza” -"no ver, no oír, no entender"; ‘porque no’, simplemente-: la clave es ese “todos". Lo usan, y lo necesitan para igualar a los fieles con los saboteadores. Lo señalo, para saber dónde estamos, y de qué estamos hablando.

En ese mantra, los buenistas, (des)ilustrados a conciencia, igualan a los maporreros de la Iglesia -que los hay, a manta: los constructores de la “nueva iglesita molona"-, con los que resisten, no tragan, y salen con la Palabra de Dios y la Doctrina en la mano, en la pluma, y en la boca.

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22.01.24

"El Papa es el Papa". ¿Y...?

El “buenísimo a ultranza", o sea, sin discernir: meras tragaderas -no ver, no oír, no entender, como nos insiste reiteradamente Jesucristo-, se impone también en las almas buenas…, pero desgraciadamente equivocadas.

Y se hacen daño, y hacen daño; aunque pretenden todo lo contrario, por supuesto.

¿Qué se pretende decir con que “el Papa es el Papa”; especialmente cuando se usa para callar críticas objetivas? Nadie, en la Iglesia Católica duda de tal aserto, que no pasa de ser una tautología: la Iglesia Católica ha vivido y vive de esta verdad desde que nació.

Por contra, los que se agarran a esto con esa pretensión que denunciaba un poco más arriba, única y exclusivamente lo hacen porque, en el actuar de algún que otro Papa o Alto Miembro de la Jerarquía Católica, ven que peligra esta verdad fundacional: Tú eres Pedro, y sobre esta “piedra” edificaré mi Iglesia. Porque necesitan al Papá para sus manejos.

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18.01.24

Lo han ampliado..., el Infierno.

Me llega de buena fuente que han tenido que ampliar el Infierno de saturado que se encontraba: petao, oigan. ¡Las sardinas en lata estaban anchas en comparación, y por poner un poner!

Era lógico: con la deriva de la Iglesia, antes Católica 100%, y hoy vete tú a saber -da la impre de que va por barrios, o diócesis, u oasis, o a temporadas: ahora estamos de rebajas de enero-, se han disparado los ingresos a perpetuidad, desde hace tiempo: como en un pico, gordo, de COVID al uso. Pico inducido, por supuesto. Como casi todos los que vienen de los poderes fácticos, por lo civil o por lo eclesial.

Y, como no podía ser de otra manera -hay que acoger a todo el que quiere entrar y quedarse definitivamente ahí-, han tenido que hacer una ampliación más que generosa: con miras de futuro; no como las iglesitas que, para ser parroquias, las hacen ahora como cajas de zapatos: esto es amplitud de miras y magnanimidad. Y se está llenando, el Infierno, a un ritmo acelerado: algo que asombra a propios y extraños.

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