"También en la Iglesia hay fundamentalismo" (Papa Francisco)
Lo acaba de decir el papa Francisco -hace unos pocos días- en el mismo avión que lo traía de vuelta de su periplo asiático. Y no es la primera vez que lo afirma: hará cosa de un año -más o menos- dijo exactamente lo mismo, y casi con las mismas palabras.
Y tiene toda la razón. Al menos opino igual, aunque seguro que tengo menos datos que él; no digamos “autoridad y gobierno", de las que carezco totalmente: sólo tengo mi palabra -que intento sea la de Cristo y su Iglesia-, mi intención -que espero sea lo más sana posible- y mi condición de sacerdote, que deseo vivamente desempeñar con fidelidad al servicio de todos. No tengo nada más. Ni nada menos tampoco.
¿Por qué puede Francisco denunciar “fundamentalismo” en la Iglesia Católica? Y una pregunta previa y necesaria: ¿a qué se llama -o se puede llamar- “fundamentalismo"? Vamos primero con éste interrogante.
Podríamos definirlo como “toda exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida, tenga el origen que tenga: político, religioso, ideológico, científico, etc.". Y así, vemos como en todos esos campos se da el fundamentalsmo. En castellano “tradicional” hay una palabra que lo retrata a la perfección; vamos, que lo desnuda: “¡trágala!”. Y así observamos -y sufrimos- un creciente “fundamentalismo” en todos los órdenes.