"Fariseísmo" en estado puro. Y creciendo.
Aclaro, de entrada, que no me refiero para nada a los judíos. Tomo el término “fariseísmo” con la acepción que trae la RAE: “actitud hipócrita". Y también me pronuncio en contra de la violencia contra las mujeres, contra los hombres, contra los niños y contra los animales: contra TODA violencia, y no solo contra “alguna” y “selectiva” violencia, porque eso es simple e inmoral ideología.
Y lo de “fariseísmo” lo traigo a cuento -y lo denuncio- por los llantos, enfatizaciones, lagrimeos postizos, “rasgarse de vestiduras", clamores al viento, etc., etc., que, con ocasión de las últimas víctimas de la titulada por la progrez izquierdista, pero asumida inmediata y ovejunamente por la derechista -que pretende que a progrez no les gana ya nadie, y van perdiendo por goleada: lo de Cataluña es sintomático, aunque no lo quieran reconocer ni, mucho menos, valorar-, “violencia machista o de género". No hay medio, incluído la COPE, que no esté en este ajo.
¡46 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas! [a estas alturas, 48 o 49 ya] ¡Intolerable! ¡Dónde vamos a parar! ¡Hay que acabar con esta lacra! ¡Ni una más! ¡Estamos fracasando como sociedad! -por cierto, la única verdad que he oído en todo esto-, etc., etc. Que lo habrán oído como un mantra o como un lavado burdo de cerebro, machaconamente. En la mejor tradición marxista y/o leninista, porsu. Que, por cierto, se ha comido a la tradicional “derecha” en todas partes, y se ha pasado a un ovejuno “¡sí, señor!” respecto a la progrez “auténtica": la de toda la vida, la de máster y pedigrí certificados en alguna universidad… ¡católica, por supuesto!
Bueno, en todas no: no en EEUU, con Trump, que no es de “derechas", sino que va por libre y está muy por encima del stablishment oficial y oficialista -como debe ser-, y que ha hecho más por su país y sus habitantes -por todos ellos: también por los que no piensan como él, y contra los que ha tenido que luchar con tesón, y con algo más- en un solo año que Obama en ocho: que lo desgració por todos lados. Y al resto del mundo, también.
A lo que iba, Tomasa.
¡48 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas! Tristemente, el matrimonio -casadas o no-, ya ni se nombra: se le ha borrado -perseguido hasta la extinción- como al callejero franquista, o como a la espada de San Fernando, o como al yugo y las flechas de los RRCC. Que éste es el nivelón.
Y, naturalmente -en lo que es “natural” para la progrez de todo signo, claro-, no se dice -se callan como muertos-, cuántas de esas mujeres asesinadas estaban “casadas” -lo que ha venido siendo, y se ha llamado hasta hace poco más de cuatro días, “casadas"- y cuántas estaban “emparejadas” o “exparejadas". Porque el dato es muy significativo -¡los datos son los datos!- para saber lo que se está DESTRUYENDO -que no “construyendo"-, con las leyes que están sacando adelante, país a país, incluso con amenazas y “multas” o “castigos", los auténticos amos del mundo: los del NOM.
Sólo una mujer asesinada ya es, efectivamente, un fracaso de la sociedad. Lo de las “órdenes de alejamiento” sería para estar riéndose hasta después de Reyes si no fuera por las tragedias, irremediablemente trágicas, que se han generado; para más inri, ¡con la ley en la mano! Pero a ésto hemos llegado, ésto nos han impuesto, y ésto es lo que se ha votado.
¡Por supuesto que estoy en contra de cada una de esas muertes! Pero hay que “poner los puntos sobre las íes” porque, en caso contrario, perdemos todos la cordura, y no haremos más que ahondar el mal hecho e instalado ya, desgraciadamente, dentro de nuestras sociedades; si a esto se le puede seguir lllamando aún “sociedad"…
Que no. Porque una sociedad que admite que sus dirigentes firmen y pongan en marcha la ley del aborto, automáticamente deja de ser sociedad porque ha abdicado de todas sus coordenadas: las que la constituyen -y la defienden- como tal. Como el gobierno que la firma -la ley del aborto-, ” se deslegitima automáticamente"; así lo denunció, proféticamente, el santo papa Juan Pablo II. Y a los “frutos” -los datos- me remito.
Y el primer punto es el siguiente. No puede uno rasgarse las vestiduras tan “selectivamente” porque entonces se queda con el antifonario al aire. Vamos: que se le ve el plumero y más. Es lo que he catalogado de “fariseísmo en estado puro". Como no se puede vociferar contra el maltrato animal y estar a la vez a favor del aborto. Como no se puede callar que toda la “educación” que favorece la promiscuidad sexual desde críos favorece el aborto, favorece el maltrato de la mujer, favorece la autanasia, la corrupción, la perversión de menores…, todos los males habidos y por haber. Por su propia lógica, o por su propio peso.
No es honrado, no ya en el plano moral sino ni siquiera en el plano puramente intelectual, enfatizar LO MENOR y no decir ni una sola palabra respecto a LO MAYOR. ¡Entre 48 mujeres asesinadas este año -lo menor- y 110.000 bebés asesinados también este año -lo mayor- (para añadir más iniquidad, en el propio vientre de sus madres) -¡que ya son criaturas, y ya son madres-, todavía hay clases! ¡Digo yo! ¡Y estar a todas horas con las 48 y callar, a sabiendas y como muertos, lo de los 110.000 es INMORAL! ¡Aunque lo pregone la COPE, que ya se ve que le ha picado el mismo “mosquito” del fariseísmo que al resto de medios! Y, por tanto, se ha vuelto tan farisea como el resto.
Sí, ayer, día de Los Inocentes, lo decía muy clarito el doctor Poveda, uno de los fijos todos los 28-XII: “Estar a las puertas de la Dator es como estar a las puertas de Auschwitz".
Este el progreso de la progrez: llevarnos a Auschwitz como futuro. Han empezado con los bebés que tienen el atrevimiento de pretender nacer -¿habrase visto mayor delito?-, han seguido con los ancianos, que salen carísimos, han pasado luego a los enfermos, tengan la edad que tengan, y pronto señalarán a los que llevan gafas, o son calvos, o están en edad de parir -¡qué horror: más niños!-, o tienen pecas… Total, lo de menos es el motivo a esgrimir: ¡lo que nunca dirán es que les pone matar! ¡O lo que cobran por instaurarlo!, que es la otra posibilidad real que queda.
Pues ya saben: a seguir votando a este personal y a pagarles sus sabrosos sueldos; que vendrán un día y se lo llevarán. Sí, a usted. “¿Y por qué a mí?", podrán preguntarse en el último viaje como dicen en el anuncio. “Porque me has votado", te podrán contestar. Y con razón.
¿Y los obispos? Pues ¡qué les voy a decir! Unos están muy ocupados en sus terruños: Cataluña, sin ir más lejos, y no tienen tiempo para más. Otros, están muy ocupados con los migrantes -no creo que lleguen a 5000, y repartidos entre todas las diócesis no les ocupan ni un finde, pero en fin, en algo se han de entretener-, y que les parece lo absolutamente esencial y necesario para la Iglesia Católica en España a día de hoy y no descolgarse de “los signos de los tiempos", y tampoco pueden ocuparse en nada más, porque no tienen más brazos; ni seguramente más inteligencia tampoco. De otros, no sabemos en qué están, porque ni lo dicen: sabemos, sí, que existen porque salen en el Anuario, pero casi nada más.
Sólo algunos -muy pocos aún- están en lo que tienen que estar, van contracorriente, luchan, hablan y desenmascaran las ideologías de muerte: encarnan al Buen Pastor.
¡Muchas gracias, de corazón, a estos últimos!
Y todo esto de las muertes de las mujeres y del aborto a tumba abierta lo traigo aquí, hoy, a cuento de que el próximo domingo, fiesta de la Sagrada Familia, la Iglesia Católica lo declara “Jornada en favor de la Familia y de la Vida".
¡Ojalá recuperemos la cordura, el sentido común, y el sentido moral de nuestra vida! Pero si no luchamos por ello, nos lo quitarán todo.