«Proselitismo». IIª parte
Sí. Todo esto lo trastocaron algunos en el último Concilio, como tantas otras cosas, por no decir casi todo, porque alguna salvedad hay que hacer. Desde luego, todo lo fundamental en la vida de la Iglesia.
Vamos, pues, a explicar el proceso, aunque sea someramente. Pero me da que bastará: al menos para tener una idea más que aproximada. Y suficientemente certera de cómo fue la cosa. Que, en este caso, no empezó en Galilea.
Todo se origina con el planteamiento general: hay que DIALOGAR con el mundo, para “hacernos entender por él: de otro modo, se nos va a escapar”; “y no estaríanos donde tenemos que estar”. A esto se le apodó “aggiornamento”: con algo había que autojustificarse. Traducido: “puesta al día”. O “había que remozarse": que desde el s. XVI nos habíamos quedado “quietos paraos". O eso les parecía a algunos: estaban más que aburridos con la misma cantinela de siempre.