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15.01.24

Disparar contra la Iglesia

Es el deporte universal que hace furor en el mundo occidental: disparar contra la Iglesia Católica. Eso sí: desde lo que en las pelis bélicas se llama “fuego amigo”. Vamos, que te bombardean y matan los tuyos. Y sin avisar. Y sin ningún problema al respecto. 

Claro que, si uno no se respeta a sí mismo, no puede esperar que te respeten los demás: tú mismo te has metido libre y gratuitamente en ese berenjenal.

Viene esto a cuento de algunos columnistas del ABC que, por el mero hecho de tener columna y sueldo, y ser periodistas o así, de vez en cuando salen zumbando a la Iglesia.

En este caso me refiero a un tal Peláez, del que desconozco sus credenciales para tildar de FARISEOS a los que no comulgan con su doctísima opinión, que tiene como título de referencia “La suerte contraria”. Y acierta: va a la contra. En este caso, contra la Iglesia. Se ve que estar ahí le reafirma y consuela…

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9.01.24

El pornógrafo al poder (Por lo eclesial, que ya tiene mérito).

Voy sobre el librito de marras. Sí, sí: el del Cardenal Prefecto de la Fe. Ese que, según declaracíon propia ante el tsunami que se ha formado por la fuerza de los hechos -que retratan con foto fija al autor y al mentor-, “ahora no lo escribiría”. ¡Gran defensa, sí señor! ¡Y qué alivio para los fieles de la Santa Madre Iglesia! No sabe el Sr. Cardenal cuánto me reconforta su afirmación.

Y ya lo de que fue un libro de juventud… ¡Pa’ no echar gota, oigan! ¿Con 36 años y un doctorado en teología, “de juventud"? Bueno, en cierto modo tiene razón; pues los que pronto empiezan a engancharse en la pornografía, no maduran: se quedan infantilizados a perpetuidad. Y debe ser lo que le ha pasado al “tucho": AÚN NO HA LLEGADO A SAZÓN. De ahí su permanencia y enfrascamiento en el tema.

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6.01.24

Pues vamos con la Unidad de la Iglesia.

Porque da toda la impresión de que, también en la Iglesia (antes, toda Ella) Católica, en este tema “cuecen habas”.

Es decir, que también desde dentro de Ella, las víctimas son las unicas que, al parecer, tienen que poner siempre la otra mejilla para que se mantenga la tal Unidad. Por su parte, los verdugos -que los hay, y son los que rompen esa Unidad-, cada vez están más jaleados; incluso premiados.

Porque, si para mantener la Unidad, las víctimas son las que tienen que callar, aceptando como bueno todo lo que sale de Roma, por el único argumento de que “viene de Roma", firmado incluso por el Papa; mientras que los que han montado un pollo universal, rompiendo con Tradición y Doctrina…, a todos esos, que se sabe quienes son -es que firman, aplauden públicamente, jalean, etc.-, no se les recuerda el tema de la Unidad… Algo pasa. Y no es sano ni bueno: por sus frutos los conoceréis.

Es que deben ser -los tales, los rompedores con todo-, unos santazos; que lo destrozan todo, sí: pero asienten, interna y externamente, a lo que parecen avalar las firmas. ¿Este es todo el horizonte de la Unidad en la Iglesia, antes Católica toda Ella?

¿Y la Unidad en la Verdad? ¿Y la Unidad en la Doctrina? ¿Y la Verdad en la Fe? ¿Y la Verdad en la Caridad? ¿Todo esto se vive “obedeciendo” a las firmas únicamente, sin molestarse en mirar qué avalan?

Porque las firmas tienen valor como avales de lo que firman. Si lo que rubrican repugna directamente con lo recogido en los anteriores interrogantes, en conciencia hay que resistirlas; y hay que recordar la Doctrina que hieren; hay que fortalecer las conciencias y las almas de las buenas gentes, pastores y ovejas, ofendidas por esas firmas, y no dejarlas a los pies de los caballos… Nada de que “ya el Espíritu proveerá”. O es que “son los signos de los tiempos”.

Esto no es católico. Ya lo siento. Porque la obediencia indebida, no lo es. Se adorne como se adorne; incluso agarrándose a grandes proclamas -la Unidad, la Obediencia de la Fe, la Comunión, etc.- que, por defender a las firmas, se retuercen y se usan malévolamente. Siendo conscientes de ello o no: el resultado es el mismo. Y, a estas alturas, es imposible no ser consciente de lo que se ventila.

Por otra parte, cuando los miembros de la Jerarquía se sienten ofendiditos porque inferiores suyos “se echan la Iglesia -la Auténtica: Una, Santa, Católica y Apostolica- a la espalda”, y dicen lo que sus superiores callan o disimulan; y, ofendiditos y serios, se lanzan contra sus inferiores para que callen; sería mucho mejor, para ellos mismos y para la Iglesia, que asumiesen que deben hablar lo que están callando; y deben callar lo que están hablando. De este modo, nadie les sustituiría ante sus ovejas, a las que se deben, por cargo y por vida.

Irrumpir, metiendo el miedo en vidas y conciencias de sus inferiores, es un auténtico abuso de poder: la peor injusticia que puede obrar un Superior en el ejercicio de su potestad.

Por otro lado, meterse con sus inferiores, a los que se deben, callando sobre sus colegas que se han pronunciado públicamente en contra de la FS, es un ejercicio muy poco noble: y quedan muy poco airosos, la verdad.

Además, ¿por qué no manifiestan los motivos por los que sus iguales sí se han pronunciado en contra y ellos no? ¿Romperían la unidad y la comunión? ¿Por qué no recordarles a sus compañeros de Jerarquía lo que si recuerdan a sus inferiores, para que callen y retrocedan?

El bien de la Paz, y/o de la Unidad, no se pueden lograr a base de machacar la Verdad que está en Dios . Y este modo de actuar también se carga la Caridad.

Vamos a rezar por todos y por todo en la Iglesia Católica. Nos hace mucho bien a todos.

29.12.23

Auténtico bofetón.

El rechazo al último Documento salido de Roma, firmado por el cardenal Fernández Tucho, y refrendado ex audientia por el Santo Padre, es tan llamativamente sonoro en el seno de la Iglesia (antes, toda Ella) Católica, que se ha convertido, por fuerza de los hechos, en un auténtico plebiscito en su contra. Es decir: en contra de lo firmado -por mor de su contenido-, y de rebote y en consecuencia, de sus flamantes e insignes valedores.

La lista del rechazo -está publicada y se actualiza periódicamente-, es ya tan clamorosamente visible y tan amplio, que los intentos de negarlo no harían más que acrecentar lo que ocultar se pretendiese, y en esa misma medida.

Lo mismo vienen de Conferencias Episcopales al completo y por unanimidad, que por personas muy significativas en el estatus de la Jerarquía, como, finalmente, por personas que, individualmente -sacerdotes o laicos- y sin otra pretensión que estar y mantenerse firmes en la Fe -fortes in fide-, declaran su rechazo en orden a su lugar propio en la Santa Iglesia: al otro lado del arco de “la nueva iglesita", de malévolo  y nefasto intento.

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20.12.23

Retuerce... que algo quedará retorcido.

Me refiero, como habrán adivinado, a la última “ocurrencia” -recurrente de suyo- que ha salido de Roma sobre “las bendiciones de parejas en situación irregular".

Los motivos de su “irregulatidad” les debe dar ya lo mismo a los grandes jerarcas de turno y sueldo, incluido el escándalo mayúsculo que ha suscitado en tantas almas buenas y fieles a la Iglesia Católica, y a su Cristo.

Tal parece que por allí, por el Vaticano, sabían de buena tinta y de fiables contabilidades, las colas inmensas de las tales parejitas que suplicaban: “¡una bendición, porfa, padrecito!".

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