(495) Por su intrínseca verdad

TEXTO 6

«En estas consideraciones ha de hablarse de algo que nos afecta a todos, a cada cual a su manera: esto es, de la virtud. Probablemente esta palabra empieza por sonarnos como algo extraño e incluso antipático: fácilmente suena a anticuada y a “moralizadora”»  […] «Scheler aludió a la transformación que han experimentado en el curso de la historia la palabra y el concepto “virtud”, hasta tomar el penoso carácter que todavía revisten» […] «Si nuestro lenguaje tuviera otra palabra [que no fuera “virtud”]», la usaríamos. Pero no tiene más que ésta, de modo que, desde el principio, hemos de ponernos de acuerdo en que significa algo vivo y hermoso» (Romano GUARDINI, Una ética para nuestro tiempo, Editorial Lumen, Buenos Aires, República Argentina, 1994, págs. 15-16)

 

PARÁFRASIS

6.1, «Probablemente esta palabra [virtud] empieza a sonarnos como algo extraño e incluso antipático: […] anticuada y […] “moralizadora"».— Realmente, a quien la palabra virtud suena extraña, antipática, anticuada y moralizadora, no es al catolicismo tradicional, sino a los neomodernos. Al católico tradicional, como al griego y al romano, la palabra virtud le parece bella y luminosa, por veraz.

La Modernidad prefiere su variante subjetivista, “valor", que les suena menos “objetiva". Usando valor en lugar de virtud se desvincula la moral de la ley eterna, en cuyo orden causal se inserta el hábito virtuoso; se aporta un sabor antropocéntrico y “mentalista” a la moral; se remite lo ético al mundo de las valoraciones personales.

 

6.2, «Scheler aludió a la transformación que han experimentado […] la palabra y el concepto “virtud”». Fenomenólogos y axiólogos, en busca de novedades, introducen la virtud en el Maelstrom del historicismo. La relativizan; así les resulta menos penoso “reavivar” la tradición introduciendo mutaciones. Y como les fascina el progreso, ven con buenos ojos los cambios conceptuales.

Lo cierto es que, en el ámbito de la doctrina católica tradicional, el concepto de virtud no ha cambiado. Ha cambiado en la nueva pastoral, en la predicación personalista, en la historia de las ideas modernas, pero no en la tradición. Prudencia, justicia, fortaleza y templanza; fe, esperanza y caridad, siguen siendo lo que son.

 

6.3, «hemos de ponernos de acuerdo en que significa algo vivo y hermoso».— En realidad, no importa lo que la Nueva Teología o la escuela personalista opine sobre la virtud; su consenso al respecto nos resulta indiferente. La palabra virtud nos interesa por su intrínseca verdad, y por eso hemos de utilizarla. No tenemos otra, ciertamente.

Porque responde a una realidad: la dinámica perfectiva de la naturaleza humana. Y no es buena palabra porque nos parezca bonita o vital, sino porque transmite la verdad: el hombre alcanza la perfección, movido por Dios, a través de hábitos perfectivos naturales y sobrenaturales.

El concepto alternativo de valor, o mejor dicho, de valoración, que utiliza la Modernidad, es subjetivista, y nada tiene que ver con la virtud. No debemos utilizarlo. Por eso creemos importante recuperar el léxico tradicional griego, romano, escolástico; nos dará precisión. Nos dará humildad. Nos volverá realistas. Nos hará mejores.

Porque las palabras que nuestros antepasados, movidos por la gracia divina, acuñaron como tesoros conceptuales, son aptas para expresar la verdad divina; no deben sernos antipáticas, ni anticuadas, ni moralizadoras, ni extrañas. Antes bien, mirando hacia atrás con agradecimiento, las veneramos y debemos transmitir de generación en generación; pero no porque decidamos que son bonitas y vitales, sino porque son verdaderas. 

 

PARÁFRASIS ANTIPERSONALISTAS

IV.- Por su intrínseca verdad
 

5 comentarios

  
esron ben fares
Estimado Alonso, estoy contemplando que tus últimos artículos hablan del personalismo. Sin embargo, creo que la mayoría de lectores no somos filósofos de profesión. 😢 Por ello tengo las siguientes dudas básicas:

¿Qué es el personalismo? ¿Cuáles son sus características?
¿Cuándo y en que contexto surge? ¿Quién acuñó el termino? ¿Quiénes son los máximos representantes, difusores y fundadores del personalismo tanto seculares como eclesiásticos? ¿La Iglesia condenó el personalismo? ¿Cuáles son las principales diferencias con el tomismo? ¿Cuáles son las bondades del personalismo?

Si lo respondes estaría agradecido. Más aún si elaboras un "texto 0", por favor.
_________
A.G.:
En este blog podrá encontrar cientos de artículos sobre el personalismo y sus problemas. Son ya varios años los que llevo escribiendo al respecto. Tal vez en ellos pueda encontrar respuestas.
26/11/21 11:18 PM
  
África Marteache
Creo haber escrito algo sobre la Virtud en alguno de sus post, pero no estoy segura porque ésta ha sido el caballo de mis batallas de los últimos años y puede que lo hiciera en otro sitio. La Virtud no tiene dos caras, solo una, por eso su verdad es intrínseca.
Es virtud todo aquello que va encaminado al bien y, por lo tanto, agradable a los ojos del Señor.
Chesterton habló de las virtudes que se habían vuelto locas en sus tiempos y ahora, afortunadamente, ya no se le llaman así porque el término es obsoleto, pero no manipulado. Es preferible que las virtudes hayan desaparecido del lenguaje de los hombres antes que hayan cambiado de significado como tantos otros conceptos.
El virtuoso, como el caritativo, producen antipatía, son antimodernistas, y no han sabido o querido bastardear estas palabras por lo que no podemos decir que ahora signifiquen otra cosa sino, más bien, que los términos les chirrían.
Inevitablemente las virtudes siguen existiendo, porque si el pecado es original, como en la Caja de Pandora cuando los males salieron quedó en el fondo una lucecita y esa lucecita fue la Virtud. Todo el mundo conoce la historia de Noé y nadie se pregunta qué es lo que diferenciaba a éste del resto de la humanidad, qué vio Dios en Él que los demás no tuvieran. Vio al menos algunas virtudes, como en el caso de Lot.
En el "Ordo Virtutum" de Santa Hildegarda de Bingen son las virtudes las que luchan contra el Demonio porque, al contrario que hoy, en el Medievo se educaban las virtudes ya que éstas se pueden aprender.
Aún hoy en día, para el ojo perspicaz, las virtudes se ven en ciertas personas pero ya no se transmiten.
Fue Santo Tomás de Aquino quién ordenó las Virtudes Cardinales o morales escogiendo cuatro, de las cuales una: la Prudencia, regía a las otras tres, pero, indudablemente había muchísimas más que se distinguían perfectamente.
En la vida de santos con grandes carismas, como San Francisco de Asís, las Virtudes Teologales hacen que las Cardinales apenas se vean; pero hay otros, como Santo Tomás Moro cuyas virtudes morales alcanzan el grado de excelencia. Son, según Chesterton, las perlas arrojadas en el lodazal inglés.
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A.G.:
En realidad santo Tomás sintetiza la doctrina de los clásicos sobre las virtudes y la perfecciona. Los clásicos hispánicos de nuestro Siglo de Oro, sobre todo, son geniales expositores de la doctrina tradicional sobre las virtudes. Toda la Emblemática se basa en ellas, así como nuestra literatura sapiencial, a la que hay que volver una y otra vez.
27/11/21 8:01 AM
  
milton
En la cultura actual la iglesia trata de construir una ética familiar de acuerdo a los tiempos en que vivimos y se usa mucho la palabra valor.
Considero que valor y virtud son conceptos diferentes pero validos que no se oponen entre si ya que virtud se usa en el sentido espiritual propio de la santidad y valor se usa en el sentido ético diferenciado de virtud.

¿Podría corregirme si estoy errado en la apreciación?
Muchas gracias de antemano
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A.G.:
Valor, en el sentido en que se usa, es un término subjetivista que nada tiene que ver con la virtud, antes bien es instrumento del pensamiento moderno para difundir el relativismo.
28/11/21 10:10 PM
  
Sss
Las virtudes pertenecen al ser de las cosas. En cambio, los valores son meras percepciones subjetivas, sin un fundamento real.
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A.G.:
Bien expresado.
29/11/21 12:43 PM
  
Manuel Pérez
La virtud no es algo abstracto, distanciado de la vida, sino que, por el contrario, tiene raíces profundas en la vida misma, brota de ella y la configura.
Por eso hablamos del hombre virtuoso, que es el que vive la virtud, de forma actual.
Por supuesto al decir que la virtud brota de la vida pienso en el Autor de la vida.
05/12/21 2:30 AM

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