Para mí que esto es desafinar
El director de Vida Nueva publicó, el pasado 26 de noviembre, un artículo en el que se defendía la polifonía dentro de la Iglesia católica.
Por lo simple del argumento cualquiera se da cuenta que se refiere a la disidencia que hay en el seno de la Esposa de Cristo.
Y utiliza imágenes de la música tomadas de lo que dijo Benedicto XVI en el día de santa Cecilia (22 de noviembre) a los nuevos cardenales: “Que la patrona de la música y del canto hermoso acompañe y sostenga el esfuerzo por escuchar con atención en la Iglesia las diferentes voces, para que la unidad de los corazones sea más profunda”.
Es más que conocido por todos que el Santo Padre es un amante de la música y que goza mucho, por ejemplo, tocando el piano. Sin embargo se me hace difícil imagina a Benedicto XVI interpretando una de esas piezas disonantes que más bien parecen estar hechas para destrozar los tímpanos y que, en ocasiones, producen los músicos por algún prurito de modernidad. Lo suyo parece, más bien, lo que suena al unísono y tiene un sentido claro y esperado.
Es cierto que los musicales son ejemplo de la intervención de muchos instrumentos y mucha polifonía. Sin embargo, no es menos cierto que suena muy bien porque todos los instrumentos y, en general, el resultado de su música, tienen un destino claro y no campa cada uno por donde mejor le viene.