El sábado confirmé un descubrimiento espiritual y físico triste, triste, triste
Para no decir algo que alguien ya haya dicho antes y atribuirme imaginación cuando, en este caso, no la tengo, manifiesto que la idea general del artículo de hoy la leí no sé bien dónde de InfoCatólica. Quiero decir que no sé qué blogger apuntó esto o qué comentarista de algún blog hizo lo propio. Y esto pasa cuando hay mucho y bueno y no siempre nos podemos acordar de todo.
Entonces me impresionó la deducción que se hizo.
Así, el sábado pasado, 15 de enero del año de Nuestro Señor de 2011 descubrí que lo escrito por el compañero o comentarista de este portal religioso es totalmente cierto.
En España, en concreto entre los creyentes católicos, hay una gran epidemia de artritis.
No crean que desvarío porque lo pude comprobar. Era la celebración de la Santa Misa, 6 de la tarde.
En el momento de la consagración yo voy a lo de Dios o, lo que es mismo, a lo mío (porque en este caso hay coincidencia perfecta entre una voluntad, la del Creador, y una actitud, la del creyente). Es decir que estaba de rodillas y, como suelo hacer, para mejor recogimiento, con los dedos cruzados y tapándome los ojos (así lo aprendí el primer día de colegio cuando un jesuita nos dijo que se podía rezar, también, poniendo así los dedos y no sólo con las palmas de las manos juntas mirando hacia arriba y fue mi primera decisión espiritual que aún mantengo).