Wyoming es cada vez más pequeño
Hay personas que no son como los vinos (que mejoran con los años) sino que, al contrario, se agrian y se convierten en vinagre con el paso del tiempo.
El matasanos José Miguel Monzón, más conocido por Chechu o Wyoming (el gran, le llaman), está llegando a pasos agigantados a la nada de la que salió, al polvo vacío con el que se formó su negro espíritu.
Ahora le ha dado por burlarse del beato Juan Pablo II.
Es fácil tomarla con quien no puede defenderse y con quien, en vida, tampoco se habría defendido porque era de una altura personal y humana bastante más elevada que la del payaso oficial del régimen socialista, dioclecianista en ciernes, que preside Rodríguez Zapatero.
Pero a Wyoming le da igual Juana que su hermana y ha supuesto que todos tenemos el mismo nivel de irrisoria gracia que él ostenta. Se cree el tuerto en el país de los ciegos cuando no es más que un chiquilicuatre apoyado en un poder que tiene los pies de barro o, en este caso, de excrementos ideológicos.