26.04.11

Beato Juan Pablo II.- Días de abril (1) : En un principio

Elección Juan Pablo II

Para cualquier católico del mundo que se precie de serlo y no quiera mirar para otro lado, esta semana es muy especial.

Tengo intención, por eso mismo, de dedicar, esta semana, cuatro artículos a la figura del próximo beato Juan Pablo II Magno porque fue grande en su vida entre nosotros y es grande, ahora, en su vida eterna.

El domingo 1 de mayo, día del trabajo (también espiritual) se va a beatificar a Juan Pablo II Magno. Es, además, el día de la Divina Misericordia que él mismo instituyó para celebrar el Segundo Domingo de Pascua. No es, pues, casualidad lo que sucederá tal Dies Domini (título, por cierto, de una Carta Apostólica del mismo Papa polaco).

Pero, conviene, para empezar de forma correcta, volver al principio.

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25.04.11

Hay obispos que admiten herejías

En efecto, el título del artículo de hoy es tan cierto como la resurrección de Cristo y como la decisiva importancia que la cruz tiene para la salvación del cristiano.

No exagero cuando escribo lo que escribo porque hace ya demasiado tiempo que hay algunos pastores que parece que les importa muy poco la salud espiritual de sus ovejas. Es más, da la impresión de que les importa, exactamente, un bledo.

Repito afirmando: hay obispos y arzobispos que consienten con la herejía y nada hacen en contra de ella. Y esto es muy grave como, fácilmente, puede concluir cualquiera que tenga dos dedos de frente católica.

Aquí el que calla otorga y quien otorga la herejía habrá que estar de acuerdo que es cómplice de la misma. Así de simple y de duro. Y no valen medias tintas ni no poner el punto sobre tal “i”: el que calla otorga. Y otorga el que calla. Creo que está claro.

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24.04.11

La Palabra del Domingo - 24 de abril de 2011 - Emaús

Biblia


Lc 24, 13-35. Quédate con nosotros, Señor, porque atardece.

13 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, 14 y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. 15 Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; 16 pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. 17 El les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. 18 Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» 19 El les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; 20 cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. 21 Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. 22 El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, 23y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía.

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23.04.11

Serie José María Iraburu - 4- De Cristo o del mundo

El título de esta obra sugiere una idea
central: que los que son de Cristo no son del mundo, y que,
por el contrario, los que son del mundo no son de Cristo

De Cristo o del mundo (Cto.-M)
José María Iraburu

Mejor dicho de tal forma

De Cristo o del mundo

La cita que encabeza este artículo lo dice todo con bastante claridad. Además es lo primero que puede leerse en el libro de José María Iraburu titulado “De Cristo o del mundo”. Por si fuera poco el apartado I de la Introducción lo titula, para que no haya dudas, “Verdades previas” porque es, en efecto, lo que se debe saber antes de continuar o, mejor, dicho, lo que se debe conocer para que nadie se lleve a engaño. Y es, por si no fuera ya suficiente con lo dicho, el anticipo de una gran verdad que, poco a poco, iremos viendo y conociendo.

Lo que hoy pasa

Es bien cierto que el mundo que nos ha tocado vivir goza, en general, de “buena salud” material pero, en realidad, coincide en el tiempo una situación que consiste en “considerar que puede el hombre realizarse a sí mismo, sin necesidad de auxilios sobrenaturales” (1). Y esto, sobre lo que puede recaer el apelativo de pelagiano es, seguramente, el quicio sobre el que se apoya la descristianización (interior y exterior a la creencia en Cristo) que, por desgracia, abunda.

Cuando alguien entiende que se puede valer por sí mismo deja de tener sentido la existencia misma del pecado. Eso le hizo expresar (en un Radiomensaje de fecha 26 de octubre de 1946) a Pío XII que “El pecado del siglo es la pérdida del sentido del pecado” (2). Esto, si lo relacionamos con lo dicho arriba, nos lleva a la conclusión de que “Los cristianos pelagianos de hoy tienen, sin duda, una dificultad insuperable para reconocer la gravedad de los males mundanos, su raíz diabólica, su incurabilidad al margen de la gracia del Salvador” (3).

Y así, en general, están las cosas. Y a aquellos que piensen que, a lo mejor, peca de exageración el P. Iraburu y que debería haber “suavizado” lo que en este libro explica con datos y detalles, les explica su autor, que “Parecen ignorar, en primer lugar, que los cristianos en los que ellos piensan no van a leer siquiera este escrito; circunstancia que no debe ser ignorada. Y en segundo lugar, que de todos modos han de rechazarlo, haya en él expresiones fuertes o suaves. Con mucho menos que esas expresiones –con resolver, por ejemplo, una cuestión dudosa alegando el Catecismo de la Iglesia– tienen bastante para rechazar inapelablemente un libro. Así las cosas, ¿sería prudente echar agua al vino en atención a los que de ningún modo piensan beberlo, ni solo ni con agua?” (4).

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20.04.11

Ad pedem litterae - Hermanos en la red - Fray Tuk :"Laico: piensa más y actúa con coherencia, por favor"

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” van a ser publicados aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - Fray Tuk

En el siguiente artículo, Fray Tuk reflexiona sobre el papel que el laico católico debe desempeñar en el seno de la Esposa de Cristo y, sobre todo lo que como tal debe llevar a cabo.

Laico: piensa más y actúa con coherencia, por favor

Fray Tuk

El cultísimo y brillante Papa que nos ha regalado el cielo pronunció ayer viernes 21 de mayo un importante discurso sobre el papel del laico en la vida política con motivo de la 24ª Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para los Laicos, organismo vaticano creado en 1967 por Pablo VI como fruto maduro de la renovada conciencia que la Iglesia cobró en el Concilio Vaticano II sobre la importancia del apostolado de los laicos en el mundo. ¿Realmente el laico cristiano ha logrado impregnar con los valores del evangelio el mundo en que vivimos, como pedía el Concilio? No. Muy al contrario, está perdiendo los que tenía. El Papa, consecuentemente, pide a los laicos: piensen más y actúen con coherencia, por favor.

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19.04.11

En pie colérica ideología…

Cuando leí la noticia en esta misma casa InfoCatólica tengo que reconocer que no me extrañó lo más mínimo porque el Mal siempre sale por el mismo sitio y tampoco vamos a rasgarnos, ahora, las vestiduras como hizo aquel personaje importante del templo de Jerusalén cuando Jesucristo le dijo la verdad.

Sin embargo, no es poco lo que dicen en el documento de marras porque ponen por escrito cada cosa que es mejor olvidar pronto aún a sabiendas de que muchos de la tribu de los que han elaborado tal engendro no lo olvidarán pues, no obstante, lo han escrito sus jovenzuelos, zagales indoctos en el conocimiento de lo que pasa.

Pero como no vamos a tomarnos las cosas tan serio como los jóvenes-carcas del PSOE quieren, ahora mismo les paso la siguiente

Internationale moderne (se ruega cantarla con la melodía correspondiente)

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18.04.11

Muchos sí esperamos a Benedicto XVI

Como suele suceder, y en cuanto tienen la oportunidad la aprovechan, los disidentes de la Iglesia católica y, en este caso, los españoles en concreto, han vuelto a decir lo de siempre: no les gusta Benedicto XVI ahora en su versión Jornada Mundial de la Juventud que, como sabemos, instituyó el beato Juan Pablo II.

Nada de lo que puedan decir nos extraña. Tampoco, la verdad, es que nos importe demasiado pero conviene que se sepa lo que piensan, dicen y escriben para que nadie se lleve a engaño.

Para eso han pergeñado un documento titulado Así no queremos que vengas
que dice, eso, exactamente: que no les mola que venga a España el Santo Padre. Ponen de excusa o, mejor, dicen que argumentan, sobre sus razones para demostrar que no les gusta la presencia del obispo de Roma al que llaman, reiteradamente, “papa” (así, con minúscula) que es lo mismo que si un vecino de las Islas Canarias se refiriera al tubérculo al que arrugan en una receta a la que ponen mojo picón aunque, seguramente, lo hacen por aplicación de un amiguismo y coleguismo mal entendido y peor aplicado.

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17.04.11

La Palabra del Domingo - 17 de abril de 2010- Pasión de Nuestro Señor

Biblia

Mt 27, 11-54 Pasión de nuestro Señor Jesucristo.

11 Jesús compareció ante el procurador, y el procurador le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» Respondió Jesús: «Sí, tú lo dices.» 12 Y, mientras los sumos sacerdotes y los ancianos le acusaban, no respondió nada. 13 Entonces le dice Pilato: «¿No oyes de cuántas cosas te acusan?»14 Pero él a nada respondió, de suerte que el procurador estaba muy sorprendido. 15 Cada Fiesta, el procurador solía conceder al pueblo la libertad de un preso, el que quisieran. 16 Tenían a la sazón un preso famoso, llamado Barrabás.
17 Y cuando ellos estaban reunidos, les dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?»,18 pues sabía que le habían entregado por envidia. 19 Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su mujer: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa.» 20 Pero los sumos sacerdotes y los ancianos lograron persuadir a la gente que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. 21 Y cuando el procurador les dijo: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?», respondieron: «¡A Barrabás!»
22 Díceles Pilato: «Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?» Y todos a una: «¡Sea crucificado!» -
23 «Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!»
24 Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.»
25 Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»
26 Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entregó para que fuera crucificado.
27 Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte.
28 Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; 29 y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»; 30 y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. 31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle. 32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz.
33 Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario»,
34 le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de probarlo, no quiso beberlo.
35 Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes.
36 Y se quedaron sentados allí para custodiarle.
37 Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos.»

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16.04.11

Serie José María Iraburu.- 3- Las misiones católicas

“!Es urgente la misión¡
Las misiones católicas (LMC)
José María Iraburu

Previamente

Es bien cierto que la cita que encabeza el artículo de hoy dedicado al libro “Las misiones católicas” de José María Iraburu es corta pero la misma indica, a la perfección, el sentido del texto relacionado, precisamente con un aspecto fundamental de la evangelización como es la de misionar transmitiendo la Buena Noticia.

Lo que es necesario

Las misiones católicas

Los contemplativos en la oración y en la vida penitente de sus monasterios, y los misioneros al extremo de las fronteras visibles de la Iglesia, unidos a toda la comunión eclesial, cumplen bajo la acción del Espíritu Santo una misión grandiosa. Acrecientan de día en día el Cuerpo místico de Jesús”. (1)

La forma de dar comienzo al estudio que el P. Iraburu hace de la situación actual por la que pasa la misión católica que es, exactamente, el quid de la cuestión acerca de la salud de la Esposa de Cristo, indica claramente el sentido que, de la misma y de sus sujetos activos hemos de tener los católicos: es importante tanto la misma como quien la lleva a cabo.

Pero no sólo eso es importante, con serlo, sino que a lo largo del texto vuelve a aparecer, como suele suceder en las obras del consiliario de la Adoración Nocturna en la archidiócesis de Pamplona, y como veremos, el tema preocupante del freno que, a la misión, se está imprimiendo con las nuevas formas de llevar a cabo la misma o, simplemente, con la intervención de determinados “pensamientos” que dentro de la Iglesia católica se dan.

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15.04.11

Eppur si muove - Disentir en/de la Iglesia católica

Es bien cierto que cualquiera puede opinar lo que tenga por conveniente de cualquiera cosa porque, en realidad, no está bien que a una persona se le prohíba, siquiera, manifestar lo que sea sobre lo que bien entienda que debe decir.

Esto que está muy bien deja de estarlo cuando, en realidad, lo que se quiere es tergiversar las cosas. En tal caso lo que se hace no es, simplemente, disentir sino llevar el disenso por un camino muy distinto al que se puede soportar.

Se puede disentir en la Iglesia católica e, incluso, disentir de la Iglesia católica pero no conviene hacer una cosa u otra con aviesas intenciones.

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