6.05.11

Eppur si muove - ¿Existe un cisma tácito en la Iglesia católica?

Si atendemos a lo que la palabra “cisma” significa estaremos de acuerdo en que viene a suponer no sólo una separación o división, digamos, en la Iglesia católica, sino, además, una “escisión, discordia, desavenencia”.

Por lo tanto, lo que se plantea es si existe, en el seno de la Iglesia católica, una situación tal de la que se pueda entender que existe una que lo sea cismática y si la misma se produce no de forma expresa (lo cual clarificaría muchas cosas) sino, al contrario, tácita que es lo mismo que decir que existe una desavenencia tal que no puede haber acuerdo pero no se da el paso siguiente a tal situación.

Son muchas las personas que, dentro de la Iglesia católica manifiestan, por activa y por pasiva, una crítica a lo que se hace desde la misma a nivel doctrinal y a niveles, simplemente, de funcionamiento de la misma. Así, son muchos teólogos los que, en reiteradas ocasiones hacen de su capa un sayo y exponen doctrinas contrarias a la católica relacionadas con los más diversos temas como, por ejemplo, el valor de la Última Cena o, en general, todo lo que tiene que ver con la figura de Jesucristo, lo que hizo, cómo lo hizo y la intención que tuvo al hacerlo.

Tales doctrinas siembran no sólo cizaña sino que, con toda seguridad, pueden inducir a error a los creyentes que se acercan a ellas, a lo mejor, con buena fe y buenas intenciones. Actúan, así, como las personas de las que decía Jesús que tendrían que colgarles una rueda de molino al cuello y echarlas al mar (“Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar” (Mc 9, 42) dijo, en concreto) por violar, de tal forma, la inocencia de tales creyentes, pues no pocas veces lo que escriben, dicen y transmiten es un escándalo.

Leer más... »

5.05.11

Ben Laden: escrúpulos ante el Mal

Según sabemos hasta ahora, por lo dicho por quien tiene que decirlo, el terrorista más buscado, el acaudalado Ben Laden, murió en poco extrañas circunstancias hace unos días. Tal es la noticia de la que, repito, se pueden sacar las conclusiones evidentes: ha muerto quien a hierro mata (“Dícele entonces Jesús: Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán” según recoge el evangelista Mateo en 26, 52)

Aquí no se va entrar en motivaciones políticas o, lo que es lo mismo, al que esto escribe le importa un verdadero rábano lo que los supuestos líderes políticos (o mindundis de la política) puedan decir al respecto porque ni le interesa lo más mínimo ni creo que a nadie le interese mucho.

Sin embargo, sí es importante conocer qué dicen los que, desde un punto de vista religioso, miran la noticia. Eso es lo que nos interesa.

Leer más... »

4.05.11

!El que faltaba¡: ahora Hans Küng

Da la impresión de que la beatificación ha sido lo mejor que ha podido hacer Benedicto XVI y, también, lo mejor que le ha podido suceder a la Iglesia católica.

Cualquiera diría que esto lo diga alguien como el que esto escribe no es nada nuevo. Y así es.

Esto lo digo porque si han sido algunos los que han despotricado en contra de la beatificación del Papa polaco y estos son los que se dicen católicos siéndolo, tan sólo, por haber recibido algún que otro Sacramento pero demostrando que están muy lejos de poder ser considerados de tal forma, que ahora salga el díscolo Hans Küng confirma, por si no era ya suficiente que, como dijo Pilato, lo hecho, hecho está. Y requetebién hecho.

¡Esto es una fiesta! Los anfitriones de la misma son individuos que se caracterizan por meter el dedo en el ojo de la Iglesia católica y hacer todo lo posible para sembrar cizaña y, si eso es posible, recoger alguna nuez después de haber sido ellos mismos los que han movido el árbol, zarandeándolo pero apartándose para que no les caiga ningún fruto en su dura cabeza.

Por otra parte, ni es pesado ni duro ni nada que se le parezca estar ojo avizor para ver quién mete la extremidad hasta el corbejón sin intención de sacarla y disimular mirando para otro lado como si la cosa no hubiera sido con ellos. Tiran la piedra pero, para su desgracia, no esconden la mano. Esto no lo hacen por valentía sino porque saben que poco pueden hacer con su actitud sino, en todo caso, que alguna vez se les devuelva la pedrada en forma de amonestación y, ¡Quién sabe!, de excomunión.

Leer más... »

3.05.11

¡Tamayazo!

En su nido preferido donde lo acogen (“El País”) como a un hijo, el pseudocatólico y supuestamente creyente Juan José Tamayo ha tenido que volver a meter la extremidad el día más inoportuno: el de la celebración de la Vigilia de la Beatificación de Juan Pablo II. Y esto es lógico, porque lo odia a muerte y así realizaba su particular vigilia negra.

Hay que reconocer que la disidencia en la Iglesia católica es, además de patética y quiero-pero-no-puedo, poco graciosa. Dan pena porque, al fin y al cabo, son como los que saben que nada pueden hacer para imponer lo que creen pero hay están, dando sosa al mundo.

Da la impresión de que no son capaces de entender las señales que los creyentes les enviamos. Cuando en el funeral por el ya beato Juan Pablo II Papa se mostraron pancartas con aquel “Santo Súbito” quedaba meridianamente claro lo que querían los allí presentes y, con ellos, muchos millones de católicos que en el mundo somos. No había duda alguna.

Leer más... »

2.05.11

Algún que otro puntapié laicista

Es bien conocido por todos que en España hay, en general, dos tipos de personas: aquellas que creen que la Iglesia católica es importante para el devenir social y aquellas que la odian con todas sus fuerzas y, en cuanto pueden, le endiñan un puntapié y se quedan tan frescos.

Suelen utilizar, siempre, la misma retahíla, a modo de mantra, para hacerse entender. Se resume en: la Iglesia católica es muy mala, mala, mala, pero requetemala y negativa para la sociedad.

Francamente, uno podría cansarse de traer, siempre, a colación, el mismo artículo de la, aún, Constitución vigente en España que no es otro que el apartado 3 del artículo 16. Pero, como parece que se hace necesario, pues ahí va:

Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

Ya está. Parece sencillo de entender: existe una creencia mayoritaria en España que es la católica y, por eso mismo, es imposible que los poderes públicos no tengan en cuenta a las personas que pagan sus impuestos y que, además, tienen unas determinadas creencias. Eso debería ser fácil de llevar a la parte del cerebro que reconoce las cosas como son no ser que se sea muy totalitario, excluyente y, en fin, hijo del Mal.

Leer más... »

1.05.11

La Palabra del Domingo - 1 de mayo de 2011 - Lo que es la fe

Biblia

Jn 20, 19-31. A los ocho días, llegó Jesús.

19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.» 20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.
21 Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» 22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» 25 Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.» 26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.»27 Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.» 28 Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.» 29 Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.»
30 Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. 31 Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.

COMENTARIO

Fe, lo que es la Fe

Seguramente los apóstoles tenían mucho miedo a lo que, con ellos, podían hacer aquellos que habían acabado, hacía pocos días, de crucificar a Jesús. Se escondieron porque no querían acabar como lo había hecho el Maestro.

Leer más... »

30.04.11

Serie José María Iraburu - 5- Evangelio y utopía

“¿Pero Señor, qué acción tendrán sobre la masa
los laicos que no son fermento,
distintos de la masa, sino pura masa?

Evangelio y utopía (E.y-u)
José María Iraburu

Continuemos

Evangelio y utopía

Podemos decir, es más, José María Iraburu dice que Evangelio y utopia “viene a ser una continuación de mi libro De Cristo o del mundo” (1) y es que, por lo importante del tema en cuestión no podía dejar de dedicarle el tiempo necesario a tal estudio. No vaya a pensarse que se trata de un exceso de voluntad pesimista de parte del P. Iraburu sino, mejor, una puntualización muy importante.

¿Qué es una utopía?

Dice el P. Iraburu que “Es, en primer lugar, el título de un libro escrito por el inglés Tomás Moro en 1516. Y en seguida, la utopía vino a ser un género literario bastante abundante, dedicado a criticar la sociedad presente y a diseñar otras ideales, no realizadas” (2).

Por lo tanto, es utópico aquello que, en general, puede ir contra lo establecido porque pretende instaurar una forma de ser y proceder que entiende mejor y más benéfica.

Es posible que más de una persona pueda pensar que una sociedad, digamos, evangélica o basada en principios evangélicos es, simplemente, imposible de hacer efectiva. Sin embargo, “Lo imposible se hace posible en Cristo” (3) porque “cuando entramos en el orden de la gracia, es decir, de la vida nueva en Cristo, el nuevo Adán de la nueva humanidad, ¿dónde podemos situar los límites de lo posible y de lo irrealizable? ¿Qué bien, personal o comunitario, por grande que sea, podrá ser considerado peyorativamente como utópico, en el sentido de irrealizable?” (4).

Por lo tanto, en Cristo es posible la utopía. Es más, “La vida cristiana, también la de los laicos, no ha de ajustarse, pues, al mundo tópico, sino al Evangelio utópico” (5) porque, como en muchas ocasiones dice José María Iraburu no se puede ser de Cristo y del mundo al unísono sino que para un católico sólo cabe ser, en efecto, de su Maestro.

Leer más... »

29.04.11

Beato Juan Pablo II.- Días de abril (y 4): 1 de mayo, Plaza de San Pedro, donde lo que tenía que ser, será.

Juan Pablo II

Para muchos católicos Juan Pablo II fue un Papa del que tienen un recuerdo no muy profundo porque la edad de los mismos (pongamos entre 15 y 20 años) cuando murió se encontraban en la edad en la que, salvo honradas excepciones, la fe que se recibió se encuentra en una situación de “parada técnica” y se encuentra, más o menos, en el limbo y sin saber qué fue de ella o qué será el porvenir de la creencia.

Sin embargo, para muchos otros católicos el Papa que viniera del otro lado del telón de acero significa mucho.

El que esto escribe se remonta, ahora mismo, al mes de noviembre de 1982. Hace casi 20 años, el 8 de noviembre de aquel año.

Esperábamos desde hacía unas cuantas horas en La Alameda de Valencia, que era el lugar escogido (por sus dimensiones) para acoger la ordenación sacerdotal que se había previsto para entonces. Y, entre las aclamaciones que se puede imaginar cualquiera, el Papa-móvil (usado desde que el 13 de mayo de 1981 Ali Agca tratara de llevarlo a la Casa del Padre antes de tiempo) pasó de donde estábamos nosotros y la figura del entonces muy joven Juan Pablo II pareció más grande de lo que físicamente era

Leer más... »

28.04.11

Beato Juan Pablo II.- Días de abril (3): Lo que dejó para siempre

Como es fácil entender, Juan Pablo II Magno fue un trabajador incansable. No sólo por lo que, a nivel doctrinal o magisterial aportó sino, por supuesto, por lo que eso ha supuesto para el diario vivir de la Esposa de Cristo.

Juan Pablo II

Por eso mismo, el deportista de Dios (como también fue llamado) ha dejado, ya para siempre, un legado que no puede ser desaprovechado.

Así, Juan Pablo II Magno, dejó su especial sello en lo siguiente:

-Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Santísima Trinidad en la vida de la Iglesia y del católico.

Tres encíclicas escritas con tal fin: “Dives in misericordia” (Dios Padre, Rico de misericordia), data el 30 de noviembre de 1980, “Redemptor hominis” (Jesucristo Redentor del hombre), con fecha de 4 de marzo de 1979 y “Dominum et vivificantem” (Espíritu Santo Señor y vivificador), con fecha de 18 de mayo de 1986.

-"Totus Tuus” como lema de un Papa que mucho amó a María.-

-Ejercicio del perdón como apóstol de la reconciliación.

Perdonando a Alí Agca, quien trató de asesinarle el 13 de mayo de 1981 demostró, a la perfección, hasta dónde ha de llegar el perdón.

Leer más... »

27.04.11

Beato Juan Pablo II.- Días de abril (2): Una obra impresionantemente gozosa

Juan Pablo II

Se puede decir que Juan Pablo II, a lo largo de su pontificado, no estuvo con los brazos cruzados sino que, muy al contrario, trabajó como si todo dependiese de él y rezó como si todo dependiese de Dios. Y esto es como decir que fue un infatigable trabajador de la viña del Señor (que fue lo que, cambiando infatigable por humilde dijo Benedicto XVI el día que fue elegido, precisamente, sucesor del Papa polaco).

A tal respecto, nada mejor que sea quien mucho sabe y conoce de la obra llevada a cabo por Juan Pablo II, es decir, Benedicto XVI, el quien manifieste lo que cree sobre tal cuestión. Así, en una Conferencia del que entonces era Cardenal Joseph Ratzinger en el marco del congreso “Juan Pablo II: 25 años de Pontificado. La Iglesia al servicio del hombre” dijo que iba a hacer un repaso por las Encíclicas publicadas por el entonces Papa. Sin embargo, se debería “incluir también los demás textos magisteriales del Papa, que a menudo son de gran trascendencia y pertenecen sin duda al conjunto de las afirmaciones doctrinales del Santo Padre.

Leer más... »