Serie José María Iraburu - 18 – Mavarillas de Jesús. Carmelita descalza santa
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“Sencillamente, la madre Mavarillas
está enamora de Jesús”
Maravillas de Jesús (M.-J)
II- Virtudes y dones
José María Iraburu
No vaya a creer nadie que conocer sobre los santos y la vida que han llevado en este valle de lágrimas o conocer lo que hicieron que, al cabo del tiempo, les hizo subir a los altares es cosa de poca importancia y que a nada nos puede conducir. Muy al contrario que resulta tal pensamiento y, además, muy equivocado. Los santos son personas cuya vida nos informa de un grande amor a Cristo y, también, al mundo y supieron conjugar, de forma valerosa y gozosa, lo que supone amar a Dios y servir en el siglo.
Una vida de fundadora
“El 4 de noviembre de 1891 nace en Madrid una niña, que es bautizada en la parroquia de San Sebastián el día 12. Se le impone el nombre de María de las Maravillas, por la devoción que su madre tiene a Nuestra Señora de las Maravillas, patrona de un pueblo murciano de donde procede su familia” (1).
Así da comienzo el P. Iraburu lo referido a la vida de María de las Maravillas, luego Maravillas de Jesús, luego Sta. Maravillas de Jesús.
La que sería santa tuvo una infancia en la que predomina el sentido religioso de su familia. Así, “En la capilla familiar, con los empleados domésticos, participan cada día en la Misa y rezan el rosario. La madre de doña Cristina, doña Patricia Muñoz, viuda, vive con ellos, ha hecho voto de pobreza, e influye mucho en la formación espiritual de su nieta Maravillas, le lee vidas de santos, le enseña a orar y a amar la pobreza y a los pobres” (2). Recibe, la misma, su primera comunión en 1902. En concreto, el día 7 del mes de mayo de aquel casi comienzo de nuevo siglo. Pero no fue hasta años después cuando Maravillas tuvo contacto con el carmelo. Lo refiere, así, José María Iraburu:
“Un día una señora amiga lleva a Maravillas de visita al carmelo de El Escorial, en la sierra próxima a Madrid. Desde ese día está queriendo entrar en él, pero su director espiritual demora la decisión, poniéndole una difícil condición: que su madre le dé permiso. Pasan varios años y por fin el Señor concede a su madre el 1 de diciembre de 1918 la gracia de darle el permiso, y a ella le da la gracia de ingresar en el carmelo de El Escorial el 12 de octubre de 1919. En adelante será su nombre hermana Maravillas de Jesús” (3) y tomó el hábito el 21 de abril del año de Nuestro Señor de 1920.