Lo que está por venir
Ahora, que estamos apenas a unos días de que, tras el domingo llamado de Ramos, empiece lo que, verdaderamente, es la Semana Santa (hasta el domingo llamado de Resurrección) es conveniente recapitular.
Sí, ciertamente, se recapitula cuando se ha terminado algo. Sin embargo, nosotros tenemos muchas Semanas Santas a nuestras espirituales espaldas y no es, ésta, aquella primera en la que aún muchas cosas no se sabían y lo que sabía iba a quedar obsoleto en pocos días… Es decir, que ya sabemos el qué y el cómo y eso nos hace la labor más fácil pues no tenemos que tratar de comprender las razones por las cuales a nuestro Maestro lo pusieron en una cruz de madera, lo clavaron a ella y allí lo dejaron morir. No. Nosotros ya sabemos mucho acerca de eso o, al menos, eso es lo que creemos.
El caso es que lo que está por venir es algo muy importante en la historia de la humanidad que acabó siendo la de salvación de la misma previa muerte del Hijo de Dios.
¡En efecto! Todo lo que sucederá a partir de la triunfal entrada de Jesucristo en Jerusalén tiene todo que ver con la incontrovertible verdad según la cual Dios quería que su descendencia se salvara. Y por eso envió al Mesías al mundo. Y lo envió por eso y no para instaurar un Reino que sostuviera su poder en las armas del momento como algunos de sus contemporáneos esperaban…
Por eso, desde el día siguiente al de Ramos, aquel primer domingo de Ramos, se van a ir sucediendo circunstancias que entonces sucedieron pues nosotros nos limitamos a repetir gozosamente lo que los pies de Jesucristo recorrieron, lo que su Palabra dijo y, en fin, lo que acabó siendo su victoria sobre la muerte (¿Dónde está muerte tu victoria?)
Nada de lo que pasará la semana que viene, después de Ramos, tendrá poca importancia sino que, al contrario, todo ira in crescendo desde el segundo día, el lunes, hasta que el jueves se lleve a cabo la Última Cena y luego… y luego venga todo lo que vino.
¿Qué significa o, mejor, qué sentido tiene para nosotros la llamada Semana Santa?
En primer lugar, un momento en el que Dios salva al hombre en el que debemos agradecer un hacer sí y un actuar así pues es muy desprendido con Quien más quiere, su Hijo engendrado y no creado. Y lo hace en bien de cada uno de sus hijos, creados y no engendrados.
En segundo lugar, un momento en el que podemos ver y admirar hasta dónde es capaz de llegar un hombre para cumplir la Voluntad de Dios. Y no nos vale con decir que sí, que era un hombre, pero que era Dios hecho hombre pues murió como hombre y como hombre entregó su Espíritu a su Padre del Cielo. Y eso debería decirnos algo tan importante como que no es imposible hacer lo que Dios quiere para nosotros y en nuestra vida.
Y, ya, en tercer lugar, la Semana Santa tiene para nosotros un sentido profundo que llena los recovecos más recónditos de nuestro corazón. Y es así porque nos damos cuenta de algo fundamental: Jesucristo pudo haber hecho otra cosa aunque, en verdad, ni podía ni quería: primero, porque todo aquello ya estaba escrito pero, sobre todo, sobre todo, porque era lo que Dios quería. Y ya está.
En resumidas cuentas: lo que está por venir es cosa tan nuestra como nuestra propia vida; es más, es, exactamente nuestra vida… eterna.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Está por venir la misma historia de la salvación.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.