30.12.13

Serie oraciones – invocaciones: Oraciones de las doce campanadas, de Manuel Lozano Garrido, Lolo.

Orar

No sé cómo me llamo…
Tú lo sabes, Señor.
Tú conoces el nombre
que hay en tu corazón
y es solamente mío;
el nombre que tu amor
me dará para siempre
si respondo a tu voz.
Pronuncia esa palabra
De júbilo o dolor…
¡Llámame por el nombre
que me diste, Señor!

Este poema de Ernestina de Champurcin habla de aquella llamada que hace quien así lo entiende importante para su vida. Se dirige a Dios para que, si es su voluntad, la voz del corazón del Padre se dirija a su corazón. Y lo espera con ansia porque conoce que es el Creador quien llama y, como mucho, quien responde es su criatura.

No obstante, con el Salmo 138 también pide algo que es, en sí mismo, una prueba de amor y de entrega:

“Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno”

Porque el camino que le lleva al definitivo Reino de Dios es, sin duda alguna, el que garantiza eternidad y el que, por eso mismo, es anhelado y soñado por todo hijo de Dios.

Sin embargo, además de ser las personas que quieren seguir una vocación cierta y segura, la de Dios, la del Hijo y la del Espíritu Santo y quieren manifestar tal voluntad perteneciendo al elegido pueblo de Dios que así lo manifiesta, también, el resto de creyentes en Dios estamos en disposición de hacer algo que puede resultar decisivo para que el Padre envíe viñadores: orar.

Orar es, por eso mismo, quizá decir esto:

-Estoy, Señor, aquí, porque no te olvido.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero tenerte presente.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero vivir el Evangelio en su plenitud.

-Estoy, Señor, aquí, porque necesito tu impulso para compartir.

-Estoy, Señor, aquí, porque no puedo dejar de tener un corazón generoso.

-Estoy, Señor, aquí, porque no quiero olvidar Quién es mi Creador.

-Estoy, Señor, aquí, porque tu tienda espera para hospedarme en ella.

Pero orar es querer manifestar a Dios que creemos en nuestra filiación divina y que la tenemos como muy importante para nosotros.

Dice, a tal respecto, san Josemaría (Forja, 439) que “La oración es el arma más poderosa del cristiano. La oración nos hace eficaces. La oración nos hace felices. La oración nos da toda la fuerza necesaria, para cumplir los mandatos de Dios. —¡Sí!, toda tu vida puede y debe ser oración”.

Por tanto, el santo de lo ordinario nos dice que es muy conveniente para nosotros, hijos de Dios que sabemos que lo somos, orar: nos hace eficaces en el mundo en el que nos movemos y existimos pero, sobre todo, nos hace felices. Y nos hace felices porque nos hace conscientes de quiénes somos y qué somos de cara al Padre. Es más, por eso nos dice san Josemaría que nuestra vida, nuestra existencia, nuestro devenir no sólo “puede” sino que “debe” ser oración.

Por otra parte, decía santa Teresita del Niño Jesús (ms autob. C 25r) que, para ella la oración “es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría”.

Pero, como ejemplos de cómo ha de ser la oración, con qué perseverancia debemos llevarla a cabo, el evangelista san Lucas nos transmite tres parábolas que bien podemos considerarlas relacionadas directamente con la oración. Son a saber:

La del “amigo importuno” (cf Lc 11, 5-13) y la de la “mujer importuna” (cf. Lc 18, 1-8), donde se nos invita a una oración insistente en la confianza de a Quién se pide.

La del “fariseo y el publicano” (cf Lc 18, 9-14), que nos muestra que en la oración debemos ser humildes porque, en realidad, lo somos, recordando aquello sobre la compasión que pide el publicano a Dios cuando, encontrándose al final del templo se sabe pecador frente al fariseo que, en los primeros lugares del mismo, se alaba a sí mismo frente a Dios y no recuerda, eso parece, que es pecador.

Así, orar es, para nosotros, una manera de sentirnos cercanos a Dios porque, si bien es cierto que no siempre nos dirigimos a Dios sino a su propio Hijo, a su Madre o a los muchos santos y beatos que en el Cielo son y están, no es menos cierto que orando somos, sin duda alguna, mejores hijos pues manifestamos, de tal forma, una confianza sin límite en la bondad y misericordia del Todopoderoso.

Esta serie se dedica, por lo tanto, al orar o, mejor, a algunas de las oraciones de las que nos podemos valer en nuestra especial situación personal y pecadora.

Serie Oraciones – Invocaciones: Oraciones de las doce campanadas, de Manuel Lozano Garrido, Lolo.

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29.12.13

La Palabra del Domingo - 29 de diciembre de 2013

Biblia

Mt 2, 13-15. 19-23

“13 Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.’ 14 El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; 15 y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: = De Egipto llamé a mi hijo. = 19 Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: 20 ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.’ 21 El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. 22 Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea,23 y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: = Será llamado Nazoreo. =”

COMENTARIO

Cumplir con la voluntad de Dios

A lo largo de su vida espiritual, aquel hombre a quien el Ángel del Señor le había comunicado cuál era la voluntad del Creador al respecto de su esposa María, tiene que demostrar que es fiel al Todopoderoso. Y lo hace en muchas ocasiones y no sólo en aquella en la que aceptó que el hijo que iba a nacer de su esposa venía del Espíritu Santo.

Estamos más que seguros que José estaba muy feliz con todo aquello que le estaba ocurriendo: le hacía nacido un hijo y, aunque él supiera era adoptivo, no por eso lo iba a querer menos o a demostrar interés por su desarrollo físico y espiritual. Lo amaba porque, además, sabía que venía directamente de Dios y eso le haría pensar que todo aquello estaba valiendo la pena.

Pero el Creador le tenía reservadas, al parecer, muchas sorpresas.

En un momento determinado le vuelven a dar otro mensaje. Y más tarde, algún tiempo después, otro.

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28.12.13

Santos por inocentes e inocentes por Santos

Inocentes en el aborto

La primera imagen de este artículo muestra el horror. También, es cierto, el arrepentimiento. Se inauguró, tal escultura, un 28 de octubre de 2011 en Eslovaquia y muestra, como podemos ver, lo que muestra. Imagen dura donde las haya pero real donde existan: una madre de piedra ante un hijo casi traslucido porque, en realidad, no está aunque esté siempre en la memoria de la madre y en el corazón de Dios.

Una madre que podría haberlo sido pero que, por miedo, por egoísmo o por cualquier otra circunstancia toma la decisión de abortar y de impedir que su hijo venga al mundo, es más que probable que tenga que darse cuenta de lo que ha hecho.

El inocente que no hace lo es en doble sentido: su indefensión y la edad que tiene (pues la empezamos a contar desde el mismo momento de la fecundación) Por eso el horror ha de ser doble y por eso mismo la madre llora, ya no hay consuelo posible que mitigue lo hecho, y espera, ha de esperar, ser perdonada por Dios.

Pero bien es cierto que la criatura que no ha venido al mundo perdona a la madre. Eso es cosa de grandes espíritus y los no nacidos han de ser grandes en el definitivo Reino de Dios. Y estamos más que seguros que en el cielo, junto a Dios (de quien han de ver su rostro) pide por su madre porque para tal niño siempre será su madre y para la madre siempre será su hijo; no nacido, pero hijo al fin y al cabo.

Estos son inocentes a fuer de ser hijos de Dios que han muerto, que mueren a diario, sin tener culpa ni razón válida para que eso sea así. Y, como tales, el Creador los ha de recibir como santos porque lo son en sentido estricto pues si así se llamaban entre ellos los primeros cristianos no ha de ser menos para aquellos que, siendo hijos de Dios, no han podido ver, siquiera la luz del sol.

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25.12.13

El P. Jorge Loring subió a la Casa del Padre

P. Jorge Loring

Hay personas que, de una manera o de otra, dejan cierta huella en la existencia de los seres humanos. Si hablamos de lo religioso, bien los santos o los mártires iluminan la existencia de aquellos que caminamos hacia el definitivo Reino de Dios.

Así hay personas que, como el P. Jorge Loring, han demostrado que se puede ser hijo de Dios llevando una vida llena de gozo y de esperanza. Su ejemplo como trabajador incansable de la viña del Señor ha puesto sobre la mesa de nuestra pecadora realidad que cuando se quiere casi siempre se puede.

Esto no es ninguna biografía sobre este hombre de Dios sino un sentido homenaje de quien considera que el P. Jorge Loring, sacerdote jesuita que acaba de ser llamado por Dios a comparecer ante su tribunal, es un buen ejemplo en el que copiar todo lo que buenamente seamos capaces de copiar o imitar. Seguro que estaría más que contento sabiendo que hay muchos católicos que, como él, tratan de ser fieles a Dios y trazan un camino para sus vidas en el que la fe es un instrumento de vitalidad que no tiene parangón.

Jorge Loring, Sacerdote, hombre bueno y hermano nuestro, descansa en paz. Y, por favor, ruega desde el cielo por nosotros, pecadores que no tenemos más que nuestro propio corazón, a veces ennegrecido por la mundanidad, para alcanzar el definitivo Reino de Dios.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Gracias a Dios siempre hay espejos espirituales en los que mirarnos para ser mejores.

…………………………….

InfoCatólica necesita vuestra ayuda.

Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:


Y da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7), y haz click aquí.

Cuando nace Cristo

Nace Cristo

Cuando nace un ser humano nos damos cuenta de lo importantes que somos para Dios. Lo hace después de una formación física en el seno de su made y de una espiritual al haber recibido el alma en el momento de la fecundación, instante en el que una nueva criatura del Creador ha empezado a serlo.

Bien podemos decir que Jesús fue un niño de ley. Lo fue porque sus padres no infringieron la obligación establecida por las autoridades de su tiempo de acudir a empadronarse; lo fue porque también fue llevado al Templo de Jerusalén cuando eso debía hacerse, momento en el que el anciano Simeón dijo lo que dijo inspirado por el Espíritu Santo; lo fue porque, a los doce años de edad, también acudió a la Casa de Dios pues era cuando debía hacerlo. Y, sobre todo, lo fue porque cumplió, a la perfección la Ley Suprema que dice que la voluntad de Dios hay que hacerla efectiva en la vida de cada uno de sus hijos y por eso, exactamente por eso, murió.

Presentación de Jesús en el Templo

Pero antes debía venir al mundo, nacer de una Madre Virgen e Inmaculada y ser, desde tal momento, el Salvador que venía a salvar.

En realidad, cuando nace Jesús, luego Cristo al comprenderse que era, en efecto, el Enviado de Dios, el mundo religioso judío estaba muy revuelto. Si ya Moisés, caminando por el desierto, entendió que su pueblo era, verdaderamente, insoportable por las quejas que profería contra Dios, que los había salvado (cf. Nm 11 y Ex 17) no mucho mejor andaban las cosas del espíritu religioso cuando vino al mundo un niño en un pesebre, pobre entre los pobres, que, no por casualidad sino por Providencia divina, tendría que arremeter contra los mercaderes del Templo porque estaban haciendo de la Casa de Dios, un lugar de latrocinio (cf. Jn 2, 14-17). Por eso Dios necesita que su Hijo venga, viniera al mundo necesitaba el Padre. Sólo así, un nuevo Adán revertiría la maldad de haber introducido el pecado en el mundo y de haberse alejado de su Creador.

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24.12.13

¡Feliz Nochebuena!

Feliz Nochebuena

Un pequeño Niño-Dios
nace como siempre ha nacido,
arropado por el amor
de José y de María
y de todos los que lo sabemos
bienvenido.
Niño que naces ahora
y en nuestros corazones siempre
gracias por darnos la vida
y por vencer a la muerte.

En un tiempo como el que nos ha tocado vivir, tantas veces en tinieblas y tantas veces, nosotros mismos, tan cerca del abismo, recordar que nace un Niño que es Dios y que, por tanto, nos trae la salvación y nuestra vida eterna la hace posible ha de ser, seguramente, el mejor deseo para lo que ha de venir en nuestra vida y en la existencia de la misma humanidad.

Aquí les pongo un poema de Mari Carmen Hurtado Chamorro de título “María del Silencio” que es, verdaderamente, apropiado para la ocasión.

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23.12.13

Serie oraciones – invocaciones - Adoración al niño Jesús

Orar

No sé cómo me llamo…
Tú lo sabes, Señor.
Tú conoces el nombre
que hay en tu corazón
y es solamente mío;
el nombre que tu amor
me dará para siempre
si respondo a tu voz.
Pronuncia esa palabra
De júbilo o dolor…
¡Llámame por el nombre
que me diste, Señor!

Este poema de Ernestina de Champurcin habla de aquella llamada que hace quien así lo entiende importante para su vida. Se dirige a Dios para que, si es su voluntad, la voz del corazón del Padre se dirija a su corazón. Y lo espera con ansia porque conoce que es el Creador quien llama y, como mucho, quien responde es su criatura.

No obstante, con el Salmo 138 también pide algo que es, en sí mismo, una prueba de amor y de entrega:

“Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno”

Porque el camino que le lleva al definitivo Reino de Dios es, sin duda alguna, el que garantiza eternidad y el que, por eso mismo, es anhelado y soñado por todo hijo de Dios.

Sin embargo, además de ser las personas que quieren seguir una vocación cierta y segura, la de Dios, la del Hijo y la del Espíritu Santo y quieren manifestar tal voluntad perteneciendo al elegido pueblo de Dios que así lo manifiesta, también, el resto de creyentes en Dios estamos en disposición de hacer algo que puede resultar decisivo para que el Padre envíe viñadores: orar.

Orar es, por eso mismo, quizá decir esto:

-Estoy, Señor, aquí, porque no te olvido.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero tenerte presente.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero vivir el Evangelio en su plenitud.

-Estoy, Señor, aquí, porque necesito tu impulso para compartir.

-Estoy, Señor, aquí, porque no puedo dejar de tener un corazón generoso.

-Estoy, Señor, aquí, porque no quiero olvidar Quién es mi Creador.

-Estoy, Señor, aquí, porque tu tienda espera para hospedarme en ella.

Pero orar es querer manifestar a Dios que creemos en nuestra filiación divina y que la tenemos como muy importante para nosotros.

Dice, a tal respecto, san Josemaría (Forja, 439) que “La oración es el arma más poderosa del cristiano. La oración nos hace eficaces. La oración nos hace felices. La oración nos da toda la fuerza necesaria, para cumplir los mandatos de Dios. —¡Sí!, toda tu vida puede y debe ser oración”.

Por tanto, el santo de lo ordinario nos dice que es muy conveniente para nosotros, hijos de Dios que sabemos que lo somos, orar: nos hace eficaces en el mundo en el que nos movemos y existimos pero, sobre todo, nos hace felices. Y nos hace felices porque nos hace conscientes de quiénes somos y qué somos de cara al Padre. Es más, por eso nos dice san Josemaría que nuestra vida, nuestra existencia, nuestro devenir no sólo “puede” sino que “debe” ser oración.

Por otra parte, decía santa Teresita del Niño Jesús (ms autob. C 25r) que, para ella la oración “es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría”.

Pero, como ejemplos de cómo ha de ser la oración, con qué perseverancia debemos llevarla a cabo, el evangelista san Lucas nos transmite tres parábolas que bien podemos considerarlas relacionadas directamente con la oración. Son a saber:

La del “amigo importuno” (cf Lc 11, 5-13) y la de la “mujer importuna” (cf. Lc 18, 1-8), donde se nos invita a una oración insistente en la confianza de a Quién se pide.

La del “fariseo y el publicano” (cf Lc 18, 9-14), que nos muestra que en la oración debemos ser humildes porque, en realidad, lo somos, recordando aquello sobre la compasión que pide el publicano a Dios cuando, encontrándose al final del templo se sabe pecador frente al fariseo que, en los primeros lugares del mismo, se alaba a sí mismo frente a Dios y no recuerda, eso parece, que es pecador.

Así, orar es, para nosotros, una manera de sentirnos cercanos a Dios porque, si bien es cierto que no siempre nos dirigimos a Dios sino a su propio Hijo, a su Madre o a los muchos santos y beatos que en el Cielo son y están, no es menos cierto que orando somos, sin duda alguna, mejores hijos pues manifestamos, de tal forma, una confianza sin límite en la bondad y misericordia del Todopoderoso.

Esta serie se dedica, por lo tanto, al orar o, mejor, a algunas de las oraciones de las que nos podemos valer en nuestra especial situación personal y pecadora.

Serie Oraciones – Invocaciones: Adoración al Niño Jesús

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22.12.13

La Palabra del Domingo - 22 de diciembre de 2013

Biblia

Mt 1, 18-24

“18 La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. 19 Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. 20 Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.’ 22 Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: 23 = Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, = que traducido significa: ‘Dios con nosotros.’ 24 Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.”

COMENTARIO

Como vemos, todo depende de la fe

1. El momento de la Encarnación está mejor narrado en san Lucas, pero san Mateo hace hincapié en algo muy importante: Jesús debía de tener un padre-hombre para que fuese reconocido como tal y evitar, así, los posibles problemas que podía tener María al decir que estaba embarazada. Es seguro que había sido lapidada.

En este texto, a María ya se la ha aparecido Gabriel, el enviado de Dios. Es más, ya está embarazada según podemos leer en estos versículos. Por eso a José, al que humanamente no puede reprochársele su pensamiento, tuvo alguna duda, al principio, de qué es lo que estaba pasando. Pero espiritualmente el Creador aún tenía mucho que decir y envía a su Ángel a que le comunique que todo estaba en orden, según lo establecido por Dios y que debía hacer lo que, en un principio, tenía pensado hacer: tomar consigo a su mujer con la que ya se había desposado. Nada de lo previsto podía cambiar, precisamente, ahora.

2. Conocedor, como era, el Ángel, de lo que iba a pasar, le dice a José lo que ha de suceder, el nombre del niño que va a nacer, Jesús, apostillando, para demostrar lo que le decía, con las palabras del profeta Isaías (Isaías 7, 14) lo que acabó de convencer a José: Virgen, María, profeta, Emmnanuel-Dios con nosotros-… Todo era cierto, verdad.

José hombre piadoso donde los hubiera, accede a lo dicho por el Ángel y, como dice el texto, “tomó consigo a su mujer” pues, según el derecho judío, al haberse llevado a cabo los desposorios, ya podía llamarse “marido” y María “su mujer”.

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21.12.13

Serie Fundación GRATIS DATE – Año litúrgico patrístico, del P. Manuel Garrido Bonaño O.S.B.

GRATIS DATE

Escribir de la Fundación GRATIS DATE es algo, además de muy personal muy relacionado con lo bueno que supone reconocer que hay hermanos en la fe que tienen de la misma un sentido que ya quisiéramos otros muchos.

No soy nada original si digo qué es GRATIS DATE porque cualquiera puede verlo en su página web (www.gratisdate.org). Sin embargo no siempre lo obvio puede ser dejado de lado por obvio sino que, por su bondad, hay que hacer explícito y generalizar su conocimiento.

Seguramente, todas las personas que lean estas cuatro letras que estoy juntando ya saben a qué me refiero pero como considero de especial importancia poner las cosas en su sitio y los puntos sobre todas las letras “i” que deben llevarlos, pues me permito decir lo que sigue.

Sin duda alguna GRATIS DATE es un regalo que Dios ha hecho al mundo católico y que, sirviéndose de algunas personas (tienen nombres y apellidos cada una de ellas) han hecho, hacen y, Dios mediante, harán posible que los creyentes en el Todopoderoso que nos consideramos miembros de la Iglesia católica podamos llevarnos a nuestros corazones muchas palabras sin las cuales no seríamos los mismos.

No quiero, tampoco, que se crean muy especiales las citadas personas porque, en su humildad y modestia a lo mejor no les gusta la coba excesiva o el poner el mérito que tienen sobre la mesa. Pero, ¡qué diantre!, un día es un día y ¡a cada uno lo suyo!

Por eso, el que esto escribe agradece mucho a José Rivera (+1991), José María Iraburu, Carmen Bellido y a los matrimonios Jaurrieta-Galdiano y Iraburu-Allegue que decidieran fundar GRATIS DATE como Fundación benéfica, privada, no lucrativa. Lo hicieron el 7 de junio de 1988 y, hasta ahora mismo, julio de 2013 han conseguido publicar una serie de títulos que son muy importantes para la formación del católico.

Como tal fundación, sin ánimo de lucro, difunden las obras de una forma original que consiste, sobre todo, en enviar a Hispanoamérica los ejemplares que, desde aquellas tierras se les piden y hacerlo de forma gratuita. Si, hasta 2011 habían sido 277.698 los ejemplares publicados es fácil pensar que a día de la fecha estén casi cerca de los 300.000. De tales ejemplares, un tanto por ciento muy alto (80% en 2011) eran enviados, como decimos, a Hispanoamérica.

De tal forman hacen efectivo aquel “gratis lo recibisteis, dadlo gratis” (Mt 10,8) y, también, “dad y se os dará” (Lc 6,38) pues, como es de imaginar no son contrarios a las donaciones que se puedan hacer a favor de la Fundación. Además, claro, se venden ejemplares a precios muy, pero que muy, económicos, a quien quiera comprarlos.

Es fácil pensar que la labor evangelizadora de la Fundación GRATIS DATE ha des estar siendo muy grande y que Dios pagará ampliamente la dedicación que desde la misma se hace a favor de tantos hermanos y hermanas en la fe.

Por tanto, esta serie va a estar dedicada a los libros que de la Fundación GD a los que no he hecho referencia en este blog. Esto lo digo porque ya he dedicado dos series a algunos de ellos como son, por ejemplo, al P. José María Iraburu y al P. Julio Alonso Ampuero. Y, como podrán imaginar, no voy a traer aquí el listado completo de los libros porque esto se haría interminable. Es más, es mejor ir descubriéndolos uno a uno, como Dios me dé a entender que debo tratarlos.

Espero, por otra parte, que las personas “afectadas” por mi labor no me guarden gran rencor por lo que sea capaz de hacer…

– Año litúrgico patrístico, del P. Manuel Garrido Bonaño O.S.B.

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20.12.13

Eppur si muove - ¿Hacer desaparecer la Congregación para la Doctrina de la fe? - Oraciones por el P.Jorge Loring, S.J.

Pido oraciones por el P. Jorge Loring, S.J, más que conocido por su labor evangelizadora, pues ha sufrido un ictus y se encuentra pasando unos difíciles momentos. ¡Oremos a Dios y que sea su Santa Voluntad!

………

Congregación para la Doctrina de la Fe

Hay ideas que retratan, a la perfección, a la persona que las plantea y a aquellos que las defienden. Y esta es una de ellas.

Algunos, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, el Sena por Paris o el Tíber por Roma (acerca de algo que dijo hace poco el actual Prefecto de la Doctrina de la Fe al Santo Padre como si le estuviese reconviniendo por algo que dijo el Papa Francisco) que lo mejor sería que el Santo Padre hiciese desaparecer la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Los argumentos a favor de tal desaparición son, a saber:

1. Haber sido la heredera de la Santa Inquisición.

2. Haber pretendido estar por encima de algunos Papas.

3. No ser demasiado “abierta y liberal” al respecto de la doctrina de la Iglesia católica.

Seguramente, alguno creerá que existen muchas más “razones” para que la CDF desaparezca, deje de existir como organismo que, dentro del Vaticano, vela por la fe católica.

Lo que pasa es que como aquí nos conocemos todos o, al menos, las intenciones de más de uno, lo que pasa es lo que pasa y no pasa más que lo que tiene que pasar según algunos quieren que pase.

Como ejemplo a las verdaderas intenciones de aquellas personas que quieren que desaparezca la Congregación para la Doctrina de Fe se encuentran dentro del seno de la misma. No son más, por ejemplo, que los documentos que, con carácter vinculante para quien le toque ser vinculado, emanan de tal organismo.

Por eso, les traigo “algunos” de los citados documentos. Lean los nombres de las personas afectadas y los temas de los que tiene a bien ocuparse la CDF. Verán qué es lo que quiere más de uno:

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