13.03.14

Fantoches de la política los hay así

Hay personas que pretenden defender sus ideas y, de paso, hacer daño a quien tenga otras. Intentan, por eso mismo, decir, hacer y manifestarse de una manera poco presentable y, además, consideran de lo más oportuno que se sepa que están en un estado espiritual bastante mejorable.

Veamos dos ejemplos que seguramente ya serán conocidos pero que ahora mismo vienen la mar de bien para mostrar y demostrar ante qué tipo de personajotes nos encontramos y qué podemos (nada) esperar de ellos.

Comunistas abortistas

En primer lugar, hay una comunistas que tierras de Granada han demostrado lo zoquetes que se puede llegar a ser y lo desustanciadas que están. Y ¡ojo! que algunas de ellas son políticas profesionales (vamos, que cobran de eso)

Pues bien, el otro día se presentaron en el Registro Mercantil de Granada para “registrar” sus “cuerpos”. Y no, no es broma.

Claro, algún funcionario pensó que eso no podía ser porque, según el mismo “que aquí solo se registran objetos y el aparato reproductor femenino no lo es".

¡Pero bueno! Quien dijo eso no sabía que se encontraba ante mujeres que sí creen que su cuerpo es un objeto pues lo querían registrar. Y esto tampoco es broma ni exageración pues, al parecer, hacen lo que quieren con el mismo e, incluso, en su aberrante sentido de la realidad, quiere que sea más que legal el desprenderse, previa muerte, de un ser humano, que pueden llevar en su seno. Y eso, se diga lo que se diga, es tratar al cuerpo como un simple objeto manipulable.

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12.03.14

Libro: “New Age. El desafío”

New Age

Título: ”New Age. El desafío”.
Autor: Gonzalo Len.
Editorial: Stella Maris.
Páginas: 224.
Precio aprox.: 9.90 € versión papel y 4, 15 € versión digital.
ISBN : 978-84-16128-00-6.
Año edición: 2014.
Lo puedes adquirir en Editorial Stella Maris

“New Age. El desafío”, de Gonzalo Len

A lo mejor es posible que si a un católico medio le preguntamos qué es eso de la New Age (Nueva Era) no sepa a qué nos estamos refiriendo. Pero si le mencionamos realidades como el Reiki, la homeopatia, el yoga y divertimentos tan poco edificantes como la quiromancia es hasta posible que los conozca y, para su desgracia, demasiado bien…

Y es que la New Age es una realidad gigantesca que, por sus mismas dimensiones, pudiera parecer que no existe. Y tal es así porque ha llegado a adueñarse de demasiadas realidades y, como hace el Maligno, procura que pensemos que no existe. Poco a poco está debilitando la fe católica y consiguiendo, para sus huestes, las almas de muchos que creen haber descubierto, en sus manifestaciones, algún tipo de maná eterno.

Pues eso es lo que ha estudiado el P. Gonzalo Len y ha llegado a una serie de conclusiones que muestra en este libro y que ha subtitulado, acertadamente, “El desafío” pues nadie crea que la New Age es algo que no causa daño a la fe católica pues, al contrario, es una verdadera afrenta a la fe común de los discípulos de Cristo.

Y, para acabar de redonder el libro está prologado por Monseñor Raúl Berzosa, a la sazón Obispo de Ciudad Rodrigo y autoridad internacional en el campo de la New Age.

El libro está estructurado en 3 partes que abarcan este fenónemo desde el punto de vista de su propia existencia, de lo que supone para la fe católica y, por último (y muy relacionada con la segunda parte) lo que, en realidad es la New Age: un desafío en el ámbito de la Nueva Evangelización.

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11.03.14

Un amigo de Lolo - Nuestras pesadas cargas... llevadas por Cristo - Noticia triste-alegre: ha fallecido Lucy, hermana de Lolo

lazo

Hoy hace, exactamente, 10 años que unas manos asesinas mataron a 193 personas en la explosión de varios trenes en la capital de España.

Desde entonces, nadie ha sido capaz de demostrar quiénes fueron los autores materiales e intelectuales y estamos a la espera de que eso se haga realidad.

El caso es que los católicos que pedimos a Dios, tantas veces, por muchas intenciones, debemos agradecer a Dios que haya acogido en su seno a los que murieron de una forma tan vil y sostenida por aquellos que querían un cambio de Gobierno en España. Consiguieron su objetivo porque lo peor que puede hacerse con una sociedad enferma es hurgar en las heridas de tal enfermedad y si, además, tiene las virtudes cristianas mirando para otro lado, lo que se consigue es lo que se consiguió y lo que sigue vigente.

De todas formas, nosotros debemos ir a lo nuestro que no es otra cosa que pedir a Dios por las almas de aquellas personas y para que perdone a los asesinos y a quienes lo tramaron todo. A nosotros a lo mejor nos basta con seguir viviendo entre tanto personaje ruin y malcarado.

Presentación
Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Nuestras pesadas cargas… llevadas por Cristo

“Únicamente quien soporta un yugo, puede hablar de él con optimismo”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (930)

Viene a ser lo mismo aceptar que soportar. Por eso cuando, con paciencia infinita soportamos a una persona que, por su forma de ser, es insistente en la exposición de su pensamiento, lo que hacemos es aceptar en nuestro corazón su presencia y su existencia. Aceptamos, pues, cuando nos dejamos dominar por el amor y controlar por el espíritu de ser discípulos de Cristo e hijos de Dios.
Sabemos, por otra parte, que el hecho mismo de ser seres humanos, creación predilecta de Dios, nos hace partícipes de la creación y de todo lo que eso supone. Y supone mucho.

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10.03.14

Serie oraciones – invocaciones - San José bendito

Orar

No sé cómo me llamo…
Tú lo sabes, Señor.
Tú conoces el nombre
que hay en tu corazón
y es solamente mío;
el nombre que tu amor
me dará para siempre
si respondo a tu voz.
Pronuncia esa palabra
De júbilo o dolor…
¡Llámame por el nombre
que me diste, Señor!

Este poema de Ernestina de Champurcin habla de aquella llamada que hace quien así lo entiende importante para su vida. Se dirige a Dios para que, si es su voluntad, la voz del corazón del Padre se dirija a su corazón. Y lo espera con ansia porque conoce que es el Creador quien llama y, como mucho, quien responde es su criatura.

No obstante, con el Salmo 138 también pide algo que es, en sí mismo, una prueba de amor y de entrega:

“Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno”

Porque el camino que le lleva al definitivo Reino de Dios es, sin duda alguna, el que garantiza eternidad y el que, por eso mismo, es anhelado y soñado por todo hijo de Dios.

Sin embargo, además de ser las personas que quieren seguir una vocación cierta y segura, la de Dios, la del Hijo y la del Espíritu Santo y quieren manifestar tal voluntad perteneciendo al elegido pueblo de Dios que así lo manifiesta, también, el resto de creyentes en Dios estamos en disposición de hacer algo que puede resultar decisivo para que el Padre envíe viñadores: orar.

Orar es, por eso mismo, quizá decir esto:

-Estoy, Señor, aquí, porque no te olvido.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero tenerte presente.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero vivir el Evangelio en su plenitud.

-Estoy, Señor, aquí, porque necesito tu impulso para compartir.

-Estoy, Señor, aquí, porque no puedo dejar de tener un corazón generoso.

-Estoy, Señor, aquí, porque no quiero olvidar Quién es mi Creador.

-Estoy, Señor, aquí, porque tu tienda espera para hospedarme en ella.

Pero orar es querer manifestar a Dios que creemos en nuestra filiación divina y que la tenemos como muy importante para nosotros.

Dice, a tal respecto, san Josemaría (Forja, 439) que “La oración es el arma más poderosa del cristiano. La oración nos hace eficaces. La oración nos hace felices. La oración nos da toda la fuerza necesaria, para cumplir los mandatos de Dios. —¡Sí!, toda tu vida puede y debe ser oración”.

Por tanto, el santo de lo ordinario nos dice que es muy conveniente para nosotros, hijos de Dios que sabemos que lo somos, orar: nos hace eficaces en el mundo en el que nos movemos y existimos pero, sobre todo, nos hace felices. Y nos hace felices porque nos hace conscientes de quiénes somos y qué somos de cara al Padre. Es más, por eso nos dice san Josemaría que nuestra vida, nuestra existencia, nuestro devenir no sólo “puede” sino que “debe” ser oración.

Por otra parte, decía santa Teresita del Niño Jesús (ms autob. C 25r) que, para ella la oración “es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría”.

Pero, como ejemplos de cómo ha de ser la oración, con qué perseverancia debemos llevarla a cabo, el evangelista san Lucas nos transmite tres parábolas que bien podemos considerarlas relacionadas directamente con la oración. Son a saber:

La del “amigo importuno” (cf Lc 11, 5-13) y la de la “mujer importuna” (cf. Lc 18, 1-8), donde se nos invita a una oración insistente en la confianza de a Quién se pide.

La del “fariseo y el publicano” (cf Lc 18, 9-14), que nos muestra que en la oración debemos ser humildes porque, en realidad, lo somos, recordando aquello sobre la compasión que pide el publicano a Dios cuando, encontrándose al final del templo se sabe pecador frente al fariseo que, en los primeros lugares del mismo, se alaba a sí mismo frente a Dios y no recuerda, eso parece, que es pecador.

Así, orar es, para nosotros, una manera de sentirnos cercanos a Dios porque, si bien es cierto que no siempre nos dirigimos a Dios sino a su propio Hijo, a su Madre o a los muchos santos y beatos que en el Cielo son y están, no es menos cierto que orando somos, sin duda alguna, mejores hijos pues manifestamos, de tal forma, una confianza sin límite en la bondad y misericordia del Todopoderoso.

Esta serie se dedica, por lo tanto, al orar o, mejor, a algunas de las oraciones de las que nos podemos valer en nuestra especial situación personal y pecadora.

Serie Oraciones – Invocaciones: San José bendito

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8.03.14

“Despertar en el cielo”

Despertar en el cielo

Título: ”Despertar en el cielo”
Autor: Crystal McVea - Alex Tresniowski
Editorial: Planeta (Zenith)
Páginas: 344
Precio aprox.: 16 € papel – 9 ‘ 99€ Libro Electrónico (ePub)
ISBN : 978-84-08-12306-4
Año edición: 2014
Lo puedes adquirir en Zenith (Editorial Planeta)

“Despertar en el cielo”, de Crystal McVea y Alex Tresniowski

Resulta curioso que lo último escrito en el libro sea lo que define, a la perfección, la intención del mismo:

“Lo único que tienes que hacer es creer” (p 313).

No podemos negar que es un buen punto de partida aunque haya sido escrito, justamente, al final. Ciertamente, hay que tener fe para creer en lo dicho por quien murió, subió al cielo y le dieron otra oportunidad.

¿Significa eso que este libro sólo puede ser de utilidad para quien tenga una fe cristiana?

A esto respondemos que no. Este libro tiene una finalidad, el haber sido escrito y, así, hacer posible que pueda ser leído por muchas personas, que va más allá de las creencias que tiene quien ha sido objeto de especial atención por el Creador. En realidad, cualquier persona que quiera cambiar su vida a mejor puede leerlo con provecho.

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7.03.14

Eppur si muove - Sobre sustituciones y sueños

CEE

Dentro de pocos días, nuestros pastores se reunirán en Madrid para elegir unos cargos muy importantes dentro de la Iglesia Española. En concreto, dentro de la Conferencia Episcopal Española.

En este ámbito hay muchos que dan por finiquitado al cardenal Rouco Varela como Presidente de la CEE.

En primer lugar no podemos decir que no se haya ganado un descanso este buen hombre de Dios. Lleva muchos años a la cabeza de la Conferencia Episcopal Española y, con franqueza lo digo, ha tenido que soportar muchos ataques tanto del Mal como de aquellos que creen que un cambio “bueno” para la Iglesia en España sería, simplemente, que el actual Presidente de la CEE se fuera. Quien venga… eso supongo que les da igual pues lo que, en verdad, aquí concurre es un estado inexplicable (o muy explicable) de rabia e ira contra el cardenal gallego.

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6.03.14

Hay cosas que no pueden ser, señor Arzobispo

Santiago Agrelo

Al que esto escribe le parece la mar de bien que los pastores de la Iglesia católica concedan entrevistas. Es la mejor manera de saber lo que piensan pues no siempre está al alcance de cualquiera y aunque quien viene hoy a este blog es conocido en InfoCatólica, no está de más (nunca está de sobra) ver lo que dice por ahí.

Y eso ha pasado con el Arzobispo de Tánger.

El pasado día 26 de febrero acudió a Valencia (España) para hablar en una jornada para sacerdotes relativa a la Teología de la Caridad. Y aprovechando tal ocasión, un periodista del diario Levante-El Mercantil Valenciano (de raíz izquierdista) le hizo una entrevista.

En tal entrevista dice cosas muy curiosas. No sé si por buenismo, por oportunismo o por algún que otro ismo pero, con franqueza lo decimos, lo que dice no es lo mismo que la verdad de las cosas. Al menos en algunas respuestas…

Cuando, por ejemplo, le dicen que

“El problema de la frontera no es la valla ni las cuchillas ni la Guardia Civil. Usted va más al fondo”.

El responde que

“Sí. Si yo pongo una valla y cuchillas en la frontera es porque la considero infranqueable para determinadas personas. ¿Pero quién soy yo para impermeabilizar esa frontera?”

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5.03.14

Cruz de cenizas

Ceniza

Arrepentirse y creer, de verdad, que Dios es Padre y que envió a su Hijo para procurar nuestra salvación; saber que se dejó matar porque conocía que la voluntad del Todopoderoso era que perdonara, que mostrara misericordia con aquellos que lo estaban maltratando de una forma tan injusta…

Ceniza del arrepentimiento, ceniza como esencia del renacer de nuestro espíritu abatido por los malestares que nuestra debilidad nos procura por no dejar acallar, en nuestro corazón, las falsas promesas del mundo; ceniza que es principio porque abre la puerta a un nuevo ser, a un ser de corazón de carne y no de piedra, a unos ojos que miran con comprensión a quien no lo comprende.

Y así, cenizas que forman una cruz que es todo para un discípulo de Cristo y que nos motivan a levantarnos y a ser, después de haber caído tantas y tantas veces en las tentaciones del Maligno, hijos de Dios que saben que lo son y, por eso mismo, lo que eso significa. Cenizas, pues, salvadoras porque salvadores fueron los maderos que sostuvieron el santo cuerpo del Ungido.

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4.03.14

Un amigo de Lolo - Pruebas de Dios

Presentación
Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Pruebas de Dios

“Ni ‘cuñas’ en la radio, ni anuncios con hombres ’sandwich’; mensajero de Dios, el hombre vivo”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (775)

A veces, las personas que no creen en la existencia de Dios y en la creación que el Todopoderoso llevó a cabo y que mantiene, tienen la impresión equivocada según la cual no es posible aventurar, siquiera, la tal existencia porque no hay prueba alguna de que eso sea posible.

En realidad, existe mucha ceguera en esta forma de pensar pues nada tan sencillo, simple y fácil de apreciar para quien no se ponga anteojeras en la mente y en el corazón, que darse cuenta de Dios en sí mismo. No es que el tal increyente sea Dios sino que es, exactamente, imagen del Creador.

A lo mejor eso no le parece suficiente para quien no crea. Sin embargo, sólo indica que falta conciencia de qué se es y, en definitiva, de lo que se puede llegar a ser.

Lo que aquí sucede es que hay pensamientos en exceso materialistas que sólo creen en lo que ven y en lo que sus sentidos pueden apreciar de forma palpable y, en fin, demostrable. Pero tales formas de pensar están muy lejos de la verdad de las cosas que, como suele suceder tantas veces, es muy tozuda al ser como es y no poder ser otra cosa

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3.03.14

Serie oraciones – invocaciones : Visita a San José

Orar

No sé cómo me llamo…
Tú lo sabes, Señor.
Tú conoces el nombre
que hay en tu corazón
y es solamente mío;
el nombre que tu amor
me dará para siempre
si respondo a tu voz.
Pronuncia esa palabra
De júbilo o dolor…
¡Llámame por el nombre
que me diste, Señor!

Este poema de Ernestina de Champurcin habla de aquella llamada que hace quien así lo entiende importante para su vida. Se dirige a Dios para que, si es su voluntad, la voz del corazón del Padre se dirija a su corazón. Y lo espera con ansia porque conoce que es el Creador quien llama y, como mucho, quien responde es su criatura.

No obstante, con el Salmo 138 también pide algo que es, en sí mismo, una prueba de amor y de entrega:

“Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno”

Porque el camino que le lleva al definitivo Reino de Dios es, sin duda alguna, el que garantiza eternidad y el que, por eso mismo, es anhelado y soñado por todo hijo de Dios.

Sin embargo, además de ser las personas que quieren seguir una vocación cierta y segura, la de Dios, la del Hijo y la del Espíritu Santo y quieren manifestar tal voluntad perteneciendo al elegido pueblo de Dios que así lo manifiesta, también, el resto de creyentes en Dios estamos en disposición de hacer algo que puede resultar decisivo para que el Padre envíe viñadores: orar.

Orar es, por eso mismo, quizá decir esto:

-Estoy, Señor, aquí, porque no te olvido.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero tenerte presente.

-Estoy, Señor, aquí, porque quiero vivir el Evangelio en su plenitud.

-Estoy, Señor, aquí, porque necesito tu impulso para compartir.

-Estoy, Señor, aquí, porque no puedo dejar de tener un corazón generoso.

-Estoy, Señor, aquí, porque no quiero olvidar Quién es mi Creador.

-Estoy, Señor, aquí, porque tu tienda espera para hospedarme en ella.

Pero orar es querer manifestar a Dios que creemos en nuestra filiación divina y que la tenemos como muy importante para nosotros.

Dice, a tal respecto, san Josemaría (Forja, 439) que “La oración es el arma más poderosa del cristiano. La oración nos hace eficaces. La oración nos hace felices. La oración nos da toda la fuerza necesaria, para cumplir los mandatos de Dios. —¡Sí!, toda tu vida puede y debe ser oración”.

Por tanto, el santo de lo ordinario nos dice que es muy conveniente para nosotros, hijos de Dios que sabemos que lo somos, orar: nos hace eficaces en el mundo en el que nos movemos y existimos pero, sobre todo, nos hace felices. Y nos hace felices porque nos hace conscientes de quiénes somos y qué somos de cara al Padre. Es más, por eso nos dice san Josemaría que nuestra vida, nuestra existencia, nuestro devenir no sólo “puede” sino que “debe” ser oración.

Por otra parte, decía santa Teresita del Niño Jesús (ms autob. C 25r) que, para ella la oración “es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría”.

Pero, como ejemplos de cómo ha de ser la oración, con qué perseverancia debemos llevarla a cabo, el evangelista san Lucas nos transmite tres parábolas que bien podemos considerarlas relacionadas directamente con la oración. Son a saber:

La del “amigo importuno” (cf Lc 11, 5-13) y la de la “mujer importuna” (cf. Lc 18, 1-8), donde se nos invita a una oración insistente en la confianza de a Quién se pide.

La del “fariseo y el publicano” (cf Lc 18, 9-14), que nos muestra que en la oración debemos ser humildes porque, en realidad, lo somos, recordando aquello sobre la compasión que pide el publicano a Dios cuando, encontrándose al final del templo se sabe pecador frente al fariseo que, en los primeros lugares del mismo, se alaba a sí mismo frente a Dios y no recuerda, eso parece, que es pecador.

Así, orar es, para nosotros, una manera de sentirnos cercanos a Dios porque, si bien es cierto que no siempre nos dirigimos a Dios sino a su propio Hijo, a su Madre o a los muchos santos y beatos que en el Cielo son y están, no es menos cierto que orando somos, sin duda alguna, mejores hijos pues manifestamos, de tal forma, una confianza sin límite en la bondad y misericordia del Todopoderoso.

Esta serie se dedica, por lo tanto, al orar o, mejor, a algunas de las oraciones de las que nos podemos valer en nuestra especial situación personal y pecadora.

Serie Oraciones – Invocaciones: Visita a San José

A lo largo de este mes de marzo, por ser en el que celebramos, de una forma especial, a la persona de San José, esta seríe sobre la oración, va a estar dedicada, todo el mes, a este crucial santo para la vida del creyente.

San José

¡Oh castísimo esposo de la Virgen María, mi amantísimo protector San José! Todo el que implora vuestra protección experimenta vuestro consuelo. Sed, pues, Vos mi amparo y mi guía. Pedid al Señor por mí; libradme del pecado, socorredme en las tentaciones y apartadme del mal y del pecado. Consoladme en las enfermedades y aflicciones. Sean mis pensamientos, palabras y obras fiel trasunto de cuanto os pueda ser acepto y agradable para merecer dignamente vuestro amparo en la vida y en la hora de la muerte. Amén.

Jaculatoria.-¡Oh glorioso San José! Haced que sea constante en el bien; corregid mis faltas y alcanzadme el perdón de mis pecados.

Nada mejor, pues, que empezar por la visita que podemos hacer a San José, Padre de nuestra fe y ejemplo, de todas-todas, a seguir.

Visitar a San José es, por decirlo así, como hacer una especie de antesala de su Hijo y, entonces, ante Dios mismo. Por eso le pedimos como lo que fue en vida, antes de subir a la Casa del Padre.

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