16.12.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Dios ha grabado esto en nuestro corazón

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.


Frases que bien valen la pena – Dios ha grabado esto en nuestro corazón


Adiós, hijo. Las últimas palabras no las escribo sobre el papel, sino que las ha de grabar en tu alma con el ardor de un mensaje: “Tu Padre te espera y, cuando llegues, tuyo será su corazón”. (Beato Lolo, de su libro Reportajes desde la cumbre)

Como hemos dicho otras muchas veces (tantas como hemos traído aquí este libro de Lolo de título Reportajes desde la cumbre) es Dios mismo quien, puesto así por el Beato de Linares (Jaén, España) habla a su descendencia. Y lo hace desde la “cumbre” que es lo mismo que decir que desde el Cielo. 

Bueno, pues el caso es que en las palabras que hoy, las traída aquí hoy, nos dice Dios hay mucho de esperanza y, sobre todo, de creencia en que el Padre Eterno nunca ha olvidado ni olvidará a sus hijos. Y Manuel Lozano Garrido, como suele ser habitual, nos lo escribe de maravilla y para que se entienda a la perfección. 

Nos dice Dios que esto que nos dice último, por así decirlo, no tiene intención de que quede en el papel que, al fin y al cabo es fácilmente perdible por su deterioro o destrucción. No que quiere es que quede bien dentro en nuestro corazón donde, por decirlo en palabras de la Sagrada Escritura, la polilla no lo corroe todo…

Pero, en todo caso… ¿Qué es lo que nos quiere decir Dios a nosotros?

En primer lugar, aquí hay una despedida pero, como puede suponerse tratándose de Dios quien se despide, no es un “hasta nunca” sino, justamente, lo contrario porque es un “hasta ahora mismo, hasta ya” porque nuestro Creador ni nunca no has abandonado ni nunca nos va a abandonar. 

Y, claro, si hay un primer lugar es porque, por lo menos, debe haber un segundo lugar. Y es el que deducimos de todo eso: debemos tener esperanza en que lo mejor está puesto ahí para nosotros. Y así debemos creerlo.

Esto lo decimos porque en nuestra alma ha escrito Dios algo que es muy importante y que nunca deberíamos olvidar porque tiene todo que ver con su Amor por nosotros y, claro, también por el mismísimo Lolo que escribió esto que es, desde ya, tan edificante y edificador si de nuestra fe hablamos. 

Dios nos ha dicho dos cosas, es decir, ahora mismo, entendemos que nos ha querido decir, nos dice, primero, que nos espera y, luego que su corazón será nuestro. 

No podemos decir que eso sea poca cosa sino que es mucho y muy mucho que es. 

Como Dios nos espera podemos sostenernos en la vida y por cada tribulación por la que pasemos ahí tenemos al Padre tendiéndonos una mano. 

Como Dios nos espera podemos saber, a ciencia y corazón ciertos, que su Luz siempre está para mostrarnos el camino que nos lleva a su buen puerto que es Su definitivo Reino llamado Cielo.

Como Dios nos espera es así como debemos caminar: sabiendo eso y teniéndolo más que claro.  

Y ¿Qué decir de eso que tiene que ver con que Su corazón sea nuestro?

Decir, por ejemplo, que con eso nos quiere decir Dios que es nuestro su todo, su ser y que, por tanto, jamás debemos desesperar nos pase lo que nos pase que para eso está ahí Él, quien nos ha creado y mantiene este valle, sí, de lágrimas, pero de paso hacia lo eterno. 

Decir, por ejemplo, que con eso nos quiere decir Dios, y así lo debió entender muy bien Lolo, que siempre está para vernos como quiere vernos y que no puede ser de otra forma que amándolo y haciendo lo propio con nuestro prójimo.

En realidad, lo que debemos tener muy claro es que el Todopoderoso ha hecho por nosotros lo mejor que podía hacer: decirnos que nos ama y que Su corazón es nuestro. ¿Acaso se puede pedir algo mejor o algo más? Y eso lo comprendió Lolo más que bien. 



Eleuterio Fernández Guzmán



Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:



Entender el sufrimiento es un bien más que importante.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (95)


Las estrellas tiemblan porque todavía guardan la profunda emoción de Dios cuando las iba creando”

……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. (¡Con nuevos artículos sobre Lolo!)

15.12.24

La Palabra del domingo - 15 de diciembre de 2024

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Lc 3, 10-18

Tercer domingo de Adviento 


En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: —‘¿Entonces, qué hacemos?’ Él contestó: —‘El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo’.

Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: 

—‘
Maestro, ¿Qué hacemos nosotros?’ Él les contestó: —‘No exijáis más de lo establecido.’ Unos militares le preguntaron: —‘¿Qué hacemos nosotros?’ 

Él les contestó: —‘No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.’ El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: —‘Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga.’ 

Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.”



El anuncio que hace el Bautista


Como el Mal nunca descansa y como culminación de las maldades de Herodes, tetrarca de Galilea, éste, ante la acusación de Juan, hijo de Zacarías y de Isabel, sobre su ilícito matrimonio con Herodías, manda que lo prendan y sea encarcelado. Y lo hace porque, seguramente, no quería que u “honestidad” se viera comprometida por aquel hombre pobre y vestido con piel de camello que predicaba en el desierto. 

Juan, antes de este terrible momento, como decimos, predica. Su predicación, continuación de su presentación al mundo, a su siglo, con ese “enderezad sus sendas” (se refiere a las del Señor) y la dura acusación a los hipócritas, a los que llama raza de víboras (Lc 3,7) tiene un sentido, que en este texto del evangelista médico de Pablo, doble, porque dos cosas nos quiere decir.
 
El profeta de lo ordinario

Juan, el Bautista, en la primera parte de este discurso, justo antes de clarificar quién es él y, sobre todo, quién vendrá, da una explicación, ante las preguntas que le hacían, de cómo se debe actuar, de cuál ha de ser el comportamiento de sus discípulos porque no todo valía y, sobre todo, lo bueno debía ser conocido por aquellos que quisieran seguirlo. 

Juan el Bautista: la historia del precursor de Jesús - Biblia

Era una pregunta muy genérica eso de “¿qué debemos hacer?”. Sin embargo, a esto Juan contesta de una forma muy específica. No se limita a dar un gran discurso moral que pudiera valer para todos, no hace que su predicación sea algo vacío sino que, al contrario, da a cada uno una respuesta porque cada hijo de Dios merece ser escuchado y, personalmente, atendido. 

Juan, el Bautista, tenía, por así decirlo, respuestas para todos. Pero ¿Qué quiere decir el primo de Jesús, por qué contesta así y no de otra forma? 

Sabemos que, en nuestra vida, convivimos con personas diversas, distintas, con dignidad propia, que cada cual tiene unas relaciones particulares, un medio en el cual desarrolla su existencia. En esa vida, en ese convivir, en esos momentos en los que podemos manifestar un comportamiento que sea más o menos adecuado con lo que es un comportarse, después, y ahora, cristiano es cuando debemos hacerlo. 

Para cada uno de los que le preguntan Juan tiene algo que decirle: para el que tiene dos túnicas, que reparta una, para el que tiene de comer, que reparta; también para quien sobre impuestos, que no abuse, etc. Esto lo dice como resultado, eso que ha de devenir, de esa conversión, decimos, de ese bautizo que él ofrece. Cabía, por lo tanto, un cambio de actitud donde, sobre todo, debía tenerse muy en cuenta la misericordia y el amor. 

Pero lo que resulta más importante, a nuestro entender, es que viene a decir que en cada circunstancia, en la de cada cual (porque cada uno le pregunta según lo suyo), en la vida ordinaria de cada quien, debemos llevar una conducta acorde con esa voluntad de Dios. Así, por ejemplo, nos preguntaremos antes de cada acción qué querría Dios que hiciéramos. Ese profeta, Juan, es, por eso, profeta de lo ordinario, pues en su boca, a través de ella, nos comunica el qué para cada cual, sin formulismos de carácter absoluto, pues es evidente que cada uno estamos en el siglo y somos, por eso, seculares, de una forma distinta. 

Pero Juan, viendo que podrían, quizá, por sus palabras y sus hechos, confundirlo con quien tenía que venir, con el Cristo esperado por el pueblo de Israel, no tiene más remedio que pronunciarse al respecto. Era, además de profeta de lo ordinario, profeta de la Verdad que llegaba. 

A este respecto, por muy importante que fuera decir a cada uno lo que tenía que hacer, aún tenía reservado un mensaje trascendente para el pueblo que lo escuchaba. Venía el Cristo, a quién él no era digno, en frase muy conocida, de desatarle la correa de sus sandalias. Para nosotros esta expresión, además de referirse a ese trabajo propio de sirvientes en aquella época, quiere decir lo que sigue: alguien se desata la correa de las sandalias cuando va a descansar de un camino hecho, para que descansen los pies que le han llevado por esa senda. Pues bien, ni siquiera Juan, con el camino que había recorrido, espiritualmente hablando, en su vida, podía ponerse a la altura de aquel que, sin haber, aún, recorrido su camino, y el nuestro, entre la gente, ya había caminado bastante, mucho, pues venía de Dios, quien todo lo ve y quien, en su Reino, todo lo tiene ya andado. 

Además, su bautizo, el de Juan, el de agua, el que perdona los pecados, no es nada comparado con el que trae Jesús porque es un bautismo de fuego, de Espíritu (recordemos Pentecostés y las lenguas de fuego en cuanto a la utilización de este símbolo) y con el que no sólo venía a perdonar los pecados sino que, además, cambiaría el corazón de piedra por otro de carne, más dado a la misericordia que al sacrificio (como dijo el propio Jesús). 

Este mensaje era claro, diáfano, pues si él mismo había criticado a sus contemporáneos (como, por otra parte, habían hecho siempre los profetas) mucho más haría Jesús en su predicación. 

Para nosotros Juan refiere, al decir eso de “fuego que no se apaga” algo trágico. Lo trágico, para quien sea esa paja que se aparta de Dios, voluntariamente, es que ese resquemor que pueda sentir en su corazón no se apaga nunca, que siempre tenga, aunque no quiera, esa desazón, ese sentimiento de no haber hecho bien, lo correcto. Los demás, aquellos que, tras su conversión, tan necesaria entonces como ahora, ingresará, por así decirlo, en el “granero” de Dios porque habrá sido fruto bueno (unos el 30, otros el 40 y otros el 100%, como dice la parábola del sembrador). 

Todo esto era, como dice el texto de Lucas, un anuncio de la “Buena Nueva”, de que Jesús estaba al llegar. 

A nosotros, ahora que tantos siglos después escuchamos estas palabras se nos pide, también, el acogernos a María, Madre de Jesús y Madre nuestra que, mientras Jesús acudía a Juan, como estaba escrito, guardaba todo aquello en su corazón.

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren cambiar su corazón. 

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no esperan la venida de Cristo. 

Roguemos al Señor.

ORACIÓN


Padre Dios; ayúdanos a escuchar las palabras del Bautista y ponerlas por obra. 
 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 
Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Juan, desde el vientre de su madre, ya sabía todo lo que debía saber. Y bien que lo demostró. 

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. (¡Con nuevos artículos sobre Lolo!)

 

9.12.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Perdonar muestra un corazón, el corazón

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – Perdonar muestra un corazón, el corazón


No le toques los músculos, para ver su hombría. Entérate de lo que ha perdonado y tendrás o no delante un héroe.” (Beato Lolo, de su libro Bien venido, Amor, nº 604)

No es poco común que nos equivoquemos  a la hora de pensar cómo es una persona. Y es que o solemos poner atención en lo que importa, en lo que verdaderamente importa. Y Lolo nos dice, bien a las claras, el punto exacto sobre el que debe recaer nuestra voluntad, digamos, conocedora del prójimo. 

Nos equivocamos, sí, porque somos unos simples e ilusos mortales. Y así, nuestra especial condición de una cosa y de la otra nos lleva a mirar más por las cosas del cuerpo que por las del alma. Y luego pasa lo que pasa…

De todas formas, y gracias a Dios que suscita de entre sus hijos a los que son mejores, aquí tenemos a Manuel Lozano Garrido para poner blanco sobre negro y para que nos caigamos del burro acerca de que conocemos de primera mano lo que queremos conocer. 

El Beato Lolo (Linares, Jaén, España) apunta exactamente al centro de la diana de cómo somos. Y lo hace para que nos quede claro hacia dónde debemos mirar y no es, precisamente, a lo más mundano del prójimo si lo que queremos saber es ante quién nos encontramos.

En realidad, debemos ir más allá de lo que aparentan las personas o, en todo caso, debemos mirar un poco más profundamente.

Esto de arriba lo decimos porque resulta muy sencillo caracterizar a un ser humano tan sólo atendiendo a lo que parece que es que es como si Cristo hiciera todo el caso a quien le dice “Señor, Señor"  (cf Mt 5,21) pero luego no pone en práctica la Palabra de Dios ni por asomo…

No. No es ahí donde debemos mirar en primer lugar aunque es casi seguro que se ahí donde miremos en primer lugar… No. Las cosas van por otro camino que tiene que ver con lo que, en realidad, es una persona. 

Hay que saber. Es decir, no nos vale con la capaexterna de la persona. Y hay que saber qué y cuánto ha perdonado…

Debemos saber, por tanto, “lo que ha perdona” porque eso resulta esencial para conocer de verdad cómo es una persona.

Así, por ejemplo, si una persona ha perdonado poco es que tiene un corazón duro, de piedra.

Así, por ejemplo, y al contrario, cuando una persona ha perdonado mucho es que tiene un corazón tierno… de carne que es como quiere Dios que sus hijos tengan el corazón porque es así como Él lo tiene y así se explica que nos perdone todas nuestras tropelías.

Saber que una persona ha perdonado mucho nos dice, en primer lugar, que ha tenido mucho que perdonar pero nos dice, sobre todo, que ha sido capaz de sobreponerse al ordinario comportamiento nuestro de no perdonar y dar el paso necesario para hacer lo contrario. Y no nos extraña nada que nos diga Manuel Lozano Garrido que la persona que ha perdonado (entendemos que mucho) tiene adherido en su corazón el título de “héroe". Y cuanto más perdone más héroe pues, de lo contrario, no seguirá el camino que Dios quiere para sus hijos. 

Y es que aquí todo está dicho: “setenta veces siete” (cf Mt 18, 22) ) dice Cristo que hay perdonar. Y es que, de hacerlo, el título del que habla Lolo lo tendríamos bien ganado… pues por para algo es Palabra de Dios.


Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.




Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (94)

¡Hermanos!: la alegría y la confianza tienen razón, desde que el Señor nos ha hecho con tanta fe y esperanza.”

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. (¡Con nuevos artículos sobre Lolo!)

8.12.24

La Palabra del Domingo - Domingo, 8 de diciembre de 2024

Resultado de imagen de SAnta BibliaLc 1, 26-38

Segundo Domingo de Adviento 

 

“26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.28 Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.’ 29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.30 El ángel le dijo: ’No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; 31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32  El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.’ 34 María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’ 35 El ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por  eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. 36  Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, 37 = porque ninguna cosa es imposible para Dios.’ = 38    Dijo María: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.’ Y el ángel dejándola se fue.

 

COMENTARIO

 

¡Hágase, Padre, hágase!

 

Lo que escribe aquel médico llamado Lucas en su evangelio nos muestra hasta dónde puede llegar la confianza, la fe, de alguien que cree en Dios Todopoderoso y sabe que, como es bien cierto, es poco frente a Quien todo lo es y todo lo puede y se sabe, pues, humilde.

Él Ángel Gabriel tuvo mucho trabajo que llevar a cabo, muchas misiones que cumplir en poco tiempo. Ya se había aparecido a Zacarías, esposo de Isabel y padre de Juan el Bautista, para decirle lo que iba a pasar con aquella que llamaban estéril y para demostrar que, para Dios, nada hay imposible. Primero, pues, se debía sembrar para que naciera el Precursor y, luego, tendría que acudir a la casa de una joven virgen para anunciarle, entre otras cosas, que era la “llena de gracia”.

No podemos negar, a nadie se le ocurriría pensar otra cosa, que María, aquella joven a la que se dirigió el Ángel del Señor, estaba turbada. No es fácil saber qué es lo que le estaba pasando cuando le dice aquel enviado de Dios lo que le dice y que pensara, por ejemplo, que aquello no lo comprendía. 

María, sin embargo, no hizo como hiciera meses antes (por lo menos seis) su pariente Zacarías. Él dudó de lo que le decía el Ángel y por eso, por su falta de confianza en Dios, quedó mudo hasta que nació quien llamaría Juan. No. María no duda ante lo que le dice Gabriel. María se extraña, eso sí, de que ella vaya a quedar embarazada sin haber conocido varón pues aún desposada con José no se había ido a vivir con quien se había prometido para ser su marido. Y aquella joven, entregada a Dios, en su virginidad, desde bien pequeña, sabía que no había conocido varón.

Bartolomé_Esteban_Murillo_-_La_Anunciación_(Rijksmuseum)

Pero María, pues, no duda. Decimos que ante lo que le dice Gabriel, ante aquel “llena de gracia” (liberada, por tanto, del pecado original por Dios Creador) podía haberse dicho, por ejemplo, “bien, creo en lo que dice el Ángel pero no me siento digna de cumplir con tal misión. Le diré que no puedo aceptar tal honor”.

Sin embargo, María, la joven María, no dice eso sino que se somete enteramente a la santa voluntad que, de Dios, le había expresado, su Ángel porque, en realidad, ni quería ni podía hacer otra cosa.

Pero en esto también María es especial. Tampoco se limita a decir sólo, por ejemplo, “bien, acepto” sino que, además añade algo que la define a la perfección y define, también perfectamente, lo que ha de ser un creyente en Dios: “he aquí la esclava del Señor”. Ella se sabe esclava de su Creador y, por eso mismo, no puede, ¡qué menos!, que aceptar lo que le está proponiendo Gabriel. Sabe María que, incluso que vaya a quedar embarazar sin seguir, digamos, el método ordinario y común del ser humano, es algo que no comprende pero que es posible para Dios. Es más, que nada hay imposible para Aquel que todo lo creó y mantiene.

Y el Ángel se fue, la dejó.

Podemos imaginar, al menos imaginarlo, cómo quedaría María, Virgen e Inmaculada, cuando Gabriel la dejó. En aquella soledad tan sonora como era estar con Dios y, es más, saber que lo iba a tener en sus mismas entrañas.

En realidad, sólo podemos imaginarlo y, luego, agradecer una merced tan grande hecha, por el Todopoderoso, a favor de la humanidad entera y completa.

PRECES

Por todos aquellos que no creen en la venida de Dios mismo hecho hombre.

Roguemos al Señor.

Por todos  aquellos que no se dejan inundar por la fe profunda de María.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a recibir a tu Hijo Jesús ahora que recordamos que vino para salvarnos.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

María quiso ser Madre de Dios… y lo fue.

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. (¡Con nuevos artículos sobre Lolo!)

 

2.12.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena –  Resucitaremos

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – Resucitaremos

“El Cristianismo no arranca de una culpabilidad, sino de una esperanza” (Beato Lolo, de su libro Bien venido, amor, 978)

“Creer y convertirse”. Son dos expresiones que manifiestan la voluntad de una persona acerca de qué es lo que quiere no para esta vida (que también) sino, sobre todo, para la que ha de venir cuando se cierre el telón de su existencia y tenga que acudir donde haya merecido acudir. Y eso es lo que le pasó al Beato Lolo (Linares, Jaén, España)

Existe la creencia errónea según la cual basta con no creer en Dios para librarse, automáticamente, de lo que supone la existencia del Creador. Sin embargo, para desgracia de muchos incrédulos, las cosas son como son y por la mañana amanece cuando sale el sol. Y ante la Verdad poco pueden hacer los que prefieren esconder la cabeza bajo tierra pensando que, así, pasa el “peligro” de sentirse hijos de Dios.

Pues bien, quien se sabe hijo del Creador sabe perfectamente que en esta vida está de paso o, como poco, a decir de Santa Teresa, que es una mala noche en una mala posada o dicho hoy día, en una mala pensión de las llamada de “mala muerte”.
Es decir, que poco pasamos aquí con relación a lo que ha de venir tras nuestro final corporal. Y estamos seguros que tal pensamiento dio a Lolo una nutriente esperanza para su alma. 

Tenemos una esperanza clara, como la tuvo Manuel Lozano Garrido, que nos sostiene en el mundo y por la cual vivimos y existimos: la resurrección.

En efecto,
resucitar, cuando llegue el momento en el que Cristo vuelva a la tierra para juzgar a vivos y muertos, ha de ser el anhelo de todos los que estamos más que seguros que todo esto, nuestra fe y Dios mismo, no son una ilusión que necesitamos para vivir sino que ambas realidades son más que ciertas, que lo vemos todos los días y que, no obstante, lo que nos espera es infinitamente mejor y dura para siempre, siempre, siempre como diría Santa Teresa de Jesús.

Resucitar para toda la eternidad y que sea para una eternidad de vida y no de muerte, es lo que nos sostiene, lo que sostuvo a Lolo en su sufriente vida terrena. Es una esperanza fundada en la resurrección de Jesucristo, Hijo de Dios, enviado por el Padre y Mesías de la humanidad toda. Por ella murió pero, no sin embargo, dejando de avisar acerca de los requisitos (¡sí, hay que cumplir algunas condiciones sine qua non!) citados arriba: creer y convertirse.

No basta estar más que seguros de que seremos salvados y vivir dormidos en los laureles. Si Cristo murió para que toda la humanidad se salve, no lo hizo porque estuviese seguro de que toda la humanidad se iba a salvar sino que, en todo caso, se salvarían aquellos que creyesen en Su persona y se convirtiesen. Así, sí; de otra forma, no. Y Lolo creyó y más que creyó en su hermano Jesucristo y por eso completó, con su dolor, el del Enviado de Dios.

El Amor de Dios, llegado directamente a nosotros (a falta de mayor fe en su pueblo elegido) es una garantía de verdad de la que no dudamos porque el Todopoderoso tiene, en efecto, todo el poder y nada para Él es imposible. Ni siquiera hacer posible que nosotros dejemos de pecar y nuestra esperanza se haga carne y sangre en nuestra vida. Ni siquiera eso.

¿Hay mayor esperanza?, verdad, ¿Lolo?

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor"  (93) 

Da escalofríos pensar que Dios, tan infinito, necesite del amor de los hombres y que aun hasta lo añore

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna (¡Con nuevos artículos! sobre Lolo)

1.12.24

La Palabra del domingo - Domingo, 1 de diciembre de 2024

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Lc 21, 25-28. 34-36

Primer Domingo de Adviento

 
25 ‘Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, 26 muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. 27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. 28 Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrar ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.”

34 Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, 35 como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. 36 Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.”

COMENTARIO

Un claro aviso de Cristo y un consejo

Dar comienzo un nuevo tiempo de Adviento ha de suponer, para los hijos de Dios, algo así como un saber dónde nos encontramos en el camino que nos lleva al definitivo Reino de Dios. Y, para eso, ya tenemos a nuestro hermano Jesús que nos dice, exactamente, qué va a pasar. 

Sin embargo, no nos deja así, digamos, con el corazón en un puño o con un miedo inconmensurable sino que pone sobre la mesa lo que debemos hacer. Y es que el Hijo de Dios sólo quiere, para nosotros, lo mejor. 

En primer lugar, podemos decir que el panorama que nos muestra Jesucristo no es nada alentador, así en principio. 

Nosotros sabemos, adelantándonos al final del grupo de versículos del Evangelio se San Lucas, que el Calendario Litúrgico nos pone como los propios del día, que está hablando Cristo de su segunda venida al mundo, en su Parusía. 

Lo que aquí pasa es que nos advierte, clara pero misteriosamente, de lo que va a pasar entonces. 

Todo lo que anuncia Jesucristo está dicho. Por tanto, como la Palabra de Dios nunca va a pasar y siempre es cierta y verdadera, no podemos hacer con esto como si no tuviera importancia o, peor aún, no nos concerniese a nosotros. Al contrario de la verdad: tiene mucha importancia y estamos totalmente dentro de la eficacia de tales palabras, de la Palabra de Dios. 

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Decimos que el panorama no es nada bueno. ¿Y es que puede ser que vaya a pasar, porque pasará, todo lo que dice Cristo que va a pasar y no nos sintamos terriblemente afectados?

Pueda haber quien crea eso de que “bueno, aún queda mucho para eso”. Y, a lo mejor, es verdad. Pero, a lo mejor, no lo es y mañana mismo todo eso sucede. Y es que sólo Dios sabe el día y la hora en la que regresará su Hijo al mundo. Por eso lo que viene después es tan importante. 

Pero, antes de seguir con lo que viene después y que es un gran consejo de parte de Cristo, digamos que en efecto, que sí, que cuando se produzcan los acontecimientos que se han de producir, previos a la vuelta del Hijo de Dios al mundo, no debemos desalentarnos sino todo lo contrario. Y tal es así la cosa porque sólo entonces sabremos que todo se va a cumplir y nuestra definitiva salvación se hará efectiva. 

Pues bien. Decimos arriba que Jesucristo nos aconseja. Y no es poco lo que nos dice. Y nos lo dice para nuestro bien aunque a nosotros, a lo mejor, no nos parezca que sea bueno eso que nos dice… 

Veamos. 

Digamos, antes que nada, que todo lo aquí dicho, en segundo lugar después del texto puramente apocalíptico, está dicho porque Jesucristo quiere que nos salvemos. Y por eso nos habla de todo lo que no debemos hacer para, claro, hacer lo contrario. 

Nos dice, por ejemplo, que no nos dejemos dominar por los gozos puramente mundanos. No llevan a nada que no sea al Infierno. Por eso nos recomienda Jesucristo que los sigamos como si fueran nuestros diosecillos particulares. No. Debemos darles la espalda aunque eso suponga un hacer de menos nuestra voluntad carnal… 

En realidad, todo esto se centra en algo que no siempre tenemos en cuenta: debemos estar, permanecer en vela. 

La “vela” es un, digamos, estar siempre preparados. Y lo debemos estar porque, como decimos arriba, no sabemos cuándo ha de volver, de nuevo, el Hijo del hombre, Cristo. 

¿Cómo, de todas formas, debemos velar? 

Sencilla es la respuesta: con la oración, orando y, suponemos, pidiendo a Dios, como suele decirse, que “nos coja confesados” en el momento en el que crea oportuno volver a enviar al mundo a su Hijo para que juzgue a vivos y a muertos. Y es que entonces, cuando eso suceda, no vendrá como la primera vez a decir que el Reino de Dios es posible, que se puede alcanzar sino que será para hacer efectivo el mismo con toda su crudeza y realidad espiritual y real. 

Dice Jesucristo que quiere que podamos estar “en pie delante del Hijo del hombre”. Y es que quiere que podamos estar así, en pie, porque no hayamos caído en el abismo del que tanto habla el salmista y, sobre todo, porque podamos mirarlo a los ojos diciéndole que hemos cumplido con Su Voluntad y que tenemos el alma limpia. Y sólo así podremos permanecer en pie porque sólo así merecemos permanecer en pie. Y no de otra manera.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

El caso es que lo que de venir… vendrá.

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

25.11.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – El milagro del ser humano

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación 

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – El milagro del ser humano


“Cada segundo de la vida humana supone un milagro, muchos milagros” (Beato Lolo, de su libro Bien venido amor, 80)

La Providencia de Dios y el sentido que de la misma se tiene desde un punto de vista cristiano, aquí, católico, debería ser motivo grande de preocupación por lo que supone preterirla en nuestras acciones, tenerla como no puesta en nuestra vida y, en fin, haciendo como si se tratase de una realidad de la que podemos prescindir. Y eso es algo que nunca hizo el Beato de Linares (Jaén, España)


Dios, que lo creó todo y todo lo mantiene, ni está alejado de su Creación ni, por lo tanto, la ha dejado de su mano para que, aunque con libertad donada, haga lo que le venga en gana olvidándolo. Es bien cierto que, como las hojas de los árboles, cualquier viento de doctrina puede movernos de un lado a otro pero siempre, siempre, sabemos que tenemos a Dios a la espera de nuestro regreso a su Reino que es algo que Lolo tuvo muy claro a lo largo de su vida.

Sabemos, sin embargo y a pesar de lo que podemos hacer desde un punto de vista egoísta, que Dios sabe lo que a cada cual nos conviene y que, por ejemplo, no siempre obtenemos lo que pedimos en la oración porque es más que probable que una cosa sea lo que queremos y otra, muy distinta, lo que de verdad nos conviene.

Confiamos, pues, en la Providencia de Dios (Como tanto confió Manuel Lozano Garrido) porque sabemos que el Creador es bueno y es justo y que tal bondad y tal justicia ha de ser el escabel sobre el que remontemos nuestra existencia y miremos, con ansia de anhelo, su definitivo Reino. Y confiamos de tal manera que todo el sufrimiento que nos pudiera afectar y todas las tribulaciones por las que pasamos las tenemos como parte de una existencia gozosa que nos trae, de manera indefectible, el amor del Padre y nos llena el corazón de su Misericordia y de su Justicia.

En muchas ocasiones no sabemos, exactamente, a qué atenernos con la Providencia. ¿Dios siempre nos mira y provee lo que nos hace falta?, podemos preguntarnos. Y Lolo seguro que respondería que sí, que el Padre lo miraba muy de cerca y que siempre tenía lo mejor para él. 

Si por falta de fe o porque las circunstancias de la vida nos han llevado por caminos equivocados no encontramos cerca de nosotros la mano de Dios es más que probable que nos dejemos llevar por la desesperanza que es lo que nunca hizo Lolo, esperanzado sobre todas sus circunstancias vitales. Así, en un revés de la vida o, simplemente, en una situación difícil de enfermedad que nos merme mucho nuestras donadas capacidades humanas, nos puede acometer algún diablo, sea sobrino o no de Satanás como bien diría C.S. Lewis, que nos impela a creer que Dios, en realidad, poco hace por nosotros y que lo mejor es que no las ventilemos nosotros mismos como podamos pues en una ocasión ya lejana quiso que fuéramos como Dios y trató de engañar a aquellos inocentes primeros seres humanos.

La desesperanza, antípodas de la creencia en la Providencia de Dios, puede, entonces, apoderarse de nuestro corazón. Ya nada es seguro y nada de lo que hacemos lo llevamos a cabo en la seguridad de estar haciendo bien las cosas. Se apodera de nosotros, por así decirlo, una hiedra de olvido de Dios que, poco a poco, va llenando con sus infectadas hojas nuestro corazón y va deshilachando la sutil unión que nos mantiene unidos al Creador y perpetra, en nosotros, el más terrible de los atentados del Mal: no considerarnos, ya, hijos del Todopoderoso. Y de todo eso se liberó voluntariamente nuestro amigo Manuel. 

Y, sin embargo, bien sabemos (por experiencia, seguro) que cada momento que pasa, cada pensamiento que tenemos y cada hacer y ser que hacemos y somos se lo debemos a Dios y a su santa Providencia. Dar gracias, entonces, se debería convertir en el más lógico y normal comportamiento de cada uno de nosotros, hijos de Quien quiso que así fuéramos y no de otra forma, que es lo que hizo el linarense universal a lo largo de sus años en el mundo. 

Y, en efecto, todo es milagroso. Desde el mismo momento en el que nos damos cuenta de que Dios nos ha otorgado otro día más de vida hasta que, con el paso de los diversos instantes que componen nuestra existencia, refrendamos que sí, que el Creador nos ama y nos permite, pues todo lo mantiene desde que lo creó, agradecerle, una vez más, cada don y cada talento que, Ay!, a veces no hacemos rendir por miedo, por vergüenza o, simplemente, porque no nos consideramos dignos de ser lo que debemos ser.

Cuando somos excesivamente adámicos y nos comportamos como seres de carne donde no prevalece el espíritu estamos a un paso de abandonar a Dios y a su Providencia. Somos, en efecto, de carne pero ¡qué somos sin el componente espiritual de nuestra existencia!, que es algo que supo comprender más que bien Lolo. 

Yo diría, simplemente, y al respecto de la Providencia de Dios que todo lo hace con un ansia de ver, en nosotros, una imagen suya y una semejanza suya. ¿Y nosotros? Bastaría, simplemente, con que tratáramos de corresponderle porque creer es tener como bueno y benéfico todo lo que Dios hace por y para nosotros, culminación de la Creación que quiso llevar a cabo. Por eso Lolo correspondió tan bien a la Santísima Providencia del Todopoderoso. 

Así amamos a Dios, como Lolo; así somos hijos suyos, como Lolo y así, por ejemplo, a la voz de Dios “Sal de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré” (Gen 12,1), Abrahám abandonó su tierra para ir tras la Palabra de Dios y se sometió a su Providencia. Y es el Padre de los creyentes.

Amamos, pues, a Dios sobre todas las cosas si nos abandonamos a su Providencia porque el Creador, que nos creó, mantiene nuestra creación en el día de ahora mismo de cada uno de nosotros. Y porque creemos en su Amor sabemos que el mismo nunca nos abandona y, por lo tanto, la desesperación no cabe en la vida de un hijo de Dios.

Y es aquí donde podemos decir, con Santa Teresa:


Dadme muerte, dadme vida,
dad salud, o enfermedad,
honra o deshonra me dad,
dadme guerra o paz cumplida,
flaqueza o fuerza a mi vida,
que a todo diré que sí.
¿Qué queréis hacer de mí?
Dadme riqueza o pobreza,
dad consuelo o desconsuelo,
dadme alegría o tristeza,
dadme infierno o dadme cielo,
vida dulce, sol sin velo,
pues del todo me rendí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
Si queréis, dadme oración,
si no, dadme sequedad,
si abundancia o devoción,
y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
sólo hallo paz aquí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
Vuestra soy, para Vos nací.
¿Qué mandáis hacer de mí?


Amén, amén y amén.

Al fin y al cabo, bien podemos decir que Lolo fue un verdadero milagro de Dios. 



Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (92)

¿Cómo Dios no iba a hacer bonito el Universo si lo había pensado como escenario para una declaración de amor?

…………………………


Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

24.11.24

La Palabra del Domingo - 24 de noviembre de 2024

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Jn 18, 33b-37



“33b ‘¿Eres tú el Rey de los judíos?’ 34 Respondió Jesús: ‘¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?’
35 Pilato respondió: ‘¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?’
36 Respondió Jesús: ‘Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos pero mi Reino no es de aquí.’ 37 Entonces Pilato le dijo: ‘¿Luego tú eres Rey?’ Respondió Jesús: ‘Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad todo el que es de la verdad, escucha mi voz.’”



COMENTARIO

Tan sólo la Verdad

Aunque este texto corresponda, como es sabido, a lo sucedido en el palacio de Pilato, en un momento muy concreto y conocido de la vida de Jesucristo, sin embargo vale también, como todos los evangelios, para plantear una cuestión de importancia. En este caso este diálogo entre Jesús y el romano, preludio del sufrimiento que la flagelación infligió en el cuerpo de Cristo, es buen ejemplo de que los textos sagrados valen siempre y siempre nos ilumina, de que no son algo pasado, de que ahora, ahora mismo, son nuestro faro.

En cuanto al poder, a poderes, Pilato, como no se podía esperar otra cosa, se comporta como hombre, pegado al siglo. Tiene interés en saber si Jesús es Rey. También preguntará, aunque ahora no, qué es la Verdad. Está claro que el sentido utilitario, meramente subjetivista del Gobernador romano, le dificultaba entender que existiera algo que fuera exacto, firme, Verdad.

Parece que Jesús pregunta si lo que le dice Pilato es responsabilidad suya o es de alguien distinto, refiriéndose, claro, a los judíos (a otros judíos, pues Jesús también lo era); lo que le dice de su reinado, quiero decir. Bien sabía Jesús a quien se refería, pero daba la oportunidad a Pilato de pronunciarse. A pesar de esto, aún le da la oportunidad, valga la redundancia, ahora de aquel a Jesús, de decirle que qué había hecho, si había hecho algo para que los suyos le hubiesen entregado. Pretendía, seguramente, exculparlo si le decía lo que él quería oír, aún sin saber qué era lo que podría decirle, pues en cuestiones religiosas judías no era, digamos, muy ducho. Y, seguramente, le importaban muy poco.

Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?»  (Lucas 23:2-34, 44-56)

Pero Jesús sabe que es Rey de un Reino, de un reino al que muchos esperan llegar desde hace muchos siglos pero que por desgracia y de forma equivocada, al tergiversar la voluntad de Dios, no llegarán a ver.

Aquí podemos encontrar algo de suma importancia. Dice Jesús que este mundo no es lugar para su Reino y que este mundo, a contrario, puede entenderse, al decir que los suyos no han salido en la defensa de ese Reino terreno que ha quedado, así, para los judíos (en el sentido de que lo terreno ha quedado para aquellos que no supieron seguir las indicaciones de Dios). Por esto Él ha venido. Él ha venido para transmitir la Verdad, lo que es fundamento de su Reino, lo que se ha de seguir para que el camino sea el correcto. Él es el Reino.

Por lo tanto, no despegar los pies del suelo que pisamos es negativo para nuestro devenir espiritual; no seguir, de paso, hasta llegar a ocupar alguna de las estancias que Jesús nos está preparando es algo que puede imputarse a nuestra tibieza como cristianos, a la preferencia que manifestamos por las cosas de aquí, sometiendo nuestra vida a una relación horizontal con nuestros semejantes y olvidando, las más de las veces, la que lo es vertical, directa, con Dios.

Por fin, Jesús, nos da la clave para evitar todo lo dicho hasta ahora, todo lo malo, todo lo que no nos conviene para nuestra salvación, donada por Dios. Como tantas veces dice que primero se ha tener fe. Ser de la Verdad, dice. Y en segundo lugar, luego, escuchar su voz. Por no someter a los hombres a su persona como si se tratase de una relación de dominio, primero les pide que sean de la Verdad (y ya sabemos lo que esto quiere decir) y luego espera que escuchen su voz, con la que se confirmará todo lo que creían, eso que Él viene a decir y a traer.

Nosotros también tenemos la oportunidad que Dios da a todos sus hijos de escoger entre el mundo y Él, entre el sometimiento a lo mundano o aspirar a conocer el Reino del Padre. Pero ya sabemos que primero hemos de creer, si es preciso, con ayuda de quien ya crea; o sea, ser de la Verdad.

 

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no tienen a Jesucristo por Rey.

 

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren comprender a Cristo.

 

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a comprender la Verdad.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

 

¡Viva Cristo Rey!… ¡Para qué más!

 

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

18.11.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Una santa sincronización

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – Una santa sincronización

La esperanza humana es una vivencia que se ata a los días de domingo o al azar de la lotería. Esperar, en cambio, cristianamente, es notarse los ojos cuajados de lágrimas o ver la mesita de noche llena de medicinas y vivir sincronizados con la alegría, porque el optimismo de la fe es como el sol, que siempre está en lo alto, aunque las nubes se arracimen a ras de las casas.” (Beato Lolo, de su libro Cartas con la señal de la Cruz)

Esperanza. Es una palabra que nos llena el corazón muchas veces. Sin embargo, Manuel Lozano Garrido nos dice algo sobre ella que tiene todo que ver con el verdadero significado que, como suele pasar, no tiene mucho que ver con el sentido ordinario que le damos a la misma.

Digamos, para empezar, que Lolo nos vuelve a plantear algo que es espiritual pero desde dos puntos de vista. Y es el Beato de Linares (Jaén, España) gusta mucho de hacer tal tipo de planteamientos para que veamos las cosas del alma desde los dos puntos de vista: el de los hombres y que tiene que ver más con Dios. 

Sabemos que la esperanza es una de las virtudes que, junto a la fe y a la caridad, llamamos teologales porque, según se nos dice en el Catecismo de la Iglesia Católica (1813) “fundan animan y caracterizan el obrar moral del cristiano” y, por tanto, son algo más que meras expresiones que puedan quedar bien por lo que las mismas significan. Hacen, por tanto, que el discípulo de Cristo se comporte (como diría San Mañosearía) como alguien de “criterio". 

El caso es que Lolo nos habla, por así decirlo, de “dos” formas de la esperanza o, en fin, de dos consideraciones que podemos tener de la misma.

Para empezar, está la esperanza más pegada al corazón del hombre que tiene por buena la verdad según la cual tenemos esperanza cuando las cosas nos van bien o cuando nos sometemos al albur de lo que puedan decir unos números con resultados económicos. Y tal esperanza es, seguramente, la más extendida.

Pero luego está la otra. Y para darnos a entender lo que significa la “otra” esperanza no se le ocurre nada mejor a Manuel que ponerse como ejemplo de esta. Sí. Y es que lo que viene continuación de eso de la lotería tiene todo que ver con la propia existencia de quien, no queriendo ser beato… llegó a serlo. 

Sobre todo esto, ya es más que conocida la existencia sufrimiento de Lolo. Es decir, que esa mesita de noche que está “llena de medicinas” ya podemos saber que se refiere a la suya propia aunque, claro, no era la única aunque sí le valía de ejemplo perfecto para delinear lo que, en verdad, es la esperanza. 

Lo que nos dice el bueno y santo de Lolo es que es posible (¡Posible!) estar pasándolo mal físicamente pero, a la vez, estar esperanzado porque se tiene una fe que, bien arraigada en el corazón, lima hasta lo raso las punzadas del dolor.

Plantea Lolo, por tanto, una sincronización entre el sufrimiento y lo que supone darse cuenta de que es posible sobrenaturalizar tal sufrimiento porque todo tiene una causa y una razón de ser que es la fe que se tiene y que (como se dice hoy día) se pone en valor para que se estremezcan el corazón y la propia vida con un saber que lo que se sufre no es lo que debe poner el acento en la existencia. Y de tal sincronización sólo puede devenir algo tan grande como es saberse acompañado por Dios y entonces y con tal compañía todo cobra sentido y luz por muchas tinieblas por las que se esté pasando

De todas formas, no podemos dejar de reconocer que estas palabras del Beato Lolo cobran un sentido más que especial sabiendo que están contenidas en su libro Cartas con la señal de la Cruz en el que se recogen muchos testimonios de personas que mucho sufrían y, así, la esperanza en el sentido loliano es seguro confortó y a muchas de las personas que le habían enviado misivas a su compañero de dolor y sufrimiento. Esperanza que, como se dice en la Sagrada Escritura, es miel sobre hojuelas

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (91)

Creación: el más hermoso fruto de la fecundidad de Dios. Por eso es tan hermosa. ”

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

17.11.24

La Palabra del Domingo – Domingo, 17 de noviembre de 2024

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Mc 13, 24-32
 

24 ‘Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, 25 las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas. 26 Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; 27 entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 28 ‘De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 29 Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que El está cerca, a las puertas.30 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. 31   El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 32 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.’”

  

Para siempre con Él

 

Después de haber hecho explícita la importancia que tiene, para nuestra alma, dar no de lo que nos sobra sino de lo que nos es imprescindible, es decir, de nuestro amor y de nuestra misericordia, de nuestro perdón y de nuestra comprensión (me refiero al episodio de la viuda y de la limosna del templo de la semana pasada) Jesús comienza un, denominado, discurso escatológico, es decir viene a profetizar, o sea, a decir lo que sucederá. Esto, no hay que dudarlo, el hecho de que ha de pasar porque el Mesías ya lo ha visto en la eternidad en la que habita junto a Dios.

Esta parte, este texto que el calendario litúrgico nos reserva para el día de hoy, se encuentra (es conveniente leer lo que hay antes y después, es decir Mc 13,1-23 y Mc 13,33-37) entre el anuncio, primero, de lo que ha de suceder cuando haya quienes se hagan pasar por Él y el hecho de que hay que estar preparados: “velad, por tanto, ya que no sabéis cuando viene el dueño de la casa” (Mc 13,35a). Es decir, que esta parte (Mc 13, 24-32) supone el centro de este discurso y, por eso,  la importancia que tiene y a la que ahora me refiero.

En esta parte concreta del discurso de Jesús, creo yo que pueden apreciarse dos elementos que resulta importante destacar: por una parte, el hecho de que Jesús deja claro que (al igual que dijo que Él estará siempre con nosotros, pero siempre, siempre)  sus Palabras, su Palabra (que es, por eso, Palabra de Dios) estará, también, con nosotros, que no pasará, que siempre podremos acudir a ella en busca, no sólo de consuelo sino, sobre todo, de doctrina y de camino.

El Periódico de México | Noticias de México | Columnas-VoxDei | «El cielo y  la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán»

Por esto, esta parte es tan importante.

Los cristianos, los discípulos, sus discípulos, siempre podemos refugiarnos en Él y en su Palabra para sacudir nuestro corazón y solventar las muchas preguntas que nos hacemos a diario: ¿hasta dónde debo amar; hay, acaso, límites?, o ¿cuál es, para mí, el sentido de la caridad ante el necesitado?, o ¿qué puedo y qué no puedo perdonar? Si Él dice que “el cielo y la tierra pasarán pero” sus “palabras no pasarán” y esto quiere decir que, también en la eternidad, cuando ese cielo y esa tierra hayan pasado, para nosotros, las Palabras de nuestro hermano Jesús alumbrarán nuestro paso mostrándonos el camino mejor.

Por si no fuera suficiente, para nuestro corazón anhelante, con saber que tendremos, a nuestra mano y a nuestro corazón, de donde salen las obras, el Verbo, otra cosa nos comunica el Mesías de total importancia para nuestro devenir.

Con relación a la parte siguiente, y final, de este discurso que, en su totalidad, recoge Marcos en 13, 1-37, destaca algo esencial: de cuándo ha de suceder lo que Jesús dice no sabemos nada; ni siquiera los ángeles ni Él mismo, pues sólo Dios lo sabe. Esto ha de servirnos de alerta. Si los cristianos (y no digo sólo los católicos) hemos de mantener una relación con Dios a través de la oración y con el prójimo a través de nuestro comportamiento directamente relacionado con ese “amor” que le debemos por ser, además de hermano nuestro, hijo de Dios, no podemos dejarnos vencer por el desaliento ni por el pesimismo. Contra el primero hemos de luchar con la esperanza del que sabe que todo bien está por llegar; contra lo segundo, esa losa triste que nos hunde en la fosa terrible de la perdición, hemos de luchar reconociendo, en nosotros, esa filiación divina que nos señala como herederos del Reino de Dios.

Ese “velad” con el que acaba este discurso que, aunque no esté comprendido en el texto para el día de hoy, es de vital importancia y resulta esencial para tener una idea completa de lo que hablamos, nos muestra la necesidad de mantener esa doble relación-realidad (Dios-prójimo) que, de verdad, nos acerca al Padre.

Para este día de hoy, y para mañana, y para siempre, podemos preguntarnos cómo está nuestro nivel de apertura al prójimo y nuestro nivel de relación con Dios. Ese permanecer despiertos va dirigido, directamente, a nosotros, a todos los que, de una manera o de otra, nos sentimos llamados a formar parte de esa multitud que lavará sus pecados en la sangre del cordero, esa sangre que clama, desde el Reino de Dios, desde la otra parte del Reino, nuestra atención y nuestro corazón.

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no tienen en cuenta que el final del mundo, de este mundo, ha de llegar.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que creen que les basta este mundo para vivir.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a estar preparados, a prepararnos.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Seguramente, saber lo que va a pasar debería ayudarnos a ser conscientes de lo que eso supone para nuestra alma. Debería…

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.