11.12.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – VIII Justicia

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien,cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

Campanadas de necesidad – VIII Justicia

VIII

JUSTICIA

¿Has visto, Señor, qué gran poder el de la carta de la recomendación o el dinero? Un sobre azulado puede quebrar la vara del magistrado, el fallo de la cátedra, la rectitud del mandatario o los deberes de la Empresa. El escándalo de nuestras torcidas ejecutorias te ha atrincherado tras los muros del templo, y el obrero, identificando tu doctrina con nuestras conductas, se ha vuelto de espaldas y escucha ya el canto falaz de los mercenarios.”

Es verdad que siempre hemos dicho dicho, porque es cierto, que Manuel Lozano Garrido tenía un conocimiento del ser de sus contemporáneos más que acertado. Vamos, que sabía del pie del que cojeaban.

El texto que hemos traído hoy aquí muestra a la perfección eso que decimos arriba. Es más, podemos constatar que Lolo se muestra algo más que enfadado por lo que relata y, en fin, por lo que puede comprobar… Y es que, al fin y al cabo, se trata del comportamiento de los hijos de Dios y eso, como es de suponer, no puede ser del agrado del Padre.

Empecemos diciendo que el Beato de Linares (Jaén, España) se dirige directamente al Señor. Es decir, ni busca intermediario ni nada que se le parezca, Y es que le debe parecer tan grave lo que a a decir a continuación que, así, directamente, es como mejor sabe expresarse nuestro amigo.

Lo que luego dice Lolo es, ciertamente, grave. Y es más grave aún cuando se puede constatar que es cierto.

En el fondo, lo que le ha de querer pedir Lolo a Dios es, simplemente, Justicia, así con mayúscula porque es la divina la que solicita. Y lo pide porque lo que considera mejorable, ciertamente, lo es.

Aquí subyace aquello que a veces se dice tal que así: “sí, aquella persona va mucho a misa y así es…” entendiendo que no es, precisamente, una buena persona. Y eso es lo que, al final de este texto le hace decir a Lolo que el obrero, identificando lo que Dios quiere con lo que hace el hombre (¡grave error!) se pone de espaldas, se vuelve de espaldas al respecto de la Iglesia cuando no directamente en contra.

El caso es que no podemos negar que, a falta de conocimiento más profundo de parte de quien eso cree de Dios, las conductas que aquí hace ver Lolo no son de lo más edificantes.

No podemos decir que sea edificante hacer uso de la influencia del dinero o de la recomendación para obtener según qué cosas o alcanzar según qué prebendas.

No podemos decir que sea edificante que se haga lo mismo para obtener determinados puestos (en la administración o donde sea) o para incumplir lo que sea un deber a cambio de lo que aquí critica Lolo.

Y, sin embargo, la gran diferencia que existe entre lo que dice Lolo en su tiempo y el de ahora mismo, es que el linarense universal decía lo que aquí dice en el sentir que muchos de sus contemporáneos eran católicos y veía, así, un comportamiento de algunos en contra de otros pero que, en el fondo, eran discípulos de Cristo.

Y ahora, ¿ahora qué podemos decir de nuestra situación actual?

Grave pregunta esta que, además, tiene peor respuesta.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor“ (47)

El autor de la vida es infinitamente fecundo

……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

9.12.23

La Palabra para el Domingo - 10 de diciembre de 2023

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 10 de diciembre de 2023 sino sábado, 9. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, de domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  



Mc 1-1-8



“Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Conforme está escrito en Isaías el profeta:  ‘Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas’, apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Juan llevaba un vestido de pie de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Y proclamaba: ‘Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.’”
  


COMENTARIO
 
Juan, el Precursor, el último profeta del Antiguo Testamento
 
Como el Antiguo Testamento, llamado así por haber sido escrito basándose en la alianza que Dios llevó a cabo con el hombre antes de la venida del Mesías, se recoge aquello que ha de venir, aquello que ha de suceder cuando llegue al mundo el Hijo del Todopoderoso, el evangelista Marcos empieza su evangelio, precisamente, haciendo referencia a un profeta, Isaías, y a lo que el mismo escribió. 

En aquel entonces el profeta que tan bien describió lo que sería la Pasión de Nuestro Señor, escribió acerca del primo de Jesús, Juan, hijo de Isabel y Zacarías. Tenía que cumplir una misión muy importante. 

Dios enviaba un profeta delante de su Hijo. Lo hacía así para preparar el camino que, luego, alfombraría con su sabiduría y conocimiento de la Ley del Padre, Quien iba a nacer de una mujer joven llamada María que supo denominarse, justamente, “esclava del Señor” porque se había entregado a Dios desde bien temprana edad y su virginidad era una flor que no es iba a marchitar nunca por voluntad del Todopoderoso. 

También debía Juan enderezar los caminos. Y es que los mismos andaban muy torcidos y aquel que Dios escogió para ser su pueblo no andaba como debía andar hacia su definitivo Reino sino que se había torcido, saliéndose de la santa Ley y haciendo de su capa un sayo. Y aquello también correspondían a quien refería Isaías, y ahora Marcos, llevar a cabo. 

La misión, pues, estaba asignada y debía cumplirse según era la voluntad del Creador. 

La figura de Juan el Bautista: el último de los profetas y el primero de los  testigos - Siempre aprendiendo - COPE

Juan bautizada y perdona los pecados. Estaba autorizado por Dios para ello. Además, lo hacían con un ánimo claro: la conversión de los pecadores, el pasar a tener un corazón de carne y no de piedra… 

Se comportaba, Juan, además, de forma pobre. Era pobre de espíritu, de ropajes y de alimento. Y eso agradaba a Dios que mucho se complace en los sencillos, sobre todo, de corazón aunque no puede desdeñar a los que, además, lo son desde el punto de vista material. 

Pero, sobre todo, Juan, aquel que sabía la misión que debía cumplir, estaba más que seguro que él no era el Mesías. Por eso aduce su humildad porque sabe que, en efecto, no es digno de desatar las sandalias de Quien ha de venir, el Cordero de Dios. 

Pero había algo más con relación a Quien debía venir: el bautismo.

Aquel que bautizada con agua, Juan, conocía que Quien debía venir, el Mesías, lo haría de una forma más profunda. Él bautizaba exteriormente pero Quien debía venir lo iba a hacer con fuego y con Espíritu Santo y, por tanto, limpiaría el interior de la persona bautizada y propiciaría una conversión que iría más allá de la meramente exterior. 

Juan, sin duda, sabía,  lo hacía notar en su predicación y cumplió, con su hacer, lo escrito siglos antes por Isaías. 

Todo, pues, se estaba cumpliendo y, poco a poco, la historia de la salvación iba a llegar a su culminación con la predicación del Hijo de Dios.
  
PRECES

Por todos aquellos que no quieren enderezar sus vidas y prefieren caminar por la senda torcida.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren escuchar las palabras del profeta porque humanamente no les convienen para nada.

Roguemos al Señor.

 ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a llevar una vida digna de ser llamada propia de un hijo Tuyo y que pueda ser ejemplo para nuestro prójimo.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

Juan fue el Precursor y fue, también, un buen ejemplo a seguir. 


Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

4.12.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – VII PRUDENCIA

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

Campanadas de necesidad – VII PRUDENCIA

VII

PRUDENCIA

Que no es el cicatero quedar en casa, arrebujados en la inhibición del avestruz. Prudencia a la que faltamos sobrepasando el gesto o dejándole alicorto. En la palabra, la presencia o la expresión, ni la hosca rigidez que ofende a la caridad, ni el halago innecesario o la hipócrita sonrisa que envanece.”

Es verdad que muchas veces solemos confundir las cosas del espíritu y del alma y nos vamos, como suele decirse, por los cerros de Úbeda. Y eso es lo que pasa con esta campanada que tiene que ver, nada más y nada menos, que con la Prudencia.

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el Beato de Linares (Jaén, España) hace aquí, en este texo de sus “Campanadas” una definición perfecta de lo que es la falta, en suma, de Prudencia pues hace relación de lo que, en verdad, no lo es.

Cuando decimos que somos prudentes en algo es posible que, en realidad, no seamos eso sino otra cosa que tiene que ver, en fin…, con cierta cobardía en nuestros comportamientos.

Así, por ejemplo, cuando ante un problema adoptamos la tan conocida opción que toma el avestruz ante un problema que le viene y que no es otra cosa que esconder la cabeza… en fin…, que no es que eso sea actuar con prudencia pues sería mejor, bien salir corriendo, bien encarar el problema. Y, sin embargo, no hacer nada ante lo que pasa no es algo a lo que podamos llamar prudencia sino otra palabra que no nos viene nada bien…

Así, por ejemplo, es hasta posible que nos pasemos tres pueblos, como suele decirse, cuando sobrepasemos lo que es la prudencia. Pero también es posible que nos quedemos cortos en su estimación en nuestra vida. Y una u otra forma de hacer las cosas no es, precisamente, ejemplo de lo que debe ser la prudencia sino, en efecto, todo lo contrario…

Y ahora viene lo que Lolo entiende como no ejercicio de la prudencia que tanto bien puede hacernos, en general, en nuestra vida de ser correctamente entendida la misma.

Es decir, ni es prudencia, bien sea de palabra o con lo que hagamos, manifestarse de tal forma que podamos ofender al amor; ni es prudencia pasarnos de la raya halagando (está claro que eso no es prudencia sino justo lo contrario) o por fin el hacer como sí pero, en realidad, sea no la verdad de las cosas.

Como podemos ver, esta campanada que llamamos de necesidad porque de verdad lo es, no es más que la expresión de lo que muchas veces somos o, en fin, cómo somos muchas veces. Y eso, se diga lo que se diga, tiene poco que ver con una actitud espiritualmente sana.

Y es que, pensemos cada cual acerca de nosotros, ¿Cuántas veces a lo largo del día somos imprudentes?

Pues eso… a ser lo contrario.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (46)

El más bello amor de una vida, junto a la caridad de Dios, Liliput y Gulliver

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

2.12.23

La Palabra para el Domingo - 3 de diciembre de 2023

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 3 de diciembre de 2023 sino sábado, 2. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, de domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  

Mc 13, 33-37



“’Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena  al portero que vele;  velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!’”


COMENTARIO

 ¡Hay que velar!
 
A lo largo de su predicación Jesús es muy claro que aunque muchos no lo entienden, otros no quieren entenderlo. Seguramente los primeros son los pequeños en la fe y, probablemente, los segundos son los conocidos como “sabios” de su tiempo (fariseos, etc.) que, por ser, precisamente, “sabios”, creen que se las saben todas. Y eso lo demuestran muchas veces a lo largo de las Sagradas Escrituras. 

De todas formas, 
nunca se cansa el Hijo de Dios de poner las cosas sobre la mesa para que nadie se lleve a engaño pero, sobre todo, porque sabe que es importante que así lo haga. Para eso ha venido al mundo.

Una y otra vez habla de lo que ha de venir. A eso muchos podían llamarlo ser cenizo porque no profetizaba nada bueno. Pero muchos entendieron que Quien hacía lo que hacía sólo podía decir verdades tan grandes como el Tempo de Jerusalén. 

El caso es que Jesucristo había venido al mundo para salvar lo que estaba perdido: lo perdido por voluntad propia o lo perdido por desconocimiento de la Verdad. Pero había venido a eso y, claro está, a que se cumpliera la Ley de Dios y a que su Palabra se la conociera en todo el mundo, entonces, conocido. 

¿De qué, pues, tanto avisa Jesús? 

DespiertaEnAdviento - Maristas SanlúcarMaristas Sanlúcar

El caso es que tenía, el Hijo del hombre, una santa “obsesión”: que se supiese que después de esta vida había, hay, otra y que, por tanto, debemos estar preparados para cuando se nos llame a ir a ella. 

Jesús, para eso y como hacía al enseñar, lo explica con ejemplos. Y el del caso concreto, para esto, viene muy bien para entender lo que quiere decir. 

Alguien, en la casa de quien se ausente, ha de estar atento, ha de vigilar, ha de velar, para que no entre quien no debe entrar y hacer algún estrago. Y tal persona, como encargada, hace todo lo que puede para vigilar, para velar… y no deja que se le cuele quien no debe colarse. 

Algo así debemos hacer nosotros: vigilar, estar atentos. 

Nuestra vigilancia la debemos centrar en
no caer en tentaciones ajenas a la voluntad de Dios y que menoscaben nuestra relación con el Padre. Ahí, estar atentos para que no venga a menos nuestro espíritu y nuestra alma no se ensucie con manchas difíciles de limpiar… 

Pero también debemos velar. Y hacemos eso manteniendo un estado de oración siempre alerta. No debemos, por tanto, echarnos a dormir en cuanto al orar se refiere porque es más que cierto que no sabemos la hora en la que seremos llamados o, para decirlo pronto y para que se entienda, en la que moriremos. Entonces, en tal momento, habrá terminado nuestro tiempo de   

PRECES

 
Por todos aquellos que no creen que Cristo ha de volver a juzgar a vivos y a muertos. 


Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren velar por su propio bien.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a velar para no ser sorprendidos por la llegada de tu Hijo. 



Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 
Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 

Panecillo de hoy:

Velar es algo que nos conviene más que mucho pues nos va la vida eterna en ello. 


Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

27.11.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – VI CARIDAD 

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado “Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

Campanadas de necesidad –VI CARIDAD

VI

CARIDAD

“Y la caridad, sin la que somos como címbalos que retiñen Caridad que es amor sin regateos a esa escala que te tiene a Ti como jerarquía y que supone un galopar de ciervo hasta tus fuentes, pasar la esponja sobre las ofensas y hasta besar la mano homicida; la que entraña un sentido literal de la palabra compasión; padecer con estar crucificados continuamente con la lacra de los sin techo, los sin pan, los de jornal menguado y necesidad infinita; taladrados con la ceguera de los sin luz, sin tu divina luz en lejanas paganías o en la más triste del voluntario abrazo con la culpa.”

Como era de esperar, Manuel Lozano Garrido, al escribir sobre estas tan especiales campanadas lo haría sobre las virtudes teologales. Y ahora, tras hablar de la Fe y de la Esperanza, lo hace acerca de la Caridad, también llamada Amor.

Es cierto que cuando hablamos de “caridad” enseguida nos vienen a la mente y al corazón determinadas acciones que hacemos en nombre de tal virtud. Y, ciertamente, no estamos equivocados porque ser caritativos es, precisamente, eso. Pero, como suele ser habitual, Lolo va algo más lejos como siempre acaban haciendo los creyentes especialmente preparados para serlo y porque lo son.

En realidad, ¿Qué es la caridad y en Quién debemos incardinarla?

La respuesta, como cualquiera puede imaginar es bien sencilla: Cristo, Dios mismo hecho hombre es el Amor en grado sumo como, por cierto, ha podido comprobar la humanidad (al menos la que cree en el Todopoderoso…) a lo largo de su misma y exacta historia.

Por tanto, se trata de eso: de fijarnos en Quien es Amor y a Quien debemos dirigirnos en busca, si es el caso, de las ansias de caridad que tantas veces nos faltan por ser, en fin…, cómo somos nosotros, a saber, hijos Suyos que tantas y tantas veces olvidan eso y miran para otro lado.

Pero aquí aprovecha el linarense universal para abundar en lo que puede ser considerado un acto propio de la caridad, del amor.

Así, por ejemplo, nos habla sobre lo que supone ponerla en práctica cuando nos ofenden… perdonando,

Así, por ejemplo, nos habla también con la real necesidad de ejercer la caridad, incluso, con el homicida (¡qué difícil resulta eso!),

Así, por ejemplo, habla Lolo de la compasión y, en concreto, con llevar a la práctica el significado mismo de lo que tal palabra encierra que es, a saber,

- sentirse interpelado por aquellos que no tienen techo,

- sentirse interpelado por los que pasan hambre,

- sentirse interpelado con los que no le alcanza su menguado jornal,

- sentirse interpelado por los que mucho necesitan,

- sentirse interpelado con los que no tiene la Luz de Dios por las más diversas causas (propias o ajenas…)

- sentirse interpelado, en fin, con los que no alcanza a perdonarse a sí mismos…

Caridad, Amor en suma, no es más, ni menos, que llevar a nuestro corazón el que Dios tiene por nosotros y que personificó a la perfección en su Hijo Único engendrado y no creado que regaló al mundo para que el mundo se salvase. Y Lolo, como bien sabemos (ni siquiera debemos imaginarlo) bien que hizo e hizo bien.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (45)

Amor: hermoso lucero con el que Dios nos amanece.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

25.11.23

La Palabra para el Domingo - 26 de noviembre de 2023

Resultado de imagen de SAnta BibliaComo es obvio, hoy no es domingo 26 de noviembre de 2023 sino sábado, 25. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  

Mt 25, 31-46
  

“Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa  las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme. ’Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te  dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’  Y el Rey les dirá: En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.’ Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.’ Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’ Y él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo.’ E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna”.

COMENTARIO

El camino hacia el Cielo
 
Este texto del evangelio de San Mateo tiene una importancia vital para nosotros, hijos de Dios y hermanos de Quien murió para que fuéramos salvos porque nos muestra un camino que debe ser el único que debemos transitar. Otro no nos conviene, para nada. 

Es lógico pensar que lo que quiere toda persona que crea en Dios es estar con el Padre. Y eso, así dicho, pudiera parecer, además de expresión de fe, algo muy sencillo: basta querer para que se haga posible. 

Pero las cosas del Creador y, al fin y al cabo, las nuestras, tienen mucho que ver con lo que somos y hacemos. Es decir, no labramos en la nada sino que tenemos un campo muy ancho donde sembrar y obtener fruto. 

El caso es que Jesús nos pone sobre la pista. Y lo dice con toda claridad: ha de venir, de nuevo y cuando lo haga a cada uno se le dará, en derecho, según sea lo suyo. Y sobre eso no debe caber duda alguna. 

En realidad, lo que aquí se solventa es, nada más y nada menos, que la vida eterna. No de otra cosa habla Jesús. Es más termina, precisamente, con tal expresión: “vida eterna”. 

¿Qué hacer, pues? 

Jesús, acostumbrado a enseñar de manera que todos entendieran lo que decía (ya conocía la dureza del corazón de muchos) lo dice todo de una manera fácil de comprender: lo bueno, el hacer bien; lo malo, el hacer las cosas de forma torcida o mala.

2 de marzo de 2020 - El canto del alma... - Regnum Christi Internacional

Ambos casos, ambas formas de hacer lo que hagamos, tienen consecuencias distintas. Es de esperar que Dios, que es justo, tenga en cuenta, precisamente, en qué grupo de personas estamos o, mejor, nos hemos situado a lo largo de nuestra vida. 

Por un lado están los que han ayudado al necesitado en cualquier modo o forma de auxilio. Y Jesús pone unos ejemplos concretos pero la imaginación de cada cual puede añadir los que quiera. 

Por otro lado, están los que han mirado para otro lado cuando alguien les ha pedido ayuda o, simplemente, cuando viendo las necesidades ajenas nada han hecho para aliviarlas. 

Ambas formas de actuar tienen un destino bien distinto: la primera de ellas, la vida eterna; la segunda, el fuego eterno llamado, también, Infierno. 

En nosotros, pues, está la decisión que debamos tomar. Es cierto que tenemos una vida por delante para corregir los errores que, al respecto podamos haber cometido pero también es bien cierto que no sabemos cuándo seremos llamados… 

PRECES

Por todos aquellos que no alivian lo que puede ser aliviado.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no creen en la vida eterna.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a tener siempre presente que nuestro futuro existencial depende de nuestro ahora mismo.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.


Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 

Panecillo de hoy:

Nos conviene mucho saber en qué grupo estaremos cuando venga Cristo a juzgar a vivos y a muertos.

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

20.11.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – V Esperanza

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado “Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

Campanadas de necesidad – V Esperanza

V

ESPERANZA

También la esperanza cierta en un mundo que ha de mejorar porque Tú estás con nosotros. A los que se encuentran en una encrucijada de amargura por el desengaño de las ideologías, aflórales la certeza en la bella aventura que es tu reino. Y a los que, con tu armadura al brazo, sienten bajo los pies la conmoción telúrica de los infiernos, actualízales tu promesa de inconmovilidad para la roca de Pedro.”

Es cierto que, como el Beato Lolo lo tenía más que claro en materia de fe, la suya y católica, lo de esperar es que, en sus “Campanadas” sitúe las virtudes teologales, digamos, una detrás de otra. Y eso es lo que hace porque, como publicamos la semana pasada (siendo la Fe el tema de la misma) esta semana corresponde el turno a la Esperanza y la semana que viene, si Dios quiere, a la Caridad.

Pues bien, Manuel Lozano Garrido sabe muy bien la importancia que tiene la Esperanza como virtud pero, sobre todo, como realidad misma en la vida de los hijos de Dios. Y aquí lo demuestra más que bien. Es decir, que no se trata de una buena y mejor teoría religiosa y espiritual sino que tiene consecuencias en la vida de quien cree.

Tener esperanza es no caer en la tentación de lo contrario pues eso es, por decirlo pronto, un pecado más que grave al desconfiar, si se cae en ella, de Dios que es santísimamente Providente. Y por eso Lolo nos habla de dos situaciones concretas en las cuales, a veces, es fácil perder la esperanza…

¿Quién no se ha sentido decepcionado por las cosas que el mundo ofrece pero que, en realidad, no son más que cosas huecas y hechas de volandero humo? Y sí, es más que posible que a muchas personas que estén leyendo esto se vean reflejadas en estas palabras.

Pues bien, es posible sentirse sin esperanza porque vemos que las cosas, según creíamos, no son como en realidad son. Y, sin embargo, nos habla Manuel Lozano Garrido del Reino de Dios como antídoto a la mordedura de serpiente que siempre acaba siendo el mundo y sus promesas.

En efecto, el Reino de Dios no es una promesa de algo que esté por venir porque ya vino cuando envió el Padre a su Único Hijo engendrado y no creado al mundo. Y desde entonces es posible saberse dentro de tal Reino que, en efecto, no es de este mundo aunque en este mundo esté. Y eso puede servirnos más que bien ante tanta decepción que nos causa esto que es llamado mundo.

Pero hay, sin embargo, quien no se deja engañar por el mundo ni por la desesperanza de la que hemos hablado supra. Y es que sí, en efecto, hay personas que tienen una fe arraigada en el corazón y tienen por bueno todo lo dicho por Dios pero…

Este pero, es cierto, no es tan malo como el otro del mundo pero ya le podemos decir a quien crea que se encuentra en una situación como de la que aquí habla Lolo que no es lo mismo que lo otro de arriba porque eso, seguramente, le servirá de bien poco…

Pues bien, a los creyentes que lo son pero puedan estar seguros de que lo peor puede acaecer en sus vidas, para tales creyentes, tiene Lolo algo que decirles: aquel que Cristo quiso poner al frente de su Iglesia, a su sucesor, está ahí para fortalecer su fe.

En realidad, todo aquí es esperanza o, mejor, Esperanza con mayúsculas por ser propia de una virtud directamente unida al corazón de Dios como Lolo muy bien supo.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (44)

No hay ninguna acción divina que no pueda ser apostillada con las prodigiosas letras de la palabra Amor.”

……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

18.11.23

La Palabra para el Domingo - 19 de noviembre de 2023

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 19 de noviembre de 2023 sino sábado, 18. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  

Mt 25, 14-30 



“14 ‘Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: 15  a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. 16 Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco.17 Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos.18 En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.19  Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos.20 Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado.’ 21 Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.’ 22 Llegándose también el de los dos talentos dijo: ‘Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he  ganado.’ 23 Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra  en el gozo de tu señor.’ 24 Llegándose también el que había recibido un talento dijo: ‘Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. 25 Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo.’ 26 Mas su señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; 27 debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. 28 Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. 29 Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. 30 Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.’”


COMENTARIO

Talentos, ¡Los talentos!, ¡Esos talentos!

No podemos decir que Dios no sea bueno con su descendencia. En realidad, como quiere lo mejor para nosotros, lo mejor nos entrega a cada uno y, aunque sea posible que no nos demos cuenta de qué es lo que nos adorna en muchas ocasiones sí somos conscientes de los dones que hemos recibido.

Jesús diría en alguna que otra ocasión que aquello que se tiene como bien divino no puede esconderse debajo de un celemín. También que lo que habían escuchado aquellos que lo habían escuchado de sus labios debía proclamarse desde las terrazas para que nadie lo ignorase. Y, se mire como se mire, es decir lo mismo en uno u otro caso.

Pues el Hijo de Dios necesita que se sepa que la fe no puede ser escondida. Ni le conviene a quien la tiene ni, sobre todo, a quien no la recibe por causa de algún que otro equivocado egoísmo del fiel.

Cuenta, por eso, la parábola del señor que se fue de viaje y dejó, a sus siervos parte de su herencia. A cada uno de ellos dio una parte determinada. 

Pero no quedó ahí la cosa porque aquel señor, aquel amo, quería obtener beneficios de lo que había dejado. Y así lo pide cuando vuelve del viaje pidiendo a cada uno no sólo lo dejado sino lo que se había obtenido de lo dejado.

Es más, ni siquiera hace eso sino que
son los propios siervos los que le rinden cuentas y le dan los beneficios de sus inversiones en el mundo.

Aquel señor se muestra contento. Tanto lo está que reparte entre los siervos beneficios y prebendas. Todos reciben menos uno…

Parábola de los talentos - Wikiwand

Aquel uno había tenido miedo. Sabía, y eso se lo dice agravando aún más su situación, que aquel amo gustaba de recibir sin hacer nada. Y eso le dio miedo. Escondió el talento y nada hizo con él. Nada produjo y, por lo tanto, nada dio al señor que le castigó por ello.

La conclusión es clara: a quien no tiene se le quitará  hasta lo poco porque, en realidad, nada tiene en materia de fe y a quien tenga, que de verdad tenga, se le dará y aumentará lo que tenga. 

Es fácil colegir qué nos corresponde a nosotros
. Pidamos a Dios por tener fe y por hacer rendir los talentos que nos ha entregado. 

¡Ah, y por cierto!
Que no se nos olvide que Dios sabe que nos ha entregado los talentos y que tiene buena memoria. Vamos, que no se le olvida nada de nada. 

 
PRECES
 
Por todos aquellos que no quieren darse cuenta de los talentos que Dios les ha entregado.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren hacer rendir los talentos que Dios les ha entregado.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a hacer rendir los talentos y que tal rendimiento sea en beneficio del prójimo.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 
Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 

Panecillo de hoy:

Los talentos que no hacemos rendir y se pierden… 


Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

13.11.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – IV, La Fe

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado “Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

Campanadas de necesidad – IV, Fe

FE

Te suplicamos, al par, la fe; una fe colosal, como de incendio cósmico. ¡Sálvanos, Señor, que perecemos en la sinrazón de la razón que te niega! ¡Que nos asfixia la angustia existencial! Cómo no han de derruirse tantas obras si están sobre el fatuo castillo de las quimeras egoístas.”

Como es de imaginar en alguien que atesora una fe grande y arraigada en el corazón, la cuestión de la fe como campanada de necesidad era obvio que iba a aparecer. Y eso es lo que aquí traemos porque sin fe… todo lo demás, simplemente, se hace muy difícil.

Qué suplica tan importante la que hace Lolo en este cuarto punto. Suplica la fe. Pero no una fe cualquiera o que pudiera decirse de “llevar por casa” sino una que lo sea grande o, como dice él mismo, ”colosal”. Y es que si siempre hemos de pedir a Dios que nos aumente la fe… en fin… como que hacerlo para todos los discípulos ha de ser más necesario aún.

Lo que le pasa a Lolo es que ve en su tiempo (¡imaginemos ahora mismo…!) las cosas del alma andaban un tanto retraídas en el corazón de muchos que e, incluso, en los que lo eran cristianos. Es más, lo relacionado con Dios, que muchos entendían muy contrario a la razón, andaba, por decirlo pronto, de capa caída.

Por eso pide Lolo fe y, es más pide “la fe” porque debe entender que es más que necesaria en quien la ha abandonado casi por completo. Y lo hace porque se da perfecta cuenta de que llevar el uso de la razón a la oposición a Dios y todo lo que supone una cosa así no podía llevar a nada bueno sino, al contrario, a algo muy malo y peor.

Lolo, como aquí podemos leer, quiere que se haga realidad aquello que dijo Jesucristo acerca de que había venido al mundo a traer fuego y, por eso, pide una fe algo así como “de incendio cósmico” para que el fuego, así, de la fe, queme purificando las realidades negras de su tiempo.

En realidad, como es claro que la fe no es que esté ahí, digamos, puesta en nuestro corazón y nada tenga que ver con aquello que nos rodea ni con lo que hacemos, Lolo quiere que la misma tenga un efectivo hacer en nuestro día a día, en cada decisión que tomemos y en cada movimiento de nuestro corazón sobre el mundo. Y es que sabe Manuel que si seguimos actuando con una fijación tan extrema en lo que son nuestras necesidades, con puro egoísmo, es cierto y verdad que todo ha de salir mal parado.

En todo caso, el egoísmo se lleva más que mal con la fe… al menos con la fe cristiana donde el prójimo tanta importancia ha de tener en nuestros obras y en nuestros quehaceres diarios.

Y todo esto, nada más y nada menos, que para salvarnos que, como podemos imaginar, no es poca cosa sin mucha y más que mucha. Y todo con el insoslayable apoyo de la fe, de la nuestra.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (43)

“Manantiales, nubes, arroyos, océanos; ¡qué pobres sois para expresarme el torrente de felicidad que Dios vierte de continuo sobre vosotros.”

……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

11.11.23

La Palabra  para el Domingo - 12 de noviembre de 2023

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 12 de noviembre de 2023 sino sábado, 11. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  



Mt 25, 1-13


1”Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. 2 Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. 3 Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite;4 las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. 5 Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron.6 Mas a media noche se oyó un grito: “¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!"7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. 8 Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan.” 9 Pero las prudentes replicaron: “No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.” 10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. 11Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: “¡Señor, señor, ábrenos!” 12 Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco.” 13 Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.`”
  

COMENTARIO

Cuando quiera llega Dios

En realidad, aunque muchas veces lo diga Cristo y otras tantas veces se nos repita, no parece que entendamos lo que quiere decir que en cualquier momento podemos ser llamados a la Casa del Padre. En cualquier momento se nos puede requerir para comparecer ante el tribunal de Dios y rendir, digamos, cuentas, de nuestra existencia, ver en qué consiste nuestro debe y nuestro haber y, en fin, resultar de una forma u otra,  juzgados.

Algo así les pasaba a aquellas doncellas que no parecían tener claro que cuando menos se lo esperaran podía llegar el novio y, así, entrar en la fiesta de bodas. Se confiaron más de la cuenta y fueron, como suele decirse, necias.

Es cierto que puede parecer que Dios tarda en llamarnos porque para todo el que anhela la vida eterna, el paso por esta vida le ha de parecer excesivamente extenso. Y la confianza en el no saber es, casi siempre, el peor enemigo que nos encontramos y quien nos provee de una especie de falta de razonabilidad que nos impele a no hacer lo que debemos.

La parábola de las diez vírgenes – PEREGRINO DE LO ABSOLUTO

Y, sin embargo, a pesar de nuestro actuar negligente (no prepararnos como deberíamos prepararnos) tendremos que comparecer exactamente igual ante el tribunal de Dios. En tal momento, seguramente, echaremos de menos no haber hecho lo que deberíamos haber hecho a su tiempo: perdonar cuando se nos ofendía, ofrecer ayuda a quien la necesitaba, acompañar a quien se encontraba en soledad y ser, en fin, fieles discípulos de Cristo como decíamos que lo éramos.

El aceite para las lámparas es como la fe para nuestro corazón de fieles cristianos. Si nos falta el mismo, difícilmente nos podrá iluminar a nosotros mismos y al prójimo y no servirá para lo que está preparado que sirva.

Por eso nos pide Cristo que velemos o, lo que es lo mismo, que estemos siempre preparados para la llamada de Dios. Y tal preparación sólo puede consistir en fortalecer nuestra fe y llevar a cabo un comportamiento adecuado y que se adecue a la misma. De otra forma, en primer lugar, no haremos lo que tenemos que hacer y, en segundo lugar, defraudaremos a Aquel que nos creó y que quiso, para nosotros, una vida acorde con su voluntad.
 

PRECES

Por todos aquellos que no se preparan para la llamada de Dios.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren escuchar la llamada a la confesión de la fe.

Roguemos al Señor.

 
ORACIÓN

 
Padre Dios; ayúdanos a no olvidar que, en cualquier momento puedes llamarnos y lo que eso significa para nosotros y para nuestra vida.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 

Panecillo de hoy:

¡Cuánto nos conviene estar preparados ante la llamada de Dios!


Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.