Estamos reproduciendo, como última fase de estas Meditaciones de Cuaresma, la obra de teatro escrita por el que suscribe de título “La Última Cena”, cuyo título nos excusa dar explicación de su tema.

Acto III - Cuadro 1º -  Lo que hará el mundo

Los Apóstoles se encuentran pensativos sobre las últimas palabras de Cristo acerca de que cuando hieran al pastor se van a dispersar las ovejas. Y es que recuerdan que eso es algo que se dijo en los Libros Sagrados, en un libro del profeta Zacarías.

Pedro (dirigiéndose a Mateo): Muchas veces hemos escuchado lo que escribió Zacarías sobre el pastor y las ovejas.

Mateo: Si, Pedro, pero creo que el Maestro se refiere a Él y a nosotros.

Jesucristo mira con pesar a sus Apóstoles.

Jesucristo: Tengo que deciros algo. No lo olvidéis porque muchas veces podrá ayudaros.

Pedro: Maestro, escuchamos con mucha atención lo que nos dices.

Jesucristo: Debéis saber que el mundo me ha odiado a mí.

Juan: ¿Odiarte, Maestro?

Jesucristo: Sí, Juan, me ha odiado porque no ha obtenido de mí lo que muchos querían y les he dicho muchas veces lo que no querían escuchar. Por eso debéis saber que a mí ha odiado por lo que os digo pero a vosotros también os va a odiar.

Felipe: ¿También a nosotros, Maestro? ¿También nos van a odiar?

Jesucristo: Sí, Felipe. Os odiarán porque siempre se odia a los discípulos de un maestro por si hacen lo mismo que les había enseñado. Y yo soy el Maestro y el Señor como sabéis y como le llamáis.

Pedro: Sí, Maestro y Señor nuestro.

Jesucristo: Y de todos, Pedro, y de todos.

Juan: Pero nosotros vivimos aquí, somos de aquí. ¿Por qué nos van a odiar?

Jesucristo: Juan, el más pequeño de mis Apóstoles, en verdad te digo que si vosotros fuerais de este mundo, el mundo no os odiaría. Pero no sois de este mundo sino del Reino de Dios que yo he traído aquí.

Pedro: ¿Y si no somos de este mundo, de cuál somos Maestro?

Jesucristo: Vosotros, mis Apóstoles y todos mis discípulos, habéis sido elegidos para sacaros de este mundo y alcanzar la vida eterna. Por eso, aunque aquí viváis y aquí estéis es como si fueseis peregrinos hacia un mundo mucho mejor. Es como… si estuvierais de paso por aquí. De todas formas, si han perseguido al Maestro, lo mismo harán con sus discípulos porque no ha de ser el discípulo más que el Maestro.

Judas Tadeo: Maestro, muchos sí creen en Ti y en lo que nos has dicho.

Jesucristo: Muchos, sí, Tadeo, pero casi todos los poderosos de este mundo no han querido entender nada. Por mucho que yo haya predicado en el Templo y fuera de la Casa de mi Padre, no han aceptado mi palabra.

Pedro: Pero Maestro, ellos, a lo mejor, no saben que eres el Enviado de Dios.

Jesucristo: Muchos, claro, no lo saben pero los más entendidos en las Escrituras Santas han podido seguir lo que escribieron de mí los profetas en muchas palabras inspiradas por mi Padre a sus corazones. Por eso, los que pudiendo creer, no creen, tienen un pecado más grande que los que no creen porque, de verdad, no saben.

Pedro: ¿No crees que tus palabras, a lo mejor, no han sido suficientemente claras como para convencerlos de que eres Quien eres? Sabes que muchas veces nosotros tampoco te hemos entendido…

Jesucristo: Pedro, ellos saben, conocen, alcanzan mucho más que otros y que vosotros mismos. Además, si no han creído por las palabras podían haber creído por las obras que, haciéndolas yo, son obra de mi Padre. Ellos han visto lo que he hecho en nombre de Dios y, a pesar de eso, no han creído, no han querido creer y han mantenido su corazón cerrado y de piedra.

Tomás: Maestro, ¿No los perdonará Dios?

Jesucristo: Tomás, Dios es infinitamente misericordioso y perdonará sus pecados pero también es justo y su justicia la ha de aplicar.

Pedro: Y nosotros, Maestro, ¿Qué debemos hacer?

Jesucristo: Pedro (dirigiéndose a todos los Apóstoles presentes), vosotros vais a dar testimonio de mí. Y lo daréis porque estáis conmigo desde el principio.

Juan: Sí, Maestro, tú nos escogiste.

Jesucristo: No, Juan, no me refiero a ese principio sino al otro, al Principio, a la misma eternidad, cuando Dios creó el mundo. Entonces ya estabais en su corazón. Él os escogió y, así, yo mismo mucho después. Además, os he dicho que cuando venga el Espíritu Santo os mostrará el camino a seguir.

SE CIERRA EL TELÓN

Eleuterio Fernández Guzmán

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