Un amigo de Lolo – "Lolo, libro a libro"- Me acuso (2)
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
A partir de hoy, y con la ayuda de Dios, vamos a dedicar los próximos artículos referidos al Beato Manuel Lozano Garrido, a traer aquí textos de sus libros. Y vamos a hacerlo empezando por el primero de ellos, de título “Mesa redonda con Dios”.
Me acuso (2)
Durante unas semanas vamos a traer a este especial apartado dedicado al Beato Lolo una serie de “acusaciones” que nos vienen la mar de bien para, si es posible, evitarlas nosotros. Se encuentran en la página 166 de su “Mesa redonda con Dios”.
“No, Cristo, no hables, que soy yo quien debe hacer de propio fiscal:
Ahí voy:
De agarrarme al misal y lucirlo como un ventajoso uniforme cristiano”.
Seguimos, por decirlo así, con estas acusaciones que el Beato Manuel Lozano Garrido, se echa en sus espaldas pero que, como bien sabemos, pueden ser aplicadas a las vidas de sus hermanos en la fe. Es decir, no se trata esto de algo que le sucede a alguien como si no tuviera nada que ver con los demás. No. Y es que por lo que leemos aquí, como se deriva del dicho popular que dice eso de que en todas partes cuecen habas “y en mi casa… a calderadas”. Pues eso, que bien podemos hacer como si lo escrito por el Beato Lolo lo hubiéramos escrito nosotros.
Se acusa nuestro hermano en la fe de algo que no es que sea muy común hoy día (¿Alguien que lea esto ve algún día a otro alguien con un misal en la mano?) pero sí el sentido de lo que nos quiere decir nuestro Beato de Linares (Jaén, España).
Sobre esto, es bien cierto que podemos protegernos del mundo haciendo uso de nuestra fe, digamos, como protección ante el siglo y ante las asechanzas que su príncipe puede dirigirnos. Y eso, en el fondo, no es que esté mal sino que no está del todo bien…
Y nos explicamos.
Está claro que los bienes espirituales que tenemos los hijos de Dios están puestos ahí, en nuestro corazón, para que se pueda hace uso habitual y abundante de los mismos. Es decir, no son un tesoro tal que no se pueda sacar al exterior para que nadie nos lo robe. No. Al contrario es la verdad: lo que Dios nos da está puesto para que sea entregado al prójimo.
Pues bien, al parecer y según nos dice Lolo no siempre hacemos eso sino que, al contrario del destino que tienen ciertas cosas del alma, actuamos de forma, ciertamente, egoísta.
Que sí, que nuestra fe, aquella que está reflejada en el misal (ese instrumento que tan extraño nos resulta a la mayoría de creyentes católicos) es para nosotros y que debemos gozar con ella. Pero eso no puede ser todo… de hecho, no es todo ni puede serlo.
En realidad, ni en tiempos del Beato Manuel Lozano Garrido (cuando estaba en el siglo, antes de subir a la casa del Padre) ni ahora mismo podemos hacer lo que nos dice que no debemos hacer.
Hacer uso de aquello que tenemos por fe como algo que aparente que tenemos fe… en fin, que no es lo más recomendable sino, al contrario, lo que nunca debe hacer un hijo de Dios. Y es que, además, sabe el mismo que su Padre del Cielo ve en lo secreto del corazón y, por tanto, que aquí no valen disimulos ni nada por el estilo.
El Beato Lolo se acusa de, a veces (suponemos que sólo a veces por ser cómo era él) podía tener la intención de hacer eso de lo que se acusa. Sin embargo, no sabía (o a lo mejor sí y, ahora, en el Cielo, seguro que sí) que la mayoría de hermanos en la fe sí hacen uso de su fe como lucimiento. Bueno, hoy en día (ya bien entrado el siglo XXI) hasta se ha llegado a superar eso: ni siquiera se hace uso de su fe.
En eso, mucho nos superó Lolo.
NOVENA AL BEATO MANUEL LOZANO GARRIDO, “LOLO” www.amigosdelolo.com
Día 7º
Para todos los días de la novena
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
V/: Señor, ábreme los labios. R/: Y mi boca proclamará tu alabanza.
V/: Dios mío, ven en mi ayuda. R/: Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración inicial
Oh Dios, que en el corazón del Beato Manuel Lozano Garrido has infundido una gran alegría y sencillez para que en el sufrimiento irradiara el sentido salvífico del dolor; concédenos, por su intercesión y ejemplo, anunciar dignamente el Evangelio con obras y palabras. Por J.C.N.S. Amén
Reflexión propia para cada día (ver en su lugar más adelante)
Oración de los fieles
Confiando en la intercesión del Beato Manuel Lozano Garrido, supliquemos con toda confianza a Dios, nuestro Padre, que escuche nuestras plegarias.
1. - Por la Santa Iglesia que, instituida por Jesucristo y conducida por el Espíritu Santo, peregrina hacia la casa del Padre: para que, en obediencia y comunión con el Santo Padre N., sea luz para los que buscan sinceramente al Señor y anuncie incansablemente su salvación. Roguemos al Señor.
2. -Por nuestro Obispo: para que el Señor esté con él y le fortalezca y su pastoreo al frente de la Diócesis sea para gozo y alegría de esta Iglesia. Roguemos al Señor.
3. - Por los gobernantes y los que tienen en sus manos las riquezas del mundo: para que, por intercesión del Beato Manuel Lozano, sean dotados por Dios de sabiduría y prudencia al administrar el bien común, teniendo en cuenta sobre todo a los más necesitados y desfavorecidos. Roguemos al Señor.
4. - Por los enfermos y los discapacitados: para que en su tribulación experimenten la misericordia de Dios y puedan sentirse como Lolo dichosos de contribuir a la salvación de sus hermanos unidos a la Pasión de Cristo. Roguemos al Señor.
5.- Por los responsables de las comunicaciones sociales: para que Dios les infunda la voluntad de informar con honradez y verdad y conceda a los periodistas cristianos el celo ardiente que resplandeció en el Beato Manuel Lozano. Roguemos al Señor.
6.- Por los militantes cristianos y los laicos más comprometidos en la misión de la Iglesia: para que se sientan impulsados a anunciar el Evangelio con el mismo ardor con que lo hizo el Beato Lolo, tan identificado con el espíritu de la Acción Católica. Roguemos al Señor.
7.- Por los catequistas y educadores cristianos: para que asimilando con amor la verdad de Cristo, acierten a ser como Lolo luz para el ciego, pies para el cojo, oído para el sordo y habla para el mudo. Roguemos al Señor.
8.- Por todos nosotros: para que, siguiendo el ejemplo de Lolo, nos revistamos de los sentimientos de Cristo y demos con nuestras obras y palabras testimonio de su amor. Roguemos al Señor.
Encomendemos ahora la intención personal o particular de esta novena.
Oración: Oh Dios, que animaste al Beato Manuel Lozano Garrido para que alimentara con sus escritos, e iluminara con su ejemplo a tus hijos probados por la enfermedad, atiende nuestras súplicas y haz que, fructificando en buenas obras, avancemos fielmente por tus caminos. Por J. C. N. S.
Oración final (Todos):
Padre, te damos gracias por encontrarnos con tu Amor extremo a través de la vida del Beato Manuel Lozano Garrido, “Lolo”.
Te damos gracias porque por tu Espíritu imprimiste en él la imagen de tu Hijo Jesús.
Te damos gracias por su fe firme, por su amor a la Eucaristía, por su celo apostólico, por la valentía en sus escritos, por su paciencia y testimonio en la enfermedad, por su alegría permanente.
Te pedimos que, imitando sus pasos de cristiano, te hagamos presente en nuestros ambientes y que, como él, nunca dudemos que contamos siempre con la mano suave y firme de nuestra Madre la Virgen María.
(Oración aprobada por el Obispo de Jaén)
Reflexión para este día: El valor redentor del sufrimiento
Texto bíblico: Jn. 19,31-37.
Alguien que visitó a Lolo en vida dijo de él cuando lo vio: “Lolo, sacramento del dolor”. Y un sacerdote-periodista, José Luís Martín Descalzo, escribió: Aquella mañana de domingo yo había ido a su pueblo, Linares. Dije Misa en su casa. Cristo estaba en el pan que yo acababa de consagrar. Estaba también en aquel cuerpo degollado por treinta años de sufrimiento feliz.
¡Sufrimiento feliz! Parece algo imposible. Sin embargo el Beato Lolo era un manantial de alegría que contagiaba a los demás. Había descubierto la grandeza del valor redentor del sufrimiento. S. Pablo había dicho: Me alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que es la Iglesia (Col. 1,24). El valor redentor del sufrimiento caló en Lolo profundamente; por eso aceptó con alegría el dolor. Así escribía él:
Tres actitudes ante la presencia del dolor: La de aquél que aún no ha ido más allá del escozor de su herida: “Dios me ha quitado”.
La del que acepta, sin entrar en su espíritu de actividad santificante: “Dios me ha pedido”. Y la de aquél que, comprendiendo el valor comunitario del sufrimiento, se da de lleno al ideal de redención: “Señor, te ofrezco” (Las estrellas se ven de noche, p.110).
Quizá pueda afirmarse sin equivocación que tantas y tantas páginas escritas por él sobre el sufrimiento, sobre el dolor, sobre Cristo sufriente, eran el fruto de una vida, la suya, puesta en las manos de Dios con la sencillez y ternura del niño que se sabe en los brazos de su madre (Ps. 131, 2). A Lolo le dolía el dolor. No era masoquista; pero era un alma que había descubierto el valor de su vida de enfermo que se ofrece con alegría. El dolor fue la causa de su santificación; la enfermedad fue su cátedra.
Por eso creó una gran cadena de amigos enfermos a los que agrupó en la obra pía “Sinaí”; a ellos les alentaba a ofrecer su oración y sus dolores para que los periodistas tuvieran fuerzas y ánimo en la “misión” de difundir la verdad y la justicia en su trabajo de comunicadores.
Reflexión personal: ¿Sabes resistir con aceptación y paz las contrariedades de tu vida? ¿Tienes enfermos cerca de ti? ¿Cómo los cuidas? (momento de silencio).
Encomendamos a Dios todos los enfermos y todos los que cuidan de ellos, médicos, personal sanitario, familiares. Con el mismo sentimiento que Lolo, rezamos esta oración que él compuso.
Credo del sufrimiento
Creo en el sufrimiento como una elección y quiero hacer de cada latido un sí de correspondencia al amor.- Creo que el sacrificio es un telegrama a Dios con respuesta segura de Gracia.- Creo en la misión redentora del sufrimiento.-Me acercaré a quien sufre como al relicario que guarda el “lignum crucis” de la Pasión.- Creo en la función útil de la soledad. Los pantanos se hacen a las afueras, para recoger la fuerza del agua y luego devolverla en luces y energía.- Creo que la acción y el sacrificio cristiano se traban como la cera y la lumbre de un cirio. Cuanto más pura es la inmolación tanto más resplandece su testimonio.- Creo que la inutilidad física revierte en provecho espiritual de todos. El arco iris de la Redención se tensa desde la inmovilidad de un niño hasta la invalidez que dan los clavos de una Cruz.- Daré a Dios los panes y los peces de mi corazón para que él los convierta en milagro de salvación para todos.- Árbol de Dios, con raíces y ramas, viviré con las rodillas atornilladas y las manos metidas en las estrellas, encaramando nuestra savia y porteando hacia abajo la cosecha de la Gracia. (Cartas con la señal de la Cruz, p. 202).
Oración de los fieles y oración final: Como todos los días.
Eleuterio Fernández Guzmán
Para entrar en la Liga de Defensa Católica.
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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