Un amigo de Lolo – El Bien y sus frutos

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

El Bien y sus frutos

“La virtud y el pecado, la bondad y el engaño, poseen también su sistema monetario, pero el bando de la Verdad sólo admite el oro de los actos limpios y abnegados. Por eso un solo hecho generoso le quiebra el pulso a un regimiento de delincuentes. Los vicios podrán estar en las primeras páginas de los periódicos, pero el haber del Universo está del lado de los que se dan con amor, de los que trabajan con esperanza, de los que creen con seguridad". (”Un mundo que no abandonáis“, de “Desde este lado de la tapia").

Podemos decir que, así como el Mal produce frutos maléficos que emponzoñan la vida de aquellos que se dejan dominar por él, el Bien también tiene frutos. Sin embargo, como es de imaginar, son muy diferentes a los que ocasiones el primero.

En este texto del Beato Manuel Lozano Garrido se nos da a entender la existencia tanto Bien como del Mal. Y es que cada una de tales realidades espirituales se muestra en actitudes, en formas de ser y de llevar a cabo una vida según uno u otro.

Digamos que, aquí, se establece una dualidad clara: por un lado la virtud y la bondad; por otra el pecado y en engaño. Es decir, cada uno de tales pares se alinean con el Bien y con el Mal como fácilmente puede percibirse según se lean los elementos de cada uno de los pares: los dos primeros tienen relación directa con el Bien; los segundos, con el Mal.

Las cosas, de todas formas, tienen una profundidad que va más allá de lo que podría entenderse como la superficie de las cosas del alma.

De todas formas, a nosotros sólo nos debe interesar lo que corresponde al Bien, con sus frutos de virtudes y bondades.

Habla, aquí, Lolo, de “sistema monetario”. Y es que según hagamos o llevemos a cabo, según nos alineemos con el Bien o con el Mal, tendremos una determinada retribución: con el Bien, en beneficio nuestro y de nuestra salvación eterna; con el Mal, en perjuicio nuestro y de nuestra salvación eterna.

La retribución, digámoslo así, tiene una clara desventaja: el Bien y sus frutos puede más que el Mal y los suyos. Por eso nos dice el Beato de Linares (Jaén, España) que frente a muchos males, basta un bien, una bondad, una virtud, para desbaratar el efecto de los primeros.  Y eso es, se diga lo que se diga, un timbre de esperanza que no podemos desdeñar.

A este respecto, nadie puede negar que en el mundo hay mucho Mal y que los discípulos del mismo (de Satanás, queremos decir) quieren atraer hacia sí a las almas descuidadas espiritualmente. Sin embargo, lo bien cierto es que la esperanza no podemos descuidarla porque hay un Bien que puede al Mal y es la Verdad. La Verdad es, al fin y al cabo, lo que ha de fundamentar la existencia y la realidad de los discípulos de Cristo que se saben hijos de Dios, semejanza del Todopoderoso. Por eso el Bien puede con el Mal y nunca prevalecerá el segundo sobre el primero.

Creer, además, “con seguridad”. Es decir, que todo el que cree seguro de lo que cree, sin duda alguna sobre lo que cree y, en fin, confiando en lo que cree, es un, a modo, de muro contra el que el Mal no puede hacer nada.

Y es que si hay un fruto gozoso el Bien es aquel que nos determina a resistir las asechanzas del Mal. Resistencia que, además, nos sirve para fundamental una vida de la que pueda predicarse que es, en efecto, la que ha de llevar un hijo de Dios. 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

No deberíamos descartar jamás hacer al Bien antes que el Mal. 

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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