En dos palabras: In-Maculada
Hay fechas en el calendario litúrgico que significan mucho. En realidad, no es la fecha en concreto sino, mejor, lo que ella contiene o, simplemente, refiere.
Hay personas que esto no lo entienden. En realidad, lo que les pasa es que tienen poca fe y prefieren la aplicación de principios, en exceso, demostrativos o mecánicos. Y es que tienen una mentalidad tal que así: si lo veo, lo creo; si no lo veo, no lo creo.
El caso es que lo que dice el día de hoy, lo que es y representa para el pueblo católico, es algo más que expresión de algo que pasó en su día. Y lo es porque supone, primero, la expresión del poder de Dios y, luego, en segundo lugar, de las consecuencias de la expresión de tal poder.
Sabemos que Dios podía hacerlo, que quería hacerlo y que lo hizo. Lo hizo, pues, porque quería y porque podía tuvo la feliz y santa idea de hacerlo. Y ante eso, sólo cabe el asentimiento y la acción de gracias.
¿Qué hay quien no creen en que un ser humano naciera sin la mancha del pecado original y, por lo tanto, sin pecado alguno? ¿Qué hay quien no entienda que tal mujer no tuvo mancha alguna a lo largo de su vida porque no estaba, ya, manchada por la de Adán y Eva?
En realidad, eso debe importarnos menos que un comino o incluso menos. Lo que sí debe importarnos es lo que significó aquello para la historia de la salvación. Y es que se trata de eso: de qué pasó con la descendencia de Dios cuando una niña fue concebida sin el pecado original y luego dijo sí a la intención del Todopoderoso, expresada a través de su Ángel, de que fuera su Madre.
Todo, pues, se resume, como dice el título del artículo de hoy, día de la Inmaculada Concepción de María: no-mancha.
¿Acaso separamos la palabra Inmaculada por algún tipo de razón malévola o malintencionada? Pues no.
En esto hay razones más que suficientes como para separar la negación de lo que se niega: el no de la mancha.
En primer lugar, Dios quiso, con aquel “no” que muchas cosas no siguieran como habían seguido siendo hasta entonces, que lo que había sido negado por el comportamiento del pueblo elegido por su santa voluntad se transformara en un sí, que lo que parecía imposible de llevar a cabo fuera posible.
Y Dios quiso que su pueblo no errara más, que no cargara con la mancha aquella de no fidelidad a su palabra, de no estar a lo que quería su Creador, que tuviera alguien en quien fijarse, de quien tomar ejemplo.
Dios, por lo apenas dicho, quiso que la que había sido escogida para ser su Madre, no tuviera sobre sí mancha alguna y consintió, de la manera o forma que fuese, que al ser concebida no cayese sobre ella la espada de Damocles del primer pecado. Y sobre ella no cayó, para nada, lo que sí había estado cayendo sobre cada uno de los seres humanos desde que entrara la muerte en el mundo por la afrenta cometida por unos desobedientes Adán y Eva.
El caso es que aquí juega un papel muy importante la fe: creer sin haber visto, confiar en Quien todo lo puede. Y es que si pretendemos que siempre nos sean demostradas las cosas como si se tratase de un teorema matemático o algo por estilo… entonces, entonces es que no acabamos de comprender del todo lo que es la fe ni lo que significa la misma.
Es más que cierto que muchos creerán que tal forma de pensar y actuar es propia de quien se deja dominar por Alguien que considera superior. Sin embargo, lo que pasa es que no acaban de comprender de que se trata, precisamente, de ejercitar de forma extensa la libertad donada por Dios y concluir, sin ir más allá de lo que nosotros podemos comprender (y es bien poco) que si Dios lo quiso, lo pudo hacer y lo hizo… pues eso, que quiso y lo hizo. Y si lo que hizo fue que sobre su Madre y na nuestra no cayese el pecado original y eso ha acabado sirviendo para nuestra salvación eterna… ¿Acaso alguien con dos dedos de frente va a quejarse? Y que conste que digo con dos dedos de frente.
Pues eso… en dos palabras se dice todo: in-maculada. Y todo lo demás que vaya más allá es propio del Demonio al que, no por casualidad, repatea la misma persona de la Madre de Dios.
Eleuterio Fernández Guzmán
La Fundación "Lolo” va a dar a la luz un libro inédito del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Para ello ha establecido un plazo de reserva del libro que es el 10 de diciembre de este año del Señor de 2016. Les pongo el Volante de encargo de “Las siete vidas del hombre de la calle” del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo.
Mas información, aquí.
Pinchando en la imagen serán dirigidos al pdf descargable para encargar el libro.
No pierdan la oportunidad de hacerse con una joya de espiritualidad.
Digamos, al respecto de este libro, algo muy importante: en la nota que nos ha enviado el P. Rafael Higueras Álamo, a la sazón Postulador de la Causa de Canonización (ya lo fue de la beatificación) nos dice esto:
“Fecha tope de recepción de peticiones: 10 diciembre 2016.
Lógicamente si se imprimen más ejemplares saldrá más barato; por ejemplo, si se imprimieran mil ejemplares, +1’80 de imprenta (quizá algo menos)
+portes de envío (si no se recoge en la sede de la Fundación)
+2 de donativo a la Fundación.
Sería muy bonito disponer de la publicación para los Reyes; o sea que antes del 10 de diciembre ha de recibirse la petición de ejemplares que se deseen.
Si la impresión fuera de 500 ejemplares la impresión podría salir hacia unos DOS € cada uno (más portes, más 2 € donativo).”
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Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.
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Enlace a Libros y otros textos.
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
María nació sin pecado. Es real como la fe misma.
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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