Un amigo de Lolo – El verdadero gozo del corazón

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

El verdadero gozo del corazón

“La verdad de la Ternura está de puertas a dentro, en un polígono interior habilitado entre cardos y arenales. La dulzura sonora de Dios se mide en una aridez gemela y solitaria de noche de Getsemaní. Las palabras que retiñen por el mundo como las campanillas de plata de la Misa, los dedos que rozan con un tacto suave de piel de melocotón, los ojos que miran con un no sé qué adorable y a uno le queda otro no sé qué como la invasión de una gloria descendida, tienen, de cara al interior, el sonido bronco, el roce áspero y la visión desapacible de la pieza de alfarería salida del horno” (El sillón de ruedas, pp. 254-255).

En realidad, lo tierno es expresión de un corazón como el Todopoderoso quiere que lo tengamos, como decimos arriba. Y es que es ahí, en el corazón, de donde todo lo bueno y malo sale al exterior, donde radica, donde arraiga (si queremos) la ternura.

Es bien cierto que la ternura, la expresión de lo que eso supone en nuestra existencia ordinaria tiene que traérselas con muchos obstáculos. Es decir que no basta con querer ser tierno y hay muchas piedras en el camino de nuestra vida y muchos momentos en los que nos cuesta mucho y más ser tiernos. Entonces, la ternura se ha de aliar con la necesaria e imprescindible fe. Y entonces ganamos, somos capaces de ganar tan difícil lucha interior.

Lo tierno en nosotros, por eso mismo y de todas formas, se manifiesta en mucho de lo que hacemos. Es decir, tiene reflejo en aquello que llevamos a cabo de tantas formas como, por ejemplo, refiere Lolo.

Así, por ejemplo, cuando en vez de manifestar rudeza en nuestro comportamiento por causas que, para nosotros, justificarían tal comportamiento, hacemos lo contrario venciendo nuestra natural respuesta y somos, al contrario, dulces y tiernos con quien nos ha causado tal desazón.

También, por ejemplo, cuando recibimos una mirada tierna que vence nuestro aislamiento y nuestra tendencia a ser taciturnos y solitarios.

El Beato Manuel Lozano Garrido, con toda seguridad, tuvo que recibir en su corazón expresiones de la ternura como de las que aquí escribe. Por eso le parece que tales expresiones dieran, dan, la impresión de ser como si Dios se manifestara, que manifestara su Amor, a través de las mismas. Y eso nos acerca al Padre si somos capaces de aceptarlas como un regalo, como un don, como una gracia del Todopoderoso.

De todas formas, no es para nada equivocado sostener lo que sostiene Lolo: que la ternura, en las dichas expresiones, pudiera ser, para nosotros, como la citada pieza de alfarería que ha, recién, salida del horno. En un principio pudiera parecer poco aceptable para nuestro tacto humano pero al serlo, cuando ya lo es, han devenido la grandeza de una obra bien hecha por el alfarero, en este caso, Dios mismo que a través del corazón de sus hijos ha llegado al nuestro con esa expresión suave de la ternura que es expresión de verdadero gozo. 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Por la libertad de Asia Bibi. 
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Por el respeto a la libertad religiosa 
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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Lo que es simple pero se sostiene sobre la fe goza de la eternidad de antemano.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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