Un amigo de Lolo – Felicidad

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

Felicidad

“La felicidad es, ante todo, un destino espiritual o, mejor, un estado de perfección del alma que se ultima sobre ese hecho que es nuestra dependencia corporal. Pero en la conjunción humana, la materia es siempre una ordenación que subordina al valor absoluto del alma. La felicidad tangible no es recusable en tanto sirve, y no lastre, la más alta gracia de las potencias.” (El sillón de ruedas, pp. 243-244)

Seguramente, comprender lo que somos, supone mucho para nosotros, los hijos de Dios. Queremos decir lo que somos al respecto de nuestro cuerpo y nuestra alma.

La ceguera que solemos manifestar a lo largo de nuestra vida tiene mucho que ver con la concepción que, de nosotros mismos, tenemos. Y es que le damos al cuerpo, a nuestra parte material, una importancia exagerada.

Es bien cierto que es el cuerpo con el que vamos por el mundo y que a nuestra alma le solemos dar atención, digamos, regular. Sin embargo, lo que nos dice el Beato Manuel Lozano Garrido, en estas letras de su “Sillón de ruedas”, nos ayudan a comprender lo que debemos tener por bueno y mejor y, sobre todo, dónde radica la verdadera felicidad que no es, sino, la felicidad misma y no fingida.

El caso es que estamos destinados a ser felices. Al menos es lo que el Todopoderoso ha inscrito en nuestro corazón. Eso, sin embargo, tal realidad, se sostiene sobre una vida física, sobre la materia, pero se ha de conformar y construir sobre la Roca firme que es Cristo y, en fin, en el alma, en la parte espiritual de la que estamos formados por voluntad del Creador.

De todas formas, en nosotros hay una tendencia muy natural a creer que sólo debemos tener en cuenta el cuerpo. Es decir, al alma la tenemos, sí, pero no le damos demasiada importancia contradiciendo, así, lo que somos y debemos ser y lo que, sobre todo, seremos cuando acaezca la muerte, la nuestra.

Darle importancia al alma es crucial para llevar a cabo una existencia de la que se pueda predicar la filiación divina. Y tal es así porque Dios nos he hecho como nos ha hecho: con cuerpo… ¡y alma!

Hay, sin embargo, un extremo al que no debemos acercarnos: creer que sólo el alma importa y el cuerpo podemos desecharlo. Y eso es un grave error.

Dios nos ha creado, decimos, con cuerpo y alma. Si bien debemos ordenar nuestra vida a la preservación y pureza del alma, seríamos necios si negáramos que tenemos un cuerpo y que, por tanto, no nos sobra.

Ser capaces de darnos cuenta de una realidad tan palpable (nunca mejor dicho) es hacernos verdad de lo que es verdad y que, por ser creación de Dios, no podemos olvidar ni tener por no puesto.

Lo que nos quiere decir Lolo es que ser felices, materialmente hablando, no es algo que debamos tener por asqueroso o desdeñable (como sosteniendo una postura espiritual fuerte y profunda) sino que es la parte, digamos, previa, para la felicidad eterna.

El problema, aquí, no es la propia felicidad corporal sino el alma con la que la sostenemos. 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Por la libertad de Asia Bibi. 
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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Es bueno reconocer que podemos ser felices con Dios.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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