Reseña: Colección Fe sencilla -Novísimos- “La salvación eterna”
Título: La salvación eterna
Autor: Eleuterio Fernández Guzmán
Editorial: Lulu
Páginas: 88
Precio aprox.: 4 € en papel – 1€ formato electrónico.
ISBN: 5800118591491- papel; 978-1-326-79426- electrónico
Año edición: 2016
Los puedes adquirir en Lulu
“La salvación eterna”, de Eleuterio Fernández Guzmán
Con este libro referido a la salvación eterna continuamos la publicación de los que corresponden a la Colección Fe sencilla. En este caso, por el ser el tema del que se trata, pertenece al apartado de título “Novísimos” y es el primero de ellos. Y, como los demás (a excepción de los que se refieren al apartado de título “En los altares” que tienen un formato mayor,) tiene formato de libro de bolsillo.
Pero vayamos, ahora, con la presentación de este libro.
Corría el año 1956 cuando un dominico de nombre Royo Marín, Antonio, a la sazón sacerdote de Santo Domingo de Guzmán, publicaba un libro de título “Teología de la salvación”.
Muy al principio del mismo escribe (apartado 5 del Capítulo I de tal libro) algo que, dicho entonces, podía producir perplejidad pero que, leído ahora, sesenta años después, produce pavor. Y es que no se trata de una profecía (aunque pudiera parecerlo) sino de la constatación de una trágica realidad.
El caso es que en la página 15 del libro escribe esto que sigue (rogamos no pierdan ripio de lo que dice):
“Ante los ojos de cualquier observador imparcial, en el mundo moderno puede apreciarse con toda claridad un hecho indiscutible: el alejamiento cada vez más acentuado de la mayor parte de la gente de todo cuanto signifique creencia en Dios y prácticas religiosas. Ya no se trata únicamente de la masa obrera que se hacina en los suburbios de las grandes ciudades y cuya apostasía constituyó el gran escándalo del siglo XIX; es el público selecto y distinguido el que se va alejando cada vez más de Dios, y hasta la población rural y campesina que sufre cada vez más de cerca la influencia nefasta del materialismo reinante a través del cine, de la prensa y de la radio. Aún en las naciones de mayor solera y raigambre religiosa, el porcentaje de los que practican los deberes más elementales de la vida cristiana –misa dominical, recepción anual de sacramentos, etc.- es verdaderamente lamentable. Es menester cerrar completamente los ojos al ambiente que nos rodea, o vivir en absoluto de espaldas a la realidad, para no darse cuenta de este hecho tan cierto como aterrador.”
¿Aprecian ustedes alguna diferencia con lo que pasa hoy día, año 2016 (cuando se escribe esto) de la era cristiana?
Seguramente, una respuesta rápida ha venido a la mente de muchos: ¡No!
Exactamente, no hay diferencia entre lo que pasaba entonces y lo que sucede hoy día o, en todo caso, ahora mismo aquello ha aumentado más que mucho.
Esto, por decirlo para que se entienda, es parte de las generales de la ley de muchos cristianos, aquí católicos. Y eso, como es de esperar, se ha de ver reflejado en un tema tan importante como es el de la salvación eterna.
¿Acaso se plantea, siquiera, el católico, digamos, ordinario, lo que supone para él la salvación eterna?
Cualquiera, ahora mismo, es capaz de decir que sí, que a todo ser humano preocupa lo que vaya a ser de él tras su muerte: a unos porque creen que nada hay; a otros porque, creyendo que debe haberlo, no alcanzan a entender qué ha de ser eso que hay. El caso es que la salvación eterna, que de eso trata esto, es lo que debería estar en el centro del pensamiento de cada católico.
Existe, por tanto, una necesidad obvia que, además, conviene mucho a cada uno de nosotros, que sea correctamente entendida: se debe reflexionar sobre la salvación eterna porque es, verdaderamente, el único negocio que nos debe interesar. Y no hablamos de negocio en el sentido pecuniario del asunto sino en el que supone la misma expresión de la palabra: neg-ocio, la negación del ocio porque esto de la salvación eterna no es ningún juego sino algo absolutamente, y nunca mejor dicho, trascendental.
Sin embargo, de hacer ahora mismo una encuesta (tan de moda hoy día para conocer las más peregrinas opiniones sobre los más peregrinos temas) acerca de lo que supone para católico este tema nos encontraríamos con un levantamiento general de hombros a modo de “no lo sé” o “a mí qué”, “de todas formas es un tema muy difícil de entender” o, lo último ya, “es que eso será lo que Dios quiera”.
El caso es que este tema de la salvación eterna es tan importante sea conocido, reflexionado y entendido por todo católico, que hacer otra cosa que no sea eso, es una absoluta pérdida de tiempo. No olvidemos que el resto de nuestra vida espiritual ha de mirar de frente y por derecho a nuestra propia salvación. Lo demás, como dijo Cristo acerca de lo que aquí perece y es robado por los ladrones (cf. Lc 12, 33, a contrario) no tiene la más mínima importancia: es humo y polvo.
De todas formas, ¿Hay algo mejor y más gozoso que anhelar la vida junto a Dios en el Cielo?
Les ponemos, aquí, el Índice del libro:
Planteamiento
CAPITULO I
La salvación como problema.
1. ¿Es importante la salvación eterna?
2. Lo elemental de la salvación eterna.
3. La salvación en el Antiguo Testamento.
4. La salvación en el Nuevo Testamento.
CAPITULO II
¿Es posible salvarse?
1. Lo que Dios quiere para sus hijos.
2. Somos libres para salvarnos.
CAPITULO III
El cómo de nuestra salvación.
1. Lo que no nos ayuda para la salvación
El pecado.
Lucha interior contra el pecado.
2. Lo que nos ayuda para la salvación.
La Palabra de Dios.
La gracia de Dios: hombre y Sacramentos
Iglesia católica y salvación eterna.
CAPITULO IV
Queremos salvarnos.
1. Una férrea voluntad hacia la salvación eterna.
2. Perseverar siempre en la salvación eterna.
3. ¿Son muchos los que se salvan?
EPILOGO
Oración por nuestra salvación eterna.
Este libro, perteneciente, como hemos dicho arriba, a la Colección Fe sencilla (en su apartado de título “Novísimos”) tiene, pues, mucho que ver con algo que es crucial en nuestra vida espiritual. Y lo es porque supone, ni más ni menos, la salvación (o no) de cada alma.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
¿Hay alguien que no quiera salvarse y vivir para siempre?
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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