Un amigo de Lolo – Abrir de par en par las puertas a Dios
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.
Abrir de par en par las puertas a Dios
“Dios sólo invade cuando las puertas de un corazón se le abren de par en par y en el umbral le espera la bienvenida de un “fiat”. (Bien venido, amor, p. 783).
Los corazones de los fieles católicos están llenos de muy buenas intenciones. Por eso solemos sostener las verdades de nuestra fe con énfasis no vaya a pensarse que no creemos en ellas.
Ciertamente, en muchos casos eso no será así porque no habrá la suficiente formación al respecto. Sin embargo, podemos decir que, a nivel general, tenemos claro mucho de lo que decimos es nuestra fe.
Ante Dios… ¿qué decir? Es el Creador y, en concreto, nuestro Creador, Quien nos ha puesto aquí a través de nuestros padres del mundo y, en fin, gracias al Todopoderoso nos movemos y existimos.
Sabemos, también por fe y porque lo dice el primero de sus Mandamientos, que lo debemos amar sobre todas las cosas y que, por tanto, nada puede haber delante de Él, el Señor. Es más, sabiendo que Dios es nuestro Señor tenemos más que claro que no debemos temer a nada ni a nadie porque Él, con una simple expresión de su voluntad puede hacer lo que quiera hacer y nada ni nadie lo puede impedir.
Dios, pues, nos acompaña pero, antes que nada, deberíamos preguntarnos hasta dónde eso lo tenemos por verdad y por certeza o, por decirlo pronto y para que nos entienda, hasta dónde estamos dispuestos a creer en eso.
Nuestro hermano Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo tiene por primer verdad y por eso nos lo hace saber. En realidad, es una forma de poner sobre la mesa las cartas bien a la vista, para que nadie pueda decir que Dios las esconde porque quiere hacer trampas con nosotros. No, eso ni puede ser ni es porque es bueno y no puede engañarnos.
Pues bien, si todo esto lo tenemos por verdad, nada mejor que ser consecuencias y, en fin, abrir de par en par las puertas a Dios.
Abrir las puertas a Dios tiene muchas consecuencias para nosotros. Es decir, no es como si dijéramos a alguien que entrara en nuestra casa para, acto seguido, no hacer ni caso de su presencia en ella. Seguramente haríamos todo lo contrario y actuaríamos con la mayor cortesía posible, le ofreceríamos algo de beber. En fin… que haríamos las cosas… como Dios quiere.
Eso, por tanto, es lo que debemos hacer con el Todopoderoso: dejarlo entrar en nuestro corazón.
¿Acaso no lo tenemos en él?
Sí, ciertamente, lo tenemos, pero no es igual tenerlo como si nada o tenerlo como si todo. A nosotros, además, nos conviene tenerlo como todo porque lo es: todo, queremos decir, para nosotros.
El caso es que lo que aquí pasa es que estamos ante un diálogo entre Dios y su criatura, entre el Creador y a quien creó y tuvo por muy bueno la tal creación. Es decir, Dios quiere entrar en nuestro corazón pero a cambio de que nosotros lo dejemos. Por eso la Virgen María es tan especial para el Todopoderoso: quiso dejarle entrar y le dejó entrar en su seno, nació Cristo siendo Dios hecho hombre y, como sabemos, fuimos salvados y se nos abrió la puerta del Cielo.
Dios, por tanto, quiere, ha de gozar y gusta, con que nosotros le dejemos entrar en nuestro corazón pero diciendo “sí” a su presencia en nosotros.
Y, luego, a actuar en consecuencia, no vaya a darse cuenta Dios de que mentimos en esto y no somos lo suficientemente fieles.
Abramos las puertas a Dios y, luego, amémosle como si fuera lo único que valiera la pena. Y lo es.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Dios nos quiere en nuestro corazón. ¿Queremos nosotros que sea así?
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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1 comentario
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EFG
Sí que es cierto eso según lo cual estamos todos llamados a dar tal salto pero también es cierto que no siempre es fácil.
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