Un amigo de Lolo – Hijos de Dios

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

Hijos de Dios

“Hijos de Dios son los que se miran entre sí y no ven diferencia de piel o pómulos, sino una ancha curva de colores que se unifican en el arco iris de la paternidad de Dios.”  (Bien venido, amor, 403).

Todos somos hijos de Dios.

Decir eso pudiera parecer, a alguien le puede parecer eso, un exceso en tal tipo de planteamiento. Sin embargo, lo bien cierto es que no es posible que unos seres humanos seamos creación del Todopoderoso y otros no.

Partimos, por tanto, de una evidencia que no se puede soslayar: todos somos hijos de Dios.

A la hora de plantear eso debemos saber que tal realidad tiene, ha de tener, consecuencias, de cara a nuestra vida diaria, ordinaria. Es decir, decir que somos hijos de Dios no es lo mismo que decir, por ejemplo, que está lloviendo o algo por el estilo. A lo que a nosotros corresponde es mucho más, supone mucho, ha de ser mucho más.

Manuel Lozano Garrido, nuestro Beato Lolo, comprende perfectamente esto. Es decir, sabe a ciencia y corazón ciertos que supone mucho sostener eso. Y él nos explica, en muy pocas líneas, lo que supone ser hijos de Dios.

Decimos, por tanto, paternidad de Dios, y queremos manifestar que estamos de acuerdo en lo que hemos aquí dicho hasta ahora. Luego, si somos hijos de Dios y reconocemos que lo somos (como dice San Juan, “¡Lo somos!) alguna forma ha de haber de mostrar y demostrar que lo somos.

Se suele decir, con buena intención, que no existe diferencia entre seres humanos porque, al fin y al cabo, todos somos hijos de Dios. Sin embargo, bien sabemos que no son pocos los que sostienen posiciones bien distintas a lo que aquí decimos. Es decir, que hay muchos hijos de Dios que tienen fijación, en exceso, en el color de la piel y otras diferencias de las que nadie es culpable porque no las puede escoger ni elegir.

A esto aporta Lolo algo muy importante: para ser verdaderamente hijo de Dios no basta con serlo (porque alguien puede negar la paternidad y alejarse de su Padre) sino que hay que tener por nulas diferencias como las que hemos dicho arriba: piel, raza, etc.

Eso, por mucho que se sostenga lo contrario, no es tan fácil como debería serlo si nos miráramos en el espejo de Cristo y nos diéramos cuenta de algo esencial: nuestra filiación divina nos hace a todos iguales de cara al Padre Todopoderoso. Sin embargo, está demostrado (a lo largo del tiempo eso es fácil hacer) que no siempre eso se tiene por bueno y verdad sino, justamente, todo lo contrario.

Todos, sin embargo, estamos en el mismo corazón y en el mismo pensamiento: el de Dios.

Si, pues, todos somos iguales para el Creador, para Quien nos ha creado y nos mantiene… ¿Cómo es posible que no sea eso lo que rija en el pensamiento del mundo y de todos los hijos de Dios?

Eleuterio Fernández Guzmán

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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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