Un amigo de Lolo – Cómo la esperanza nunca se pierde

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Libro de oración

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

Cómo la esperanza nunca se pierde

“Cuando a la tarde oscura el sufrimiento irremediable me haga sentir ciudadano de un universo de angustia, que la agonía está aquí toda y ellos, en cambio, sientan un alivio, que sea como el del enfermo que toma coramina.

Cuando, recordando un camino, mis pies, que nunca se mueven, sienten como si temblara el pájaro de la nostalgia, que dos golondrinas levantan el vuelo en fe desde los suyos.

Cuando, la tarde pase negra e insípida factura de monotonía y la ilusión únicamente parezca ser un capullo que puede malograrse, quédate con todos los centelleos, para que el gozo de la vocación les explote a ellos, luminosamente, en el pecho, como una estrella nueva.” (Las estrellas se ven de noche, p. 102)

Querer y no poder; ansiar y saber que nunca va a poder alcanzarse; recordar y ver que ahora nada puede ser igual… Y, sin embargo, la esperanza.

Frente a lo que puede llegar a ser insoportable se encuentra aquello que puede facilitar la existencia y llenarla de luz aunque la tiniebla lo cubra todo. Y eso es lo que le pasa a nuestro Beato Lolo.

Muchas cosas pueden determinar el llevar una existencia más bien negra. Es decir, una cosa es lo que se quiera ser y otra, muy distinta, lo que se pueda ser según las circunstancias por las que pasamos.

Así, por ejemplo, podemos verlo todo de un color oscuro porque el sufrimiento lo abarca todo. No parece que vivamos una existencia acorde con un ser humano, digamos, ordinario. Sin embargo, siempre hay algo en lo que soportar el dolor y el mal pasar. Y tal algo tiene nombre de virtud y es la esperanza.

Pero también la memoria nos puede jugar malas pasadas. Y es que traer a nuestras vidas lo que fue pero ya no puede ser y no puede ser porque estamos impedidos para que sea… es una forma difícil de llevar la existencia. Sin embargo, en tales casos también tenemos escapatoria. Es decir, sabemos cómo es posible obviar eso y no es, sino, con la creencia de que todo ha de pasar porque una mejor vida nos espera. Nostalgia, así, que es base de una existencia que se sostiene sobre el bien supremo que es Dios y su definitivo Reino.

De todas formas no podemos negar que las cosas pueden llegar a ser más que malas. Siempre es susceptible de empeorar la situación por la que pasamos y no es extraño que empeore. Es decir, nuestra noche puede llegar a ser muy negra y es hasta posible que la desazón ocupe nuestra alma y creamos que ya nunca vamos a salir de una tan terrible oscuridad.

Pues bien, quien sostiene su vida sobre la roca viva que es Cristo y tiene, de la persona del Maestro, una vivencia completa o lo más cercana posible a tal perfecto ser, sabe que nada está perdido porque aunque con algo mínimo de ilusión es posible sostener una vida y que con eso podemos seguir adelante.

Todo, pues, como vemos, puede ser obviado aunque, para eso no baste sólo con quererlo sino que se hace necesaria una profesión de fe en la esperanza sin la cual nada de lo que pretendamos de bueno y mejor para nosotros será posible llevar a cabo. Nosotros, como hijos de Dios que somos, sabemos que nunca nos ha de fallar el Padre. Por eso siempre somos nosotros los que fallamos.

Cuando, en fin, todo parezca que no tiene salida y que el fin, para nosotros, no va a ser nada agradable; cuando vivamos en el sufrimiento y el dolor sea nuestro compañero de viaje… entonces debemos mirar a nuestro corazón y sentir que, como templos que somos del Espíritu Santo, en él radica, también, la esperanza que es como una hermana que nunca nos olvida sino que vive en nosotros para que hagamos uso abundante de ella.

El caso es que Manuel Lozano Garrido lo supo bien a lo largo de su vida y dejó escrito esto para que no olvidáramos que es posible darse cuenta de esto. Aprovecharlo o no, eso sí, es cosa nuestra. 

Eleuterio Fernández Guzmán

Nazareno 

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Por la libertad de Asia Bibi. 
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Por el respeto a la libertad religiosa 
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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

La esperanza es el alimento de nuestra alma.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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