Un amigo de Lolo – Plantar cara al sufrimiento como hijo de Dios

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración  

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

Plantar cara al sufrimiento como hijo de Dios

“El sufrimiento es como un limón que, poco a poco, va madurando, en acidez por lo hondo. Escuece tanto, tanto, que llega al fin el día en que se hace necesaria una mano poderosa que lo estruje. Esos cinco dedos son los de la verdad, el arrepentimiento, la fe, la generosidad y la gracia. Si los cinco aprietan con valentía, el escozor sube a los ojos, pero la paz, donde nace, es en el corazón.” (Reportajes desde la cumbre, p. 123)

  

Lo que es sufrir

Como bien sabemos, el Beato Manuel Lozano Garrido, más conocido como  Lolo, definió a lo largo de su vida muchas veces el término “sufrimiento”. Ciertamente sabía de qué hablaba porque él mismo sufrió multitud de dolores físicos y eso le daba una autoridad elevada en la materia.

También sabemos que, aunque eso fuera cierto, la especialidad espiritual de Lolo fue (y es en el sentido de estar vivo en el Cielo y entre nosotros a través de su obra) era saber extraer fruto al sufrimiento. Y eso, aunque pudiese ser considerado por algo extraño a la naturaleza humana era la mejor forma que tenía de ser hijo de Dios.

En este texto de Lolo podemos ver, con relativa facilidad, que el dolor no es algo baladí. Es decir, a Lolo no le gustaba sufrir por sufrir sino que sabía cómo encarar el sufrimiento. Por eso, y como hemos dicho arriba, estaba determinado a no dejarse vencer por el mismo sin ofrecer singular batalla.

Lo primero que nos dice nuestro Beato es que en el sufrimiento no todo es, en sí mismo malo. Y esto lo deducimos porque, en un momento determinado escribe que se hace necesaria una mano poderosa “que lo estruje”. Es decir, es posible obtener beneficios espirituales del hecho mismo de sufrir porque, como es conocido por todos, del limón, al estrujarlo, se obtiene un jugo que es utilizado para bien de quien eso hace. Otro tanto, pues, pasa con el sufrimiento: una mano poderosa puede estrujar el limón del sufrimiento y sacar del mismo lo impensable.

 

Cómo se sana el sufrimiento

Dicho lo de arriba ha de ser cierto que el sufrimiento puede ser sanado o, lo que es lo mismo, que no debe quedar en el alma como algo crónico que no tuviera solución alguna.

El Beato Lolo acude a Dios pero también al hombre. Es decir, de Dios toma la Verdad y la gracia: la primera para apoyarse en ella y la segunda para, estando en el corazón del hombre, apoyarse desde ella; del hombre aquello que pueda suponer propia sanación a través del arrepentimiento, lo que pueda suponer de cara a construirse espiritualmente a través de la fe y, por fin, aquello que suponga comprender el sufrimiento y ofrecerlo por sanas intenciones o, lo que es lo mismo, ser generoso con el propio sufrir.

Así, con esto dicho así, Manuel Lozano Garrido nos dice que sufrir es, ciertamente (¡lo sabrá él pero, también, cualquiera!) posible pero que no es imposible sobrenadarlo y darse cuenta de que se le puede vencer con esos dedos de los que habla y que son los que, precisamente, estrujan el limón amargo del sufrir.

 

Dejar ver lo que el corazón encierra

Dice Lolo, y es más que cierto, que hay que ser valientes para encarar el sufrimiento como dice que debemos encararlo. Es decir, no es cosa de personas espiritualmente apocadas sino de aquellas que cogen por los cuernos este toro que da muchas cornadas y, muchas de ellas, mortales de necesidad.

Algo, cuando se produce el estrujamiento del limón del sufrimiento, pasa en el creyente que así actúa: es cierto que lo que es malo, que tiende a salir al ser estrujado, puede causar malestar en quien lo sufre pero también es cierto (y es crucial para un discípulo de Cristo) que queda un corazón limpio y, así, sano. El corazón que queda de tal manera sanado no es más que aquel que puede recibir, como odre nuevo, el vino nuevo del Amor de Dios y de su santa Palabra. Y encontrar en ella el fuego del Espíritu que cauterice las heridas que, sin duda, ha de producir el sufrimiento.

Seguramente por esto Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, vivía en un sufrimiento tan gozoso.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 Nazareno

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir no es poca cosa.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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