Nuevo año: ¿Ha cambiado algo?
Ya ha empezado un nuevo año y que, por eso mismo, todo debe recomenzar porque, en realidad, parece que pocas cosas han cambiando.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que existen unas ideas paralelas a las que defiende la Iglesia católica como doctrina. A tal, digamos, Magisterio “paralelo” debemos enfrentar lo que la Esposa de Cristo tiene como bueno y benéfico por haber sido defendido por el Hijo de Dios.
Así, por ejemplo, cuando la Iglesia católica dice que el aborto (Catecismo 2270-2275) es un crimen hay quienes sostienen que, al fin y al cabo, ha sido aceptado por la sociedad y que se trata, en definitiva de una realidad propia de un mundo, dicen, “avanzado” que, eso sí, avanza hacia la fosa de la que tanto escribió el salmista.
Así, por ejemplo, cuando la Iglesia católica dice que la anticoncepción es “intrínsecamente mala ‘toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación (Humanae Vitae, 14), existe quien sostiene, como por ejemplo, en su día hizo el El P. Richard McCormick, que encabezó la oposición internacional de teólogos contra la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI, que la anticoncepción no es más, al fin y al cabo, que el resultado de la elección de cada cual.
Así, por ejemplo, cuando la Iglesia católica defiende el celibato sacerdotal (Catecismo 1580) hay quienes sostienen que la Esposa de Cristo acabará aceptando el matrimonio de sacerdotes e, incluso, la entrada de la mujer en el sacerdocio.
Así, por ejemplo, cuando la Iglesia católica defiende que el pan y en el vino eucarísticos está presente Jesucristo en forma verdadera, real, sustancial, con su sangre, su alma y su divinidad (Catecismo 138, 1381) hay quienes sostienen que la Eucaristía es sólo un símbolo (P. Víctor Codina, El Mundo de los sacramentos, CRT 1991) o, también, que la teología moderna no puede aceptar esa presencia de Jesucristo en el plan y en el vino después de la consagración (P. Edward Kilmartin).
Así, por ejemplo, cuando la Iglesia católica sostiene que el matrimonio es indisoluble (Catecismo 1633, 1645 y 1650) porque así lo estableció el mismo Jesucristo, hay quienes sostienen (P. Juan Mateos, CRT Biblia y pueblo, nº 5, 73) que El Evangelio no dice que si dos cónyuges se ponen de acuerdo para separarse e iniciar nuevos matrimonios, no puedan divorciarse.
Así, por ejemplo, cuando la Iglesia católica tiene como verdad que se entra en el Pueblo de Dios por la fe y el Bautismo y que la misión del mismo es sal de la tierra y luz del mundo (Catecismo, 781 y 804) hay quien sostiene que el pueblo de Dios es, en realidad, una asamblea en medio del mundo. Por eso, mientras que la Esposa de Cristo no puede estar con las cosas del mundo, los mismos que sostiene lo contrario dicen que es el mundo quien tiene que dictar cómo debe ser el pueblo de Dios. Así, se mundaniza el creyente en Dios y se hace, en efecto, plenamente mundano.
Así, por ejemplo, cuando la Iglesia católica sostiene que no hay salvación fuera de la misma y que hay personas que pueden salvarse si son fieles a su conciencia (Lumen Gentium, 16) hay quienes creen que todas las religiones son iguales y sirven para la salvación. En realidad, creen que la salvación es una especie de liberación de los opresores y que, entonces, no importa ningún tipo de teoría sino la práctica que, en sí misma, libera.
Y así podríamos estar un buen rato porque la Iglesia católica tiene abiertos muchos frentes de disidencia y, dentro de ella, son muchos los que siembran cizaña para ver si cosechan algún tipo de fruto. Y es que el nuevo año que casi ya comienza va a ser un campo de batalla espiritual de no escasas dimensiones pues el Maligno de ha adueñado de muchos corazones antaño creyentes y ahora plenamente apóstatas.
Si a esto añadimos la actual apostasía silenciosa (a veces no tan silenciosa), el laicismo que se extiende a “marchas forzadas” y la cada vez aumentada descreencia bien podemos decir que el nuevo año que ahora acaba de empezar no va a ser, precisamente, bueno ni mejor para los creyentes católicos que saben que lo son y lo que eso supone y representa.
Y, en fin… en tales estamos y, lo que es peor, estaremos. Por eso he repetido lo que otras veces ya he escrito.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Por la libertad de Asia Bibi.
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Año nuevo… ¿misma falta de fe?
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2 comentarios
Bueno, la novedad hoy está en la ambigua respuesta de la Iglesia como institución ante estas herejías, dejando que la teoría y la práctica de la vida cristiana se separen cada vez más y más.
Todavía espero ese magisterio papal postsinodal que "en dos o tres semanas" aparecería. ¿Se lo están pensando? ¿tanto hay que pensar? ¿hay alguna novedad que me haya perdido?...
Sinceramente como católico de infantería rasa cada día me siento más desorientado respecto a la Iglesia. Tanto a la que quiere innovar como la que calla.
Feliz año.
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