El único voto que vale es el que sirve a nuestra conciencia católica

(NOTA PREVIA)

Aunque este artículo tenga un contenido netamente español, dedicado a España, ruego lo puedan aplicar a las naciones hispanoamericanas en cuanto corresponda. A lo mejor se llevan una sorpresa)

Es común hablar, en estos días, del malhadado “voto útil”. Lo que pasa es que hay mucha confusión sobre lo que significa el mismo.

En general, podemos decir que se suele tener por eso la entrega del mismo a quien creemos que va a gobernar. Y tal forma de utilidad es, además de inútil para un católico, inservible y vergonzosa.

Lo que pasa es que eso, más que utilidad, para conveniencia y bien sabemos que lo que nos conviene momentáneamente no siempre es lo que nos conviene para siempre.

Antes que nada, debemos decir que el panorama español, espiritualmente hablando, es casi un erial. Es decir, se pueden contar con los dedos de la mano (bueno, a lo mejor de las dos que tenemos los hombres) aquellos partidos políticos que defiendan los llamados “principios innegociables” con los que, como su nombre indica, no se puede negociar nunca. Pero nunca, nunca. Y tal nunca viene referido a que no se puede “pastalear” con ellos a modo de “ahora me conviene defenderlos, ahora no me conviene defenderlos”.

Si esto está así (y es fácilmente comprobable por quien quiera bucear en los programas electorales) es fácil preguntarse si el voto útil, así llamado, de un católico, puede ir a alguno de los partidos bien establecidos en el sistema (PP, PSOE, Ciudadanos, Podemos, IU, etc.) Y es que todos estos, y muchos más, forman parte exacta del sistema supuestamente democrático que padece España desde hace demasiados años. Instalado el bipartidismo como en tiempos de la Restauración, el poder ha conseguido lo que parecía imposible: que un católico vote a uno de estos partidos porque “es lo que hay” sin tener en cuenta lo que eso supone de cara a los principios espirituales que deben regir en la vida de un hijo de  Dios que, además, se define como católico.

Todo lo que digamos, a este respecto, sobra. Y sobra porque es de cualquiera conocido que no hay partido alguno de los citados arriba, que defienda la vida. Todos se han apuntado al aborto porque “es lo que hay”, han apoyado  y apoyan los imposibles matrimonios entre personas del mismo sexo porque “es lo que hay” y, en general, han asumido las más diversas aberraciones (por desviaciones) que a una mente enferma se le pueda ocurrir.

Mañana sábado es el llamado “día de reflexión”. Esto, que exista tal día, muestra hasta qué nivel de idiocia considera el poder establecido que ha llegado la población en general. Y es que nos consideran, sencillamente, imbéciles e infantes políticos que necesitan algunas horas en las que no se perturbe su tranquilidad política para así hacer posible que el voto siga tan cautivo como lo estaba tras la muerte del Generalísimo Franco, salvador de España en un momento en el que los malos se habían adueñado de ella y hacían lo que saben hacer: matar, matar y matar.

Pues ahora ha llegado el momento de votar. Y muchos católicos votarán haciendo uso del voto útil que es el más inútil de todos. Y lo es porque aquí lo que importa no es quien vaya a mandar o a desmandar sino que el voto del católico esté destinado, vaya, a quien defiende sus intereses espirituales. Y si tal partido no sale elegido por la mayoría… debe importarle, al católico, un verdadero pito.

Y es que si nosotros no somos de este mundo ¿a qué preocuparse del mando del mundo? 

Valga, pues, el voto verdaderamente útil que es aquel que coincide con nuestra conciencia católica.

Sin embargo, es entendible que quien tenga de católico tan sólo el nombre y esté muy a gusto en el mundo y a favor del mundo, vote útilmente en la inutilidad más grande.

A eso, además de llamarse cobardía se le llama borreguismo. ¡Sí!, de borrego.  Pero no de oveja que sigue el Buen Pastor sino de borrego que se deja llevar dócilmente hacia el matadero del mundo.

Y algunos tan contentos…

Eleuterio Fernández Guzmán

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Por la libertad de Asia Bibi. 

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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:          

Votar con el estómago o con la cartera suele ser mala cosa para uno y para otra.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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