Un amigo de Lolo – Sufrimiento y dolor
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.
Sufrimiento y dolor
“A uno le arden las mejillas cuando en la oscuridad rasguea la sal de la congoja, pero lo insufrible es que se sienta refluir en los lagrimales y, de pronto, en unos ojos negros, azules o verdes -los ojos con los que uno bautiza la ternura, la alegría o la felicidad- nazcan amargos Mississipíes de sangre”. (El sillón de ruedas, p. 323)
Dar explicación de lo que es el dolor y lo que supone el sufrimiento para quien lo padece, y de parte de quien lo padece, no resulta ser unas de las cosas más sencillas.
En realidad, sufrir puede hacerse, verdaderamente, insufrible porque es posible que aboque a malos pensamientos acerca de la inutilidad de la vida de por esos momentos pasa.
Sin embargo, hay formas de padecer que son ejemplo de haber comprendido tanto el dolor como el sufrimiento. Y Manuel Lozano Garrido presenta y representa una de ellas. Es más, debe ser de las que más acerquen a Dios Padre.
Es uno mismo quien define aquello que le pasa. Por eso es uno mismo quien puede sobrenaturalizar el dolor y plantar cara espiritual al sufrimiento. Aquí mismo se nos dice que corresponde a cada cual (haciendo referencia al color de los ojos con el que venimos al mundo) poner nombre a lo que se puede llegar a sufrir. Así, por ejemplo, lo que refiere a lo tierno, a lo que es alegre y, por fin, a lo que proporciona felicidad y gozo.
Por eso, es de recibo que sea cada cual quien delimite el ámbito de su vida afectado por el dolor o el sufrimiento: lo primero por lo que pueda haber de físico; lo segundo por que pueda haber de entendimiento y comprensión de lo primero.
Es bien cierto que en los momentos de tiniebla física el sufrimiento puede llegar a ser insoportable. Pero hay un momento en el que eso puede ser superado por las propias circunstancias y que muestra hasta dónde podemos llegar si nos dejamos vencer por la falta de esperanza.
Decimos que hay un tal momento porque si bien en la pesadumbre que a uno puede producirle el sufrimiento por el que está pasando es posible que eso sea superado por la comprensión de que pasa porque tiene que pasar. Entonces, en tal momento, no es imposible que de los mismos ojos de los que nace lo tierno, lo alegre o lo feliz manen lágrimas, como dice Lolo, de sangre. Pero de sangre impregnada de sufrimiento y de dolor.
Y es que, seguramente, sobre eso sabía más que muchos.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
¡Gozoso es saber que sufre y el qué significa eso!
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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