El Cielo de algunos: José Antonio Pagola
Este mes es muy bueno para escribir sobre el Cielo, el Infierno y el Purgatorio. Por eso muchos hacen eso y ponen en el teclado lo que tienen por oportuno.
Hay, sin embargo, muchas formas de hacerlo pero, en general, está la ortodoxa y la heterodoxa.
Digamos que hoy traemos aquí la posición de alguien que, aunque parezca mentira por quién es, está notablemente equivocada y siembra mucho error y mucha cizaña. Y esto es lo peor de todo porque ya sabemos qué dijo Jesús acerca de los que quieren engañar a los pequeños en la fe (sí, eso de la piedra de molino…)
El texto dice lo siguiente:
“Un día podremos escuchar estas increíbles palabras que el Apocalipsis pone en boca de Dios: ‘Al que tenga sed, yo le daré a beber gratis de la fuente de la vida’. ¡Gratis! Sin merecerlo. Así saciará Dios la sed de vida que hay en nosotros.”
El caso es que escribe Pagola esto al hablar del Cielo, de lo que es el Cielo para él.
El texto es parte de un artículo más extenso pero se resume, resume lo que piensa a tal respecto, en estas cortas líneas.
Cualquiera que tenga de la fe católica un conocimiento mínimo sabe que aquí hay algunas equivocaciones.
1. No hay que merecer el Cielo…
En realidad, nos gustaría siempre que lo mejor de la vida nos viniese sin tener que hacer nada para conseguirlo. Sería como un regalo que se nos haría sin poner nada de nuestra parte. Sin embargo, bien sabemos que las cosas no son así y que para alcanzar algo, sea lo que sea lo que se quiera alcanzar, es necesario esforzarse.
Eso pasa con el Cielo. Sostener que, según el texto que aporta Pagola, no es necesario hacer nada sino que todo se nos dará gratis es sostener una media verdad. Y es una media verdad, que es la peor de las mentiras, porque bien dice el texto “al que tenga sed”. Es decir no dice, por ejemplo, “a todo ser humano” sino “al que tenga sed”. Eso sólo puede querer decir, pues hablamos en materia espiritual, que se ha de tener sed de Dios. Para eso, primero, hay que creer en el Todopoderoso y, luego, hay que sostenerse en la vida con tal creencia. Es decir, a todo ser humano no se le dará el Cielo si es que el mismo ni cree en Dios ni hace nada para demostrar que cree (es decir, que tenga fe y lo manifieste con obras). Y eso sólo puede querer decir que el Cielo se merece, que hay que merecerlo. Entonces… Dios dará de beber del Agua de la Vida. Pero sólo entonces y no porque sí y sin relación alguna entre el merecimiento y el Cielo.
Esto es, como podemos ver, algo más que un error porque quien habla erróneamente lo hace porque no conoce del todo de aquello de lo que habla y no podemos pensar que José Antonio Pagola no sepa de este tema. Luego, sólo podemos pensar que escribe para confundir a los incautos.
2. Todos vamos al Cielo.
¡Qué bueno y qué bonito que eso sea así!
Del primer punto aquí referido se ha de deducir que todos vamos al Cielo. Y es que si se da gratis el Agua de la fuente de la Vida sin merecerlo es que se sostiene, a su vez, que nadie está excluido del Cielo. Y, por eso mismo, que no existe el Infierno y habría que ver si el Purgatorio-Purificatorio existe.
Sin embargo, bien es sabido, por lo mismo dicho en el primer punto, que para merecer el Cielo hay que merecerlo. Por tanto, habrá muchas personas que no hagan merecimientos en su vida terrena o, lo que es lo mismo, que no acumulen para el más allá bueno y mejor que es tener la Visión Beatífica. Entonces… estamos seguros que tales personas no merecerán el Cielo y, salvo la misericordiosa voluntad de Dios no es allí donde, tras su muerte, vayan.
Por tanto, no todos vamos al Cielo o, mejor, no todos alcanzaremos así, sin más, la bienaventuranza ni veremos a Dios por las buenas.
Pero lo peor de todo es que este escrito está preparado para ser publicado con relación a la festividad de Todos los Santos, a la sazón 1 de noviembre que son las personas que más han merecido, en vida, lo que han alcanzado tras la muerte.
En realidad, lo que pasa es que el Cielo de Pagola no existe como tal. Es una forma buenista de ver las cosas que tiene poco que ver con la Justicia de Dios. Y sería una pena que, por entender las cosas de tal manera, un día se dé cuenta, demasiado tarde, que se había equivocado.
Oremos, por lo menos, para que se dé cuenta de que lo que dice puede llevarle, a él mismo, a mal lugar y, lo que es más importante, que puede confundir a muchos. Y eso es mucho peor.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Al Cielo no se va como algunos creen. Y lo creen para tratar de facilitarse las cosas.
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7 comentarios
Lo que realmente no entiendo es cómo no se cuestiona las atrocidades que comete. ¿Será que se llega a un punto en que tanta soberbia te ciega y terminas creyéndote las mentiras que fuiste fabricando? ¿No pensará nunca en el día en que Dios lo llame y deba rendir cuentas de todo lo que hizo, de todo el daño que se causó y causó a tantos? Realmente es para mí una incógnita el actuar de personas así.
Y algo que también me cuesta entender es la elección de todas aquellas personas que se enganchan con tanta locura, que prefieren creer cualquier sinsentido antes que aceptar y abrazar la VERDAD. Para las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo están llenas de "pero" y no se cuestionan lo más mínimo las sandeces que les proporciona cualquier pseudo-exégeta.
No puedo comprender que ventajas encuentran en desperdiciar tan neciamente la vida que Dios les ha regalado y que no se tomen el trabajo de medir las consecuencias de elecciones tan erradas.
Quiera Dios que les caiga la ficha oportunamente. Que la gracia de la conversión les haga reaccionar, los lleve a un verdadero arrepentimiento y pidan sinceramente perdón por haber rechazado con tanta soberbia la verdadera salvación ofrecida por Jesucristo.
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EFG
Tenga por bien seguro que, primero, tiene aún tiempo de corregirse y convertirse. Pero también tenga por bien seguro que será juzgado por Dios de acuerdo a sus actos. Y parece mentira que ignore eso este señor.
Porque la salvación es absolutamente gratuita. Nos salvamos sólo porque Dios ha querido salvarnos por la sangre de su Hijo. Condicionar la salvación a cualquier merecimiento nuestro que hagamos no es doctrina católica (quien diga que merece salvarse no es católico, es pelagiano). Nos salvamos por el don sobrenatural de una fe viva que opera en el amor. Es un don sobrenatural (independientemente de que el hombre no es un ente pasivo como suponen erradamente los protestantes, y por tanto debe cooperar a su salvación). Pero lo fundamental es la gratuidad de nuestra salvación.
Por otro lado, no he leído en esa frase eso de que "todos nos salvamos". Interpretar ese texto en ese sentido es quizás posible pero conviene -como dijo San Ignacio de Loyola- intentar "salvar la proposición del prójimo".
Recuerden las cartas "cruzadas" con el Teólogo (con mayúsculas) José Antonio Sayes, la diferencia intelectual, humana, de coherencia, de fe, eran abismales.
Por suerte la infinita misericordia de Dios le esperará hasta el último microsegundo. Y no dudo de que se arrepentirá de todo, que es mucho.
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