Un amigo de Lolo – La inutilidad bien entendida

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

La inutilidad bien entendida

“La inutilidad, factor preponderante de la Redención. Luego, en vida, Cristo haría leva de los desheredados, los pobres, los angustiados y los doloridos. Por de pronto se arrogó en sí mismo la inutilidad, como un asentimiento de la inversión de valores que es necesario vivir para ganarse el reino de los Cielos.“ (Cartas con la señal de la cruz, p. 68)

Sin duda alguna, ese texto de Manuel Lozano Garrido es muy importante para comprender el sentido que tenía del sufrimiento físico este Beato español. Y podemos decir que tiene poco que ver con la falta de asistencia de Dios en el mismo.

Casi podemos decir que la primera frase de este escrito vale como banderín de enganche para que todo aquel que, por alguna razón, sufre, sea capaz de no tener en cuenta tal sufrimiento sino lo que puede suponer para su perdona.

¿Queremos decir que es importante, por necesario, sufrir para poder salvarse? Pues no y sí. En el sentido preciso de las cosas el sufrimiento no se requiere para alcanzar el Cielo (es decir no es factor determinante) pero si el caso es que la hay no debemos dejar que nos domine el corazón sino, al contrario, saber sobreponernos con lo único que, ciertamente, es útil en este caso: la fe y la oración.

En este caso, y en todos los que suponen un ejemplo perfecto para comprender lo que es nuestra fe, Jesucristo tiene mucho que decir, tan sólo, con cómo fue su vida. Y todos conocemos cómo fue.

Sobre esto, hay quienes sostienen que Jesús, humanamente, fracasó en su vida. Y es cierto esto en el sentido de que, vista la vida que llevó en el mundo mientras vivió en él y vista la forma de morir… sin duda alguna, no tuvo mucho éxito.

Sin embargo, las cosas espirituales no pueden verse de una forma simple o superficial. Dios, que siembra de una forma que muchas veces no comprendemos, hizo eso con su propio Hijo y consiguió que lo que parecía imposible… se hiciera realidad.

Jesús, fracasó, sí, pero consiguió algo mucho más importante y que tiene que ver con nuestra salvación eterna. Y es que consiguió que de un rotundo fracaso humano naciera la victoria sobre la muerte y sobre el odio el perdón. Eso era lo que Dios quería de Aquel a quien había enviado al mundo. Por eso Jesucristo, su ser y su hacer, nos motiva a seguir adelante en los momentos de dificultad y por eso, precisamente por eso, sabemos que mirándolo en la Cruz colgado comprendemos lo que significa sufrir de una terrible manera. Ser, a la vez, el ser humano más inútil, poco útil humanamente hablando pero tenerlo como el vencedor absoluto de lo único que vale la pena y que tiene que ver con el Cielo, con la Casa del Padre y con las praderas del Reino de Dios.

Eso es lo que hace Cristo: invierte el valor de las cosas y lo que es pérdida pasa a ser ganancia; lo que es fracaso pasa a ser victoria y lo que es sometimiento al Mal pasa ser beneficio absoluto del Bien Supremo que es Dios mismo.

Cristo mismo quiso ser inútil para ser el más útil desde que nació el primer ser humano. Gracias a Cristo, es más, nosotros podemos ser llamados por Dios y no acudir al Limbo de Abrahám (como hacían aquellos que, siendo justos, aun no podían ir al Cielo) sino a su misma Casa. Y todo eso es posible por haber sufrido y por haber sido considerado, por ciertas personas, un inútil integral.

El problema para tales personas es que, espiritualmente hablando y para Dios, la inutilidad es otra cosa, tiene un sentido diverso y es, por decirlo así, una forma muy práctica de estar junto a Él. 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

A veces, la inutilidad espiritual no es lo que parece sino todo lo contrario.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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