Estamos en pleno Sínodo: ¿qué le conviene a la Iglesia católica?
Dentro de poco terminará el Sínodo que se está celebrando en Roma desde el pasado 4 del presente mes de octubre.
Aquí no se va a decir nada en contra ni a favor de lo que allí se está debatiendo. Y no es que no tengamos opinión al respecto sino que respetamos lo que los padres sinodales están haciendo: es su trabajo y cuando termina la cosa será tiempo de decir lo que cada cual piense al respecto.
Eso, sin embargo, no quiere decir que nada tengamos que decir, claro está.
Un Sínodo como este, como es de imaginar, no va a imponer nada al Santo Padre porque el Vicario de Cristo, a tal respecto, está legitimado, primero, para escribir o no alguna exhortación al respecto; segundo, para tomar las decisiones que tenga por conveniente según lo que se haya dicho y concluido en el mismo.
Eso es bueno y es malo. Es bueno porque el Papa, ateniéndose a lo que se concluya en el Sínodo, dirá lo que tenga por conveniente. No está, pues, coaccionado ni nada por el estilo por las decisiones allí tomadas. Es malo porque será, lógicamente, sobre el Santo Padre sobre el que caigan las acusaciones de lo que diga o haga… si las tiene que haber, claro.
De todas formas, el Sínodo que aun se celebra en Roma relativo a la Familia, tiene que tener en cuenta, de todas formas, algo esencial y que ningún padre sinodal debería olvidar.
Decimos, por ejemplo, algo sencillo (pues nos gusta considerarnos de nos sencillos en la fe… cuando no simples). Deben tener en cuenta esto:
-Deben tener en cuenta el mantenimiento de la fe católica que lleva muchos siglos siendo la que es.
-Deben tener en cuenta el mantenimiento de la doctrina católica que lleva muchos siglos siendo la que es.
-Deben tener en cuenta el mantenimiento de Tradición católica que lleva muchos siglos siendo la que es.
-Deben tener en cuenta el mantenimiento del Magisterio de la Iglesia católica que es el que es.
-Deben tener en cuenta que la Esposa de Cristo no puede adecuarse al siglo, al momento en el que vivimos, en aspectos muy difíciles de tener en cuenta.
-Deben tener en cuenta el daño que se puede hacer de cambiar algunos aspectos que todos tenemos en mente.
-Deben tener en cuenta que no conviene, para nada, en un mundo que ha olvidado a Dios, sembrar cizaña en el seno de la Iglesia católica.
-Deben tener en cuenta que el Maligno hace mucho tiempo ha conseguido introducir su nigérrimo humo en la Esposa de Cristo.
-Deben tener en cuenta que no se deben seguir gustos personales o egoístas a la hora de plantear según qué ideas o propósitos.
En fin… así podríamos estar un rato. Pero todo esto se resume en algo muy sencillo de decir pero, al parecer, muy difícil de seguir por según qué personas:
La Iglesia católica debe seguir siendo lo que es y cómo es, doctrina y moral incluidas.
¿A que es fácil de leer y de entender?
Luego, si eso no es así, que se atengan a las consecuencias en el caso de adoptar según qué decisiones.
De todas formas, en este momento hace falta mucha oración porque ya dijo Cristo que hay especies malignas que sólo se sacan con mucha oración. Y no creemos que haya una peor especie maligna que querer destruir la Iglesia católica con ideas perecederas y mundanas.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Todos esperamos que el soplo del Espíritu Santo sea escuchado.
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2 comentarios
Independientemente de lo que haga con ese conocimiento, aunque lo lógico sería que reaccionara como ha reaccionado los últimos 2000 años, es importante que la Iglesia sepa qué está pasando.
Muy bueno sería que esa información llegara sin sesgos ni filtros de ningún tipo, pero dado que eso es prácticamente imposible, bueno sería que se discutieran los asuntos de la realidad, considerando incluso las opciones más descabelladas, precisamente para que al salir de allí se pueda decir claramente "esta opción es descabellada por esto y esto", en lugar de decir "yo pensaba que tal cosa, pero como no dejaron discutirlo, quizás yo tenía razón".
A un par de sacerdotes amigos míos les gusta iniciar ocasionalmente sus catequesis diciendo "supongamos que Dios no existe..." Al final descubrimos que la propuesta no tiene sentido y que aunque lo tuviera, seguiríamos haciendo lo mismo porque es lo más lógico. No es catequesis para niños, pero creo que los obispos son lo suficientemente maduros como para examinar incluso cuestiones tan sinsentido como esa. O como que se admita del divorcio, por ejemplo.
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