Te has retratado, obispo
Antes que nada tengo que decir que esto lo escribo antes de que se produzcan las elecciones de Cataluña (España) el domingo, 27 de septiembre de este año de Nuestro Señor de 2015. También digo que no voy a cambiar nada de lo que escriba según sean los resultados. Y es que lo que hay, a día de hoy, es lo que hay… y las cosas quedan y van a quedar según lo que aquí se trae.
Bueno, pues bien. El título del artículo de hoy tiene todo que ver con un obispo en concreto: el de Solsona (Lérida, España), de cuyo nombre no quiero acordarme, que ha tenido a bien decir que se abona a una de las opciones políticas que se presentan a las elecciones citadas. Por supuesto, ni qué decir tiene que la misma es independentista. Y esto quiere decir que el obispo también lo es. Blanco y en botella.
Pues te has retratado, macho.
Es probable, seguramente, que otros obispos de Cataluña piensen lo mismo que el de Solsona. Sin embargo, este buen hombre se caracteriza por hacer que se vea que es lo que es y por dar muestras, muchas veces, del comportamiento más hortera que pueda caber en un pastor de la mies de Dios.
Algo, sin embargo, parece que no comprende Mosén Novell: existe una separación entre la Iglesia y el Estado que va más allá de lo que eso, a nivel político, significa. Queremos decir que cuando Jesucristo dijo aquello del César y de Dios (el dar cada uno lo suyo) no quería decir que se podía estar con Dios y con el César. Y es que también dijo que no se podía servir a Dios y al dinero, entendiendo como dinero el mundo, el siglo. Y lo dijo porque sabía que a Dios había que amarlo por encima de todo, de todas las cosas y con todo nuestro corazón.
Algo de esto, sin embargo, no parece entender el obispo de Solsona. Él va a lo suyo. Y nos imaginamos que se ve con un cargo muy alto en una Cataluña independiente.
El caso es que se debe creer esto porque no parece que nadie desde Roma le diga nada. Al parecer están guardando un cauteloso silencio porque no deben querer inmiscuirse en “asuntos internos” de España. Lo que pasa es que no se trata de tales asuntos llevados a cabo por personas cualesquiera sino por un pastor de almas que está confundiendo a muchos creyentes en la fe. Y es que no es de creer que todos sus fieles sean independentistas. ¿Qué deben estar pensando aquellos que no comulgan con sus ideas?
Por ejemplo, deben estar pensando que, a lo mejor, su obispo, no debería pronunciarse sobre según qué cosas. Y es que, para más señas de su pensamiento político, ha escrito al respecto de las votaciones del 27 de septiembre, para confundir un poco más, esto:
“Si no sabéis qué votar, escuchad a vuestros hijos y nietos".
¡Claro! Quiere que se le pregunte a la generación (varias) de jóvenes que, en Cataluña, están siendo enseñados en el odio a España y a lo español ¡Qué bien, que se le pregunte a los manipulados! ¡Qué forma tan indigna de presentar las cosas… a los incautos!
Lo bueno es que dicen que este obispo de, digamos, conservador. Pues no será en lo referente a la política porque ahí, en tal aspecto, parece bastante progresista o sea, carca y pasado de rosca. ¿Y si entiende la unidad de vida al respecto de esto, a partir de eso?
¿Y qué pasa con el resto de obispos de España?
Pues esto: Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid:
“Los obispos catalanes están actuando con prudencia y generosidad”.
¡Pues qué bien! ¡Vaya prudencia la del obispo de Solsona!
Y es que hay un dicho que, ahora mismo, viene que ni pintado: “Dios los cría y ellos se juntan”.
Se juntan, claro, para separar.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Hay sardinas a las que mejor no arrimar ascua alguna.
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10 comentarios
Eh, pero ¿y lo bien que se lo pasa? Los curas buenos de Cataluña bregan contracorriente más solos que la una, olvidados de sus obispos y vilipendiados por el Poder monolítico. Pregunten a Mn. Custodio, que entre el obispo que le mandó a la parroquia más lejana posible y la alcaldesa que quería echarle del pueblo...
Yo no recuerdo una situación así de desgobierno de la Iglesia convertida en la casa de tocame roque, sin que ninguno de los que tiene autoridad la ejerza adecuadamente. Al contrario hacen lo opuesto a lo que antes decía el catecismo, castigan a los buenos y premian a los malos.
Que Dios les ajuste cuentas un día a todos ellos por corromper sus ministerios.
España, nación benefactora y antiquísima, ha sacrificado a miles de sus mejores hijos por la causa exclusiva del Evangelio, y el fruto ha sido el anuncio y extensión de la fe católica por más de medio mundo durante siglos. Ninguno de esos héroes y heroínas de Cristo en toda la historia renegó de su patria creyente. Dios no aprobará ahora que curas, religiosos, laicos u obispos atenten contra la unidad de un pueblo que se consagró unánime y sincero a su corazón y al de su Madre, y al que Él mismo prometió asistencia y protección.
Creo que lo que lo más simple y cristiano que debemos hacer los católicos españoles respecto al clero separatista y su agresiva cohorte es abandonarlos a sus fuerzas y a Dios. Es decir, PASAR caritativa pero olímpicamente de ellos.
A Cristo hay que amarle más que a nuestro padre y a nuestra madre, mujer e hijos, incluso más que a nuestra propia patria o nación, pues El mismo dijo que "quien ama a su padre o a su madre, a su mujer o a sus hijos más que a Mí, no es digno de Mí."
Ya estas con la tontería otra vez. Hay que ser muy muy ignorante o muy sectario, o muy bobo, para no ver que como dijo Rouco y Cañizares la unidad de España es un bien moral.
Si a tu edad todavía no lo ves, tienes un grave problema.
España, desde un punto de vista exclusivo del bien común, es mucho mejor unida que separada, puesto que una separación empobrecería a todos y mas en una situación de crisis.
Ya solo por eso es un bien material y moral. Pero es que España, os guste o no a los catalanomemos (catalanes nacionalistas que los son sin apenas darse cuenta, e parecido a los católicomemos que con protestantes sin saberlo) ha sido esencial en la historia de la cristiandad, y no solo por la evangelización, sino por la contención del turco, por ocasionar el declive del islám por la reconquista y el descubrimiento de américa (primera globalización que se cargó el tráfico de caravanas), por la contención física de los protestantes, que habrían podido llegar a tomar Roma, y por Trento. Hay que se muy ignorante, repito o muy memo, o muy desavisado o muy sectario para no ver que un legado como ese lo que hay que hacer es cuidarlo y fomentarlo, no destruirlo. Yo no se cual es tu caso o si participas de varios, pero en cualquier caso haces el ridículo cada vez que hablas de cañizares, sobre todo con los obispos que teneis en Cataluña. Si todos los católicos de Cataluña son como tu, entonces os merecéis los obispos que teneis. Siento ser tan cruel, pero es justo, y no quito una coma.
Aquí está la doctrina que todo el mundo silencia (pondré algo, no cabe todo, lo pondrré en el siguiente post):
ElCatecismo de la Iglesia Católica afirma que el cuarto mandamiento se extiende a los deberes de los ciudadanos respecto a su patria (2199) “El amor y el servicio de la patria forman parte del deber de gratitud y del orden de la caridad”. (2239).
El Concilio Vaticano II, en la Constitución “Gaudium et Spes” y en el Decreto “Apostolicam actuositatem”, aborda asimismo el tema del patriotismo: “Los ciudadanos deben cultivar la piedad hacia la patria con magnanimidad y fidelidad. En el amor a la patria yen el fiel cumplimiento de los deberes civiles, siéntanse obligados los católicos a promover el verdadero bien común”.
Pío XI, en la encíclica “Diviniillius magistri”, afirma: “El buen católico, precisamente en virtud de la doctrina católica, es por lo mismo el mejor ciudadano, amante de su patria y lealmente sometido a la autoridad civil constituida, en cualquier forma legítima de gobierno”.
También han hablado los Romanos Pontífices sobre los pecados, por exceso o por defecto, contra el sano patriotismo. Se peca por exceso incurriendo en nacionalismo exagerado cuando el amor patrio“que de suyo es fuerte estímulo para muchas obras de virtud y de heroísmo cuando está dirigido por la ley cristiana, pasados los justos límites, se convierte en amor patrio desmesurado” (Pío XI. “Ubi arcano Dei consilio”); pero también se puede pecar, por defecto, de cosmopolitismo: “No hay que temer que la conciencia de la fraternidad universal, fomentada por la doctrina cristiana, y el sentimiento que ella inspira, se opongan al amor, a la tradición y a las glorias de la propia patria, e impidan promover la prosperidad y los intereses legítimos; pues la misma doctrina enseña que en el ejercicio de la caridad existe un orden establecido por Dios, según el cual se debe amar más intensamente y ayudar preferentemente a los que nos están unidos con especiales vínculos. Aun el Divino Maestro dio ejemplo de esta preferencia a su tierra y a su patria, llorando sobre las inminentes ruinas de la Ciudad santa” (Pío XII. “Summi Pontificatus”).
San Juan Pablo II, en el último de sus libros, “Memoria e identidad”, dedica todo un capítulo a hablar sobre el patriotismo:
“Si se pregunta por el lugar del patriotismo en el decálogo –escribe el recientemente canonizado Papa- la respuesta es inequívoca: es parte del cuarto mandamiento, que nos exige honrar al padre y a la madre. Es uno de esos sentimientos que el latín incluye en el término pietas, resaltando la dimensión religiosa subyacente en el respeto y veneración que se debe a los padres,porque representan para nosotros a Dios Creador. Al darnos la vida, participanen el misterio de la creación y merecen por tanto una devoción que evoca la querendimos a Dios Creador. El patriotismo conlleva precisamente este tipo deactitud interior, desde el momento que también la patria es verdaderamente unamadre para cada uno. Patriotismo significa amar todo lo que es patrio: su historia, sus tradiciones, la lengua y su misma configuración geográfica. La patria es un bien común de todos los ciudadanos y, como tal, también un gran deber”.
No se trata de un tema opinable, en el que Karol Wojtyla propone su visión personal sobre el asunto, ni es tampoco una cuestión novedosa, sino que el predecesor de Benedicto XVI se limita a exponer el Magisterio de siempre de la Iglesia sobre la virtud cristiana del patriotismo, sobre el deber cristiano-derivado del cuarto mandamiento de la ley de Dios- de amar a la patria.
En el “Mensaje a los Obispos italianos sobre las responsabilidades de los católicos ante los desafíos del momento histórico actual” (1991), el Papa San Juan Pablo II afirma: “Me refiero especialmente a las tendencias corporativas y a los peligros de separatismo que, al parecer, están surgiendo en el país. A decir verdad, en Italia, desde hace mucho tiempo, existe cierta tensión entre el Norte, más bien rico, y el Sur, más pobre. Pero hoy en día esta tensión resulta más aguda. Sin embargo, es preciso superar decididamente las tendencias corporativas y los peligros de separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación y con comportamientos de solidaridad renovada”.
Y,digo yo, si esto es así para Italia, nación con menos de 200 años de antigüedad, qué no será para España, con más de 500 años y más todavía si nos abismamos en la prehistoria y la Edad Antigua. En el año 630 decía San Isidoro: "De todas las tierras existentes desde el Occidente hasta la India tú eres, España, piadosa y madre siempre feliz de príncipes y de pueblos, la más hermosa."
ESTA ES LA DOCTRINA DE LA IGLESIA. El que tenga oídos para oír, que oiga.
Y ahora, para complementar y subrayar lo expuesto, una reflexión de Jorge Soley en la revista "Cristiandad" de Enero-2014, y que publicó íntegra "Religión en Libertad" no hace mucho:
No me deja poner la URL. Se puede hacer una búsqueda con los nombres de RL y Jorge Soley + ¿Qué dice la Iglesia sobre el separatismo catalán?
Jorge Soley es uno de los pocos que se han acercado un poco al Magisterio de la Iglesia en el tema que nos ocupa. Aunque sólo al magisterio reciente, no ha pasado más allá de San Juan Pablo II.
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