La Palabra del Domingo - 14 de junio de 2015
Mc 4, 26-34
“26 También decía: ‘El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; 27 duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. 28 La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. 29 Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega.’ 30 Decía también: ‘¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? 31 Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; 32 pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra.’ 33 Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle; 34 no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en privado.”
COMENTARIO
La semilla de la fe
La instrucción de Jesús es sencilla. Utiliza ejemplos de la vida ordinaria. Sabe que sus interlocutores no son sabios sino gente del común. No tienen conocimientos de la Palabra de Dios excesivos. Necesitan que se les diga todo de forma que pueda ser entendido.
El Hijo de Dios conoce el corazón de los hombres. Por eso cuando habla lo hace de forma inteligente y se adapta a la capacidad de cada cual. Por eso habla como habla. No lo hace porque crean que aquellos que le escuchan no sean capaces de entenderle. Él, Maestro entre los sabios, enseña con autoridad que se basa en conocer y reconocer cómo debe hablar. Pero a sus discípulos, a los que van con Él, a sus Apóstoles, todo aquello que explica en parábolas, les explica de forma más profunda. Ellos deben comprender más y mejor.
Debe explicar, ahora, qué es la fe. No lo que significa creer sino cómo es en cada uno de los hijos de Dios. Y esto es lo elemental porque sólo a partir de comprender cómo es se puede creer y puede, la misma, crecer en el corazón del creyente.
¿Y cómo es la fe?
Cualquiera diría que es algo grande (que lo es) pero, verdaderamente inalcanzable para el común de los mortales. Jesús muestra que no es así sino que es algo mucho más sencillo de ver y comprender.
La fe, en general, la siembra Dios en el corazón de sus hijos. Y es, en tal sentido, un sembrador que salió a sembrar. La semilla de la fe va creciendo en el campo sembrado, en el corazón de los hijos, y, con el tiempo, cuando ha fructificado, da fruto. En unos casos es mucho y, en otros, poco. Sin embargo, el sembrador-Dios nunca se cansa de sembrar.
Pero también la fe es algo muy pequeño. Cuando se siembra en la mies del Señor es poca cosa porque queda en nada si no es aceptada por quien la recibe. Sin embargo, si quien la recibe la recibe bien y la riega con la savia buena y gozosa de la Palabra de Dios, consigue que la misma crezca.
¿Hasta dónde puede crecer la fe?
Jesús lo explica utilizando el símil de la semilla de mostaza. Es poca cosa pero, de fructificar bien, puede llegar a transformarse en un arbusto grande donde hasta las aves pueden anidar. De algo pequeño deviene algo mucho más grande, en proporción muchísimo, a lo que era.
Lo mismo pasa con la fe: es poco si lo comparamos con otras realidades que tiene el ser humano. Sin embargo, la misma supone mucho para quien la recibe. Si la cuidad, la alimenta y la hace crecer, por fuerza dará muy buenos frutos de misericordia, amor y entrega a Dios y al prójimo.
Y es que la fe, que quien la recibe puede parecer poca cosa (no se puede tocar, pesar ni medir con medidas materiales) supone la salvación de quien la recibe y la hace crecer. Así se sencillo es lo que aquí dice Jesús y así de profundo.
PRECES
Por todos aquellos que no quieren recibir la semilla de la fe.
Roguemos al Señor.
Por todos aquellos que huyen de la siembra de Dios.
Roguemos al Señor.
ORACIÓN
Padre Dios; ayúdanos a recibir con gozo la semilla profunda de la fe.
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
Eleuterio Fernández Guzmán
MES DE JUNIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Día 14
1. Oración inicial
Oh Corazón Sagrado de Cristo, que amas por encima de todas las cosas, y por sobre toda realidad, al Padre; Corazón de Quien instituyó la Sagrada Eucaristía; ayúdanos a evitar toda profanación del día del Señor y a omitir la Santa Misa. Amén.
2. Cita
“Mi Corazón está colmado de gran misericordia para las almas y especialmente para los pobres pecadores. Oh, si pudieran comprender que Yo soy para ellas el mejor Padre, que para ellas de Mi Corazón ha brotado Sangre y Agua como de una fuente desbordante de misericordia; que para ellas vivo en el tabernáculo; como Rey de Misericordia deseo colmar las almas de gracias, pero no quieren aceptarlas. Por lo menos tú ven a Mí lo más a menudo posible y toma estas gracias que ellas no quieren aceptar y con esto consolarás mi Corazón. Oh, qué grande es la indiferencia de las almas por tanta bondad, por tantas pruebas de amor.” Palabras de Jesús a Santa Faustina Kowalska.
3. Reflexión
Nadie que quiera ver las cosas como, verdaderamente, son, puede negar que en entre los creyentes católicos se dan ciertas apreciaciones del significado de lo que más importa en nuestra fe. Podemos decir, por eso mismo, que no hace falta acudir fuera del grupo de creyentes en el que nos incardinamos sino que muy cerca podremos encontrar desviaciones filiales como las que aquí referimos.
No es poco frecuente, y es triste, además de suponer como otra lanzada que se asesta a Jesús en su costado (¡Tan cerca de su Sagrado Corazón!), que el día del Señor, el domingo, no sea considerado con toda la fe y el respeto que se merece.
4. Nos proponemos hoy
-Propongámonos agasajar a Cristo con la asistencia a la Santa Misa, al menos, en el día llamado del Señor; agradezcamos la entrega de su Sagrado Corazón a la divina misión de salvarnos.
-Propongámonos no profanar los días del Señor de forma que sea evidente nuestra falta de piedad para con Dios y con su Hijo Jesucristo.
5. Oración final
Sagrado Corazón de Jesús, procúranos un corazón tierno que sepa tener siempre en cuenta las necesidades de nuestro prójimo.
6. Jaculatoria para hoy
Dulce Corazón de Jesús, ten piedad de nosotros y de nuestros hermanos errantes.
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Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.
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Enlace a Libros y otros textos.
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
La semilla de la fe debemos alimentarla y no dejarla morir.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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