Un amigo de Lolo – Lo que es rezar

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

Lo que es rezar

 

“Rezar es hablar, reír, cantar, llorar, caminar, descansar y dar; todas las cosas humanas, en una sola acción: amar.” (Bien venido amor, 581)

 

Es muy cierto que, sobre rezar, sobre lo que es y lo que supone para nosotros, nos solemos hacer muchas elucubraciones como, por ejemplo, si Dios nos escucha, si no sabemos qué decir en la oración. En fin… demasiadas preguntas de no fácil respuesta.

Sin embargo si bien miramos lo que somos: hijos de Dios y que siempre nos escucha el Padre; si nos damos cuenta de una realidad tan gozosa como es la relación con el Todopoderoso (¡Alabado sea por siempre!) no podemos, por menos, que apreciar lo que es rezar y lo que, al fin y al cabo, supone para unos hijos ver, en la oración, a su Padre.

Así todo parece más fácil y lo que empieza siendo incomprensible viene a ser sencillo de ver y entender. Y eso abre nuestro corazón para que, de él, salga lo mejor que somos capaces de dar y lo que ciertamente somos.

El final de esto es, en realidad, el principio de todo. Ya dijo san Agustín aquello tan repetido de “ama y haz lo que quieras”. De todas formas, no se debería confundir esto con entender que basta amar para, luego, hacer todo lo que se nos antoje. Exactamente se nos quiere decir que lo que, tras el amor, hacemos, ha de estar impregnado por tal amor y, por tanto, nada de lo que de eso pueda devenir puede ser malo, intrínsecamente perverso sino bueno y benéfico para nuestra alma y, es de esperar, para nuestro prójimo.

Bien. Tenemos, por tanto, la posibilidad de partir de algo maravilloso como es el amor. Y, desde ahí ¿qué?

Todo, desde el sentido exacto del amor y su significado es posible. Todo lo que de nosotros salga (del corazón salen las obras, como sabemos) estará purificado por la llama sanadora del amor.

Entonces… rezamos con mucho. Es decir, a la acción misma de rezar ha de darse un sentido muy amplio. No es sólo empezar a decir, por ejemplo, “Padre Nuestro” (que lo es) sino que ha de abarcar, por así decirlo, todo nuestro ser y todo nuestro estar.

Rezamos, por tanto, cuando manifestamos qué somos y lo hacemos en el sentido de ser hijos de Dios; cuando nos gozamos con nuestro bien y con el del prójimo sin ver en esto último algo odioso o que nos pone en mala situación; cuando alabamos a Dios con el canto (“quien canta ora dos veces” creemos que sostuvo san Agustín) porque en las palabras dichas con el ritmo de la música se encierra un don muy grande de Dios que nos quiso cantores de su Amor y su Misericordia; cuando nos compadecemos por los males del prójimo o nos dolemos con los nuestros; cuando, sencillamente, nos ofrecemos para ayudar al prójimo o cuando miramos hacia adelante y vemos, en nuestro futuro, el definitivo Reino de Dios donde queremos habitar… y hacia él caminamos; cuando, en fin, hacemos un alto en nuestro andar espiritual para coger fuerzas con la oración.

Todo esto nos lleva a Dios; todo esto es una forma de dar nuestro “fiat” al Padre para que sepa que no nos olvidamos de quiénes somos y, sobre todo, de qué queremos para nuestra vida…eterna. 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Por la libertad de Asia Bibi. 
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Por el respeto a la libertad religiosa 
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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Todo lo que hacemos, haciéndolo bien, es una ofrenda a Dios.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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