Eppur si muove - ¿Qué mujeres en la Iglesia católica?
Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.
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Que la mujer es muy importante en la Iglesia católica es algo que sólo pueden negar aquellos que viven de espaldas a la realidad; que es crucial para la vida de la Esposa de Cristo sólo puede ser visto como irreal por aquellos que querrían otra realidad de la misma.
Sin embargo, no es poco cierto que la mujer, como piedra viva, forma parte, desde el mismo comienzo de la vida de la Iglesia católica, la forma y constituye.
Hay voces que entienden las cosas de otra manera muy, pero que muy distinta y ven a la mujer, a ciertas mujeres, como ejemplo de lo que tendría que ser el papel que el sexo femenino, como parte de la Iglesia católica, desempeñase en el seno de la misma. Y nos ponen ejemplos.
Así, nos dicen que Teresa Forcades, benedictina, es una persona a la que hay que tener en cuenta pero no por lo que pueda decir sino por el hecho de que al ser mujer se tendría que mirar con otros ojos. En realidad, diga lo que diga quien lo diga lo que importa es lo que se diga y no el sexo de quien lo diga. Pero eso, en verdad, no lo entienden los partidarios, seguidores y defensores de mujeres, de cierto tipo de mujeres, que en la Iglesia católica están y son.
Y como a ella la ponen de ejemplo, a ella la traigo aquí.
En su día escribí esto sobre la religiosa Forcades, mujer a más señas:
Aunque otras personas más preparadas que yo ya habían fijado su atención en la
monja benedictina Teresa Forcades tanto va el cántaro de agua a la fuente que, al final, se ha roto, y me veo en la obligación de decir algo.Como para corregir lo que dijera Teresa Forcades en el mes de mayo pasado, ha escrito un artículo titulado Aclaración sobre el aborto en el que muestra el sentido de su pensamiento de una forma meridianamente clara.
Dice, por ejemplo, en su artículo, algo que no se sostiene (traduzco del catalán) y que contradice eso que al final del mismo afirma: “Mi fe me hace dejar constancia de mi obediencia al Magisterio actual”.
Y dice esto que sigue:
“Manifestar la propia duda de forma prudente y razonable es una muestra de fidelidad y de confianza. Es también una muestra de humildad y es tomarse seriamente la propia pertenencia eclesial y la corresponsabilidad que esta comporta”
Pues eso es algo curioso.
1.-Cuando alguien duda es que no confía mucho en lo que se supone que debía defender.
2.-Además, esto supone una muestra de fidelidad algo rara.
3.-En cuanto a la humildad, bien poca es la que manifiesta porque supone un acto de cierta soberbia dudar de tal manera del Magisterio que parece que se diga lo contrario porque, al fin y al cabo, es lo contrario. Eso no es dudar; es, simplemente, discrepar en lo esencial y querer sentar, además, cátedra de tal forma de pensar.
Y es que, en verdad, dudar no es, precisamente, manifestar fidelidad cuando lo que se busca es que el Magisterio cambie para que sea del gusto de quien duda. Eso no es dudar sino, como poco, querer imponer un cambio.
Tampoco es humilde quien trata de ponerse por encima del Magisterio y trata de tergiversar de tal forma el mismo que pretende que el problema del aborto se defina de otra forma y que, en general, sea tenido como algo aceptable desde el punto de vista católico; algo sometido a la autodeterminación de la mujer. En fin… como un “derecho”.
Ahora bien, todo esto tiene explicación.
Si tenemos en cuenta que la tienen, y ella no lo niega, por teóloga feminista, con lo que eso supone, nada debería extrañarnos.
Pero sí producirnos bastante tristeza y quedar a la espera de que Teresa Forcades, de verdad, se arrepienta de lo dicho.
Al fin y al cabo, una cosa es pedir más libertad y otra muy distinta que sea para zaherir aquello en lo que se, supone, se cree.
Y digo se supone.
Como este tema es tan importante para un católico y como no es posible entender que las cosas puedan entenderse de según tal forma, me pregunto por el hecho de que haya personas que tenga como buena y benéfico lo dicho, por ejemplo, por Teresa Forcades porque, con franqueza, no hay por donde cogerlo o, mejor, hay por donde enviarlo al cubo de la basura espiritual donde tienen cobijo aquellas ideas que malversan la fe que se dice tener.
Y luego dicen que a la mujer se le da poca importancia en la Iglesia católica. Pues a alguna que otra, según lo que dicen o escriben, más de la cuenta.
Lo que pasa es que uno se acuerda de Teresa de Calcula, de Teresa de Jesús, de Ana Catalina Emmerick, de Teresita del Niño de Jesús y de Margarita María de Alacoque, por ejemplo, y se da cuenta que, aún bajándolas de los altares y quitándoles el, digamos, rango espiritual, hay tanta diferencia…
Eleuterio Fernández Guzmán
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1 comentario
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EFG
Y yo, Juan, y yo.
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