Eppur si muove - Pío XII o la manía persecutoria
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Resulta curioso que cuantos más intentos se hacen para que Pío XII no suba a los altares más pruebas salen a la luz de que sería conveniente que suba cuanto antes porque los obstáculos que se quieren poner, y que se ponen, a que tal cosa suceda, no dejan de ser una especie de manía persecutoria que requeriría la intervención de algún especialista médico que analizara el proceder de más de uno.
Como bien es sabido es más que conocida la campaña que durante muchos años se ha llevado contra Pío XII porque se le ha atribuido, por decirlo suavemente, una actuación poco diligente en contra del nazismo. Vamos, que, a lo mejor, estaba a favor.
Sin embargo, también se ha procurado demostrar, por parte de quien corresponde hacer tales cosas, que, en realidad, tales imputaciones son, sencillamente, falsas.
Pero, para que no se pueda decir que se trata, en exclusiva, de la Iglesia católica de quien parte la defensa del que fuera Santo Padre, la Pave the Way Foundation (encargada de promover la comprensión y coexistencia entre religiones) ha aportado su granito de arena a la causa, digna, de decir la verdad sobre el asunto.
Y, como la verdad siempre se acaba imponiendo, han propuesto que se conceda el título de “Justo entre las Naciones” que viene a ser uno que lo es judío y que supone poner su nombre en el jardín de los justos en el Yad Vashem de Jerusalén, no obstante, la Fundación la preside el judío Gary Krupp que hace un par de años dijo que “la PTWF ha dedicado años a recoger documentos y testimonios originales sobre este pontificado controvertido, y cree haber descubierto material suficiente para dar oficialmente inicio a este procedimiento“.
Y esto no es poca cosa porque que sea una Fundación creada por una persona de religión judía de la que parta una distinción tan importante para el pueblo judío debería disipar muchas dudas acerca de la actuación de Pío XII acerca de aquel pueblo zaherido, tanto, por el Mal durante la Segunda Guerra Mundial.
En esta misma casa InfoCatólica se informó el 14 de mayo de este 2011 acerca de que “Por su parte, Dimitri Cavalli, periodista, investigador y colaborador de la fundación Pave the Way, ha encontrado documentos sumamente significativos de la agencia internacional JTA (Jewish Telegraph Agency).
Un despacho de agencia, del 28 de junio de 1943, informaba las denuncias de Radio Vaticano sobre el trato que estaban recibiendo los judíos en Francia.
Cavalli ha encontrado el número publicado el 19 de mayo de 1940 por la revista Jewish Chronicle, de B’nai B’rith (asociación judía de acción social) en la que Pío XII aparece en la portada y cuyo artículo revela cómo el papa estaba contratando a profesores judíos que habían sido expulsados de las instituciones italianas por las leyes raciales de Benito Mussolini”, lo que vendría a confirmar, otra y otra y otra vez más que Eugenio Pacelli-Pío XII no estaba a favor del poder nazi sino, más bien, todo lo contrario.
Pero la verdad es, ciertamente, muy otra: el 9 de febrero de 1934, el Papa Pío XI (siendo Eugenio Pacelli secretario de Estado) incluyó en el “Índice” de libros prohibidos del Vaticano uno titulado “El mito del siglo XX” cuyo autor era Alfred Rosemberg, a la sazón ideólogo del partido nazi.
¿Qué razones concurrían para que se produjera tal inclusión?
Las siguientes: “Este libro desprecia y rechaza completamente todos los dogmas de la Iglesia católica, e incluso los mismos fundamentos de la religión cristiana —explica el documento—. Defiende la necesidad de fundar una nueva religión y una nueva Iglesia alemana. Enuncia el principio, según el cual, hoy es necesario que haya una nueva fe mítica de la sangre, una fe en la que se cree que la naturaleza divina del hombre puede ser defendida a través de la sangre, una fe apoyada por una ciencia que establece que la sangre nórdica representa ese misterio que supera y que se sustituye a los antiguos sacramentos”.
Y esto no parece manifestar, precisamente, un acuerdo exagerado con el régimen de Hitler. Es más, es exactamente todo lo contrario lo que es verdad. Por eso resulta un tanto extraño que la misma persona, Eugenio Pacelli, que era el cargo de confianza, digamos, más cercano a Pío XI cuando se produjo la inclusión del libro nazi entre los prohibidos del Vaticano, luego cambiara de rumbo espiritual para favorecer a los mismos que, antes, había tratado de hacer olvidar.
Y es que, con franqueza, debería finalizar, acabar ya, de una vez por todas, la campaña de acoso y derribo contra la persona y figura de Pío XII porque, de no ser así, aún quedarán más en ridículos los partidarios de la misma.
De todas formas, los católicos sabemos, de sobra, a qué atenernos y a quién creer.
Eleuterio Fernández Guzmán
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7 comentarios
En ayuda de otros lectores, y aunque no pretendo aquí hacerme autopublicidad, pido permiso para publicar un enlace al artículo sobre Pío XII que dediqué en mi blog Sentire cum Ecclesia:
http://ameiric.blogspot.com/2011/02/pio-xii-y-el-antisemitismo.html
Allí se pueden hallar muchos otros testimonios y numerosos enlaces a otras webs que dan para horas de investigación y contraste con aquellos otros datos que pretenden hacer de Pío XII casi un hombre contento de la existencia de los campos de concentración.
Para eso hace falta algo más que haber ayudado a muchos judíos de Roma a refugiarse durante la IIGM.
Como por ejemplo haber tenido arrestos suficientes para ordenar so pena de excomunión al cura Jozef Tiso, líder de la Eslovaquia colaboracionista, no enviar a Auschwitz a 59.000 judíos eslovacos, en lugar de marear la perdiz y actuar demasiado tarde.
http://es.wikipedia.org/wiki/Jozef_Tiso
O haber hecho lo mismo con el líder católico de la Croacia ustacha Ante Pavelic, responsable del exterminio de medio millón de serbios, gitanos, judíos y marxistas, con un sadismo que sorprendía incluso a los nazis.
http://es.wikipedia.org/wiki/Ustacha#Segunda_Guerra_Mundial
O haber entregado a las autoridades a los criminales de guerra nazis tras la guerra, en lugar de ayudarlos a escapar colocando al obispo austríaco Alois Hudal reconocido filonazi al frente de la agencia vaticana de refugiados, para que les repartiera falsos salvoconductos y que pudieran escapar a Sudamérica a través de la "ruta de las ratas".
http://es.wikipedia.org/wiki/Ratlines
Demasiadas sombras entre tanta luz.
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EFG
Je, je. Eso ha estado pero que muy, muy, bien.
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