La Palabra del Domingo - 10 de julio de 2011: La verdadera Ley de Dios
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Mt 13, 1-23. Salió el sembrador a sembrar.
1 En aquel tiempo cruzaba Jesús un sábado por los sembrados. Y sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas.2 Al verlo los fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado.»3Pero él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, 4 cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, que no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes? 5 ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa? 6 Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo. 7 Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: = Misericordia quiero, que no sacrificio, = no condenaríais a los que no tienen culpa. 8 Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.»
9 Pasó de allí y se fue a la sinagoga de ellos. 10 Había allí un hombre que tenía una mano seca. Y le preguntaron si era lícito curar en sábado, para poder acusarle. 11 El les dijo: «¿Quién de vosotros que tenga una sola oveja, si ésta cae en un hoyo en sábado, no la agarra y la saca? 12 Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito hacer bien en sábado.» 13 Entonces dice al hombre: «Extiende tu mano.» El la extendió, y quedó restablecida, sana como la otra.
14 Pero los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra él para ver cómo eliminarle.15 Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a todos. 16 Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran; 17 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: 18= He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. = 19 = No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. = 20 = La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: = 21 = en su nombre pondrán las naciones su esperanza. = 22 Entonces le fue presentado un endemoniado ciego y mudo. Y le curó, de suerte que el mudo hablaba y veía.
23 Y toda la gente atónita decía: «¿No será éste el Hijo de David?»
COMENTARIO
La verdadera Ley de Dios
Este texto del Evangelio de san Mateo es rico en expresiones y explicaciones espirituales.
Importa la misericordia
Ante el sufrimiento ajeno, Jesús pone por delante remedir al mismo por encima, incluso, de las propias costumbres de los hombres. Dios prefiere la misericordia antes que seguir un formulismo espiritual que deja el Amor de Dios en muy mal lugar. Por eso, los discípulos trabajan, digamos, para recoger aquello que les daba de comer. Y resulta curioso que se enfadan con ellos no por lo que hacen sino por qué día lo hacen. Y esto determinaba que la Ley de Dios había sido tergiversada más de la cuenta y se había antepuesto el sacrificio a la misericordia.
Por eso abunda Jesús en el tema del sábado. Pero no lo hacer porque tuviera especial interés sino porque no cesan los intentos, por parte de los que le persiguen para matarlo, de molestarle con el susodicho tema de hacer o no hacer algo en tal día de la semana.
Pero Jesús sabe la verdad de las cosas y conoce, profundamente, la voluntad de Dios (lo cual no era nada difícil porque Él mismo era el Creador hecho hombre). Por eso les pone el ejemplo de la oveja que se pierde y ante tal pérdida ninguno de los presentes dudaría, ni siquiera siendo sábado, en ir a buscarla. Y eso les debió poner nerviosos porque los estaba tratando de hipócritas cosa la cual no suele gustar a nadie que pretende disimular y decir una cosa mientras que hace otra bien distinta. Dice, por eso mismo, Jesús, que es lícito hacer bien en sábado porque sólo un corazón de piedra puede entender que el bien no se puede hacer en tal día de la semana. Y, claro, curó a la persona que tenía una mano enferma pues era la forma de hacer lo que decía.
Jesús era quien tenía que venir
Pero san Mateo, en esta parte de su evangelio, demuestra que Jesús era, precisamente, quien Dios tenía destinado desde la eternidad para salvar a la humanidad. Y dice, exactamente, por medio del profeta Isaías, con toda exactitud, qué tipo de ser es Jesús. Vale la pena recordarlo porque disipa, debería disipar, cualquier tipo de duda:
“Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su esperanza”.
Jesucristo no dio gritos como si se tratara de un predicador exaltado. Le bastaba con hacer como decía para demostrar que en actitud no había hipocresía alguna. Era, por eso mismo, quien tenía que venir. Tampoco apagó a quien ardía pero que podía venirse abajo. Bien al contrario, infundió fuerza a quien la necesitaba, fuego a quien tenía que mantener la llama de la fe.
PRECES
Por todos aquellos que no ponen en Cristo su esperanza
Roguemos al Señor.
Por todos aquellos que no se dejan sembrar por el Amor de Dios.
Roguemos al Señor.
ORACIÓN
Padre Dios; ayúdanos a acoger en nuestro corazón la certeza de la presencia de tu Hijo en nuestra vida.
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Para el Evangelio de cada día.
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1 comentario
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-He aquí la dualidad mesiánica más propia de nuestro tiempo que del pasado, donde aparece la personalidad del Cristo como espíritu -la del Hijo del Hombre- soteniendo la personalidad de el útimo Elías como cuerpo -la del Hombre-
-Puesto el Espíritu sobre él -Elías- anunciará muy pronto el juicio final. Con los medios de comunicación de su tiempo final -Elías- no disputará, no gritará por las plazas, ni aún aquella donde morirá;
No juzgará por lo que oye sino pro lo que él conoce. Los vientos del tiempo final no apagarán el tenue pabilo de luz de su fe, ni troncharán su cuerpo vital -hasta que Dios lo permita-
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