Pues a mí esto me molesta bastante
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“Nunca se sabe qué vas a ser en la próxima vida. Aprovecha bien esta.”
A mí me extraña bastante que cuando la empresa “Campofrío” fue fundada en 1952 tuviera idea de a dónde iba a llegar. No me refiero económicamente sino a qué tipo de sustancia ideológica se iba a sumar o, mejor, qué mensaje distraído iba a transmitir a los posibles compradores de sus productos.
Es de suponer que en aquellos años, en la España castellana (Burgos) donde fue fundada, hubiera poca cabida para algo que no fuera el cristianismo y, más en concreto, el catolicismo. Es más, a mí se me antoja algo absurdo pensar que religiones orientales tuvieran alguna influencia en los fundadores.
Es bien cierto que, a lo largo del tiempo, aquella empresa fue creciendo, adquiriendo un justo reconocimiento y expandiéndose hasta donde la inteligencia del ser humano hace posible tales cosas.
Por otra parte, el anuncio al que me refiero lo he visto algunas veces, últimamente, en televisión. A lo mejor ya no sale pero ver, lo que se dice ver, lo he visto. Y si no ahí está la web de la empresa que se encarga de recordarlo.
Suelo prestar atención a lo que se anuncia en televisión (el poco rato que estoy delante de ella, claro) porque suelen colarse más de un gazapo sobre religión o, simplemente, porque en determinadas ocasiones, se hace mofa y escarnio de las creencias de muchos millones de personas.
Digo que el anuncio, al principio, me parecía gracioso. Dos sapos hablan, en el borde de una carretera… Luego, cuando se me ocurre escuchar lo que dicen la cosa empeora por segundos porque resulta que una de ellas, al menos una, había vivido otra vida. Sí, otra vida y ahora era una rana. Ni qué decir tiene que la otra vida, de persona, no le gustaba nada."Esto me ha tocado en la reencarnación” dice uno de ellos… “Y antes era abogado del Estado", continúa. Es decir, todo de lo más normal y aceptado por el común del personal…
Estoy seguro que puede parecer de lo más inocente. El problema es que todo se basa, claro, en la reencarnación que, como sabemos, es uno de los principios de algunas religiones orientales y que se da de patadas con la resurrección, uno de las realidades de la religión cristiana. Por tanto, ni qué decir tiene que esto tiene muy poco que ver con una visión cristiana de la vida.
Por otra parte, esto que aquí digo no es capricho mío ni algo que se haya inventado el cristianismo ni siquiera con la llegada de Cristo. No. Me refiere a la resurrección o, en todo caso, la no creencia en la reencarnación.
Me sé de memoria una parte de un salmo que decía “Un aliento fugaz que no torna” porque siempre lo he tenido como exponente, ya en el Antiguo Testamento, de la prevalencia de la resurrección y de la negación de la reencarnación. Pero como tampoco voy a presumir de ser un protestante que tienen a gala saberse, casi de memoria, la Sagrada Escritura, acudí a un buscador (www.buigle.com) para ver a qué salmo pertenecía.
En concreto, el 78, 39 dice que Dios “se acordaba de que ellos eran carne, un aliento fugaz que no torna”. Y. entonces, de forma automática y directa pensé que el tal anuncio de la empresa citada había estado pensado, elaborado, hecho, grabado y puesto a disposición del gran público con gran ánimo tergiversador y con intento, quizá soterrado, de ir colando bajo mano principios religiosos que no son los nuestros. Y digo los “nuestros” porque son otros, muy distintos y que se resumen en que un cristiano, aquí católico, no puede tener la reencarnación como válida sino, como muy se sabe, la resurrección de la carne.
Y, repito, entonces, lo de arriba:
“Nunca se sabe qué vas a ser en la próxima vida. Aprovecha bien esta.”
Pero sí sabemos qué va a pasar en la otra vida, la eterna o, al menos, sabemos que existe y que, por cierto, no vamos a volver a esta en el cuerpo de un perro, de una avista o de un santón oriental. Eso no. De eso deberíamos estar más que seguros así como de llamar la atención cuando se pretende hacer pasar por normal lo que no es normal y por creído lo que no es creído ni creíble.
A lo mejor, eso es cierto, todo esto pasa porque en 2004 Smithfield Foods, Inc. adquiere el 22,4% de Campofrío Alimentación y, es posible, digo, que se haya podido producir un desvio hacia ciertos pensamientos poco comunes en nuestra tierra y, en general, en occidente donde lo oriental no debería ser, sino, algo exótico, lejano y, como poco, hasta gracioso pero no llegar más allá de su simple visión pues entonces ya no tendría nada de gracia ni de divertido por muy de moda que esté o quieran ponerlo.
Sin embargo, ciertos sectores están empeñados en que nuestra religión sea zaherida por aquellas otras que tienen de la vida un sentido muy distinto al nuestro y, sobre todo, una concepción del más allá, de lo escatológico que está muy, pero que muy lejos, del cristianismo.
Y, entonces… siempre hay algunos que se arriman a lo que creen que es el sol que más calienta aunque tal sol esté, ya, muy sobado y pasado de moda.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Para el Evangelio de cada día.
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