Enseñanza católica en política. La naturaleza y deberes del gobierno

Condiciones del gobierno

Acerca del gobierno, distinguían los romanos dos virtudes que el derecho ha recogido clásicamente: la primera era la auctoritas (ligada a la persona y, más tenuemente, a una institución), que expresa el reconocimiento social para que un criterio sea atendido, en base principalmente al conocimiento sobre la materia y a la rectitud probada en el juicio. A propósito de la auctoritas, afirmaba Séneca “no cuentes las opiniones; pésalas”.

Por ejemplo, a la hora de juzgar acerca de una patología, tendrá más auctoritas el médico que el lego; asimismo, tendrá más auctoritas el médico experimentado y prudente que el inexperto o descuidado. Lo mismo se puede decir del juez sobre derecho, del agricultor sobre cosechas o del sacerdote sobre teología.

La potestas expresa el reconocimiento social para que un poder sea acatado. El concepto de potestas va intrínsecamente unido a la estabilidad del orden social, y supone el acuerdo de un grupo social para conceder a ciertos sujetos el poder de tomar decisiones ejecutivas. Así, los padres tienen la potestas en la familia, igual que el capitán en un barco o el alcalde en un pueblo.

De la fusión de ambos conceptos nace la autoridad. De forma ideal, la persona llamada a ejercer un puesto de gobierno debe reunir en su persona tanto la potestas social como la auctoritas personal. No son los cargos los que honran a las personas, sino las personas las que honran los cargos.

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Principio moral del gobierno

El ejercicio de la autoridad es, ante todo, un servicio. Aquellos que deseen ejercer funciones de dirección y administración de los bienes y vidas de los miembros de la sociedad deben asumir su cometido como una servidumbre hacia su prójimo según el ejemplo y mandato directo de Nuestro Redentor. (CIC 2235).

“Sabéis que los príncipes de las naciones las subyugan, y que los grandes imperan sobre ellas. No ha de ser así entre vosotros; al contrario, el que entre vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro servidor, y el que entre vosotros quiera ser el primero, sea vuestro siervo, así como el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos.” (Mateo 20, 25-28). También el lavatorio de pies previo a la Última Cena ha sido interpretado desde los antiguos Padres de la Iglesia como una catequesis de servicio de aquel llamado a dirigir: “Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque de verdad lo soy. Si yo, pues, os he lavado los pies, siendo vuestro Señor y Maestro, también habéis de lavaros vosotros los pies unos a otros. Porque yo os he dado el ejemplo, para que vosotros hagáis también como yo he hecho. En verdad, en verdad os digo: no es el siervo mayor que su Señor” (Juan 13, 13-16). Estos párrafos han sido entendidos como mandato tanto a las autoridades de la Iglesia (obispos) como a las civiles.

Dado que la soberanía proviene del Creador del universo, toda autoridad resulta lógicamente delegada, por lo que el ejercicio de la autoridad está regulado por su origen intrínsecamente divino. Esta regulación se lleva a cabo a través de la razón y el objeto específico. Ninguna autoridad puede ejercerse contra la ley natural (CIC 1899). Deberá favorecer la justicia distributiva.


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La justicia distributiva

Es una de las tres partes subjetivas de la virtud de la Justicia, aquella que ordena la relación de la sociedad con sus dirigentes. En palabras de Santo Tomás de Aquino, se define como la virtud que inclina a los gobernantes a distribuir los bienes comunes entre los súbditos (sujetos a la autoridad) en proporción a sus méritos, dignidad y necesidades.

Como se deduce de la definición, su nombre deriva de la distribución que la autoridad hace de bienes comunes (en lo que se distingue de la justicia conmutativa, que trata sobre bienes privados). Esta virtud es particular pues tiene dos sujetos: el gobernante y los gobernados, pero estos no en cuanto individuos, sino como miembros de una comunidad.

La justicia distributiva obliga a ambas partes: al gobernante -que debe adjudicar a cada uno lo que le corresponda-, y los gobernados -que deben lealmente aceptar esa distribución (salvando su derecho de crítica).

Tres son los objetos fundamentales de la justicia distributiva: la adjudicación de honores, cargas y beneficios comunes. El fundamento de todos los derechos y obligaciones de esta justicia (como afirma incesantemente Santo Tomás y repite Pío XI en la carta encíclica Quadragesimo Anno) es la obtención del Bien Común. Este se define como todas aquellas acciones destinadas a lograr la plenitud del desarrollo de cada persona y organización social según su propia naturaleza, dentro de un orden moral (CIC 1905).


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Mecanismo del gobierno en la justicia distributiva

La autoridad debe juzgar cuales son los méritos y necesidades de cada grupo social para adjudicarle aquellos bienes comunes, según su dignidad. Ese juicio se ha de establecer por medio de una jerarquía de valores que faciliten el ejercicio de la libertad y responsabilidad de cada uno. En ese sentido, es obvio que la gran virtud de un gobernante es la sabiduría en el juicio, aquella que pedía a Yahvé como único don el rey Salomón.

No es sencillo ejercer ese juicio sabio, y pocos lo hacen de modo completamente satisfactorio, puesto que para valorar los méritos y necesidades de cada grupo, es necesario valorar la contribución a la comunidad que realizan, atender a la concordia social y evitar que las disposiciones establecidas no tienten a oponer el interés personal al comunitario (CIC 2236).


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Exigencias a los jefes y gobernantes

1) Quien ejerce la autoridad debe tener una clara conciencia de su responsabilidad ante Dios y ante los hombres, y ordenar ineludiblemente su tarea al Bien Común. Todo apartamiento de ese camino en provecho de un grupo determinado supone una gran injusticia y una alta traición a su misión, y se erige por tanto en un pecado grave.

2) Toda función gubernativa (desde el presidente de una comunidad de vecinos hasta el canciller de una nación) precisa de un determinado grado de competencia en materias muy dispares. Quien designa para una tarea a una persona insuficientemente preparada para ella, o acepta un puesto sabiéndose incompetente para el mismo, obra una injusticia y comete también un pecado grave.

3) El manejo de bienes y honores comunes precisa un espíritu experimentado en la vida y con una abundancia de la virtud de la Prudencia. Debe tener dominio de sí mismo y conocimiento acertado de los demás, para obrar de acuerdo al Bien Común en circunstancias difíciles. Quien desde puestos de autoridad procede con irreflexión, negligencia o temeridad, puede llegar a cometer también un pecado grave que perjudique a la comunidad a él encomendada.

4) El ejercicio de un cargo de responsabilidad implica asimismo poner los intereses comunes, no sólo sobre los particulares de otras personas, sino también los propios. El gobernante ha de ser abnegado en el servicio público, conformándose con los honores y remuneraciones que la ley justa establezca para su función, y no anteponiendo el beneficio propio (o de familiares o amigos) al interés común. Quién perjudica el Bien común para beneficiarse de un cargo de autoridad, está cometiendo un grave pecado contra Dios y contra los hombres.

5) Por encima de cualquier decisión de gobierno, quien ejerce la autoridad viene obligado a respetar los derechos particulares y públicos (o políticos) de las personas, muy especialmente los de los más débiles de la sociedad, que tendrán mayor necesidad de la justicia distributiva. Estos derechos anteceden y superan al del gobernante, y su suspensión temporal y proporcionada estará justificada únicamente por motivos legítimos, dentro del marco de una ley moralmente correcta promulgada y con el asentimiento de los órganos de control de gobierno. Quién no obre en este sentido con los derechos de los hombres, comete también un grave pecado (CIC 2237).

Es sumamente importante que los cristianos seamos conscientes del grave riesgo para la salvación de su alma que adquieren aquellos con autoridad que cometen algunos de los graves pecados contra el buen gobierno aquí expuestos. Por desgracia, es poco frecuente que estas enseñanzas y sus desviaciones sean hoy escuchadas en la pastoral católica, lo cual es tan grave para los afectos (que pueden no declararlas en el sacramento de reconciliación) como para la sociedad que los ignora. Sacerdotes, obispos y fieles estamos llamados a recordarlas. Aunque son perennes, en los tiempos actuales- de grave crisis política y social en España- lo son de mayor actualidad aun.

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Obligaciones del gobierno político

Con respecto a la Religión: viene el gobierno obligado a dar público reconocimiento a Dios y proteger la libertad del pueblo católico para darle el culto que le es debido. Asimismo, colaborará con la Iglesia para que pueda llevar a cabo su tarea espiritual sin cortapisa alguna.

Con respecto a la Ley: el gobierno cooperará en que los legisladores establezcan una “ordenación de la recta razón al Bien Común”, de forma que el Derecho se ajuste a la Justicia. Evitará asimismo que pueda ser pervertida la ley para que favorezca a una persona o grupo en perjuicio injusto del resto. Defenderá el principio de subsidiariedad, no pretendiendo sustituir abusivamente las responsabilidades o funciones autónomas de las personas físicas o morales, y evitando así la tentación del estatismo.

Con respecto a la Ejecutoria: La disposiciones de la autoridad aplíquense con equidad, no exigiendo lo mismo a los desiguales (igualitarismo) ni lo distinto a los iguales (discriminación). Póngase especial atención a proteger a los más indefensos y débiles. Evítese con especial cuidado el favoritismo en la concesión de honores y cargos, atendiendo para ello a los merecimientos del candidato y las necesidades sociales para ese puesto.

Con respecto a la administración de Justicia: Debe el gobierno asegurarse que las magistraturas sean confiadas a jueces competentes que apliquen las leyes con espíritu riguroso pero compasivo. El gobierno cooperará plenamente con sus funciones de persecución del delito, y se abstendrá de tratar de influir en sus veredictos.


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Corolario

Se ha convertido en lugar común el considerar que el poder corrompe y que por tanto todo gobernante es sospechoso de algún defecto contra el buen gobierno. Si bien es cierto que las cosas del Mundo (y el poder sobre los hombres es sin duda la más notoria de ellas) se convierten con frecuencia en fácil instrumento de seducción para el Maligno, que las “otorga” (no son propiamente suyas) a quién mejor le sirve (Mt 4, 8-9), no es cierto que sea imposible ejercer el gobierno virtuosamente y para provecho de la sociedad.

El pesimismo frente al poder puede convertir a los católicos en autistas políticos y, a la larga, hacerles renunciar a las muy cristianas convicciones en el orden y la autoridad (que existen en la tierra como reflejo del Cielo). Esto concluye en un fatalismo radicalmente anticatólico. Jamás Cristo abolió la autoridad y el orden, sino que les dio un nuevo sentido: como servicio al Bien Común. Se puede ejercer el gobierno de acuerdo a los mandatos divinos, y así lo han demostrado muchos gobernantes (incluyendo algunos santos).

Los súbditos (sujetos al gobernante) tienen la obligación de formarse en la medida de sus posibilidades en los derechos y obligaciones, tanto propios como de sus gobernantes, y ejercer en su campo una acción tanto de crítica como de colaboración con los gobiernos. No se puede pedir a quien gobierna responsabilidad en los asuntos comunes si el gobernado no la ejerce.

El fiel católico viene exigido por su fe a conocer los principios de acción de gobierno que el Magisterio de la Iglesia ha recogido a lo largo de los siglos, y que sucintamente se hallan recogidos en este artículo. Asimismo, el fiel católico ha de seguir dichos principios cordialmente en cualquier responsabilidad a la que sea llamado, y ha de predicarlos en la sociedad y en la política.

No existe la sociedad política perfecta, y sólo la Jerusalén Celeste será una comunidad irreprochable. Los principios católicos en política no garantizan per se el paraíso terrenal (la gran aspiración- y el gran error- de las ideologías materialistas, cualesquiera nombre que adopten), ya que son puestas en práctica por hombres falibles. Pero de igual modo que más fácilmente llegará a buen puerto un barco que sigue la luz del faro que aquel que busca en la oscuridad su rumbo, más cercanamente al buen gobierno se hallarán las sociedades si siguen las enseñanzas de Cristo y su Iglesia en los asuntos mundanos, que aquellas que pretenden alcanzar la perfección por teorías defectuosas elaboradas por hombres defectuosos.

Apliquémonos todos los católicos a esta acción en nuestra vida pública, por muy modesta que sea.

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Ahora, pues ¡oh reyes! Entendedlo bien: dejaos instruir, los que juzgáis la tierra. Servid al Señor con temor, y ensalzadle con temblor santo. Abrazad la buena doctrina, no sea que al fin se enoje, y perezcáis fuera del camino, cuando dentro de poco se inflame su ira. Bienaventurados serán los que hayan puesto en él su confianza.
Libro de los Salmos 2, 10-12.

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37 comentarios

  
Ramontxu
Las sociedades modernas evolucionan hacia un modelo de organización en el que no son necesarios los gobiernos. La visión del mundo en la que todo viene otorgado desde arriba, (en último plano, desde Dios) cada vez tiene menos adeptos, porque es una visión paternalista que, en definitiva, niega la dignidad del individuo.

La "auctoritas" se le debe reconocer al que se la gane, pero la "potestas" no se le debe reconocer a nadie, porque sólo reside en el individuo. Esa es la base de la democracia, gobierno POR el pueblo, a la que todavía queda mucho camino por recorrer para poder decir que, realmente, se ha implementado, pero que dudo mucho que, a estas alturas, dé marcha atrás.

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LA

Ninguna sociedad ha pervivido en el tiempo sin orden. Ningún orden se ha mantenido sin autoridad. La democracia la inventaron los atenienses, y tenga por seguro que tenían orden. Y no dude que tenían autoridad. Tampoco los liberales, al crear la democracia parlamentaria, pretendían anular la autoridad.

Nadie ama más la dignidad de una persona que sus padres, que le han dado la vida. Eso no es paternalismo, sino transmisión de un orden de valores y una tradición social que procura la estabilidad y facilita el desarrollo de las comunidades políticas.

Es precisamente la anarquía lo que jamás ha alumbrado sociedad alguna, y ha destruido aquellas que ha intentado "mejorar". Por su propia naturaleza, la acefalia es disolvente y antisocial. La destrucción de la autoridad impone la ley del más fuerte (o el más rico, o el más astuto) y, por sí misma, acaba con la libertad.
16/12/13 4:28 AM
  
Néstor
Por algo esas visiones anarquistas son todas "para el futuro". Es como decir que hay que esperar nada más lo suficiente para ver cómo dos y dos son cinco.

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LA

En conjunto, las teorías anarquistas son proyectos sociales ideados por pensadores brillantes. Su fallo es que pretenden aplicar a la realidad teorías que no la han tenido en cuenta a la hora de ser elaboradas.
Yo diría que esta tara parte de la insuficiente comprensión de la naturaleza del ser humano, derivada de la negación de Dios y del Pecado Original.
16/12/13 1:10 PM
  
Ramontxu
De lo que ha ocurrido hasta ahora en la historia (por ejemplo, que ningún orden se ha mantenido sin autoridad, suponiendo que eso sea cierto, que es mucho suponer) no se puede deducir lo que va a ocurrir a partir de ahora. Los hombres y las sociedades evolucionan y continuamente ocurren cosas y se dan fenómenos sociales nuevos.

Puestos a sacar conclusiones de la historia, creo que lo que está claro es que prácticamente nadie que ha ostentado poder lo ha utilizado para el bien de la población, sino para aumentar dicho poder y para aumentar la propia riqueza a costa de aquellos a los que se supone debería servir. ¿Por qué, entonces, continuar utilizando un método que claramente no funciona? ¿Por qué no probar a ver si la colaboración, y la solidaridad no son más fiables y más capaces de crear orden en la sociedad que el ansia de poder?

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LA

"prácticamente nadie que ha ostentado poder lo ha utilizado para el bien de la población, sino para aumentar dicho poder y para aumentar la propia riqueza a costa de aquellos a los que se supone debería servir".

Lo que describe usted, Ramontxu, es la utilización impropia de la autoridad. Ese uso impropio viene derivado de la tendencia del hombre a pecar (en este caso, a hacer mal uso del gobierno). La expresión "prácticamente nadie" no se apoya en datos objetivos, y de hecho es producto de una demagogia mal historicista tendente a destruir el orden social para implantar un nuevo orden teóricamente mejor. Esa es la propaganda que lleva usando la revolución desde hace unos 250 años (no es invento del anarquismo: los liberales ya la empleaban).

Cuando acudimos a las fuentes originales, comprobamos que en la historia ha habido de todo, incluyendo gobernantes justos, valerosos, y abnegados, así como muchos que cometieron errores sin mala fe. Y por supuesto, gobernantes corruptos, tiránicos e injustos. Y cuando repasamos la historia después de la revolución liberal vemos que tal abanico de actitudes de los gobernantes se han repetido de igual modo (a mi juicio, peor aún, pues ya no tenían el freno del temor a los mandatos divinos).


"¿Por qué, entonces, continuar utilizando un método que claramente no funciona?"

¿Por qué deducir de una lista de malos gobiernos que el método es malo? ¿por qué suponer que un método no experimentado (y en los casos limitados en los que se ha hecho, fracasado estrepitosamente) va a ser mejor? Fourier, Bakunin, Stirner, Proudhon... todos ellos se criaron, se educaron y desarrollaron sus ideas inmersos en "ese sistema" que supuestamente no funciona... ¿no mueve a reflexión que el anarquismo no naciese en la otra docena de civilizaciones tan antiguas como occidente (China, India, Persia, mundo árabe, Japón, etc), sino precisamente en una que había cultivado el concepto de libertad como un bien necesario?


"¿la colaboración, y la solidaridad no son más fiables y más capaces de crear orden en la sociedad que el ansia de poder?"

Cualquier católico suscribiría esa afirmación, y el Magisterio de la Iglesia estimula la colaboración y la solidaridad entre cuerpos sociales al margen del gobierno (le aconsejo que repase el concepto de subsidiariedad, genuinamente cristiano). Sospecho que el anarquismo confunde autoridad con ansia de poder, cuando ambos términos no son ni mucho menos equivalentes (la autoridad se puede mover por muchos impulsos, y el ansia de poder sería sólo uno- y de los peores- de ellos). En este artículo he pretendido exponer los términos en los que la moral católica circunscribe los límites de la autoridad: muy resumidamente, establecería una obligación mutua entre gobernante y gobernados.
16/12/13 3:25 PM
  
Ricardo de Argentina
Ramontxu, tu protesta de fe democrática es emocionante y conmovedora hasta las lágrimas.
Lástima grande que el objeto de esa fe es una mentira.
Mentira que la Democracia Liberal ha llevado a constituir en un Mito casi universalmente aceptado.
LA gran mentira de la Democracia Liberal es que en los estados democráticos no hay "potestas" ni "autorictas". Pues sí que la hay, pero actúa ocultamente.
Los jefes de los gobiernos son los gerentes, mientras que al verdadero dueño no lo conoces. Pero los gerentes saben bien que para conservar su puesto y prestigio, deben obedecer a los dueños del poder.
Ya en la decadencia de la Monarquía Cristiana se observaba una creciente influencia del "poder tras las bambalinas", ejercido por eclesiásticos o laicos por dejación o ineptitud de los monarcas. Pero desde la Francesada esa forma de gobierno en las sombras se ha hecho sistemática y caracteriza absolutamente esencial a la Democracia Liberal.
Tanto es así que cuando en algún pueblo ha surgido un mandatario que asumía en sí la "autorictas" y la "potestas" sin pasar por el filtro aprobatorio de las logias, ha sido considerado automáticamente "antidemocrático" por la Democracia Liberal, sin importar al efecto que contara con el apoyo abrumador de sus dirigidos. Aunque quisiere hacer lo que el pueblo quiere, y esos anhelos sean la mar de legítimos, no obstante ese señor para la Democracia Liberal será por siempre un tirano cuya memoria debe borrarse de la faz de la Tierra.

No intento convencerte porque te considero un fundamentalista recalcitrante, de acuerdo a lo que escribes ahora y has escrito antes. Solamente pretendo refutar una mentira de tomo y lomo, que no deja de ser mentira aunque la crea una inmensa mayoría de la población.

Que cada vez es menos mayoría, según voy observando.

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LA

Estimado Ricardo:

Aunque estoy de acuerdo contigo, no me cabe duda de que Ramontxu cree lo que cree por convencimiento, y que por eso lo expresa así, y no por fastidiar. El mero hecho de que entre con frecuencia en un portal tan declaradamente católico como este, ya es signo de que no se cierra a los argumentos que tengamos que dar. Por otra parte, no creo que él tenga el concepto de la democracia liberal que le otorgas. Tampoco sé cómo ha escrito en otros hilos, pero en este está debatiendo de forma respetuosa, así que invito a moderar el tono personal.

En cuanto al tema en sí, efectivamente los poderosos, a lo largo de la historia, siempre han intentado que el gobierno les favoreciera con respecto al resto de grupos sociales. Tan viejo como el mundo. De ahí el punto 1 del epígrafe "exigencias a los jefes y gobernantes". Del mismo modo que la Iglesia jamás ha afirmado que un modelo de estado o de gobierno sea el único correcto, tampoco ha renunciado jamás a establecer los criterios morales para el buen gobierno, pues ellos son los que lo hacen virtuoso o defectuoso.

El gran pecado de la democracia liberal es que al apartar a Dios del mundo objetivo y real para confinarlo a la conciencia de sus creyentes, queda sin referencia moral objetiva. Las distintas escuelas filosóficas plantean diferentes morales, pero ninguna tiene más autoridad para imponer la suya. La cosa termina en que la asamblea de hombres decide sobre esto como para cualquier otro tema, con lo cual a los poderosos les basta con dominar a la asamblea de hombres (dominable, como cualquier otra asamblea humana por demás) para que los preceptos morales de la sociedad sean los que a ellos les favorezcan.
16/12/13 3:42 PM
  
Ricardo de Argentina
Luis Ignacio, estoy de acuerdo contigo.

Estoy de acuerdo en que me excedí en el tono y pido disculpas a Ramontxu. Sin excusas. Me pongo mal porque soy conciente del daño que causa en las sociedades el mito democrático, pero es obvio que Ramontxu no tiene porqué ser objeto de mi malhumor.

También estoy totalmente de acuerdo en la forma en que explicas la mecánica de la Democracia Liberal: primero se asegura dominar la opinión de la Asamblea de Hombres y luego la consulta.

Es lo que quiere hacer Mas en Cataluña para crear nuevas fronteras. O mucho más probablemente, para incorporar posteriormente esa región a Francia.


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LA

Muy bien. Y entiendo tu malhumor. La propaganda deificadora de la democracia liberal es bastante atosigante.

En cuanto a lo de que Mas quiera incorporar Cataluña a Francia, sinceramente, no lo veo así.
16/12/13 4:43 PM
  
Ricardo de Argentina
Es que si bien lo miras, ¿qué sentido tiene una Cataluña aislada?. ¿Pueden ser ellos tan tontos?
¿Será casualidad que las dos regiones que bregan abiertamente por su independencia limiten con Francia?
¿Será casualidad que la actividad independentista vasco española sea muchísimo más virulenta y ejecutiva que la de los vascos franceses?

A mí me causa perplejidad que esa posibilidad ni siquiera sea tenida en cuenta como hipótesis.

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LA

A la Cataluña histórica le falta una comarca y media (Rosellón y media Cerdaña), cedidas al reino de Francia tras la paz de los Pirineos (año 1659) porque geográficamente están en la vertiente norte de dichos montes. Así que, después de España, Francia es la siguiente mayor enemiga para los nacionalistas catalanes.
Y sí, pueden serlo.
16/12/13 5:44 PM
  
Ramontxu
Hoy día, excepto en países con regímenes muy primitivos, la autoridad (yo lo llamaría sólo "poder") se ejerce a través de la emisión de leyes. Las leyes son necesarias para mantener el orden social. Pero, ¿es realmente necesario alguien que dicte leyes? En lugar de eso, cuando fuera necesario revisar el sistema fiscal o el educativo, o hacer un plan de obras públicas... ¿no se podría elegir un comité ad hoc, no de gobernantes, sino de expertos en la materia correspondiente, para que elaboraran una propuesta de ley que, tras debates públicos fuera finalmente refrendada por la ciudadanía? ¿De verdad cree que no es posible un sistema con orden pero sin autoridad?

No trato de proponer o defender un sistema concreto de gobierno. Ni la democracia liberal ni el anarquismo. Pero estoy convencido de que los modelos basados en la idea de una "autoridad" que se ejerce desde arriba, incluso aunque esa autoridad haya sido democráticamente elegida, no tienen futuro. La gente no quiere someterse a nadie. Yo no quiero someterme a nadie. Y eso, como le decía, no tiene vuelta atrás. El hombre ha descubierto de una vez para siempre que puede ser dueño de sí mismo y puede ejercer su libertad. No necesita que nadie le dirija.

No voy a arrogarme la capacidad de adivinar el futuro, pero me imagino un cambio paulatino, sin ningún nombre que acabe en -ismo, sin ninguna revolución y sin ningún líder. Un cambio que empiece desde abajo, en el que los ciudadanos vayan tomando las riendas de un asunto tras otro hasta que llegue un momento en el que no sea necesario cambiar el sistema, porque lo que ocurre es que el sistema se ha ido quedando vacío de contenido, innecesario, redundante, obsoleto.

Sólo entonces será posible lo usted dice de establecer "una obligación mutua entre gobernante y gobernados" (aunque no se utilizarán las palabras "gobernante" y "gobernados") y se podrá hablar con propiedad de un "acuerdo de un grupo social para conceder a ciertos sujetos el poder de tomar decisiones ejecutivas".

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LA

"¿no se podría elegir un comité ad hoc, no de gobernantes, sino de expertos en la materia correspondiente, para que elaboraran una propuesta de ley que, tras debates públicos fuera finalmente refrendada por la ciudadanía? ¿De verdad cree que no es posible un sistema con orden pero sin autoridad?"

Hay diversos modos para elaborar una ley, y la participación de un comité de expertos es uno de ellos, y no el peor, desde luego. Pero para aplicar esa ley hace falta un poder ejecutivo. Ergo, la autoridad.

"La gente no quiere someterse a nadie. Yo no quiero someterme a nadie. Y eso, como le decía, no tiene vuelta atrás"

Si fuera así, el futuro sería bastante negro, pues la consecuencia de ese axioma es el absoluto individualismo, es decir, la imposibilidad de construir ninguna estructura social y, consecuentemente, ninguna comunidad política. Todos nos sometemos a alguien: los hijos a los padres, los cónyuges entre sí, el recién llegado a las costumbres de los naturales, el inexperto al experto (no le digo yo al médico como se trata mi enfermedad ni al mecánico cómo se arregla mi coche), el que pide al que tiene que darle, etc, etc.
Afortunadamente eso no es así: todos cedemos nuestro apetito a un bien superior. La teología católica (partiendo de los modelos de los pensadores clásicos y dándoles plenitud en las enseñanzas divinas) ha completado el concepto de Bien Común para explicarlo.

"Un cambio que empiece desde abajo, en el que los ciudadanos vayan tomando las riendas de un asunto tras otro hasta que llegue un momento en el que no sea necesario cambiar el sistema".

Con todo respeto, esa ilación de causas y consecuencias es un tanto ingenua. Si en una comunidad de vecinos ya hace falta un presidente en el que delegar funciones que no todos los vecinos pueden/quieren ejercer... ¿cómo plantearse que la simple "asunción universal de responsabilidades" pueda alumbrar una sociedad sin autoridad?
16/12/13 6:46 PM
  
Ramontxu
"...para aplicar esa ley hace falta un poder ejecutivo. Ergo, la autoridad."

- Aunque la autoridad resida en la ciudadanía, siempre habrá que delegar ciertas tareas pero si, en lugar de tener un ejecutivo único, se eligen grupos de expertos para tareas específicas de poner en práctica leyes ya establecidas, la "autoridad" queda tan diluída que ya no se puede llamar tal y se acentúa el aspecto de servicio.

"Todos nos sometemos a alguien"

- Los ejemplos que cita no son, realmente, sumisión. En todo caso, nos sometemos a la "auctoritas", pero eso es bueno, no es sumisión a la autoridad política (al poder), que es de lo que estamos hablando.

"esa ilación de causas y consecuencias es un tanto ingenua"

Es posible. Sólo trato de expresar la dirección en la que yo creo que van a ir y que han de ir las cosas. Ya he dicho que no pretendo predecir el futuro.

16/12/13 10:07 PM
  
JacinTonio, desde Madrid
“El hombre ha descubierto de una vez para siempre que puede ser dueño de sí mismo y puede ejercer su libertad”

- El hombre ha sabido desde siempre, (que no descubierto), que puede ser dueño de los demás. He ahí el problema.
17/12/13 4:27 PM
  
abc
Para poder y saberGobernar hay que saberse gobernar uno a sí mismo. Y eso no se puede hacer si no se es fiel hijo de la Iglesia católica. Un fracasado en su propia vida, un fracasado en su matrimonio, imposible sepa ni pueda Gobernar una nación.
17/12/13 9:50 PM
  
Winston Smith
Querido amigo Luis,

Es muy interesante el tema que pones sobre la mesa con este artículo, ni más ni menos que la organización social.

Antes de nada me gustaría hacer una precisión en relación con los significados que das de Autoridad y Poder y con respecto a una identificación de ambos, como si fueran sinónimos, que muchos hacen. No es que pretenda ser yo quien diga lo que son y no son, lo hago para acotar lo que quiero decir cuando utilizo estos términos.

Ciertamente, la Autoridad es un reconocimiento social, un atributo que los demás concedemos a alguien por su conocimiento, sabiduría y experiencia, en la materia que sea, por el cual aceptamos su enseñanza y que nos diga lo que debemos hacer y cómo hacerlo, porque “nos fiamos” de él, de su veracidad, de que no nos engaña.

Por otro lado, el Poder es la capacidad que alguien tiene para obligar a otros a hacer lo que él dice o quiere. En último término, es una facultad coercitiva y represora que se impone por la fuerza, no por el reconocimiento social.

El atributo de Autoridad no es objetivo, pues lo conceden las personas y es, por tanto, subjetivo. Hay grupos que atribuyen Autoridad a alguien que otros pueden desacreditar por completo. En cambio, el Poder es una facultad objetiva, pues abarca a todos, les guste o no.

Autoridad y Poder no van necesariamente unidos. El Papa tiene una gran Autoridad moral sobre los católicos, pero no tiene Poder para obligarles a cumplir los preceptos cristianos. El director de un hospital nombrado “a dedo” tiene Poder para imponer la organización de las especialidades, aunque los médicos le nieguen toda Autoridad. Pero cuando el Poder se reviste de Autoridad la convivencia, la colaboración y la organización producen un grupo social más fecundo y fructífero respecto de sus objetivos. Al menos cuando los hijos son pequeños, sus padres están revestidos de Autoridad y Poder ante ellos, en la familia.

18/12/13 1:10 AM
  
Winston Smith
La afirmación de un comentarista, muy extendida en la sociedad occidental,

”La gente no quiere someterse a nadie. Yo no quiero someterme a nadie. Y eso, como le decía, no tiene vuelta atrás. El hombre ha descubierto de una vez para siempre que puede ser dueño de sí mismo y puede ejercer su libertad. No necesita que nadie le dirija.”

esconde una realidad distinta detrás de una atractiva apariencia de poderío personal. Porque en la sociedad tecnológica el Poder somete a los individuos, comentarista incluído, de forma cada vez más intensa y controlada. El Poder ocupa cada vez mayores espacios del individuo obligándole a seguir sus mandatos a niveles cada vez más bajos: desde la educación de los hijos hasta el tipo de bombilla que no puedes usar; desde los horarios de tu trabajo hasta la multa por no usar cinturón de seguridad; desde las hipotecas hasta negarte la capacidad para automedicarte, fotografiarte con un rádar, imponerte cómo y cuándo ir al campo, qué puedes coger y, en breve, dónde y cómo hacer pis... A través de una administración imponente y su potestad sancionadora, con capacidad de actuar por vía ejecutiva sobre los bienes del administrado, induce y controla el comportamiento de los individuos, cuya libertad se reduce a las opciones que el Poder decide.

Muchos se creen libres porque han sustituído la dependencia de los vínculos personales por una dependencia del ”Engendro del Bienestar” y como ya no necesitan aquellos no tienen porqué aguantar las limitaciones que implican y pueden romperlos ”con total libertad”. Pueden, pues, abandonar mujeres, esposos, hijos, padres.... el Engendro les proveerá de todo lo que necesiten... sin darse cuenta del grado y tipo de dependencia, alienación y nihilismo que eso conlleva. La rotura de vínculos personales nos hace daño a nosotros, no al Poder, nos empequeñece y despersonaliza a nosotros y hace grande al Poder, nos deja solos e inermes ante sus fauces. Es un modo absurdo de medir la libertad.

18/12/13 1:14 AM
  
Winston Smith
La rebelión que se oculta en esa afirmación no es contra el Poder, no es contra el sometimiento, pues estamos sometidos a él cada vez más. Es una rebelión contra la Autoridad, porque la soberbia que se esconde detrás de la ambición y la envidia no reconoce Autoridad alguna, no admite que nadie nos diga lo que debemos hacer y, así, despreciamos la sabiduría, el conocimiento y la experiencia de cuantos nos han precedido y pretendemos ”reconstruirnos” a nosotros mismos empezando desde cero, sin principios ni naturaleza previa, existencia antes que esencia... sólo ejercicio de libertad pura que siente que deja de serlo cuando elige y pretende mantenerse siempre en lo provisional y efímero, en la pura posibilidad. Esta es la paranoia de una libertad enfermiza que hace daño, a los demás y a nosotros mismos y nos encadena al Engendro impersonal del Poder.

Pero si no reconozco Autoridad, no tengo nadie de quien ”fiarme” y, sin embargo, soy pequeño y limitado, muy limitado. No soy nada si no me apoyo en los demás... No puedo encontrar la verdad de todas las cosas yo sólo... necesito fiarme de lo que me enseñan y transmiten... fiarme de quien me habla de los electrones, aunque yo no los vea, de quien me habla del pasado, aunque yo no existía, de quien me enseña un camino que yo no conozco, de quien me dice la medicina que debo tomar, de quien me habla de... Dios.

Sin Autoridad perderé mi referencia y me convertiré en un pequeño tornillo de la máquina del Engendro del Poder, un tornillo que se creerá libre porque puede hacer daño a los que quiso, a los que le quisieron, a los que no llegarán nunca a quererle.

Y en cuanto a eso de ser dueño de uno mismo de una vez para siempre y ejercer la libertad sin que nadie le dirija... permítaseme una leve sonrisa recordando la vida en los años de la Unión Soviética, en las guerras europeas, el nazismo... o sólo imaginar un leve cataclismo que inutilizara gran parte de las reservas petrolíferas, o un accidente nuclear que extendiera la contaminación alrededor de la Tierra produciendo un caos y un sálvese quien pueda... me temo que el comentarista se dejaría dirigir y compartiría tanto dominio de sí mismo con quien le permitiera y ayudara a sobrevivir. El hambre y el frío curan abscesos como ése y en muy poco tiempo. No somos los dueños de nuestras circunstancias, ni de nuestro tiempo, ni de nuestra vida. Sólo Dios lo es.

Saludos.

Winston Smith

18/12/13 1:21 AM
  
Luis I. Amorós
Estimado Winston:

Gracias, como siempre, por tus interesante punto de vista. Con toda intención este artículo trata sobre autoridad, o gobierno, y no sobre poder, que es cosa diversa. La autoridad expresa un reconocimiento social (bien por prestigio personal, como la auctoritas, bien por convenio comunitario, como la potestas) y tiene un reflejo en las costumbres y leyes.

El poder se define (del latín posse) como una capacidad real para llevar a cabo una acción. Naturalmente, el único poder es Dios, pero existe también un poder mundano (y cuanto mayor poder mundano, más soberbia e intento de asemejarse a Dios). En el campo de la política, esa capacidad puede venir por la riqueza, el número de partidarios, la misma fuerza física, etc. Es usual que poder y autoridad no vayan muy lejos, pues el poderoso normalmente desea ocupar o influir en el gobierno, pero como muy bien has señalado en diversos ejemplos, no necesariamente es así.

Te agradezco la precisión porque es frecuente la confusión. Y la aceptación inconsciente de que necesariamente el poderoso ha de influir en la autoridad (al margen del Bien Común y del criterio de los representantes de la comunidad) revela una ignorancia profunda de los derechos políticos de las personas y una peligrosa indolencia frente al riesgo de totalitarismo. Mucha gente finalmente cree que la libertad es escoger al poderoso bajo cuyo patrocinio encomendarse.

A mi modesto entender las claves para salir de eso son una sólida moral que esté por encima de contingencias y modas temporales, y una acendrada responsabilidad hacia la propia labor y la de los que ostentan la autoridad.

Como he explicado más arriba a Ramontxu, estoy de acuerdo contigo en que la autoridad no sólo es imprescindible para el orden social, sino que de hecho, cuando está correctamente ejecutada, ayuda a la Justicia.

Efectivamente el poder mundano en sí mismo no se puede hacer desaparecer. Puede concentrarse o repartirse, pero siempre existirá. La autoridad nació para servir a la comunidad política, no al poder. Retomemos ese principio, y con él podremos comenzar a hacer una sociedad mejor.
18/12/13 12:17 PM
  
Ramontxu
Winston,

Estoy totalmente de acuerdo con el primero de tus tres comentarios, sobre la distinción entre autoridad y poder. Yo tampoco me encontraba cómodo con ese poder investido de autoridad que Luis Ignacio describe.

Pero sobre el resto, tengo que decir, en primer lugar, que malinterpretas mis palabras y, en segundo lugar que eres demasiado pesimista.

Malinterpretas mis palabras porque a lo que yo no quiero someterme es al poder. Estoy de acuerdo contigo. Es más, he dicho explícitamente que me parece bueno someterse a la autoridad. Lo que ocurre es que, para mí, aceptar la autoridad del que realmente la tiene en un tema, no es someterse, yo no utilizaría esa palabra, sino aceptar, aprender, fiarse...

Y eres demasiado pesimista porque afirmas que nadie acepta la autoridad y eso no es cierto. Por supuesto que hay de todo, también gente que no acepta la autoridad, pero mi percepción es que la gente acepta y respeta la autoridad ahora más que nunca, precisamente porque ha dejado de estar dispuesta a someterse al poder. Eso sí: la autoridad verdadera, no el poder ni la autoridad que muchos se arrogan sin tenerla. Es cuando el poder es dominante y todos se someten cuando la autoridad queda en segundo plano.
18/12/13 12:18 PM
  
Pepito
En la Iglesia hay una única Cabeza visible, el Vicario de Cristo en la Tierra, o sea, el Papa. Una Iglesia con dos cabezas, la espiritual o apostólica y la temporal o poder civil, sería algo monstruoso como un cuerpo con dos cabezas.

Hay pues en la Iglesia una sola Cabeza visible, la espiritual o apostólica; y la temporal o poder civil o político no es realmente otra cabeza en igualdad de nivel o valor que la espiritual, sino simple brazo secular sometido a la cabeza espiritual para hacer efectivo el Reino de Dios en la Tierra.

Por eso, como muy bien decía Santo Tomás de Aquino, el gobierno de los prínicipes o de los políticos debe estar sometido al gobierno de los sacerdotes.


Creo que es un error la equiparación, poniendolas al mismo nivel, entre la potestad política y la espiritual. Son potestades distintas pero no separadas e independientes sino subordinada la política a la espiritual.

El servicio de las mesas lo hacían en principio los mismos Apóstoles, pues a ellos les compete la plena postestas también en lo temporal, político y económico. Pero debido a la limitación humana delegaron dicha potestad política y económica en los ministros temporales, para ellos poder dedicarse más plenamente al estudio y enseñanza de la Palabra.

Pero es una delegación apostólica de lo temporal, no una potestad que per se tengan los políticos, los cuales quedan sometidos a la supervisión y corrección apostólica.

Dos Cabezas en la Iglesia, la espiritual o apostólica y la temporal o política, sería una monstruosidad. La Iglesia es un sólo cuerpo con una sola Cabeza, la apostólica, y el poder civil en la Iglesia no es otra cabeza sino un mero brazo temporal sujeto a la dirección de la Cabeza espiritual.

Inocencio III y Bonifacio VIII tenían razón, a mi juicio, al proclamar la supremacía de la autoridad papal o apostólica sobre la potestad civil, temporal o política.

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LA

No confundamos la soberanía de Dios con la soberanía del clero.

La Iglesia tiene superioridad porque lo espiritual tiene superioridad sobre lo temporal. Pero el ámbito de actuación es distinto. Para todos aquellos temas mundanos que no supongan una desobediencia a los mandatos de la ley divina, la autoridad temporal debe ser autónoma. Así lo ha enseñado también la Iglesia.

Hay que dar al César lo que es del César.
18/12/13 2:23 PM
  
Winston Smith
Luis, muy interesante tu referencia a la Moral, algo de lo que aún no hemos hablado y que constituye en realidad el verdadero aglutinante que cohesiona y da estabilidad a una organización social, el que le da su indentidad y configura su cultura. Una ”conciencia” colectiva que el Poder transmite e impone por las leyes y que, interiorizada por el individuo, integra y hace compatibles su libertad con su instinto gregario y la sumisión a una estructura jerarquizada y desigual, haciendo posible que los diferentes individuos asuman diferentes roles o funciones, unas más cómodas y placenteras que otras, más penosas y esforzadas, con los que unos y otros sobreviven, mantienen sus ”status” respectivos y permiten sobrevivir al sistema social.

El Orden Moral es innato al ser humano, forma parte de la estructura y funcionamiento de su libertad, porque esa libertad del hombre no significa una actuación aleatoria, sino una elección decidida y orientada, valorada subjetivamente a la hora de actuar, en términos de ”bien” y de ”mal”, con la percepción del futuro y la intuición de un juicio retributivo con el que la vida premiará o castigará nuestros actos y conducta presentes. Es aquí donde interviene la Moral, una Moral básica y elemental, sicológica, una Moral Material o ”moral de la carne” que busca la supervivencia, la ausencia de dolor y el bienestar placentero, ”la felicidad material” en suma. ”Bueno” es todo lo que nos acerca a esa felicidad y ”malo”, lo que nos aleja de ella. Una Ley Moral de origen egocéntrico y de conveniencia que asume que el último destino humano es la muerte. Esta Moral depende de las condiciones de vida y cambia con ellas.

Vuelvo a aclarar que hablo de la Ley Moral innata al ser humano, en tanto que es un ser, el único, que tiene libertad, es decir, capacidad para actuar en contra de sus propios instintos, pues para actuar a favor de ellos no es necesaria la libertad, todos los animales lo hacen. Por tanto, estoy hablando de una estructura sicológica del ser superior de la Creación, del único ser libre, algo inherente a su propia naturaleza, a su modo de ”funcionar”. La Ley Moral es a la libertad como la deducción o la lógica son a la Razón, por poner un ejemplo. Cara y cruz de una misma moneda.

También aquí es necesario aclarar algunas confusiones comunes en relación con la Moral. Una de ellas pasa por identificar Moral y Religión, como si sólo las religiones imponen su moral, cuando, como he indicado, el funcionamiento moral es propio de la naturaleza humana y todas las sociedades tienen una moral que determina su cultura y a la inversa. Hay, obviamente, morales religiosas como la cristiana, musulmana y judía, pero también hay una moral atea, una moral hindú, una moral china y en las tribus africanas o amazónicas.

El otro error común consiste en afirmar que en nuestra sociedad atea el bien y el mal ya no existen como valores morales, habiendo sido superados y sustituídos por lo legal y lo ilegal. Esto simplemente quiere decir que la moral cultural presente no recoge ya los principios cristanos que la han identificado durante muchos siglos, sino que los ha cambiado por otros que son ahora los que inspiran las leyes y los que el Poder transmite e impone. El bien y el mal existen, pero son otros. Es una nueva moral en la que bueno y malo son valores diferentes a los cristianos, tan diferentes que llegan a ser opuestos.

Saludos,

Winston Smith
19/12/13 2:20 AM
  
Winston Smith
Ramontxu,

Puede ser que no interprete correctamente tus palabras, por las limitaciones que impone este modo de comunicación, y, sí, puede ser que en alguna cosa estemos diciendo lo mismo. De todos modos, para mí, mi verdadero conflicto con el Poder surge desde que legisla y actúa de forma gravemente contraria a mi Moral y fundamentalmente, desde que legisló el derecho a matar con el aborto libre y pagado por mí. A partir de entonces busco y busco el modo de rebelarme porque lo considero un Poder criminal e ilegítimo.

Pesimista... no creo que sea el término que mejor expresa mi sentimiento. Desencantado y profundamente decepcionado, sí. Las grandes leyes “progresistas” de la democracia no sirven para hacernos más felices, sino para hacernos daño, no ayudan a reconciliar y construir nuestros vínculos personales sino que parecen buscar su ruptura y destrucción elevando a rango de derecho la traición y la mentira y dejando un río de soledad y desengaño. Y no, no veo gente más feliz a mi alrededor, veo fracasos y traiciones y corazones a la defensiva, que no se atreven a entregarse, que no se fían... Y veo abortorios donde entran muchas mujeres, en su mayoría porque quieren una sexualidad sin consecuencias, porque no quieren renunciar al sexo irresponsable y por ello pagan el precio de la vida de sus hijos. Sí, la prosperidad ha traído más riqueza (al menos aparente), pero no más felicidad... “Aprende a separarte” dice una campaña institucional de mi CA sobre la foto de un niño, en lugar de enseñar a reconciliarse. Todo como tributo al nuevo valor supremo, una libertad enfermiza y destructiva que no quiere límites y que hace daño a los que nos rodean y los convierte en objetos de usar y tirar, que parece medirse por lo que rompe y no por lo que construye, que sólo quiere hacer “lo que le dé la gana” y disfrutar.

Y también veo el triunfo del parasitismo social, el abandono de la responsabilidad, el enchufismo, el privilegio reclamado a todos los niveles, tantos y tantos pretendiendo vivir a costa de los demás y la pérdida del sentido del deber. Egoísmo puro y duro disfrazado de derechos.

Saludos,

Winston Smith


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LA

Aunque este mensaje no está dirigido a mí, aprovecho para mostrar mi acuerdo con el anterior y hacer un apunte a la frase "Todo como tributo al nuevo valor supremo, una libertad enfermiza y destructiva que no quiere límites" (escalofriante la campaña que comentas de tu comunidad autónoma). La demagogia contemporánea liberal-progresista (llamarle ideología es un desdoro para las ideologías) confunde libertad con voluntad. Y la voluntad la ha reducido a simple apetito. Como bien dices: el egoísmo puro y duro. No se puede construir una sociedad a base del conflicto perpetuo de egoísmos crónicos.
Un buen tema para un artículo.

19/12/13 2:27 AM
  
Ricardo de Argentina
Nachet, no solamente no se puede construir una sociedad de esa manera, sino que así sólo puede DESTRUIRSE.

Los restos morales de la Cristiandad, de cuyas rentas aún vivimos, están a un tris de desaparecer. Para gran alegría de los agentes ideológicos, que no se dan cuenta que están serruchando la rama que (todavía)los sostiene.
19/12/13 6:29 PM
  
Winston Smith
Luis,

Releo un día después mi comentario sobre la Ley Moral y veo que puede resultar algo embrollado, quizá por querer tocar demasiados hilos colaterales, que no sé “deshilvanar” en aras de conseguir una mayor claridad y comprensión. Pido disculpas por ello.

De forma simple, lo que quise exponer en él es que la Ley Moral no es un invento de las religiones sino un modo de “funcionamiento” del hombre inherente al ejercicio de su libertad, innato, igual que la Ley Lógica lo es para el ejercicio de la Razón. Sólo son “amorales” los seres que no son libres, los animales.

La dinámica de ese funcionamiento implica la siguiente estructura moral:
1. Un fin deseado para la vida: “La felicidad”.
2. Un código de principios para lograrlo.
3. Una dinámica de valoración en términos del ”bien” y del ”mal”, para decidir sobre las opciones, actos y comportamientos. Bueno es lo que nos acerca al fin deseado y lo hacemos. Malo, lo que nos aleja, y lo evitamos.
4. Una percepción del juicio retributivo que premia o castiga nuestras decisiones, actos y conducta concediéndonos o negándonos esa “felicidad” deseada.

Y esta dinámica es la misma para quien defiende el aborto y el divorcio que para quien los condena. Lo diferente es el fin deseado de la vida y los principios. A partir de ahí ambos actúan en sus vidas buscando su bien y su mal, aunque el bien de uno sea mal para el otro, aunque los actos y conductas morales de uno sean inmorales para el otro, y aunque, por supuesto, las consecuencias para los demás y su felicidad sean absolutamente diferentes, opuestas.

Por último señalar que la Moral del Poder es la fuente de la legalidad en toda sociedad, porque nadie hace leyes “malas” a su propio juicio. La ley civil es siempre una “traducción” de los principios morales más relevantes del Poder y tiene la misión de perpetuarlos, imponerlos y transmitirlos.

La demagogia manipuladora se presenta como liberadora de los ciudadanos con el argumento de que sus leyes ya no imponen la moral de nadie a los demás... sofisma falso de toda falsedad, pues lo que hace es imponer la suya y desterrar la de otros.

Saludos,

Winston Smith
19/12/13 9:03 PM
  
Winston Smith
De modo que las diferentes concepciones morales lo son por la diferencia en el fin que persiguen en la vida, esa ”felicidad” que buscan, y los principios que aplican para conseguirlo.

En el primer comentario al respecto, hablaba de una primera Ley Moral elemental, visceral y primitiva, una “moral material” o ”moral de la carne” que tiene como objetivo en la vida la supervivencia, la ausencia de dolor y el bienestar placentero, ”la felicidad material” en suma. Una Ley Moral de origen egocéntrico, de conveniencia, materialista, que asume que el último destino humano es la muerte. Esta Moral depende de las condiciones de vida y cambia con ellas, porque sus principios no son absolutos, sino que se acomodan a los intereses y circunstancias.

Pero el hombre no se percibe únicamente como carne, sino que también se siente espíritu, alma que trasciende más allá de la materia corruptible. Percibe que igual que siente el dolor físico que confirma su pertenencia al mundo sensible, descubre en la conciencia de sí mismo sus pensamientos y sentimientos más elevados, que le hacen intuir su pertenencia a un mundo espiritual y eterno, (”Pienso, luego existo” en ese mundo que no se ve, ni se toca, ni se corrompe), y constata en su interior una naturaleza siempre expectante que busca el sentido de la existencia y el destino de la vida. Alma y cuerpo, cuerpo y alma en un ser en el que se unen las dos dimensiones de la realidad: el tiempo visible de la criatura y la eternidad invisible de su Creador.

20/12/13 12:19 AM
  
Winston Smith
Y es tan fundamental en la naturaleza humana este presentimiento del alma y de la trascendencia, esta intuición de Dios, que, decididamente, la prueba empleada en Arqueología para determinar si los restos primitivos de un yacimiento corresponden a seres humanos o a simples homínidos, no es el hallazgo de herramientas o instrumentos sino el de elementos de ritos funerarios y religiosos.

Y de este sentimiento han brotado siempre en todos los pueblos de la Tierra concepciones morales del espíritu cuyo fin o felicidad es una vida eterna ajena al dolor, a la desdicha y a la corrupción. La moral trascendente se interioriza en la conciencia cuando la voluntad la adhiere.

La Moral espiritual, que asume como postulado la existencia del alma y de Dios, prepara el corazón para asumir la Revelación Divina y la Fe cristiana, cuando se nos transmiten por creyentes, la Iglesia, de quienes nos fiamos por la Autoridad de su testimonio verdadero. Sin este testimonio, sin esta Tradición, sin esa Autoridad, ganada y reconocida, no conoceríamos el Cristianismo.
20/12/13 12:37 AM
  
Winston Smith
Y así se fundamenta la Moral Cristiana, en la que la felicidad buscada es la vida eterna gozosa en presencia de Dios y cuyos principios para lograrla son los del Evangelio. Desde la conciencia el propio individuo dirige su voluntad y su vida, con independencia, e incluso en contra, de sus propios instintos y del grupo. Es una moral “absoluta o espiritual”, inspirada en el presentimiento de trascendencia, de existencia de Dios, del alma y de eternidad, y nace de la dimensión espiritual del hombre. Es una moral que “eleva” al ser humano, porque le permite la superación de sus pasiones y visceralidades, asumiendo un destino de vida eterna después de la muerte física. Los principios de la moral espiritual son inmutables, absolutos y objetivos, porque no se adaptan a la conveniencia o interés material del individuo y porque son externos a él y no puede cambiarlos. Establecen un Bien y un Mal absolutos, que el individuo no puede cambiar. La moral espiritual conduce la libertad del individuo desde su propia conciencia, es decir, lo “personifica” en su relación con lo eterno.

Delante de nosotros se abren dos caminos:

“Siendo tantos los pueblos diseminados por la Tierra, tan diferentes en ritos y costumbres y tan variados en lenguas, armas y vestidos, no forman más que dos géneros de sociedad humana, que podemos denominar, siguiendo nuestras Escrituras, dos ciudades. Una es la de los hombres que quieren vivir según la carne y la otra, la de los que quieren vivir según el espíritu... Dos amores han fundado estas dos ciudades: el amor de uno mismo hasta el desprecio de Dios construyó la ciudad terrenal; el amor de Dios hasta el desprecio de uno mismo construyó la ciudad celestial.” San Agustín, (La Ciudad de Dios), s. IV.

Saludos,

Winston Smith
20/12/13 12:41 AM
  
Winston Smith
Muchos otros temas interesantes quedan por discernir en relación con la Moral que aydan a comprender la naturaleza humana, su comportamiento, su debilidad... Todos somos hijos de “una cultura” que nos ha transmitido su Moral Cultural, una fusión de “la ciudad terrenal” y “la celestial” actualizada en cada tiempo, un híbrido concreto entre la Moral Material y la Espiritual, en el que ambas se influyen mutuamente desde un orden de subordinación determinado.

De modo que, desde dentro de la cultura, se hace muy difícil a veces el discernimiento cristiano de la bondad o maldad de actos, conductas, leyes y relaciones. Porque la cultura ha materializado la Moral Cristiana convirtiéndola en un barniz que sólo embellece el materialismo moral y acalla la conciencia. Y puede resultar muy dificil escapar a esto...

Por ejemplo, ¿todos los cristianos que vivieron en la sociedad esclavista pueden ser condenados desde la moral cristiana, o hubo una manera cristiana de tener esclavos? ¿Todos los empresarios de la Revolución Industrial cometieron pecado por tener trabajadores sin derecho a seguro médico e incluso a menores de edad? ¿Y los nobles que en la Edad Media poseían la tierra y sólo permitían a los labradores retener una parte de la cosecha que ellos mismos producían? ¿Y los que empuñaron las armas y mataron a otros para cambiar este estado de cosas? ¿Y los soldados en las guerras? ¿No eran todos ellos cristianos?¿Se habrán condenado todos o no tienen responsabilidad?

Y por último, ¿debemos “culturizar” la Palabra de Dios para que el mundo la reciba o debemos pretender cambiar la cultura con la Palabra de Dios, aunque el mundo nos rechace?

Como empezaba, muchos temas interesantísimos quedan por hablar... Pero ya habrá ocasión, pues siempre termino monopolizando los comentarios y escribiendo más que el autor... Pido también disculpas por ello...

Saludos,

Winston Smith

20/12/13 6:06 PM
  
Pepito
Creo que el Poder político casi siempre tiende a separarse o a independizarse de una ética basada en la verdad y el bien, como nos la propone la Santa Madre Iglesia.

El Poder político nos dice que demos al César lo que es del César, pero el César se olvida con demasiada frecuencia de dar a Dios lo que es de Dios.

El conflicto ético surge en la política cuando el mismo César no da a Dios lo que es de Dios, y nos impone leyes y obligaciones que son contrarias a la Ley divina.

Actualmente creo que el Poder político actúa gravemente en contra de la Ley divina y solamente la Autoridad Moral, que detenta visiblemente el Vicario de Cristo en la Tierra, puede poner coto a tales desmanes.

Todos los católicos, pero especialmente la Jerarquía, tienen el deber de recordar y exigir moralmente al César que dé a Dios lo que es de Dios.

Creo que la Iglesia tiene ante sí una enorme tarea política que acometer y que actuar con la máxima energía moral y pastoral para intentar que el César no siga ninguneando la Ley de Dios.

De los Diez Mandamientos de la Ley de Dios sólo tres se refieren a nuestra relación con Dios; los siete restantes se refieren a las relaciones entre los hombres, es decir, son mandamientos políticos. Por tanto la Iglesia tiene también una inevitable vertiente política y no puede quedarse muda ni complacer al Poder cuando éste legisla o actúa en contra de esos mandamientos políticos y divinos.

21/12/13 1:04 AM
  
Sonia S
Hola,

Interesante tema y posteos, he leido lo que he podido ;-).

Inaugura comentarios Ramontxu con una intuicion que tambien tengo, aunque yo voy mas alla. Le contesta Luis I, y los dos, Ramontxu y Luis I se mantienen en ejes opuestos, pero simetricos.

Tambien creo que falla mi admirado Nestor (permiteme es que ... aunque postee poco en tu blog casi siempre te leo), por confiar tanto en discursos demasiado rigidos.

Por mi parte salgo de la linea, el Poder en la actualidad ya no es tan monolitico como antes. Antes? y cuanto es ese antes? creo esta claro: hasta la revolucion tecnologica de la informacion. Es decir hasta ahora. Y eso a pesar del pesimismo de Winston Smith, a quien le diria que no se preocupe que tambien habra una "hermandad" digital para resistir P:).

El Poder es mas diluido hoy. Incluso el Poder va a ir tendiendo a ser compartido, como lo es la misma esencia de la red. Que quiere decir Poder compartido? para mi algo asi como la democracia directa, podria ser una palanca. Hasta hace bien pocos años el Poder era y estaba representado por actores visibles y bien establecidos, asi el rey, el Presidente, el Ejercito y junto a ellos indisolubes, sus jerarquias de arriba a abajo... Hoy el Poder va desplazandose hacia la opinion: NADA absolutamente nada hoy dia se hace sin su consabido estudio. (Hasta los obispos o cardenales veo que lo hacen). Y la opinion ya no se extrae sólo de mentideros al uso, tipicos de grupos de presion (que siguen, por supuesto, por ahi), existe una verdadera democracia de las ideas y de la opinion (los exitos de HO, por ejemplo). Sin la red no hay verdadera democracia. Y ya no digo mas porque estoy demasiado tentada.

El Poder esta hoy mas difuminado y borroso, el Poder hoy ya no es vertical, no tiene forma de piramide, cada vez se parece mas a la red, donde un nodo tiene la misma impòrtancia que otro.

Lastima que no me queda tiempo para comentar el tema "ley Natural" con la que estoy basicamente de acuerdo en su contenido, excepto en aquello que dice viene de Dios. (yo no puedo admitirlo sin conocer si existe Dios o no.)


Saludo, feliz Navidad,

(bueno, aunque sea no-creyente me declaro heredera de la Navidad cristiana. Para mi si no hay un niño Jesus un arbol con la estrella o un pesebre NO es Navidad.)

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LA

Estimada Sonia S: el poder (político, sobreentiendo) ha estado concentrado y repartido en muchísimas ocasiones a lo largo del tiempo y del espacio en nuestro mundo. Lo que la revolución tecnológica ha modificado enormemente es la facilidad de acceso a la información (tanto veraz como manipulada).

De tus palabras deduzco que te inclinas por una democracia de tipo sufragista (corrígeme si me equivoco). Como decía Séneca, y pongo en el primer párrafo, las opiniones no son todas iguales: el experto en un tema puede juzgar con mayor conocimiento que el lego. Por tanto, el sufragismo no puede ser la solución correcta per se.

Máxime cuando, desde Goebbels, los poderosos de la tierra ya dominan los mecanismos de influenciar en la población y hacerles pensar de un modo sobre un tema. ¿Qué mejor ejemplo que la publicidad, que nos induce a un consumo determinado con afán de lucro? Del mismo modo la mayoría de la población puede "votar" por algo objetivamente incorrecto. La mejor muestra la tenemos en el aborto: cuanto más confirma la ciencia que el embrión y feto es un ser humano, mayor cantidad de gente en nuestra sociedad aprueba que se le retire la protección debida al ser humano bajo el contravalor del pseudoderecho de la madre a decidir su muerte.

Dejando de lado el hecho de que reducir los derechos políticos de los ciudadanos a "votar" cuando así se les pregunta hubiese hecho enrojecer de vergüenza al demagogo ateniense más populista, la simple opinión de la mayoría no es garantía de razón, ni de verdad.

Y eso es así precisamente por la existencia de la ley natural, que está por encima de las opiniones influenciables, mal formadas o indolentes de la sociedad cuando trata de temas no mudables, sino perennes. La opinión se debe recabar sobre asuntos muy determinados (por ejemplo, los impuestos a pagar y los servicios a recibir a cambio... qué curioso, a los españoles jamás nos hacen referéndums para opinar sobre ello), pero el sufragio no puede erigirse en mecanismo determinador de la moral social.

En cuanto a la ley natural... precisamente para los cristianos su mera existencia (una serie de valores comunes a todos los seres humanos, da igual dónde hayan nacido y en que cultura se hayan criado) es un signo de existencia de Dios.

Saludos y muy feliz Navidad.
23/12/13 5:43 PM
  
Franco
Luis Amorós
Hace poco, leí en una publicación militar una frase curiosa, que me pareció muy rara. Y está relacionada en parte con este post. Por eso te pido tu opinión. La frase en cuestión dice:

"[...] las instituciones armadas son la columna vertebral de nuestra democracia".


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LA

Hum. Se supone que la columna vertebral de una democracia parlamentaria es la Constitución y la sociedad representada en la Asamblea nacional (llámese cortes, parlamento, senado, etc).
En ese sistema, las fuerzas armadas tienen como misión la defensa de la nación frente a sus enemigos (eso de los enemigos de la nación siempre ha sido muy vago en la historia del liberalismo, podían incluir otras naciones, contrarrevolucionarios, ciertos partidos políticos o algunas confesiones religiosas).

Salvo que la revista militar sea publicada por las fuerzas armadas de un país en guerra, supongo que la frase es fundamentalmente retórica.
24/12/13 1:00 AM
  
Winston Smith
Disculpe, Sonia, Vd, imbuída de cierta arrogancia colectiva, se deja llevar por impresiones que distorsionan la realidad. Ya es casualidad que el monolitismo del Poder haya terminado justo ahora con la revolución tecnológica y el nacimiento de internet... en el siglo XIX, con esa misma arrogancia, se decía que ese mismo monolitismo terminó justo entonces, con la revolución industrial y el nacimiento del proletariado y en el XVIII, que el monolitismo terminó con la revolución burguesa americana y, después, remedada por los franceses, y en el XVII, con Locke y el derecho de rebelión y muerte del gobernante que abandona el gobierno legítimo, otrotanto en el Renacimiento y la Reforma Luterana del XIV y XV, podríamos descender en el tiempo por las difentes etapas del Imperio Romano, del Griego... Una arrogancia que una y otra vez nos lleva al desprecio de toda Autoridad en quienes nos precedieron y con ello, al rechazo de toda tradición y sabiduría que pudieran transmitirnos, que con gran condescendencia y superioridad juzgamos inútil, trasnochada e ignorante, perdiendo con ello nuestras propias raíces.

Dice Vd que el Poder está hoy más difuminado y borroso, más compartido, y que no es tan vertical... Pero no habla Vd de una realidad verdadera, sino de una virtual, ficticia, inexistente y soñada, como una Matrix. Los adjetivos que emplea no son los adecuados. El Poder no está hoy más difuminado, ni borroso ni compartido, sólo más oculto, es más fáctico, manejando los hilos de la sensiblería y de la mentira y haciendo de nosotros unas verdaderas marionetas al servicio de sus intereses. El Poder es mucho más vertical hoy que nunca pues su pirámide es de escala planetaria. ¿Qué cree que decide Vd en base a su mítica Red? ¿Quiénes son los que le informan? ¿Qué garantía tiene de eso que le dicen? ¿Le cuentan todo o sólo la parte que les conviene? ¿Quién maneja esa corriente? ¿Sabe si hay otras en contra? ¿Es que Vd puede saberlo todo de todo y de todos? ¿Quién controla lo que Vd debe saber? ¿Quién le asegura que no es mentira? Y si no lo sabe, ¿qué cree Vd que apoya cuando apoya algo? ¿Qué libertad es la suya? ¿A quién le está bailando el agua? ¿Lo sabe?

Si Vd encontrara a diario varios cadáveres de mujeres muertas por sus maridos porque eran suyas, y de dependientes de comercios muertos por sus empresarios porque eran suyos, y esparcidos sus restos de ellas y de ellos por los contenedores de la basura de la calle donde vive Vd, ¿cómo se sentiría? A diario muchos deciden la muerte de hombres y mujeres mientras viven en el útero materno, porque son suyos. Hasta 112.390 el pasado año.Y sus restos van a la basura, alguno muy cerca de su casa, Sonia.

Saludos y Feliz Navidad.

Winston Smith
24/12/13 1:32 AM
  
Sonia S
Hola,

Luis I, bueno no, no solo sufragista, la democracia representativa, asociada indisoluble al sufragio, me parece una aproximacion y limitada.

Me refiero a algo que ciertamente esta en ciernes, pero que se ve mas que claramente, me refiero a la democracia directa. Ya hay ejemplos de lo que puede ser ello, en rango mas restringido, por ejemplo en las plataformas civicas como HO, que han conseguido exitos. Se le podran encontrar todas las criticas que se quieran, estoy convencida que se solventaran y al final vamos a los referendums diarios. Por cierto que muchas de esas criticas no son exclusivas de la democracia directa, como por ejemplo las tentativas de dictadura de las mayorias.

La red, en mi opinion, va mas alla de el simple acceso rapidisimo a la informacion o el conocimiento, hay una "vida" digital, y ya se dice (y creo que con razon) que si algo no esta en internet es que no existe.

A mi me parece que no es ninguna utopia esto, no se trata como dice Nestor de dejar las cosas aplzadas para el "futuro", simplemente porque ya estamos en ello, ya estamos andando y a lo mejor ni nos damos cuenta. Si alquien se lo quiere tomar a risa, alla el. La tecnologia esta aqui para quedarse, pra una o otra cosa. Contrariamente a lo que pensaria el ultimo hombre de Europa, la tecnologia nos permite: crear, publicar, compartir, opinar ... nos permite muchas cosas, demasiadas para que la misma vida, nuestra vida, no se encuentre imbricada en ella. Eso es nuevo en la historia. No es como el pasado. Hoy cuando alguien publica un libro nadie se impresiona, todo el mundo puede hacerlo. Y un filme, una cancion ... todo el mundo, pero es que cuando digo todo el mundo es que es virtualmente todo el mundo, todo aquel que disponga de una conexion. En mis tiempos de universidad mis compis mas veteranos todavia decian "la conexion no es un derecho, es un privilegio" bueno, avanzando el milenio, la proposicion se esta tornando.

Una analogia, aunque pobre, lo puede visualizar: el pasado es la TV que como no permite interaccion tiende a embrutecer y a la pasividad, la red, por su capacidad de respuesta y retroAlimentacion tiende a enriquecer. Y ya no solo se vuelca el conocimiento como en los tiempos de la universidad, sino las emociones y los deseos.

Que hay peligros y amenazas? puede, como todo. Oscuras intenciones? por eso no puedo responderle al Sr. Smith porque no creo en conspiraciones tremendas y totales. A mi me da mas temor la banalizacion y trivializacion de la creacion que esos poderes "escondidos" y que estan a la que salta.

Mr. Smith, ud crea lo que quiera mas aceptable, crea lo que desee, pero no me prive a mi de idem. Yo lanzo una opinion y vd otra, no me acuse vd de nada. Personalmente, por razon de aficiones y trabajo, conozco a mas de uno que ya esta en la "hermandad digital" preparandose por si llega el caso.

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LA

Lo que cuentas me evoca la teoría de la "aldea global". Dejando de lado que queda aún mucho para que la población mundial en general (y no sólo la de los países desarrollados y las reducidas élites de los subdesarrollados) acceda a ese canal.. o tenga algo que decir en él, subsisten inconvenientes.

El primero, es la existencia de la patria chica. Por mucho que leamos sobre lo que ocurre al otro lado del mundo, la realidad es que lo que principalmente (y con frecuencia únicamente) nos interesa es nuestro mundo más cercano: ciudad, comarca, país como mucho... ¿qué vamos a elegir en democracia directa sobre lo que ha de pasar en Laos, en Zambia o incluso en Bosnia (que nos pilla algo más cerca)?
Se supone que podríamos opinar sobre algo que afectara a todos, pero esa cantidad de cosas es más reducida de lo que el cosmopolitanismo pretende, y además los puntos de vista diversos con frecuencia están originados por condicionantes particulares, y no son fácilmente conciliables.

También persiste el problema de que no todos somos expertos en todo. El sufragismo, aunque universal, no es la panacea de nada. Y los riesgos de manipulación que señala Winston persisten. Igual que pueden ser locales, pueden ser universales.

La tecnología no soluciona los problemas de incomprensión humana. Esos están en el corazón del ser humano.

En cualquier caso, aunque se alcanzara la aldea global, la naturaleza y deberes del gobierno, según lo enseña la Iglesia (que es el objetivo de este artículo), no se modificarían en absoluto. Valen lo mismo para un padre de familia que para el presidente del mundo.
24/12/13 2:34 PM
  
Franco
Luis, gracias por tu opinion. Investigué un poco el contexto que rodeaba a esa publicación y se ve claramente el motivo de la frase. Año 1960, gobierno de Frondizi, Argentina. Saludos.
24/12/13 3:11 PM
  
Ramontxu
Luis, Sonia S no ha hablado de la aldea global, sino de la democracia directa algo que, como ella muy bien dice, ya se ve como posibilidad real gracias, en buena parte, a Internet. Por supuesto que eso se ha de aplicar en primer lugar y sobre todo a la patria chica y empezando por aquellos lugares en los que sea posible. Que sea posible porque hay capacidad técnica y porque la gente lo desea.

La globalización, lo que hace es favorecer la manipulación (¿el Poder Oculto de Winston Smith?) y aumentar las desigualdades.
25/12/13 9:58 AM
  
Winston Smith
Como siempre ha ocurrido, inevitablemente, la tecnología promoverá cambios en la cultura, en la forma de Poder y en la moral material de la sociedad, hasta el punto, si cabe, de hacer bueno lo que hoy es malo y al revés. Fue Marx quien dijo que no es la moral de la gente la que determina sus condiciones de vida, sino éstas la que determinan aquella.
Monarquía, república, imperio, democracia, oligarquía… No hay ninguna forma cristiana de gobierno y todas pueden serlo, dependiendo de si sus leyes son gravemente contrarias, o no, a la moral cristiana. Y hoy, las democracias liberales de corte occidental han dejado de ser aconfesionales para defender un ateísmo incompatible con la Fe cristiana, con leyes que convierten pecados graves en derechos, como el crimen del aborto.
Y creo que los cristianos estamos obligados a un testimonio que hemos descuidado, aceptando dócilmente la instalación del aborto en las costumbres, las leyes y la cultura, sosteniendo y consolidando una forma de gobierno moralmente perversa. El crimen del aborto nos salpica a todos los que permanecemos dentro de la comodidad de la sumisión silenciosa y desentendida con las víctimas y hace tiempo que deberíamos haber roto toda colaboración y ayuda al mantenimiento de un sistema político tan gravemente contrario a la moral católica. De otro modo somos cómplices necesarios.
Por eso, para mí, la forma de Poder no es lo importante. Lo verdaderamente importante es la moral de quien ejerce el gobierno.
En cuanto a lo de la posible democracia en la red, sólo insistir a quienes la defienden que con ese medio se sustituye la realidad por la virtualidad, que las personas están cada vez más aisladas entre sí, desvinculadas como personas, rodeado de fantasmas o visiones que no conozco y sólo existen en forma imaginaria, en una red que me ha cambiado esos vínculos de relación personal por una dependencia de ella para resolver mi soledad, mi inseguridad y mi miedo. Pero no sé quién está detrás, si existe si quiera, qué intereses tiene, qué es verdad y qué es mentira… estaremos cada vez más aislados, enganchados a un terminal y más empequeñecidos frene a un Poder que todo lo controlará… Ya son muchos los pensadores y observadores que lo han anticipado, uno de ellos el autor del libro del que soy protagonista… El gran hermano virtual…
Saludos
Winston Smith
26/12/13 2:39 AM
  
gringo
Hay gente coherente con sus palabras.
H. D. Thoreau estaba en contra de la esclavitud y de la guerra (apoyadas en su momento por muchos cristianos), y se negó a pagar impuestos como forma de protestar por la guerra contra México y el hecho de que el gobierno de los EEUU permitiera la esclavitud.
Como dice Winston Smith no quería ser colaborador necesario.
Ciertamente apenas estvo un par de días en una celda, pero fue un gesto.
Igual cuando vea desfilar por los calabozos a cierto número de cristianos contrarios al aborto empezaré a creer en la seriedad de su compromiso.
¿Dice el amigo Winston que no quiere ser colaborador necesario y que hace tiempo que debería haber roto con el sistema?.
Pues adela$n$te, niéguese a pagar impuestos para que no se pague con su dinero ningún aborto. Y aténgase a las consecuencias con la conciencia bien tranquila.
Además de criticar el aborto en un foro donde de antemano ya saben que el 99$% les dará la razón, si realmente creyera que todos los días descuartizan a miles de "hombres y mujeres$" y los echan al cubo de la basura al lado de mi casa, haría algo más.
Espero ansioso.

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LA

Es indiferente que usted crea o no que los fetos son seres humanos. Está demostrado científicamente.
Estoy seguro de que los esclavistas estaban íntimamente convencidos de que los negros, por el color de su piel, no eran personas con los mismos derechos. Eso no cambiaba la realidad de las cosas.
El orden de sus creencias puede quedar en su conciencia, pero no intente imponerlo al resto de la sociedad, que es lo que están haciendo los abortistas desde 1986.
28/12/13 4:27 PM
  
gringo
LA:
SÍ considero que un feto es un ser humano.
NO considero que lo sea un cigoto o un embrión.
En cualquier caso son uds. los que consideran que se matan cientos de miles de seres humanos al año, y sin embargo salvo alguna manifestación de vez en cuando no veo que hagan otra cosa. Para la gravedad de lo que denuncian me parece muy poco compromiso, la verdad.
Lo dicho, si de verdad creen que con sus impuestos se financia un genocidio ¿por qué siguen pagando impuestos?.
Los esclavistas, que eran cristianos, sí consideraban seres humanos$ a los negros, por eso los bautizaban, porque eran esclavistas pero tenían principios, les arrebataban la libertad pero no iban a ser tan crueles de negarles la salvación de su alma.
¿Quién impone aquí las creencias? Cuando mi padre iba a la escuela le obligaron a cursar la asignatura de Formación del Espíritu Nacional, eso sí es imponer creencias y adoctrinar.

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LA

Como en otras ocasiones, gringo, no me explica usted con un argumento científico o al menos razonable porque un embrión es un no-humano y un feto sí es un humano. Ni en virtud de que jalón, hito, acontecimiento o evento objetivo pasa de no-humano a humano.

No es que consideremos que se matan a cientos de miles de seres humanos cada año, es que se les mata. Del mismo modo que el hecho de que millones de ciudadanos de los Estados confederados de Norteamérica (y alguno que otro también en los Estados federados, que de eso no se habla mucho) considerara que los negros no eran personas no quitaba que lo fueran.

Los negros no se convirtieron en personas porque la cámara de representantes de los EEUU así lo proclamara: lo eran ya antes y Norteamérica lo admitió en un momento dado.
Lo mismo con el aborto.

Por cierto, en EEUU todos eran cristianos en aquel tiempo, los esclavistas por supuesto. Pero también fueron grupos cristianos los primeros abolicionistas. No lo olvidemos.

Veo que no se le ocurre una forma mejor de protesta que dejar de pagar impuestos. Eso, si me lo permite, es muy "anglo-saxon". Allí la gente es enormemente responsable con sus gobernantes: dejar de pagar impuestos es el summum de la rebeldía social. En España lo usual es que cualquiera que puede deja de pagar impuestos, aunque gobierne su partido y lo haga fantástico a su juicio. Lo de considerar enemigo al estado es una costumbre hispana, fácilmente comprobable.
Naturalmente, si hubiese una partida de tributos dedicada específicamente al aborto, yo evitaría pagarla en conciencia (aunque en el tema del aborto se permite la objeción de conciencia, no creo que en el tema de los impuestos hubiera gobierno, del partido que fuese, que lo admitiera). Pero dado que todo va a la caja común, hay una duda moral muy clara de a quién se perjudica si no cumplo mis obligaciones de tributar. Probablemente antes a gente que lo necesita (véanse los recortes en la ley de dependencia) que a una clínica abortista subvencionada.

Si le sirve de consuelo, para mí la legalización del homicidio de un hijo por su madre deslegitima moralmente a los gobiernos que lo han promulgado y al sistema (entiéndase parlamento, administración de justicia y tribunal constitucional) que lo ha consentido.

Estoy tratando de convencer a más gente de ello. Como veo por sus palabras que va advirtiendo la gravedad del problema, le invito a unirse a mí para hacer algo al respecto y cambiar las cosas.

Si le sigue resultando muy estresante desenmascarar el falso "derecho" de una madre a matar a su hijo, hágame un favor y al menos convenza a los grupos feministas para que monten redes de ayuda a las mujeres que se quedan embarazadas y se plantean abortar por dificultades solucionables de forma perfectamente ética (económicas, rechazo de la pareja, apoyo social, etc), que constituyen el 97% de los abortos en nuestro país. Provida y Red Madre ya lo hacen, pero apenas tienen medios.
Vamos a proponer cosas positivas.
28/12/13 10:46 PM
  
gringo
LA:
la gente tiene que ser consecuente con sus palabras.
Si realmente uno cree que se sestá cometiendo un holocausto con sus impuestos, creo que es muy mala excusa decir bueno no puedo dejar de pagar impuestos, porque además de pagar abortos también se pagan las pensiones de las abuelitas.
Os gusta mucho hablar de los nazis cuando se menciona el aborto. Si yo viviera en la Alemania nazi y supiera que se está matando a millones de judíos, rusos, gitanos y otros, yo me marcharía del país, no me quedaría a pagar impuestos o trabajar de funci$onario haciendo que la máquina siga su marcha, sin usar excusas como Hitler nos protege de los comunistas que son peores, o mi dinero también da de comer a los alemanes pobres.
Respecto a la humanidad de los embriones ya hemos discutido de eso en otros post, no es el tema de este post, ahora no haga de troll de sí mismo.

¿Quires que conversem$os$ sobre si los embriones son o no humanos?
v$ale, pero luego no me acuses de tro$ll, $p$or$que el po$st iba d eotra $co$sa.
En cual$quier ca$o creo q$ue $ya hems habl$ado de este tema en otros p$os$t$$,$ $pero$ si quieres re$petimos:$
1$)$$$$Un em$br$i´$on es v$ida humana$$$$$$$$$$$$$

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LA

Gringo, saber lo que hubiese hecho usted en la Alemania nazi es ucronía. Tampoco he afirmado yo que vivamos en una especie de Alemania nazi, sino que es innegable que algunos aspectos del pensamiento posmoderno (como la eugenesia) son coincidentes con los de los nazis. No es una opinión, es un hecho.

En cualquier caso, el tema del aborto en este hilo lo ha puesto usted de relieve, no yo.

A propósito ¿le ocurre algo en el teclado? Está... como raro.
29/12/13 1:50 PM
  
gringo
Pues sí mi teclado está loco, me debe haber entrado un pedazo de virus.
¿Será un castigo divino? :)
En fin, feliz año, espero que en el 2014 podamos debatir con deportividad y respeto.
En un mundo perfecto no debería haber abortos, pero...

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LA

Jejeje. Se trata de un virus $. Si aún se convirtiera en dólares de verdad...

Estoy de acuerdo con la última afirmación. Pero es que nosotros seguimos a un tipo excéntrico que hace mucho tiempo nos dijo que trabajáramos por ser perfectos como Dios es perfecto... en fin.

De corazón le deseo un feliz año 2014.
29/12/13 9:13 PM
  
Winston Smith
Feliz año nuevo a todos.

Gringo, tiene Vd toda la razón y lo único que puedo decirle es que pienso igual que Vd.

Y le digo más, la coherencia que Vd demanda la dan ya muchos cristianos de forma individual, aunque rara vez sus testimonios son recogidos y mínimamente analizados por unos medios que no son de comunicación de ideas realmente, sino de vigilancia y propaganda de la ideología que el Poder ateo impone. Y cuando, en razón de magnitud se producen testimonios de cierto volumen, como en la última manifestación anti-aborto, ningún periódico fue más allá de las consignas de las pancartas que portaban varios miles de manifestantes, sino que "los artículos de calado político" extendieron páginas dando publicidad a los 4 o 5 manifestantes que irrumpieron en la marcha a favor del aborto como derecho.

Pero la realidad es muy distinta, aunque Vd sólo conoce, o bien la que le interesa, o bien la única que le cuentan y con ello calla ya su conciencia que, aún no siendo Vd creyente, sabe que el aborto provocado es un homicidio, un crimen legal. Vd sabe que en el aborto quirúrgico lo que se mata no es un cigoto.

Aunque Vd no lo sepa, o no le informen, hoy muchos cristianos están dando testimonio de rebelión pacífica y desobediencia civil en relación con el aborto. Profesionales católicos diversos han renunciado a promociones y puestos de trabajo por su actitud en defensa de la Vida. Otros se han visto envueltos en procesos judiciales, acusados por rezar delante de los abortorios... Sobre los impuestos, que parece ser lo único que se le ocurre, muchos se han declarado objetores frente al aborto y han deducido a mano las cantidad proporcional correspondiente...

Ahora bien, aún siendo muchos más de los que nadie sabe, porque no se quiere informar de ello o sólo se da una imagen manipulada de intransigencia y extremismo, es cierto que no se hace de forma organizada, y eso es lo que reclamo yo una y otra vez... que los católicos asumamos de forma definitiva nuestro compromiso, nuestra obligación de dar testimonio colectivo, con la Iglesia detrás, de ruptura con un sistema criminal, y con todas las consecuencias, como hiciera el León de Münster, Tomás Moore o el mismo Juan el Bautista frente a Herodes...

Saludos,

Winston Smith
01/01/14 12:22 PM

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