Sachs y Sanger, las filicidas que parieron la multinacional del filicidio (IPPF)
Hace más de cien años, una mujer de origen judío, Sadie Sachs intentó matar a su hijo por nacer. Descreída de la Divina Providencia, Sadie temió no poder mantener otro hijo. Así que un caluroso día de julio de 1912, el esposo de Sadie, Jake, llegó a casa del trabajo y la encontró inconsciente. Jake llamó a un médico, quien llamó a una enfermera, que se llamaba Margaret Sanger.
Cuando se estaba recuperando, Sadie le preguntó al médico si había algo que pudiera hacer para evitar otro hijo. En sus memorias, Sanger escribió más tarde que el médico le dijo sórdidamente a Sadie que se resistiera a “más alcaparras [= niño] de este tipo“, y luego ella le preguntó: “¿qué puedo hacer para prevenirlo?“. El médico le dijo: “Dile a Jake que duerma en el techo“.
Tres meses después, Sadie Sachs trató, de nuevo, de matar a su hijo que todavía estaba en su etapa de gestación. Sadie Sachs fue castigada por Dios: murió matando a su hijo.