Los dioses malos del budismo tibetano
Los dioses malos del budismo tibetano
Para el budismo tibetano, hay muchos dioses. Ahora bien, estas deidades son consideradas imperfectas, esto es, seres en vía de purificación y en proceso de alcanzar la iluminación. Por ende, son dioses viciosos, que, según la mitología tibetana, a menudo despliegan su furia contra los seres humanos.
1.- Primacía (e inexistencia) del Buda
Como ya se dijo, Buda prima sobre todo el panteón de divinidades. Él es el-que-está-sobre-todos-los-dioses. Él no es como un dios, sino que es más que un dios. De todos modos, la visión budista es muy paradójica ya que, si bien Buda es más que todos los dioses, Buda no es nada. En efecto, la doctrina de la vaciedad, en la cual reside el mismo eje teorético-metafísico del budismo, es tan extrema que implica que nada (ni siquiera Buda) existe. Esto es, al fin de cuentas, para el budismo, Buda no existe. Y nunca existió.
2.- Perversiones divinas
Los dioses budistas son viciosos. Por eso, el budismo tibetano permanentemente previene contra los dioses iracundos («wrathful deities») y exhorta a los fieles a que le rindan culto latreútico a estas perversas divinidades, pues de lo contrario, ellos piensan, éstas se vengarán terriblemente contra los pobres budistas.
3.- Dioses transitorios
Ellos creen que los dioses budistas son dioses por un tiempo, luego del cual se reencarnan en otro tipo de ser (hombre, demonio, fantasma, piojo, …) según haya sido su comportamiento. De todos modos, en este caso, más que de “reencarnación”, habría que hablar de “conversión” ya que los dioses serían inmateriales (si bien los pintan de modo antropomórfico).
(Continuará…)
Que Dios nos libre del budismo.
Padre Federico Highton, S.E.
27/III/MMXX