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4.07.20

¡Queremos Cristiandad!

Carlos V

I.-

 

El mundo actual se cae a pedazos debido a la apostasía, esto es, debido a que Nuestro Señor Jesucristo fue destronado.

Como enseñaba el gran Card. Pie, el gran mal del mundo moderno es el naturalismo, esto es, el buscar la felicidad (individual o social) sin la gracia de Dios. El naturalismo aplicado al plano político se llama “laicismo” y consiste en la expulsión de Jesucristo del centro de la política (y cuando decimos política nos referimos tanto a los gobernantes como a los movimientos que aspiran a gobernar).

La realidad es que toda sociedad (nacional, municipal, educativa, gremial o familiar) debe entronizar a Cristo como su rey. Esta es la enseñanza de la Iglesia. Es lo que se llama el ideal de la Cristiandad. Que sea un ideal no significa que sea opcional o super-erogatorio, sino que es el modelo ideal que debemos buscar poner en práctica.

II.-

 

La apostasía moderna es doble ya que es una apostasía pública y privada. La apostasía pública es la expulsión de Cristo de la vida pública de los pueblos y, en particular, de la política. Esto es, el laicismo es una forma terrible de apostasía pública. La apostasía privada es la de un fiel bautizado que reniega formalmente de la fe y renuncia a ella. La apostasía es la peor forma de la infidelidad.

 

La apostasía pública y, por tanto, el laicismo, destruyó el Occidente -que otrora fue Cristiandad- y esa destrucción afectó, por perversa añadidura, a todo el resto del orbe.

 

Para algunos desprevenidos el ideal de la Cristiandad y la condena del laicismo podría tal vez parecer una cosa muy abstracta, pero no es así ya que sus consecuencias concretas son abismales. Veamos algunos de los frutos históricos de la Cristiandad: Reyes Santos, la invención de las Universidades, la educación de los niños y jóvenes en colegios católicos, el reconocimiento de la auténtica dignidad de la mujer, la proliferación de familias santas y numerosas, ordenamientos jurídicos calcados del Evangelio y el Magisterio de la Iglesia, la abolición de la esclavitud y largo etcétera.

Veamos los frutos del laicismo: filicidio prenatal (eufemísticamente llamado “aborto"), parricidio y matricidio en hospitales (eufemísticamente llamado “eutanasia"), sodomización de la sociedad y corrupción de menores (eufemísticamente llamadas “perspectiva de género"), drogadicción de las masas, sustitución del matrimonio por el amancebamiento y macabro etcétera.

 

El laicismo generó frutos tan diabólicos que desde inicios del siglo XX vemos intentos o iniciativas de cristianos que, con mejor o peor formación, buscan poner orden en la sociedad, esto es, no se contentan con quejarse, vencen la tentación de la pereza, y hacen algo para frenar, al menos un poco, la moderna catarata de males.

 

Actualmente, hay varios intentos llevados a cabo por cristianos (aliados con otros) que buscan hacer algo y que tienen muchas cosas buenas (comparativamente y en sí mismas), y hasta heroicas o admirables, pero que no superan el marco del laicismo. Son reacciones que los medios globalistas llamarán “ultra-derechistas", pero que no escapan al esquema laicista. Son semi-contra-revolucionarios. Son los famosos “conservadores” (que son quienes buscan conservar el status quo, aun cuando el status quo ya sea revolucionario en buena parte).

Y, ¿cómo distinguir una iniciativa de Cristiandad de una iniciativa semi-contra-revolucionaria? Es muy fácil: la primera pone a Cristo en el centro, esto es, pone a Dios primero; la segunda, en cambio, no menciona a Cristo o lo hace marginalmente, tal vez en cuarto o quinto lugar. Sin darse cuenta lo terminan tratando a Dios como un adorno o como algo que molesta pues temen que Dios pueda poner en peligro las posibles estrategias o alianzas que pueden darle chances humanas al proyecto.

A su vez, los “semi-contras", a corto o mediano plazo, suelen aliarse con el Judaísmo Internacional, o al menos pagarle sus respetos o su tributo (o su forzado peaje), aunque más no sea poniendo un papelito en el muro de los lamentos o posando en una fotito con una bandera israelí. 

¿Cuál debe ser entonces nuestra actitud?

La de San Remigio, el Santo que convirtió al primer Rey de Francia, Clodoveo.

Clodoveo era pagano y, por tanto idólatra. San Remigio lo convirtió.

Nosotros entonces debemos buscar elevar las iniciativas semi-contra-revolucionarias, convirtiéndolas de laicistas en sacrales, esto es, convirtiéndolas en iniciativas de Cristiandad (que no solo no significa clericalismo sino que la Cristiandad a menudo molesta a ciertos clérigos encumbrados, como se vio, v.gr. en el Imperio de Carlos V).

No debemos amargarnos con los semi-contra-revolucionarios que tienen una buena intención, hacen muchas cosas buenas e ignoran (o posponen) el ideal de la Cristiandad.

Debemos ser constructivos. Debemos tener una actitud sanamente positiva, esto es, debemos trabajar para que esas iniciativas devengan proyectos de Cristiandad, esto es, proyectos que busquen la re-entronización de Cristo.

 

Porque no alcanza con luchar contra el aborto, el feminismo, la sodomía, el globalismo, la cábala, el inmigracionismo islámico y la corrupción. Hay que luchar para restaurar la Cristiandad, de lo contrario tendremos nuevas formas de laicismo que asumirá un tinte conservador.

 

¿Cuál es la política católica, entonces? No es el derechismo ni el conservadurismo ni el capitalismo, sino la Santa Cristiandad.

La Cristiandad será catalogada con el absurdo mote mediático de “ultra-derechista” pero no se identifica a secas con todo aquello que los medios pongan en la bolsa del llamado “ultra-derechismo".

La Cristiandad será catalogada de “ultra-conservadora", pero en realidad busca conservar solo lo bueno, al mismo tiempo que busca derribar todo lo malo que la Revolución Moderna trajo, incluído el divorcio civil, el matrimonio civil para los bautizados y la educación laica.

La Cristiandad será catalogada de estar aliada con los grandes hacendados, pero no es ni capitalista ni socialista, sino que aplica la Doctrina Social de la Iglesia y combate a los más terribles capitalistas, esto es, a la usura mundialista.

 

III.-

 

Para no quedarnos en la mera teoría ni en palabras bonitas y superar la inercia que afecta a los católicos en lo que respecta a la política, proponemos desde este portal lanzar un movimiento para la restauración de la Cristiandad, que operará bajo el lema: “¡Que Jesús reine"! (¡QJR!).

 

Aquellos que esten interesados que nos escriban y nosotros cumpliremos el modesto papel de hacer de nexo para que los militantes se conozcan y lleven a cabo sus iniciativas con libertad. Nosotros, como curas, solo seremos asesores doctrinales, esto es, nos limitaremos a velar para que no haya nada contra la Fe.

Y si los lectores conocen movimientos o iniciativas concretas que promuevan abiertamente la Cristiandad (que es la única opción política del bautizado), les pedimos que nos lo informen y les daremos difusión y apoyo.

A mayor abundamiento, aprovechamos estas líneas para rogarles a los abanderados del épico Movimiento Carlista que declaren a viva voz quién es el Heredero al trono de las Dos Españas. Y decimos esto porque el mejor marco para la Cristiandad no es ni la democracia ni la dictadura, sino el Imperio.

 

Queremos que Cristo sea reconocido como el Rey de las familias, de las escuelas, de las universidades, de los gremios, de las artes, de la prensa, de las empresas, de los congresos, de los tribunales, de los gobiernos y del mundo entero.

 

Nadie tema pensando que es imposible conseguir un gobierno católico pues, como le dijo el Arcángel Gabriel a Nuestra Señora en aquella augusta jornada de la Anunciación: “no hay nada imposible para Dios” (Lc I, 37).

Para restaurar la Cristiandad, nuestra tarea consiste en poner todo lo poco que tenemos, esto es, cinco panes y dos peces y, si somos fieles y perseverantes, Dios los multiplicará en frutos de Cristiandad.

 

No importa nada que solo juntemos tres militantes, un perro y diez pesetas, pues Dios no se deja ganar en generosidad y porque cuando lo damos todo por Él y confiamos ciegamente en Su infinito poder, Él se regocija en hacer milagros épicos. Lo que a Él le molesta es nuestro pecado y, en especial, que desconfiemos de Su poder y de Su Misericordia.

Nos ponemos en Sus Manos y en las de la Virgen y nos lanzamos a la lucha gritando nuestros lemas a los cuatro vientos…

 

¡No queremos más laicismo!

¡Queremos Cristiandad!

 

Christus vincit!

Christus regnat!

Christus imperat!

 

¡Viva Cristo Rey!

 

¡Que Jesús reine!

 

Padre Dr. Federico Highton, S.E.

20-VII-MMXX

**  Si deseas formar parte de este movimiento Que Jesús Reine (QJR), favor de enviar un correo a [email protected] y con gusto nos pondremos en contacto contigo para darte más información.

 

 

7.05.20

El Fraile de los Pies Alados (campeón de la más indómita parresía)

Por Javier Murillo Campos (Costa Rica)

Queridos amigos Católicos de Costa Rica, quiero compartir con ustedes, a modo de pequeño apostolado, la vida de un hombre muy santo a quien Dios dispuso que plantase la semilla de la fe en nuestro país. Hablo del Venerable Siervo de Dios Fray Antonio Margil de Jesús.

fray A.Margil

Conocemos muy bien los santos que han evangelizado el mundo: Irlanda no olvida al gran San Patricio, es legendaria la historia de Santa Clotilde y los Francos, el Apóstol Santiago se hizo inmortal en España, San Francisco Javier fue quien hizo lo suyo en toda Asia y desde hace algunos años Estados Unidos recuerda la incansable labor de San Junípero Serra, pero ¿a qué apóstol le debemos la fe los costarricenses? Bueno, Costa Rica es tierra regada con sangre de mártires, como lo fueron fray Juan Francisco Antonio de Zamora y fray Pablo de Rebullida, pero la semilla de la fe que estos santos frailes regaron fue plantada por fray Antonio Margil, junto con su fiel compañero de misión, fray Melchor López de Jesús. Es de fray Margil que quiero contarles, y me voy a basar en el libro del padre José María Iraburu, Hechos de los Apóstoles en América Latina.

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14.04.20

Misión Subsahariana de Tres Fronteras

  

niño_Africa

Misión Subsahariana (Sub-Saharian Mission):

  • Misión Birifor (Remote Birifor Mission –Nascent Church Mission-)   
  • Misión Wala (Wala Mission –Fatwa Mission-)

 

mapa de Africa

 

I.- Origen: enero de 2018

logo ogpMisionando en los confines del Himalaya (North Sikkim), en la Solemnidad de la Epifanía del Señor de 2018, respondiendo al Mandato Misionero que nos dejó Jesucristo antes de subir a los Cielos (Mt 28, 19-20; Mc  16, 16), y obedeciendo los incesantes y apremiantes llamamientos misionales de los últimos Sumos Pontífices (desde S.S. León XIII, -Ad Extremas- hasta S.S. Francisco -Evangelii Gaudium-), desde la nada de nuestros cinco panes y dos peces (cfr. Mt 14, 17), mas abandonados en la Omnipotencia del Señor y en la Virgen Sacrosanta, desde la plataforma misionera “Omnes Gentes Project” (OGP), lanzamos la “Cuenta Regresiva Misional” (Mission Countdown), que es un proyecto apostólico que busca anunciar el Evangelio a los cientos de pueblos donde nunca fue anunciado, que son los pueblos más pobres de los más pobres.

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10.04.20

Bendición Eucarística desde los cielos (réplica a una feminista)

bendicion eucaristica

Hace unos días, el Arzobispo de Panamá voló en un helicóptero para bendecir al pueblo con el Santísimo Sacramento. Una infeliz feminista escribió una carta pública criticándolo. La carta está disponible en este enlace: [1]. Hemos replicado tan absurdo escrito. He aquí nuestra respuesta. 

No podemos seguir tolerando ni un solo ataque más a la Santa Madre Iglesia.

Padre Federico

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Miércoles Santo MMXX, Ciudad de Panamá

 

Estimada Dra. Edilia Camargo

Por medio de esta misiva pública y con el respeto que su persona merece, me dirijo a Ud. con el fin de contestar la injuriosísima, mal escrita y sofística epístola[1] que Ud. envió a Su Excelencia Reverendísima, Mons. José Domingo Ulla, Arzobispo de la ciudad de Panamá, criticándolo por haber querido bendecirnos con la Eucaristía desde un helicóptero, acusándolo de querer lucirse, cuando Monseñor, como digno Sucesor de los Apóstoles, sólo quiso que se luzca nuestro divino Salvador y Su Madre Corredentora.

Su carta es tan irrespetuosa y dañina que, de cara a Dios –Cuya gloria, derechos e intereses prometí defender-, me vi obligado a interrumpir mis plegarias y labores en este sacro tiempo de la Semana Santa para responderle a Ud., faena esta que comienzo sin más proemios, dividiendo mi réplica en tres puntos: I) errores de forma; II) errores de fondo; III) felicitaciones.

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29.03.20

Ciencia e historiografía tibetanas

          El mundo civilizado y en particular el mundo científico, tienen una concepción racional de la historia y, por tanto, busca llevar una cronología precisa, aspira a identificar pruebas a la hora de afirmar la veracidad de un hecho histórico y a evitar toda contradicción interna a la hora de relatar un hecho pasado.

La historiografía budista es todo lo contrario: es mitológica, no presta atención alguna a la cronología, está llena de palmarias contradicciones internas y no tiene ningún reparo en violentar abiertamente la razón, la evidencia o el sentido común, como se ve en el hecho de que no hay acuerdo ni siquiera sobre los trazos elementales de la vida del “Segundo Buda”, Gurú Rinpoché, cuya vida conoce diversas versiones: la versión “clásica” y otras dos muy diferentes: la versión Tibetana-Bön y un relato basado en crónicas indias y tibetanas tempranas, como admite H. Thompson, el devoto biógrafo del Gurú. A estos relatos, se debe sumar las inverosímiles y contradictorias (entre ellas) biografías del Gurú Rinpoché llamadas “tesoros” que, según la superstición budista, fueron inspiradas o dictadas por el mismo Gurú biografiado –lo cual se funda en que el Gurú dijo que él le daría un texto-tesoro  autobiográfico a cada generación-, las cuales son tan disparatadas que el mismo H. Thompson reconoce que no necesariamente son fieles a los hechos históricos e, incluso, advierte que los intentos de leer los “tesoros” como si fueran documentos históricos llevan por mal camino. Lo cierto es que el caos historiográfico es tan visceral que el Prof. F.A. Bischoff halla poca justificación para afirmar que Gurú Rinpoché haya alguna vez existido.

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