Las «oraciones secretas» de la Misa, ¿secretas, secretísimas o ignoradas?
Hay oraciones “secretas” en la Misa, que acompasan el ritmo espiritual de la Santa Misa para el sacerdote que la celebra, aunque en muchos casos estas “oraciones secretas” son tan secretísimas, que se omiten, no se recitan, no se hacen las pausas necesarias para que el sacerdote pueda rezarlas.
Pero las oraciones secretas poseen un gran valor: ayudar al sacerdote a vivir espiritualmente la Misa, a oficiar rezando él el primero, como auténtico orante, y no como protagonista, o showman realizando un espectáculo para los demás. Las oraciones secretas ayudan a descubrirse ante Dios, situarse ante la Santa Trinidad, calmar el ritmo, recoger el alma: el sacerdote –o el obispo- ha de ser el primero en ser orante, en ser consciente de la grandeza del Sacrificio eucarístico, en desprenderse de lo que lo estorbe para subir, ascender, hacia Dios.
Estas oraciones secretas –llamadas “apologías” originariamente- requieren algo más que una pura recitación mental; se pronuncian materialmente con los labios, pero en un tono de voz bajísimo, audible sólo por uno mismo y, como mucho, por el acólito que esté al lado en ese momento. Esto ayuda, sin duda alguna, a recitarlas más conscientemente, sabiendo que lo que se dice, sin distraerse. También hay que evitar el extremo contrario: la costumbre de algunos de rezarlas en voz alta con el micrófono para que todos las recen, o las escuchen… en lugar de respetar el silencio de los fieles y no convertir la Misa en constante palabrerío en voz alta para todo y en todo momento.
Hagamos el recorrido por estas oraciones secretas: cuáles son y en qué momento se rezan.

Ya sé que es delicado lo que vamos a abordar; que muchas sensibilidades se pueden sentir heridas y molestísimos los que van creyéndose que son “pastoralistas-más-que-nadie” y hacen la liturgia a su aire; otros tal vez queden boquiabiertos y descolocados porque jamás han pensado estas cosas y creían que estaba bien lo que siempre veían y ellos han seguido repitiendo. ¡Paciencia, catequistas, pastores y catequetas! Lean sin prejuicio. Y entremos todos juntos en el sentido y la normativa de la liturgia, que sí es pastoral.
Hermosa tradición, antigua, ya casi en desuso, fue la elaboración de medallones de cera, con la imagen del Agnus Dei impresa, grabada, y que se fabricaban con simbólico ritual con la cera del Cirio pascual del año precedente.
Porque ha resucitado el Señor, el canto brota del alma, expresando alegría y paz, manifestando alabanza al Señor.





