Fuego nuevo de la Vigilia pascual
Es bueno conocer algo de la historia de los ritos para captar su significado cuando aún hoy realizamos antiguas y bellísimas ceremonias así como meditar en los textos litúrgicos que se rezan en esos ritos y ceremonias.
Al entender las hermosas ceremonias de la Iglesia, no las modificaremos porque resulten extrañas, sino que las viviremos con más profundidad, las realizaremos más fielmente y con más cuidado. Son bellas, son tradicionales, son solemnes: así son las ceremonias y ritos de la liturgia y a ello responden sus elementos, como el cirio pascual, con su sentido cristológico, su gran cruz central, el Alfa y la Omega, el año en curso y los cinco granos de incienso. Pero antes, el fuego encendido, fuego nuevo, rompe la oscuridad, y es bendecido.
Hay que preparar una “hoguera en un lugar fuera de la iglesia donde se reúna al pueblo” (CE 336 a), donde también están “carbones encendidos” para el incensario (CE 336 b) y asimismo preparar una mecha (o pabilo) para tomar el fuego nuevo y encender luego el cirio pascual.
Es un rito que ha de ser expresivo, sin ser desmesurado (no es la fogata de un campamento), ya que es una primera parte introductoria, no central y todo debe guardar su medida y equilibrio para celebrar la santa Vigilia: