El canto procesional de comunión: de la historia hasta hoy (I)
Aparentemente sería lo mismo un canto de comunión que un canto eucarístico o, al menos, en la práctica, se piensa que es igual y así se cantan cantos eucarísticos en el momento de la procesión de comunión. Sin embargo, grande es la diferencia como fácilmente podemos comprobar acudiendo a la tradición litúrgica, a la IGMR y a las rúbricas de los distintos rituales, entre ellos, obviamente, el Ritual de la comunión y del culto a la Eucaristía fuera de la Misa (RCCE).
Salmos que se cantaban en la procesión
Fue tradicional en la Iglesia emplear el canto de un salmo, normalmente en forma antifonal o en forma responsorial (respondiendo el pueblo al salmista con un estribillo) para acompañar la procesión de los fieles al altar y recibir la santa Eucaristía, canto que emparentaba en la forma y en la función con el procesional del rito de entrada y el del ofertorio, si bien éste de la comunión es el más antiguo de los tres cantos procesionales.
Con preferencia, se entonaba el salmo 33 por dos de sus versículos interpretados, según la Tradición, como anuncio de la Eucaristía: Gustate et videte quam suavis est Dominus (Gustad y ved qué bueno es el Señor) o también el versículo, según la Vetus Latina, Acercaos a él y seréis iluminados (la Vulgata traducirá Respicite ad eum et illuminamini, Contempladlo y quedaréis radiantes, según la traducción litúrgica): ¡acercaos al altar del Señor!
Es clásico el empleo del salmo 33 para la comunión, tanto en Oriente como en Occidente. Las Constituciones Apostólicas señalan que lo canta un cantor, por tanto, de forma responsorial[1]. En Jerusalén se entona igualmente, como explica S. Cirilo en sus Mistagógicas[2].