La liturgia nos da la vida en Cristo (Notas de espiritualidad litúrgica - XXIV)
Los misterios del Señor son recordados y se nos hacen presentes en la liturgia. Se despliegan los misterios de Cristo a lo largo del año litúrgico, comunicando gracia, salvación y santidad.
Así se va sucediendo el año litúrgico con la presencia de Cristo en sus misterios. La Iglesia, abriendo los “tesoros bíblicos” (SC 51) evoca cada uno de los misterios del Señor, o sea, los episodios, los actos de la vida del Señor, desde el seno de la Trinidad a su Encarnación y Nacimiento, hasta llegar al Misterio pascual, su glorificación y la espera de su segunda venida en gloria y majestad.
Es muy significativo, a este respecto, cómo en el rito hispano-mozárabe, partida la hostia, sus trozos se depositan sobre la patena en forma de cruz evocando esos misterios de Cristo: Encarnación, Nacimiento, Circuncisión, Aparición, Pasión, Muerte, Resurrección, Gloria y Reino. ¡Sí!, todos los misterios de Cristo están ahí, presentes, reales, salvadores, aquí y ahora.